Tras contestar al inspector Blanchard sobre
la metodología a utilizar en el desarrollo de la tormenta de ideas y dado que
no ha habido ninguna pregunta más, la profesora Martín-Rebollo retoma el hilo
de su presentación.
- Ahora
enumeraré los ítems en qué vamos a centrar el debate. Se agrupan en tres
apartados basados en hechos que consideramos probados. El primero es que los
ladrones no sabían que lo que estaban robando eran copias. De este dato se
desprenden preguntas como las siguientes: ¿cómo una banda, que da un golpe de
esa magnitud, ha podido cometer un fallo de ese calado?, ¿los ladrones ya deben
saber que lo robado son simples réplicas?, ¿qué puede pasar cuando los
atracadores se enteren de que su botín no vale lo que creían? El segundo
apartado se basa en el hecho de que las autoridades españolas están ocultando a
la opinión pública que las piezas robadas no son las originales. De ello se
desprenden interrogantes como: ¿cuáles
pueden ser los motivos que llevan al Gobierno a no hacer pública la noticia?,
¿cómo siendo tantas las personas que, presumiblemente, estarían al tanto del
encubrimiento, la noticia no se ha filtrado a los medios?, ¿cómo respondería la
opinión pública española al conocer la verdad? Y finalmente, el tercer apartado
de ítems se fundamenta en que el llamado Caso Inca se ha empantanado y algo
habrá que hacer para sacarlo del marasmo en que está. Preguntas a plantear: si
todo sigue como hasta ahora, ¿cómo repercute ello en el esclarecimiento del caso?,
para la resolución del delito que sería más eficaz ¿seguir ocultando que las
piezas robadas son copias o publicar la verdad?, ¿cuáles podrían ser las
repercusiones que el anuncio de la no autenticidad podría tener entre los
ladrones y/o autores intelectuales del robo? Y cómo coda del anterior
interrogante, en su caso qué sería mejor para la investigación policial: ¿qué
el ejecutivo publicara directamente la noticia o que la filtrara a los medios
como producto de una investigación de la prensa? Por supuesto, a los
interrogantes enumerados se podrán sumar otros en la medida que el debate se
desarrolle. Preguntas, por favor.
Nadie levanta la mano hasta que Grandal lo
hace al tiempo que saca un papelito de uno de sus bolsillos.
- Perdón,
Mariví – el excomisario utiliza el hipocorístico familiar de María Victoria,
tal como la doctora Martín-Rebollo ha pedido que la llamen -, pero mis amigos –
se refiere al trío de jubilados -, que pese a sus años son unos duchos internautas,
me han pedido que sugiera al grupo que también deberíamos incluir en el debate
algunos ítems relacionando el robo e internet. Por ejemplo: dada la certeza de
que las piezas robadas son copias y teniendo en cuenta que suponemos que las
que las robaron son profesionales, ¿cómo se compadece eso conque nadie de la
banda navegara por la red antes del robo para obtener toda la información
posible? Si lo hubiesen hecho habrían descubierto que lo que pretendían robar
eran meras réplicas. Eso nos lleva a otras preguntas, tales como: ¿se trata de
una banda bien organizada o de un grupo de chapuceros?, ¿alguien que organiza
un atraco de esta naturaleza no cuenta, entre sus componentes, con internautas
o hackers que barran en la red cuanto se haya publicado sobre el tesoro?, ¿el
hecho de no haber utilizado internet no podría echar por tierra la tesis de que
éste es un robo por encargo? Hay varios interrogantes más que no quiero
explicitar para no monopolizar el uso de la palabra.
Un sepulcral silencio es la respuesta a la
intervención de Grandal. Como nadie habla tiene que ser la moderadora la que
tome la palabra:
- A reserva
de lo que opine el resto del grupo, creo que tendríamos que recoger la sugerencia
de los amigos del comisario para que formara parte de un cuarto apartado. Y
para reforzar esta propuesta recuerdo a todos que si tecleas en internet copias
del Tesoro Quimbaya, encuentras más de diez mil resultados. ¿Alguna objeción a
lo que acabo de proponer sobre la sugerencia de Jacinto?
- Si me
permites, Mariví – el galo también parece haber entrado en la senda del tuteo
-, más que una objeción a tu propuesta lo que pongo sobre el tapete es una
variante de la misma. Creo que deberíamos cambiar la prioridad del orden del debate
de los interrogantes que has planteado al principio. Opino que deberíamos
comenzar por los que acaba de sugerir Jacinto. Mi razonamiento es el siguiente:
si llegásemos a la conclusión de que los ladrones no son una banda
especializada en robos de valiosas piezas artísticas, eliminaríamos de un
plumazo muchos de los interrogantes que has planteado y, por tanto, ganaríamos tiempo.
Asimismo, eliminaríamos la hipótesis, que desde el principio del caso dimos
como cierta, de que estamos ante un robo a la carta. Los que tienen la
capacidad para montar un robo de esta clase también la tienen para contar con
los mejores hackers que hay en el submundo de la informática. Esto también
eliminaría varias de las preguntas que planteaste.
La propuesta del inspector galo provoca un
alud de intervenciones. Todo lo que era orden y método ha desaparecido para convertirse
en un guirigay. Todos hablan, opinan y echan su cuarto a espadas. Así no hay
forma de entenderse, hasta que la coordinadora del debate se ve forzada a dar
unas palmadas para restablecer el orden. Las palmadas no surten mucho efecto,
por lo que Martín-Rebollo se pone seria.
-
Caballeros, caballeros – dice alzando la voz por encima de los diálogos
cruzados -, caballeros. Portaros como tal y no como un grupo de adolescentes
cabreados. Si a la primera de cambio os enzarzáis como verduleras voy a retirar
mi colaboración.
Poco a poco el silencio vuelve a adueñarse
de la sala. La moderadora retoma la dirección.
- Recopilo
lo que ha pasado en los últimos minutos. Jacinto ha presentado una sugerencia
sobre la posible relación entre el robo e internet. Y Michel, partiendo de esa
idea, ha propuesto darle prioridad en el debate. Como en la tormenta, no de
ideas sino de gritos, que habéis montado ha quedado demostrado que hay
opiniones dispares haremos lo más civilizado. Votaremos – y al ver que Bernal
pretende hablar le corta de raíz -, y no admito una palabra más sobre la
cuestión u os quedáis más solos que los de Tudela – apostilla, rememorando la
popular jota cuya letra dice: Nos han dejao solos a los de Tudela… -. Vamos a
ver: votos a favor de que lo primero a debatir sea la relación del robo con
internet.
Tres manos se levantan. Las de Grandal,
Blanchard y la propia Martín-Rebollo.
- Señores,
la propuesta de Michel basada en la aportación de Jacinto cuenta con mayoría
absoluta. Fin de la discusión. Dada la hora que es, creo pertinente que dejemos
para esta tarde la continuación del debate.
Almuerzan en un restaurante cercano y
durante la sobremesa, como profesionales que son, hablan de todo menos de la
tarea que les espera. En la sesión vespertina, la moderadora pone sobre la mesa
la propuesta votada al final de la mañana:
- Tenemos la
certeza de que las piezas robadas son copias y creíamos que la banda que las
robó estaba formada por profesionales. ¿Cómo se compadece eso conque nadie de
la banda navegara por la red antes del robo? ¿Quién toma la palabra?
Blanchard es el primero que levanta la mano.
- Ese
increíble fallo en la planificación del robo es algo inexplicable y además contradictorio.
Me explico: no cabe duda que el robo fue una acción cuidadosamente organizada.
Los atracadores conocían la hora de la llegada del furgón blindado, sabían que
el momento de la llegada del vehículo a las puertas del museo era un punto
ciego en la vigilancia de las fuerzas de seguridad. Neutralizaron en minutos a
los vigilantes armados del furgón y al personal del museo. En fin, que lo
planificaron todo, salvo la muerte del vigilante de seguridad que podemos
considerar como accidental. ¿Cómo un
planeamiento tan detallado puede irse al traste por un fallo tan monumental
como no haber entrado en la red? El hecho de un error tan inexplicable como
contradictorio me lleva a pensar que hay algo que no cuadra, que se nos escapa
y ese algo que, confieso, soy incapaz de discernir podría ser clave en el
esclarecimiento del caso.
La intervención del galo provoca una cascada
de comentarios, opiniones cruzadas y un rosario de nuevas preguntas, pero
respuestas consolidadas muy pocas. De manera, que al finalizar la tarde en el
folio del mural únicamente hay anotadas dos frases: No uso de internet por
ladrones. Algo inexplicable y contradictorio. Así se cierra la primera sesión
de la tormenta de ideas, con tan pobre bagaje.
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