"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 17 de diciembre de 2013

2.33. ¿Quid prodest?

   Uno de los agentes inmobiliarios, a quien ARBOGAR ha contratado para la compra de suelo cuando se dé el pistoletazo de salida al proyecto de urbanización en Senillar, es quien alerta a Amador Garcés:
- Han comenzado a comprar terrenos.
- ¿Quién? – pregunta un alarmado Garcés.
- Un comprador de fuera. Me lo ha dicho Granell, que ha vendido un campo de almendros que tiene en la partida de Albalat.
- ¿Y te ha dicho con qué fin se lo han comprado?
- No lo sabe, el que le ha hecho la oferta no es más que otro agente de la propiedad inmobiliaria. Lo único que le ha comentado es que trabaja para una empresa de Madrid, pero apuesto a que van a construir porque por lo que me cuentan no es el único propietario al que han tanteado.
- ¿Qué quieres decir con lo de han tanteado, es qué hay más de un corredor comprando?
- Eso parece.

   Garcés, presa de gran nerviosismo, telefonea inmediatamente a Badenes:
- Agustín, ¿sabes algo de unos corredores que están comprando terrenos en el pueblo?
- Estaba a punto de llamarte – responde el bancario -. Acabo de enterarme ahora mismo. ¿Qué información tienes? – pregunta Badenes tan cauto como de costumbre.
- Ninguna salvo lo que me acaba de contar uno de los corredores que he fichado para ARBOGAR. ¿Tú crees que están comprando para construir?
 - Saberlo, como te he dicho, no lo sé, pero seguro que es para construir, para qué va a ser si no. Para mí que alguien se ha ido de la muí y algún listo nos está haciendo la santísima – se queja farisaicamente el bancario.
- ¿Y qué hacemos? – quiere saber Garcés -. ¿Doy la orden de que empiecen a comprar?
- Vamos a hacer las cosas con cabeza, Amador. Lo primero es tranquilizarnos y no empezar a dar palos de ciego. Lo segundo, llama a Arbós por si él supiera algo y luego ponte en contacto con los de BACHSA y les informas. Por mi parte, ahora mismo telefoneo a la central y les cuento lo que está sucediendo para que me den instrucciones. En cuanto sepas algo más me lo dices en seguida. Yo haré lo mismo.

   Las llamadas entre el consejero delegado de BACHSA y el director general adjunto de Cajaeuropa casi se cruzan. Como ninguno de ambos tiene otra información que la que, desde Senillar, les han facilitado Garcés y Badenes, deciden que vaya Rodrigo Huguet acompañado de Manolo Toresano, el arquitecto, para averiguar qué diablos está ocurriendo.
   Los enviados de BACHSA se reúnen con Arbós y Garcés y no sacan mucho en limpio. Arbós confirma que la compra de fincas se acelera por horas y, como consecuencia, los precios se están disparando. A su vez, Garcés les informa que en el pueblo corren mil y un rumores: que si van a construir un campo de golf y a su alrededor van a edificar una urbanización de lujo, que si son unos inversionistas alemanes que tienen la intención de construir una ciudad residencial para jubilados de su país, que si se trata de la mafia rusa que está lavando dinero con la compra de bienes inmuebles en todo el levante español, que… Hay bulos para todos los gustos, pero ninguno parece lo suficientemente consistente para darle mucha credibilidad.

   Moltó, que no se fía mucho de la capacidad inquisitiva de los representantes locales de la constructora, encarga a Badenes que hable con los clientes de más confianza y si necesario fuera que tire de la lengua a sus múltiples conocidos aunque no operen con la caja, pero que es de todo punto imprescindible enterarse de quien hay detrás de las compras de terrenos que se están llevando a cabo. No es que sean todavía muy importantes, pero si han tenido la virtud de alertar a los propietarios lo que ha supuesto un notable incremento de los precios. Unas horas más tarde, el director local de Cajaeuropa llama a su superior:
- Gaspar, soy Agustín. He revuelto Roma con Santiago y no he conseguido sacar nada en limpio.
- ¿Has preguntado a todos tus contactos?
- Como te he dicho, no he dejado piedra sin remover pero sorprendentemente nadie parece saber nada y si alguien lo sabe no suelta prenda.
- Resulta increíble, Agustín, que en un pueblo tan pequeño no se haya filtrado nada. Algo tendrán que decir los que están comprando.
- Sólo cuentan que están efectuando las operaciones para unos inversores de Madrid, pero que ni siquiera ellos saben quiénes son. Y de ahí no hay quien les saque.
- ¿Y no has detectado operaciones anómalas en tu oficina?
- Ninguna.
- Bueno, en cuanto tengas la más mínima información me llamas inmediatamente. Este asunto es prioritario.

   Cuando Huguet y Toresano cuentan al resto de los miembros del directorio de BACHSA la escasa y, sobre todo, confusa información que han conseguido, el desconcierto, primero, y el enfado, después, es unánime.
- Alguien se ha ido de la lengua y estoy convencido de que no ha sido ni un desliz involuntario ni una casualidad – sospecha Bricart.
- Puedes echar un órdago a chicas que así ha sido pues – corrobora Arechabaleta.
- ¿Y quién habrá sido el hijo de puta que nos la está jugando? – se pregunta Huguet.
- Como dijo Lucio Longino ¿quid prodest? – la cita la ha soltado Cardona.
- Coño, Juan Antonio, habla en cristiano – se sulfura Bricart, a quien las expresiones cultas de su socio le suelen poner de mal humor.
- ¿A quién beneficia esta situación? Eso es lo que hay peguntarse – traduce Cardona.
- Evidentemente, a la competencia, pero ¿a quién concretamente?, porque hablar de la competencia así en abstracto no nos da ninguna pista – puntualiza Huguet.
- En mi opinión – interviene Cardona -, que se haya precipitado la operación de compra de terrenos y el consiguiente encarecimiento de los mismos, más que a otra u otras constructoras a quien más beneficia es a la caja. Y el razonamiento es simple: cuanto más caros tengamos que comprar los solares más tendremos que recurrir a su financiación y mayores van a ser sus beneficios.
- Por una vez estoy de acuerdo contigo, Juan Antonio. Seguro que esto es obra del estreñido de Moltó que de esa forma, además de sacarnos los cuartos con su bonus, le sacará más rédito al que le van a dar en la caja. Esto exige un cara a cara de inmediato, algo que os pido que dejéis de mi cuenta. ¡Se va enterar el niñato ese lo que cuesta un peine!

   La reunión de Bricart con Moltó, es tormentosa. El constructor acusa abiertamente al representante de Cajaeuropa de que alguien de la caja le ha soplado a otra compañía de la competencia el proyecto de urbanizar Senillar y que están repensando lo de llevar adelante la operación. El banquero considera una ofensa a su prestigio y a la profesionalidad de su personal semejante acusación y reta al constructor a que pruebe lo que dice o que retire la inculpación de inmediato. El enfrentamiento acaba en tablas, pero la relación de cordialidad queda tocada.

   Gaspar Moltó vuelve a telefonear a Agustín Badenes para conocer las últimas averiguaciones que haya podido hacer su subordinado.
- Nada, Gaspar, no he conseguido enterarme de nada. En los años que llevo en el pueblo no había visto nada parecido. Lo único que corre por los mentideros son los rumores que te comenté, pero que, en mi opinión, son escasamente creíbles.
- O sea que, como dicen los mejicanos, alguien nos ha madrugado.
- Más o menos así parece ser – certifica el director local de la caja mientras una sonrisa sarcástica se plasma en sus labios.
   En cuanto cuelga el teléfono Badenes llama a Arbós:
- ¿Puedes hablar? – pregunta con su habitual cautela.
- Sí, estoy solo. ¿Pasa algo?
- No, no pasa nada. Te llamo para reiterarte que es fundamental que nadie sepa que detrás de las compras de terrenos estamos nosotros dos. Si llegara a saberse se iría todo al garete. No te canses de recordarle al gerente, cada vez que hables con él, que la discreción es lo más importante en esta empresa. ¿Entendido?
- Descuida, Agustín, así lo hago.
- Fenomenal, José Ramón, mientras siga así los primeros beneficiados de este negocio seremos nosotros.