"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 15 de octubre de 2021

Libro II. Episodio 114. Abscisas y ordenadas

    Cuando Julio oye la petición de la joven de que no siga pateando a Toni, pues si le mata irá a la cárcel y ella donde quiere verle es a su lado, tarda unos segundos en asumir el mensaje, tal es su ira. En  tonces comienza a serenarse y  deja de golpear al maltrecho galán, lo que hace es tirar de él y ponerle en pie. Toni, la viva estampa de un eccehomo, tiene el rostro magullado, se queja del tórax como si tuviese alguna costilla rota, tiene una mano medio destrozada y sangra profusamente pues sufre varias heridas, aunque parecen superficiales. Julio lo apoya contra la pared para que pueda mantenerse en pie y, cogiéndole del cuello con la mano, le amenaza.

   -Escucha, rata de alcantarilla, como vuelva a verte, o me digan que te han visto a menos de cien metros de Julia, iré a por ti y te arrancaré los huevos –Y al decirlo su otra mano le agarra el escroto apretándolo lo que provoca un alarido del maltrecho donjuán-. ¿Te ha quedado claro, hijoputa? Como te acerques a ella te caparé, por Dios que lo haré, cacho cabrón –y cogiendo al malparado joven de las solapas lo arrastra hasta la puerta de la  trastienda que sigue cerrada-. Julia, abre la puerta.

   Julio, con una última patada, echa fuera del local al descompuesto casanova. Ya en la calle le grita:

   -¡Y no vuelvas a acercarte por aquí o acabaré contigo, gilipollas de mierda!

   Mientras tanto, Julia ha sacado un pequeño botiquín para restañar las heridas y contusiones que el malparado burlador le ha causado al mañego.

   -Ven, déjame que te ponga agua oxigenada, no se te vayan a infectar las heridas –y cuidadosamente va limpiando las magulladuras del hombre-. Nunca pude imaginar que fueras tan fuerte. Vaya paliza que le has dado a ese malnacido.

   -Se la buscó a pulso, ¿no?

   -Sí, se la ganó. Y nunca daré bastantes gracias a Dios de que llegaras a tiempo. No sé qué hubiese sido de mí si no apareces. Has salvado mi honra que para mí es el tesoro más preciado. Mil veces gracias, Julio, eres mi salvador, mi ángel de la guarda, mi leal escudero –Y por como lo dice da la impresión de que las palabras le salen del corazón.

  Desde el día de la pelea entre Toni y Julio, la chinata ha cambiado radicalmente su manera de tratar al mañego. Ya no le ve como a un hermano mayor, sino como su defensor, como alguien en quien puede confiar plenamente, como alguien con quien se siente segura, valorada y respetada. Ahora, Julio va muchas noches a casa de su madre a cenar y la pareja tiene la ocasión de hablar más a menudo. En esas charlas, Julia ha podido constatar que el droguero tiene una formación superior a la suya y, por supuesto, mucha más experiencia de la vida. Conversan a menudo del negocio, en el que cada vez son más colaboradores que competidores, ante el disgusto del Bisojo quien, sabiendo lo que opina su encargada sobre la vida privada, no le queda otra que callarse.

   Las partidas de parchís de los domingos han dado paso a otras actividades. Como en el teatro Alkázar, el único de la ciudad, se represente una obra teatral o actúe una compañía de zarzuela o de varietés, Julio saca entradas y se lleva a sus tres mujeres, como designa a Julia, Pilar y Etelvina, a ver la función de turno. Las dos mujeres mayores se han puesto de acuerdo y cuando tienen ocasión se inventan cualquier excusa para que sea la pareja de jóvenes los que asistan solos al teatro. Hoy es uno de esos domingos en el que la pareja saldrá sola, pero en esta ocasión a un baile en el casino mercantil. Cuando Julio se lo propuso, la joven accedió encantada y, aunque él le ha dicho que puede bailar con quien quiera, la joven ha rechazado a cuantos se han acercado a pedirle un baile, solo ha querido hacerlo con Julio.

   -Veo que te saluda mucha gente. No imaginaba que fueras tan popular.

   -No es que sea popular, es que estoy acompañado por la señorita más bonita del sarao y la que tiene más clase y estilo. Vamos, la más chic como dices a tus clientas.

   -No te burles de una pobre chica de pueblo. Guapas las hay mucho más que yo, y en cuanto a lo de clase y estilo, supongo que habrá opiniones para todos los gustos.

   -Lo de la chica de pueblo no cuela. Te recuerdo que yo también soy un chico de pueblo y bastante más pequeño que el tuyo, por cierto. Y sobre la guapeza y todo lo demás, si digo que eres la más bonita y estilosa es que para mí lo eres. Por lo que discusión finita, como diría un italiano. Vamos a bailar –En la pista siguen charlando.

   -Hablando de tu pueblo, no sé si sabes que no lo conozco. Tu madre me prometió que me llevaría un día, pero hasta hoy. ¿Por qué no lo haces tú?

   A Julio le brillan los ojos de alegría.

   -¿Vendrías conmigo a San Martín?, ¿a ver cómo son los mañegos en su salsa?

   -Por supuesto que sí, me encantaría. Mira, de este verano no ha de pasar sin que me lleves. Claro que también tendrá que venir Pilar o Etelvina, no estaría bien que fuéramos solos.

   -Naturalmente, Julia. Sabes que para mí tu honra es lo más valioso del mundo. Y pienso que quizá podríamos acercarnos a alguno de los pueblos de la Raya cercanos a San Martín, pero ya dentro de Portugal.

   -Me gustaría. A pesar de lo cerca que está nunca he estado en Portugal y no entiendo bien su lengua. ¿Tú comprendes el portugués?

   -Comprenderlo sí, hablarlo es otra cuestión, aunque me hago entender. Ten en cuenta que, como buen mañego, hablo la fala, que es medio gallego medio portugués.

   Cuando la charla decae, Julia apoya su cabeza en el hueco que forma el hombro y el cuello del mañego y cierra los ojos. Se encuentra bien, se siente segura, es feliz. Julio lo es mucho más, pero ha de andarse con cuidado porque el contacto con la muchacha dispara su instinto viril lo que puede gastarle una mala pasada. Hace un titánico esfuerzo para controlarse, por nada del mundo quisiera estropear la maravillosa tarde que está pasando. ¡Ojalá, se dice, Julia lo esté pasando igual de bien!

   Tardes como la discurrida en el casino se repiten cada vez más a menudo, ante la complacencia de Pilar y Etelvina que multiplican sus excusas para que la pareja goce de mayor intimidad. La mayor relación de la pareja ha terminado modificando sus costumbres. Julia casi ha dejado de salir a pasear con sus amigas y no ha vuelto a aceptar ninguna invitación de sus amistades burguesas. Julio ha morigerado aún más sus hábitos: va con menos frecuencia al casino, juega bastante menos, se cuida muy mucho de a que clientas embroma y ha abandonado sus visitas a los burdeles. Se podría decir que es un hombre nuevo, sobre todo en su vida religiosa, ahora confiesa y comulga regularmente y se esfuerza por respetar los mandamientos. Intenta seguir la estela de Julia que es una devota y practicante católica. Lo que no ha hecho el mañego es volver a requerir a la muchacha que le responda a la atípica declaración de amor que le hizo en su día y que ahora parece algo muy lejano. No tiene prisa en que Julia le responda, sabe que las mejores frutas son las que maduran poco a poco y Julia, día a día, lo va haciendo. Se impone esperar, y a eso se aplica con toda su alma. La creciente amistad entre ambos ha llegado a los mentideros.

   -Julina, me han contao que el domingo ibas muy amartelá con el de la competencia –Como Lupe suele llamar a Julio-. Como se entere el patrón cogerá un berrinche de muerte, con lo enfilao que tiene al Carreño.

   -Primero, no iba amartelada, sino cogida de su brazo. Y segundo, el señor Elías sabe bien, porque se lo dije hace tiempo, que en mi vida privada mando yo y nadie tiene porque inmiscuirse.

   -Que palabreo gastas, como se nota que tienes estudios. Y estoy de acuerdo contigo, nadie tiene porque meterse en lo que hace cada quisque en sus ratos libres.

   Lupe no es la única persona que le tira alguna puya a la joven por su creciente relación con Julio. Más de una amiga y hasta alguna de las clientas que le tienen mayor confianza le han preguntado si Carreño la corteja. La respuesta de Julia es que no, pero cada vez esa negativa da la impresión de ser menos consistente. Dado lo aficionada que es la chinata al autoanálisis, no tarda en llevar a ese terreno su relación con el mañego. ¿Qué es Julio para mí, aparte de ser mi amigo, mi colega y el hijo de la mujer que es como mi segunda madre? Pues de entrada, se contesta, es muchas cosas: amigo, camarada y casi un hermano, ¿pero qué más? ¿Me gusta cómo hombre?..., no sabe responder o, mejor dicho, no lo sabe bien, solo sabe que a su lado se siente feliz y segura. Como no avanza en la introspección recupera la vieja idea, de cuando no sabía a qué atenerse con Toni, de elaborar un cuadro de doble entrada, donde en el eje de las ordenadas pondrá los rasgos positivos, negativos y dudosos que Julio presenta. En ese eje hace tres apartados marcados con un + (positivo), un - (negativo) y un ? (dudoso). En el eje de las abscisas reseña los rasgos a considerar: físico, inteligencia, carácter, seriedad, simpatía, educación, afabilidad, honradez, palabra, capacidad para ganarse la vida, ¿será buen marido?, ¿será buen padre?, ¿me tratará como reina o sierva? Y aunque ya es agua pasada opta por poner también a Toni para que le sirva de patrón comparativo. 

 


   Cuando lo termina le echa un vistazo al cuadro. Su primera impresión es que no hay color, Julio gana por goleada, pero debe analizarlo detenidamente, por nada del mundo quisiera equivocarse.

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 115. ¿Me los seguirás dando?