"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 26 de abril de 2016

21. El cuarteto entra en juego



   El Confidencial del diecisiete de noviembre trae como noticia principal a cuatro columnas: Interior extrema la vigilancia en Ceuta, Melilla y los centros judíos. Francia apuesta por la “mano dura” y cierra filas con su presidente. Esta masacre de París traerá cola, piensa Ponte. No estoy muy seguro si los terroristas se saldrán con la suya o les va a salir el tiro por la culata. Claro que por lo pronto la primera victoria ha sido suya, han conseguido una propaganda brutal y según dice Jacinto, que de terrorismo sabe un rato, ese es uno de los primeros objetivos que buscan los terroristas: el de la comunicación, el de decir al mundo que están ahí y que pueden golpear cuando y donde quieran. El viejo no sigue leyendo más, la mayor parte del centro de la portada está conformado por artículos de opinión y por otras informaciones sobre los sangrientos sucesos parisinos.
- Bueno – dice en voz alta -. Me tendré que levantar. Hoy tenemos limpieza en casa de Jacinto. La verdad es que me hace ilusión lo de jugar a detectives. Quien me lo iba a decir a mis años.
   El calificativo de pocilga que Grandal aplicó a su casa se acerca bastante a la realidad. Todo está manga por hombro y el polvo se acumula en los lugares más insospechados. Lo único que hay relativamente limpio es el dormitorio y su pequeño cuarto de baño.
- La viuda de un policía que murió en un atentado etarra viene dos veces por semana a limpiar, pero esta semana ha estado pachucha y no ha podido venir – se excusa Grandal.
- No te preocupes. Esto con un cubo, la fregona y unas bayetas lo vamos a dejar como los chorros de oro – le anima Ballarín.
   Y dicho y hecho, Álvarez y Ballarín se acercan a un chino cercano, de los que antes del euro eran de todo a cien y ahora todo a sesenta céntimos, y compran los útiles necesarios para el aseo del piso. En seguida se nota quien está habituado a la limpieza de un hogar y quien no ha cogido una escoba en su vida. Ponte y Álvarez son los que se muestran más desmañados en el manejo del cubo y la fregona.
- Si me viera la pobre Purita – evoca Ponte – no me reconocería. ¡A mis años y con un plumero en la mano quitando el polvo!
- ¡Otro que tal baila! – exclama Álvarez -. El mismo asombro que el que tendría mi costilla. Es la primera vez en mi vida que cojo una fregona. Espero que no lo vayáis contando por ahí que el choteo que organizarían a nuestra costa los coñones del centro sería morrocotudo.
- Tampoco es para tanto. Yo soy de los que le echo una mano a mi mujer siempre que hace falta – confiesa Ballarín -. Y no por eso me siento minusvalorado.
- Tú dirás lo que quieras, Amadeo, pero esto del fregoteo es cosa de mujeres. Han nacido para esto, como nosotros lo hemos hecho para llevar los garbanzos a casa – sentencia Álvarez.
- Luis, eres más carca, machista y antiguo que Torrente – se burla Grandal.
- Pues yo seré carca, pero ¡anda que tú! ¿Y quién coño es Torrente?
- No me digas que no has visto ninguna peli de Torrente, el brazo tonto de la ley.
- Ah, ese Torrente. Pues, macho, me parezco tanto a él como un pirulí a un huevo de avestruz, entre otras cosas Torrente es colchonero y yo soy merengue, y él es fan de El Fary y yo lo soy de Manolo Escobar.
    El cuarteto necesita dos largas tardes para dejar la casa donde van a instalar su cuartel general en condiciones de revista. En la primera reunión, Ballarín les sorprende a todos, pues tiene cierta fama de tacaño, cuando abre su vieja cartera de cuero y saca una botella de sidra El Gaitero.
- He traído esta sidrina, como diría un guaje, para brindar por el comienzo de nuestra aventura.
   De lo primero que tratan es del calendario de reuniones y la primera piedra en la que tropiezan es la de las intocables partidas de dominó. Hay opiniones para todos los gustos. Álvarez se niega tajantemente a dejar de jugar. Ballarín no adopta una postura tan radical, pero si es partidario de mantener en lo posible el ritmo de dos tardes de dominó. A Grandal no le importaría dejar de jugar o hacerlo solo de vez en cuando. Tras un fluctuante debate, se impone la propuesta de Ponte: jugarán un día a la semana. El resto lo dedicarán a la investigación. Sobre la tarea investigadora, Grandal explica a sus amigos lo errados que están en sus planteamientos.
- Me da la impresión de que andáis un tanto equivocados. Investigar un hecho delictivo, como el robo del Museo de América, no es algo para llevarlo a cabo un par de días a la semana. Es un trabajo de todos los días y de muchas horas por jornada. Si le dedicamos un par de veces a la semana nunca conseguiremos sacar nada en limpio.
- Hombre, Jacinto, ninguno de nosotros tiene edad ni está en condiciones de dedicarse a un trabajo full-time – puntualiza Ballarín que le gusta presumir de sus conocimientos de inglés.
- Eso ya lo sé, lo que quiero que os quede bien claro es que las reuniones semanales de los cuatro pueden ser una, dos, tres o las que acordemos. Eso no es lo importante. Lo que sí es determinante es que cada uno se tendrá que responsabilizar de una determinada parcela de la investigación y dedicarle a ella todo el tiempo libre que pueda sacar a lo largo de la semana. Si no hacemos eso no llegaremos a ninguna parte… y si lo hacemos seguramente tampoco, pero al menos lo habremos intentado. En otras palabras, aunque sea una investigación de aficionados hemos de poner toda la carne en el asador o el asunto se nos escapará vivo.
- ¿Entonces qué es lo que propones? – pregunta Álvarez.
- Tengo el bosquejo del plan de trabajo en mente, pero no he perfilado aún todos los detalles. Necesito algo más de tiempo para enhebrar todos los flecos en una trama más sólida. Y para ello también necesito tener más información sobre el estado de la investigación. Ya he quedado para tomar café con un excompañero que trabajó a mis órdenes y que tiene acceso a la investigación. Voy a tratar de sonsacarle cuanto pueda sobre la investigación de los inspectores que llevan el caso a los que, por cierto, les han puesto de mote el Dúo Sacapuntas, no sé si ya os lo había comentado. Y a lo que iba, en función de lo que logre averiguar diseñaré el plan que vamos a seguir y las tareas que corresponderán a cada uno. También intentaré hacerme con la dirección de Portela, uno de mi promoción, que dirigió el grupo de Patrimonio Histórico hasta que se jubiló, y aunque es la discreción personificada trataré de tirarle de la lengua.
- Oye, Jacinto, lo de trabajar de manera individual me parece que puede resultar aburrido – opina Ponte -. Una de las virtudes que creíamos que iba a tener este proyecto es que íbamos a estar mucho más tiempo juntos, ir cada uno por su cuenta ya es lo que hacemos ahora. Además, vosotros todavía sois jóvenes, pero yo no me veo con ánimos ni fuerzas para investigar lo que sea sin el apoyo de alguno de vosotros. Por eso mi pregunta es ¿no sería mejor trabajar por parejas?
- Lo estudiaré, Manolo, y veré si es aconsejable. En cualquier caso, encontraremos una solución para que no tengas que hacer muchas tareas de manera solitaria. No te preocupes. Dadme cuarenta y ocho horas y tendré mucho más perfilado el plan de acción. De momento, Amadeo, ve completando el archivo periodístico sobre noticias del robo que ya tienes en marcha. Y tú, Luis, comienza a rastrear en internet toda la información que encuentres sobre el Tesoro Quimbaya. Nos volveremos a ver pasado mañana.
- ¿Y yo qué hago? – pregunta Ponte.
- Tú sigue paseando a tu nieto por delante del Museo de América a ver si te enteras de algo nuevo.
- Con el niño no voy a poder ir, mi hija me ha prohibido que vuelva a pasearlo por allí – explica Ponte.
 - Antes de marcharnos deberíamos volver a brindar. Una vez que Amadeo tiene un detalle no vamos a dejar mediada su botella – sugiere Álvarez.
- Propongo un brindis – dice Ponte -. Brindemos por la puesta en acción de la patrulla de jubilatas.
   El cuarteto de policías aficionados no solo ya tiene sede sino que también entra en juego, aunque Grandal continúa pensando que esas alegrías iniciales puede que no duren demasiado tiempo. De todas formas, se dice, cosas más raras se han visto.