"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 8 de abril de 2014

3.17. Hoy es tu día de suerte

   El ciclo que imparte Pascual Tormo finaliza, quizá por eso las preguntas surgen de todas partes. Alguien, que parece conocer bien al profesor, pregunta en plan confianzudo:
- Oye, Pascual, ¿y en el pueblo hacía falta de verdad que se urbanizara medio término municipal?
- La verdad es que había pisos para alquilar, no muchos, pero los suficientes para la exigua demanda existente – vacila un momento y añade -, aunque hay que reconocer que el urbanismo también ha traído una prosperidad que antes no se conocía.
- Luego no fueron los vecinos quienes solicitaron que se urbanizaran sus fincas – deduce Sergio.
- En efecto, la urbanización no fue una decisión de la comunidad sino del Ayuntamiento, quien resolvió lo de urbanizar por su cuenta.
- Y todo eso, Pascual, hablando en plata, ¿ha sido bueno o malo para el pueblo? – pregunta maliciosamente una señora ya madura.
   Tormo vuelve a dudar y, para no comprometerse excesivamente, opta por generalizar:
- Es complejo dar un sí o un no rotundo a ese interrogante. El urbanismo, como tantas otras actuaciones sociales, tiene dos caras contrapuestas. Lo positivo o negativo del urbanismo es una cuestión de medida y hasta de ritmo. Si se urbaniza una zona de manera racional y controlada, respetando el medio ambiente, adecuándose a las expectativas reales de que las viviendas serán habitadas y con un ritmo que no rompa el modo de vida de la comunidad preexistente tiene muchos aspectos favorables. En cambio, cuando la urbanización se realiza sin tasa ni medida, a un ritmo frenético, destrozando el entorno, sin haber hecho un estudio de la posible demanda y sin tener en cuenta a la población local sus aspectos negativos son relevantes.
- ¿Qué abunda más el primer supuesto o el segundo? – inquiere Sergio metiendo baza en el coloquio.
- En general, el segundo. No olvidéis que la construcción es, ante todo, una actividad económica y el objetivo de los constructores es conseguir el mayor beneficio posible.
- ¿Y en Senillar, ha habido más efectos buenos o malos? Lo pregunto porque antes te has ido por las ramas – insiste la misma señora de antes.
- Como en botica ha habido de todo. Ha hecho entrar en el pueblo un río impensable de dinero. El paro es prácticamente nulo. El pueblo ha crecido. En fin que es innegable que en el plano económico las consecuencias han sido positivas. En cuanto a los aspectos negativos: se ha hecho todo con demasiadas prisas, hasta parece que, en más de un caso, sin atenerse a la normativa, no se tiene demasiado respeto al medio ambiente y todavía quedan por ver otros efectos colaterales que pueden resultar dañinos.

   Sergio todavía tiene una postrera pregunta:
- Y en los planos que sueles llamar intangibles, ¿cuáles han sido las consecuencias?
- Algunas hay. La gente se ha vuelto manirrota, gasta el dinero como si éste creciera en los árboles. Los campos que no se han urbanizado se están convirtiendo en eriales, nadie quiere cultivarlos, se gana mucho más en la construcción. El entorno natural del pueblo y, sobre todo, de su costa se ha alterado profundamente, todo ocupado por bloques de apartamentos y de chalés adosados… En fin, la lista es larga, pero tampoco es cuestión de ser exhaustivos. ¿Alguna otra pregunta?
   Ante el silencio que sigue a su interpelación, Tormo retoma la palabra. No quiere terminar el ciclo sin dar, al menos, un puyazo al Ayuntamiento:
- Y para finalizar, al hablar de los efectos positivos me olvidé de uno muy interesante. No sé qué relación puede existir entre el boom de la construcción y la diosa Fortuna, pero alguna debe haber. Lo digo porque, como sabéis, últimamente la lotería ha agraciado varias veces a algunos de nuestros ediles. Ahí tenéis otro ejemplo de los beneficiosos efectos del urbanismo que, posiblemente, todavía no ha sido objeto de un concienzudo estudio.
   Una carcajada general acoge sus palabras. Los asistentes han captado la fácil ironía que encierran.

   Al día siguiente de concluir el ciclo de charlas, Sergio retorna a la caja para proseguir el trámite de solicitud de la hipoteca que necesita para el apartamento que quiere comprar. Esta vez le atiende personalmente el director de la sucursal, Agustín Badenes, pues el señor Francisco le ha llamado para recomendar a su joven empleado.
- Siéntese, por favor. Caramba, no esperaba que fuera tan joven. Podría ser perfectamente hijo mío – tras una pequeña y estudiada vacilación añade -. Si no te importa te voy a tutear, me parece un poco fuera de lugar que nos tratemos de usted. Y, antes que nada, quiero pedirte disculpas en nombre de la caja y que comprendas al oficial que te atendió el otro día. Está sobrepasado de trabajo y en ocasiones no valora adecuadamente las peticiones que se hacen – y volviendo al tono confianzudo prosigue -. Así que vienes a negociar la hipoteca de un apartamento en Los Arrayanes. Buen ojo has tenido, cuando esté terminada será una de las mejores urbanizaciones del pueblo. Supongo que has rellenado la ficha que te han dado. Lorente – llama por el intercomunicador -, pásame la ficha del señor Martín.

   A Sergio que lo traten de señor, como lo hace ahora el untuoso bancario, o que le vean aires de casado, como ocurrió con la encantadora vendedora de la promotora, le produce una sensación extraña, como si todo aquello no fuera con él. Todavía le cuesta creer que se haya convertido en cabeza de familia.
- Veamos tus datos personales…, tus referencias bancarias…, ningún patrimonio salvo el coche… La casilla de avalistas la has dejado en blanco, ¿puedo preguntar por qué?
- Verá usted, don Agustín…
- Agustín a secas – le interrumpe el bancario - o, si prefieres, Badenes.
- Bien… señor Badenes – a Sergio aún le quedan atavismos de su formación colegial -. Los padres de mi… novia no tienen prácticamente nada y los míos por patrimonio quizá podrían avalarme, pero no me atrevo a pedirles su aval porque están disgustados conmigo desde que dejé los estudios y me puse a trabajar. Luego está mi abuelo, que es de aquí y tiene un viejo caserón y un huerto, pero tampoco creo que pueda avalarme porque la mitad de esos bienes, desde que enviudó, son de sus hijos y no quisiera meterlos en mis asuntos.
- Bueno. Dice mucho de ti que seas tan considerado con la familia y eso es un punto a tu favor. En tu caso estoy dispuesto a hacer una excepción y vamos a olvidarnos de los avalistas. Te preguntarás que por qué lo hago teniendo en cuenta que acabo de conocerte. Por una razón muy simple, pero que para mí tiene suficiente peso, porque trabajas para quien lo haces. A tu jefe en esta casa le tenemos en alta consideración y estar en su empresa para nosotros es un seguro de vida. Además, veo que ya eres capataz de segunda ¡y tan joven! Eso también dice mucho a tu favor.
- Gracias por sus amables palabras. El problema que tengo es que el piso es muy caro, sinceramente creo que demasiado, y con el plazo de veinte años que figura en el contrato para saldar la hipoteca y los intereses que suben un pico dudo que pueda afrontar las mensualidades.
- Eso no va a ser ningún problema. En Cajaeuropa tenemos un lema: díganos la cantidad mínima que puede ahorrar mensualmente y nosotros le diremos cuál será la cuota que tendrá que abonar. ¿Traes una nómina?
- Vaya, se me olvidó. Si quiere voy a buscarla y vuelvo en un momento.
- Tranquilo, no hace falta que vayas a por ella, ya me la traerás. Ahora tengo otra cita y no tengo más tiempo para ti. Te pasas por aquí mañana, o el día que te venga bien, y cerramos el acuerdo.
- Perdone, pero la vendedora me ha dicho que sólo podía retener la opción de compra del apartamento unos días – explica Sergio, no demasiado seguro de que la gestión de su patrón con la promotora haya sido efectiva.
   En la cara de Badenes florece una sonrisa. Piensa que el joven va a ser un excelente cliente: tiene un trabajo bien pagado, parece ser persona fiable y, acaba de constatarlo, es sumamente ingenuo, no sabe que lo que le ha dicho la vendedora se lo dice a todos aunque queden cien apartamentos por vender.
- No te preocupes por la vendedora. Ahora mismo voy a hablar con la oficina de  ventas y les pediré que retiren el apartamento de la relación de vendibles. Decididamente, hoy es tu día de suerte.