"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

sábado, 11 de marzo de 2023

Libro III Episodio 186. Lo de irse a Madrid comienza a germinar

    Pilar ha dejado de ir a la farmacia de Guerrero, ahora ayuda en la tienda a su madre, lo que lleva a que tengan muchos ratos de intimidad.

   -Pilar, quiero contarte algo y deseo conocer tu opinión.

   -Soy toda oídos, mamá.

   -Pero antes te voy a explicar cómo están las cuentas familiares.

   Julia cuenta a su hija la situación de la economía familiar después de amortizar una parte del principal de la deuda que su padre contrajo con la Bronchales.

   -Tu padre y yo hemos llegado a la conclusión de que, con los intereses que nos cobra la víbora de Adelina y dado que ingresos y gastos están aproximadamente igualados, tardaremos un montón de años, si es que lo conseguimos, en saldar esa deuda. Cuando le conté dicha situación al tío Luis me sugirió que la única salida que veía era que nos fuésemos a vivir a Madrid, donde tus hermanos podrían estudiar con un coste mucho menor que si continuamos viviendo aquí. Creo que algo de razón tiene, solo le veo una pega: ¿cómo íbamos a ganarnos la vida?, ¿montando una droguería?, supongo que en la capital las debe de haber a patadas y tendríamos que partir de cero. ¿Y qué otra cosa podríamos hacer? Tu padre ya tiene sesenta y un años y, por lo que nos contó don Enrique, tiene el corazón débil. No está para volver a empezar un nuevo negocio ni, por supuesto, para trabajar por cuenta de otros. ¿Tú, qué opinas de este rompecabezas?

   Desde el momento en que Pilar escucha lo de irse a Madrid, solo le ha faltado dar saltos de alegría. ¡El sueño de su vida, volver a Madrid! Ha contenido sus impulsos y ha escuchado atentamente lo que le cuenta su madre, a quien se la ve muy preocupada.

   -Mamá, lo que cuentas puede ser determinante para la familia. Dame unos minutos para pensarlo, no quiero contestarte a tontas y a locas.

   La joven boticaria no necesita demasiado tiempo para meditar la respuesta a lo que le plantea su madre.

   -Mira mamá, creo que el tío Luis tiene razón. Lo he meditado y he llegado a las siguientes conclusiones -La joven comienza explicando a su madre que si continúan viviendo en Plasencia necesitarán unos ingresos mayores de los que tienen porque, a corto plazo, los gastos familiares crecerán exponencialmente. Y apuntala su explicación haciendo un recorrido de cómo afectará a cada uno de los hermanos el hecho de vivir en la capital de la nación. Julián, puesto que va a hacer la mili en Madrid, estará mejor atendido teniendo allí a la familia. Jesús en algún momento tendrá que irse a Madrid si sigue con su idea de preparar la oposición para vista de aduana. Eloísa, que está cursando Magisterio por enseñanza libre, en Madrid podrá hacerlo presencialmente con lo que su formación será mucho mejor. Con Concha, como no desea estudiar, da lo mismo donde vivan, pero en una ciudad grande contará con muchas más posibilidades de encontrar un buen empleo. Andrés, Ángela y Froilán podrán estudiar lo que quieran estando en Madrid- En cuanto a ti y a papá…

    Julia corta la explicación de su hija.

   -No te preocupes por mí y por papá, pero antes de que continúes una pregunta: ¿y de qué vamos a vivir en Madrid?

   -Viviremos, y creo que razonablemente bien, de mi título de farmacéutica.

   -A ver, hija, explícame eso del título que no acabo de entenderlo.

   -Pues que con mi título podemos tener una farmacia y, a poco que venda, nos puede dar lo suficiente, no para hacernos ricos pero si para vivir dignamente.

   -¿Una botica podría mantener a diez u once personas? Me perdonarás, pero lo dudo.

   -Verás, yo estaré al frente de la farmacia pues está reglado que el establecimiento lo dirija un licenciado. Tú, y Eloísa, cuando termine sus clases, me podéis ayudar. Julián, cuando salga del cuartel, también nos podrá echar una mano. Papá y Jesús, con la camioneta, pueden vender medicamentos de la farmacia por los pueblos de la provincia que no cuentan con botica…

   -¿Que en la provincia de Madrid hay pueblos que no tienen botica?, no es posible.

   -Pues así es, mamá. A menos de cuarenta kilómetros de Madrid, hay decenas de pueblecitos que no tienen farmacia. Solamente en la llamada sierra pobre hay más de cuarenta localidades, con una población rural y envejecida, en la que para encontrar una farmacia has de ir a otro pueblo. Prosigo. Paca, con la ayuda de Concha, se encargará de las faenas del piso donde vivamos…-Otra vez, Pilar se ve interrumpida por su madre.

   -¿Y dónde vamos a encontrar un piso para albergar al familión que somos? Si tengo entendido que la mayoría de pisos de Madrid son pequeños, y además supongo que serán muy caros.

   -No necesitamos un piso tan grande como crees. Nos bastará con que tenga cuatro habitaciones y hasta con tres podríamos apañarnos si fueran algo más grandes de lo normal. En un cuarto dormiríamos las chicas, en otro los chicos y en un tercero papá y tú.

   -Sí y estaríamos como sardinas en lata, como diría Álvaro que, por cierto, ¿y dónde lo meteríamos cuando viniera a casa?

   -Bueno, eso sería al principio, luego a poco que nos rodaran bien las cosas buscaríamos una casa más grande. Y por Álvaro no te preocupes, creo que la Marina tiene residencias para oficiales de paso por la ciudad.

   A Julia comienzan a hacerle mella los argumentos de su hija, de ahí su siguiente intervención.

   -En el supuesto de que nos fuéramos la primera meta sería buscar piso.

   -No, mamá, al revés, primero habría que saber dónde tendríamos el trabajo y luego buscar una casa cercana. Ten en cuenta que Madrid se ha hecho muy grande y sigue creciendo. Cuenta con cerca de un millón de habitantes censados, y si se suman los que no lo están, esa cifra se habrá sobrepasado. Y si tuviéramos la farmacia en Ciudad Lineal, pongo por caso, y viviéramos en Carabanchel tendríamos que emplear, al menos, dos horas diarias para ir de casa al trabajo y volver.

   -Hija, veo que lo tienes muy estudiado. Siempre he sabido que tienes muy buena cabeza y lo acabas de demostrar…Ah, otra pega, lo de que papá continúe dedicándose a la venta por los pueblos no sé si le apetecerá. Últimamente se cansa mucho, sus sesenta y un tacos comienzan a pesarle. Y gracias a que tu hermano Julián hace el trabajo más duro. Y lo que tampoco va a hacer a estas alturas de su vida es trabajar para otros.

   -Eso no es problema, si no quiere salir con la furgoneta puede ayudar llevando la contabilidad, que de eso sabe más que yo, yendo a los bancos, a visitar a los proveedores… En fin, que cosas que hacer no le faltarán. No estará mano sobre mano.

   -Sigues teniendo respuesta para todo, pero no me acabas de convencer. Me gustaría saber qué opinan tus hermanos sobre lo que estamos hablando. Tendré que hablarlo con ellos.

   -Vamos a hacer una cosa, de los hermanos me encargo yo. Tú dedícate a convencer a papá.

   Ajeno a las trascendentales determinaciones que se están cociendo en la familia, Álvaro continúa navegando a bordo del Elcano a lo largo del litoral oriental de las Américas. Sus últimas postales cuentan que han estado seis días fondeados en Rio de Janeiro, donde han visitado el arsenal militar de la isla de las Cobras, la isla Fiscal y la Escuela Naval de Brasil. Andrade, menos oficialista, cuenta a Pilar que no recuerda haber visto unas mulatas tan sensuales como las brasileñas y que una tarde estuvo en la playa de Copacabana y aquello era como el sueño de un adolescente salido. El siguiente puerto es Montevideo, donde estuvieron solo tres días y el 21 salieron para Buenos Aires, donde el recibimiento que les han dispensado los bonaerenses ha sido apoteósico. Se nota que la colonia española tiene mucho peso en la ciudad del Plata, donde han visitado el crucero argentino Almirante Brown. Andrade da a Pilar una versión más liberal de la estancia. Le cuenta que el Centro Gallego ofreció una fiesta en honor de la dotación del Elcano en el que las pibas literalmente se rifaban a los alféreces; al menos eso le contaron sus compañeros porque él tuvo la mala fortuna de formar parte de un destacamento que fue a la Casa Rosada a presentar sus respetos al presidente de la república argentina, Hipólito Yrigoyen, de ascendencia vasca. Y en la última postal, también datada en Buenos Aires, Álvaro les dice que estarán fondeados allí hasta pasar la Navidad y el fin de año, que ya les irá contando.

   En tanto el primogénito pasa el fin de año en tierras porteñas, en Plasencia los acontecimientos en casa de los Carreño se precipitan. Pilar ha reunido a sus hermanos y les ha pintado un cuadro maravilloso de lo bien que lo van a pasar viviendo en Madrid. A cada uno le ofrece una pincelada de lo excitante que puede ser para ellos la vida en la capital. A Julián le explica algo obvio, que viviendo en Madrid no tendrá que dormir en el cuartel sino que podrá hacerlo en la casa familiar. A Jesús, que podrá preparar la oposición para vista de aduanas y podrá ver los partidos del Atlético de Madrid. A Eloísa que le resultará más fácil aprobar los cursos de Magisterio yendo diariamente a la Escuela Normal. A Concha que encontrar un buen empleo que le guste será pan comido. Y a los pequeños que tendrán unos colegios estupendos, pero sobre todo que tendrán la oportunidad de hacer cosas tan excitantes como ir al cine más a menudo –son todos muy cinéfilos-, subirse en los tranvías y el metro, visitar el zoo y poder jugar en los parques públicos. El resultado no podía ser otro: todos se muestran partidarios de irse a vivir a Madrid, con la salvedad de Concha.

   -Pero en Madrid no tendré las amigas que tengo aquí.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 187. El título