"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 14 de junio de 2016

35. ¡Eureka, la primera pista!




   La sobremesa en el Café del Río se alarga. Ballarín da la impresión de que está realmente interesado en la posible contratación del establecimiento para la primera comunión de una de sus nietas, por eso continúa dialogando con el maitre sobre fechas, número de invitados, precios de menús y el largo etcétera que acompaña a un evento que en España es tan farragoso como puede serlo una boda. Ponte se ha quedado al margen de la conversación, de la que todavía no sabe si por parte de Amadeo va en serio o es solo para dar cuerda al jefe de sala. El diálogo que está manteniendo su amigo y el empleado le lleva a evocar, inevitablemente, su ya lejana primera comunión en la iglesia de su pueblo vestido de marinerito como mandaban los cánones de la época. De aquella memorable jornada dos hechos anecdóticos se le han quedado grabados a fuego: que la sagrada forma se le quedó pegada al paladar y que para despegarla tuvo que meterse los dedos en la boca;  pasó un mal rato pensando en si aquello sería pecado mortal. El segundo hecho, y que todavía parece escuchar hoy, es a su hermano pequeño, casi cuatro años menor que él, tirándole del pantalón y diciéndole:
- Tete, no rompas el traje que madre dice que va a guardarlo para mí – En aquellos empobrecidos tiempos de la posguerra era habitual que las vestimentas de los hermanos mayores las heredaran los más pequeños y más un traje de gala como el de la comunión.
   Manuel deja de pensar en hechos que casi tienen tres cuartos de siglo cuando oye que el maitre le explica a Ballarín que el único problema puede estar en las fechas porque para mayo, el mes álgido de las comuniones, ya le quedan pocos huecos, otra cosa sería si el evento se celebrara en abril o en junio. De pronto, se da cuenta que llevan toda la mañana indagando sobre el empleado del museo que vive en Los Cármenes y allí no lo han hecho. Como su amigo no parece que vaya a hacerlo decide ser él quien lo haga. Es consciente que están lejos de lo que podría considerarse el ámbito habitual de desenvolvimiento de alguien que vive en la calle San Conrado, pero ¿quién sabe dónde puede saltar la liebre?, como siempre repetía su tío Daniel que tenía fama de ser la mejor escopeta de Sevilla la Nueva.
- Señor Ramiro – Así les ha dicho el jefe de sala que se llama -, escuchándoles he recordado que, al igual que le sucede a mi amigo Amadeo, también uno de mis muchos nietos – No es cierto, solo tiene dos – va a tomar la primera comunión el próximo año y, por lo que usted nos está contando, éste sería un sitio ideal para celebrarlo. El mayor problema podría estar en casar las fechas. Hágame un favor, mientras ustedes terminan con los detalles para la celebración de la comunión de la nieta de Amadeo, ¿podría usted facilitarme la relación de fechas en que ya tiene el local comprometido? – Lo que realmente interesa a Ponte no son las fechas, lo que espera encontrar son los nombres de quienes han alquilado el restorán.
   El maitre duda unos instantes, mientras manosea el cuaderno en el que guarda la relación de encargos en firme.
-  No es política de la casa revelar nuestros encargos, pero tampoco lo hacemos cuestión de alto secreto y ustedes parecen gente de fiar - y dicho eso, le entrega a Ponte el cuaderno en cuestión.
   En la primera ojeada Ponte ve confirmada su suposición, junto a las fechas aparecen los nombres de quienes han hecho el encargo. Va pasando nombres que no le dicen nada, hasta que uno de ellos hace sonar un timbre de alarma en su cerebro, le suena pero no sabe de qué. Está dándole vueltas al nombre hasta que recuerda algo. Lleva consigo una libretita roja con un diminuto lápiz, útiles que le aconsejó Grandal; en ella apunta todos los datos, hechos y detalles que descubre en sus pesquisas detectivescas. Pasa una página, otra, otra… Ahí está, Juan Quesada es el nombre del pálpito. No por él, sino porque Quesada es cuñado de Obdulio Romero, el empleado del museo que vive en la calle San Conrado. ¿Qué importancia puede tener esa conexión? ¿Qué puede deducirse de que el cuñado del empleado sospechoso haya contratado toda la terraza del Café del Río para una primera comunión? El dato en sí no parece ofrecer ninguna pista consistente, pero una atenta lectura de la letra pequeña hace aumentar su interés. Dado el número de plazas encargadas, cercano al centenar, el tal Quesada necesitará disponer de toda la terraza. La celebración se realizará el tercer domingo de mayo, en plena vorágine de comuniones. Lo que no le dice nada es el menú elegido, el G-5, así como otras siglas que aparecen en la hoja.
- Señor Ramiro, perdone, solo un par de preguntas. Una es ¿qué clase de menú es el G-5? y la otra, dicho a bote pronto, ¿cuánto podría costarme alquilar la terraza?
- El menú G-5 es nuestra estrella, el más caro de la carta. En cuanto al coste del alquiler de la terraza eso depende, básicamente, de un conjunto de factores. Los cuatro más importantes son: uno, si se alquila la totalidad de la terraza o solo una parte; dos, el tipo de menú elegido; tres, el número de invitados y cuarto, de que mes se trate. A esos capítulos habría que añadir otros complementarios tales como la clase de decoración, si se quiere música en directo o enlatada, si se va a hacer un reportaje fotográfico, si se contratan animadores infantiles, si los regalos-recuerdos los facilitamos nosotros, etcétera, etcétera.
- Supongamos que pretendo alquilar toda la terraza, que el menú elegido es el G-5, que los invitados son cien y que el mes es mayo – precisa Ponte.
- ¿Y los elementos complementarios? – quiere saber el maitre.
- Los necesitaría todos. La comunión de un nieto solo se da una vez en la vida.
- Habría que hacer números – de pronto, el empleado se ha vuelto cauto.
- Por supuesto, pero dígame una cifra aproximada, ¿tres, cuatro, cinco mil euros?
   El maitre esboza una sonrisa pelín irónica.
 - A vuela pluma le diría que estaríamos hablando de una cifra que podría superar los veinte mil.
- ¿Veinte mil euros? – repite Ballarín, escandalizado, que ha seguido atento las preguntas de su amigo y las explicaciones del empleado.
- Tengan en cuenta – justifica el maitre -que solo el precio del G-5 para un centenar de personas estará rondando los once mil euros. Si a ello le añadimos todo lo demás, el monto final no estaría muy lejos de la cifra que les acabo de dar y hasta es posible que la supere.
- Gracias, señor Ramiro. Por el momento me bastan con esos datos – agradece Ponte.
   ¡Veinte mil eurazos! Es mucha pasta para derrocharla en una primera comunión, salvo que te sobre el dinero, piensa Manuel. No sé a qué se dedica el tal Quesada, se dice Ponte, habrá que investigarlo. Razón tiene Grandal cuando insiste que uno de los rastros que más datos terminan revelando son los que deja el dinero.
   La charla entre Ballarín y el maitre va concluyendo. Tras mucho tira y afloja, parece que ambos interlocutores llegan a un acuerdo, a reserva de la última palabra que será la de los padres de la neófita.
- ¡Cuántos sacrificios se hacen por los nietos! – exclama Ballarín que, al darse cuenta de que su frase es un poco exagerada, la matiza -. Aunque en este caso, solo es un sacrificio monetario y el dinero está para eso, para gastarlo.
-  Y bien cierto es don Amadeo – corea el empleado adulándole.
- ¡Lo que hace uno por los hijos o por los nietos! – Ponte se suma al laudatorio sobre los vínculos familiares.
- Fíjense, lo que para alguna gente supone la familia – comenta el maitre que también quiere poner en valor la importancia del núcleo familiar - Aquí vemos ejemplos de toda clase de familias. Desde las que se llevan fatal a las que ni siquiera se llevan. Aunque, afortunadamente son más las situaciones que podríamos calificar de ejemplares. Hablaba antes don Manuel de lo que se puede llegar a hacer por los hijos o por los nietos, pues bien hay personas que hacen lo imposible por familiares que ni siquiera son de consanguinidad directa. Un ejemplo: el cliente que ha contratado toda la terraza en el tercer domingo de mayo para una comunión no es ni el padre ni el abuelo de la criatura, solo es tío suyo.
- Ese tío tan generoso se llama Juan Quesada, por un casual – Es el tiro no tan a ciegas de Ponte.
   La cara de asombro del maitre vale por toda una respuesta.