"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 21 de julio de 2017

10. La tragedia de las dos Españas



   El lunes, veintisiete de junio, tal como habían quedado, los cuatro jubilados se reúnen por la tarde en casa de Grandal. Presentan sus respetos a Chelo como si fuera la señora de la casa pues si no lo es de iure si de facto, al menos los lunes, y luego alrededor de la mesa del comedorcito se disponen a comentar el resultado electoral del día anterior. Quedaron en que cada uno traería un periódico para ver qué dice lo que se conoce como la opinión publicada.
-A ver, Amadeo, tú has traído El País, ¿no?, pues adelante –le insta Grandal.
   Ballarín engola la voz y lee los titulares de portada:
-A cinco columnas, el titular es “El PP se refuerza y el bloque de izquierdas pierde terreno”. Y debajo lleva un gráfico de cómo ha quedado el parlamento: 137 diputados el PP, 85 el PSOE, 75 Unidos Podemos y 32 Ciudadanos. Y luego el puñado de escaños que sacan los partidos nacionalistas catalanes y vascos.
-Luis, a ver qué cuenta El Mundo.
-Primero trae dos gráficos con los datos de escaños nacionales y por provincias. Su titular principal, también a cinco columnas, es muy diferente del que acaba de leer Amadeo. Dice: Rajoy quiere gobernar con Pedro Sánchez.
-¿Y eso qué es, una noticia, un rumor o un deseo? –pregunta Ponte.                    
-Vete a saber –responde Ballarín.
-Hombre, si ese titular se confirmara no sería mala noticia. Una grosse koalition, al estilo de lo que hacen los alemanes, no le vendría nada mal al país. Sería la mejor manera de poner en su sitio, de una vez por todas, a los nacionalistas catalanes y vascos que siguen empeñados en romper una nación que tiene más de quinientos años de historia –opina Grandal.
-Bueno –es el turno de Ponte-, ahora me toca a mí y al ABC. Su portada gráfica trae una foto del presidente del PP con su esposa saludando a los seguidores que le jalean y el titular principal es: España quiere que gobierne Rajoy.
-Ya sabemos lo que cuenta y hasta lo que opina la prensa, ahora viene el turno de uno que no ha votado –apunta Grandal-. Si sumáis los resultados veréis que España sigue partida en dos, por un lado las derechas, por otro las izquierdas. PP más Ciudadanos suman ciento sesenta y nueve diputados. PSOE y Podemos Unidos cuentan con ciento cincuenta y seis, a lo que habría que añadir los diputados nacionalistas que se declaran de izquierdas. Este panorama me recuerda aquella especie de maldición que versificó el poeta:
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Cien años después de que Machado escribiera el poema seguimos con la tragedia de las dos Españas
-Y lo que te rondaré, morena –remacha Ponte que puntualiza-. Otro que tampoco ha votado piensa que dado el resultado habrá que hacer coaliciones, ¿pero cuáles?: ¿el PP más PSOE?, ¿el PP más Ciudadanos, más un tercer partido?, ¿el PSOE, más Podemos, más otro partido?
-También podría gobernar un solo partido en minoría –comenta Ballarín.
-Eso solo lo podría hacer el PP que es, con diferencia, el partido que ha sacado más votos y escaños –puntualiza Álvarez.
-En resumen, que estamos más o menos como estábamos en la elección de diciembre del dos mil quince –resume Grandal-. Podríamos decir aquello de que para este viaje no hacían falta alforjas. Nuestros políticos se han pasado medio año mareando la perdiz sin ser capaz de pactar entre ellos y los ciudadanos han tenido que ir a las urnas dos veces. Todo ello para volver a estar como antes. Desde luego, a estos politicastros que tenemos habría que mandarlos a picar piedra porque no creo que sirvan para mucho más.
   Lejos de Madrid, Curro Salazar, que ya está en Torrenostra, ha seguido el desarrollo electoral con mucho mayor interés que el cuarteto de jubilados. Tiene motivos, ha sido un sindicalista politizado y sigue teniendo muchos conocidos en las listas electorales que el PSOE, su partido, presentó por las provincias andaluzas. En la terraza del hostal donde se hospeda después del almuerzo se suelen formar dos tertulias. En una juegan al dominó y ha estado tentado en acercarse, pero no le ha parecido oportuno, piensa que ya tendrá tiempo para ello. En la segunda tertulia, que está al lado de su mesa, se habla del tema del día: el resultado electoral. No entiende casi nada de lo que dicen porque los tertulianos, todo gente mayor, hablan en valenciano. Vaya broma se dice, me voy de Portugal porque no les entendía y con lo grande que es España aterrizo en un lugar donde tampoco los entiendo. Es que no doy una a derechas. En ese momento, a la tertulia política se le suman dos nuevos miembros y, ¡oh sorpresa!, los integrantes dejan de hablar en valenciano y pasan al castellano aunque alguno de ellos le arrea cada zapatazo al diccionario de la RAE que tiembla el misterio. Uno de los recién llegados, alto, dotado de una prominente nariz y con el pelo encanecido está sentando cátedra sobre el resultado electoral.
-Han ganado los que tenían que ganar, pero sin sacar los diputados que tendrían que haber sacado. El PP es el único partido que puede conseguir que España salga de la crisis. Todos esos que se llaman a sí mismo progresistas no conseguirán más que aumente el paro, que se incremente la deuda pública y que vascos y catalanes sigan en sus trece de dividir el país –Sus argumentos pueden resultar peregrinos, pero nadie parece llevarle la contraria.
   El desconocido continúa desgranando las bondades del PP y despotricando sobre las funestas consecuencias que afectarán al país como los partidos de izquierdas logren formar un gobierno de ese signo. Hasta que llega un momento en que Curro, desoyendo a su otro yo que le susurra que no se meta en camisa de once varas, se levanta de su mesa y se sienta en una de las sillas vacías de la tertulia para dar su opinión sobre lo que deberían hacer los partidos políticos tras el resultado electoral, pero antes de que pueda hablar, otro de los tertulianos dueño de una potente voz de bajo echa su cuarto a espadas:
-Discrepo frontalmente de la opinión de Miguel. Es cierto que el PP ha logrado la mayoría minoritaria de diputados, pero si se suman a todos los partidos de izquierdas estos han sacado más votos y más diputados que los de la derecha porque la mayoría social de este país sigue siendo de izquierdas, digan lo que digan los periódicos y los paniaguados de la tele. Y como la mayoría de la gente es progresista, el que gobierne debe ser un partido de progreso, como ocurre aquí. Porque a ver: ¿quién manda en este pueblo?, pues una coalición de partidos progresistas como son el PSOE y Compromís.
-Te has olvidado de los concejales expulsados de Ciudadanos y que también se han unido a la coalición. ¿Esos también son progresistas? –pregunta un tertuliano.
   El partidario de los populares parece que no se ha tomado a mal que se le lleve la contraria porque con tono pausado y cortésmente pregunta:
-Entonces, Alberto, según tú, ¿qué debería ocurrir después del resultado de ayer?
-Lo que tienen que hacer ahora los partidos es un pacto de progreso para que no sigan mandando los amigos de los capitalistas sino los de los trabajadores. Porque vamos a ver, ¿cuántos capitalistas hay aquí? Que yo sepa, ninguno. En cambio, ¿cuántos trabajadores?
Lo somos todos o, al menos, lo hemos sido –matiza al ver que la mayoría de los contertulios deben haber alcanzado la edad de la jubilación-. O sea, que como los que curramos somos más nos deben gobernar los que nos representan.
-Oye Alberto –pregunta uno de los oyentes con un cerrado acento valenciano-, ¿y quiénes son los que nos representan?
-Eso es tan claro como el agua clara. Los que nos representan son los partidos de la clase obrera. En cabeza el PSOE al que debe juntarse Unidos Podemos.
-Pero con eso no se llega a la mayoría absoluta –objeta alguien.
-Lo sé, pero seguro que los socialistas convencerán a Ciudadanos para que también se una al pacto de progreso y entonces habrá ochenta y cinco diputados socialistas, setenta y uno de Podemos, más treinta dos de Ciudadanos, lo que suman ciento ochenta y nueve votos, muchos más de la mayoría absoluta que son ciento setenta y seis. Ese ha de ser el nuevo gobierno que el país necesita.
-¡Sí, señor, bien dicho! –exclama uno de los oyentes que se ha enardecido con las explicaciones del llamado Alberto.
   Es oír que jalean al que parece ser de su cuerda cuando Curro comprende que menuda metedura de pata si llega a intervenir, ese no es el papel de un fugitivo. Si pretende pasar desapercibido en su nuevo refugio tendrá que reprimir sus impulsos. En ese momento, alguien que debe estar cansado del tema político le da una larga cambiada a la conversación echando mano de un tema que siempre triunfa en las tertulias de los varones españoles.
-Hablando de otro tema más interesante, ¿vosotros creéis que el Barcelona ha merecido ganar la liga?

PD. Hasta el próximo viernes