"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 16 de febrero de 2024

Libro IV. Episodio 35. Una carta dramática

   Antes del asalto definitivo a Madrid, aviones nacionales sobrevuelan la capital lanzando octavillas en las que se insta a sus habitantes a colaborar en su conquista, pero con escaso éxito porque son muchos los madrileños que acuden a los barrios del noroeste para ayudar a la excavación de trincheras y a la construcción de blocaos y nidos de ametralladora. Otro dato es que, como informan las emisoras de ambos bandos, comienza a llegar la ayuda extranjera. Lo que cuenta Julio a sus amigos.

   -Ha dicho Unión Radio que han llegado a Madrid aviones rusos de un modelo llamado Polikarpov I-15. Y  de Albacete han salido con destino a Madrid tres batallones de voluntarios extranjeros.

   -Pues Radio Burgos ha contado que han salido de Hamburgo las primeras fuerzas de una unidad llamada la Legión Cóndor en ayuda de los nuestros.

   A todo eso, los nacionales van cercando la ciudad, por lo que la Junta de Defensa reúne a los líderes de las principales milicias. Acuden a la reunión, entre otros, Cipriano Mera, por los anarquistas, y Enrique Líster y Valentín González, más conocido como El Campesino, por los comunistas. ¿Serán capaces de organizar la defensa de Madrid?, se preguntan en la tertulia de Julio.

   -Unión Radio ha dicho –cuenta Julio a sus amigos- que varias brigadas de internacionales se están enfrentando a los nuestros en la Casa de Campo, en la Universitaria y en los accesos a la sierra de Guadarrama.

   -Pues Radio Burgos asegura –refiere Esteban- que la columna de Yagüe ha enfilado hacia el Manzanares, que la columna de Castejón se dirige a la Universitaria y que las columnas de Barrón y Tella intentan penetrar en Carabanchel.

   -Las famosas cuatro columnas que están cercando a Madrid –comenta Ramírez.

   -No, Damián, lo de la leyenda de las cuatro columnas es porque el general Mola dijo que había una quinta columna formada por los simpatizantes del alzamiento dentro de la capital. De ahí que los rojos llamen quintacolumnistas a las personas potencialmente desleales a la república.

   -Entonces, ¿nosotros somos quintacolumnistas? –pregunta Ramírez con su miajita de sorna.

   -Lo somos, pero de pacotilla, pues lo único que hacemos es charlar, aunque si nos cogen los milicianos escuchando emisoras nacionales nos pueden dar dan el paseo –admite Infantes.

   Álvaro, que continúa capitaneando el Cabo Home, sigue al día los acontecimientos que ocurren en la capital de España, al tiempo que patrulla las rías altas gallegas, desde la de la Coruña hasta la de Ribadeo. Hasta ahora no ha tenido que disparar las armas del bou, salvo para realizar prácticas de tiro. Y no se ha topado con ningún buque enemigo porque, siguiendo órdenes del alto mando, de momento la consigna es eludir, salvo en un encuentro frontal, a la flota republicana. El motivo es que la Marina nacionalista sigue contando con escasos buques y, excepto que sea imperiosamente necesario, no quiere ponerlos en peligro. A su vez, el Estado Mayor de la Armada republicana es consciente de que, a pesar de su superioridad numérica, sus buques cuentan con unos mandos poco duchos y, frecuentemente, de una lealtad republicana dudosa, por lo que también esquivan a sus enemigos.

   En noviembre, el Cabo Home tiene que atracar en los muelles del arsenal de Ferrol, la ametralladora Maxim-Nordenfelt se encasquilla y hay que repararla o reemplazarla. Álvaro aprovecha su estancia en la capital departamental para interesarse por el autor de una carta que le llegó hace días y que le desazonó al leerla, y se ha dicho que algo tiene que hacer por su autor. El texto empieza por un encabezamiento que, a excepción de la alusión al Sagrado Corazón, comienza a ser usual en el bando nacional:

                                          -I- (una cruz latina)

Arriba España. Viva Franco. Viva el Sagrado Corazón de Jesús.

Penal del Lazareto de San Simón. Vigo, 16 de octubre de 1936.

Mi oficial, a sus órdenes. Soy Mauro Ferreiras Rabazo. No sé si se acordará de mí, soy el marinero que, cuando navegábamos en el crucero Cataluña en el verano del 26, a la altura del cabo Ortegal, le expliqué que esa parte de A Mariña estaba llena de rocas negras como los llamados Aguillóns donde faenan los percebeiros. Y días después, al llegar a la ría de Bilbao, le conté que conocía cómo era la gente de por allí porque de niño viví en Baracaldo.

   El páter de la prisión, que es quien me escribe la carta, pues yo ando con la mano maltrecha, me ha sugerido que le cuente esos detalles a ver si se acuerda de mí, porque no sé si llegué a decirle mi nombre, que es el que he dicho al principio de esta carta.

   Verá, mi oficial, me atrevo a molestarle porque es el único mando, que recuerde, que ha sido atento conmigo pues me hablaba como si fuera su igual, aunque siempre le guardé el debido respeto. El caso es que estoy en este penal acusado de haber participado en el motín del Almirante Cervera el 19 de julio del año en curso. Es verdad que pertenecía a la dotación del crucero, pero no me amotiné, lo único que hice fue seguir a mis compañeros, pero no me rebelé contra mis jefes ni le falté el respeto a ningún oficial. Pero ahora me acusan de amotinamiento y eso puede suponer que, si alguien no da la cara por mí y avala que mi comportamiento siempre ha sido el de un buen y leal marinero, puedo ser llevado ante un consejo de guerra y hasta podría ser pasado por las armas.

   Le ruego, le imploro, señor, que tenga a bien escribir unas letras diciendo que me conoce y que siempre estuve al lado de los que creen en Dios y en la Patria y que soy leal, disciplinado y siempre obedezco las órdenes de mis superiores. Se lo pido por Dios y la Virxen de Vilaselán, que es la patrona de mi pueblo. Y también por mi muller y mis dos rapaciños que necesitan a su padre. Si no, ¿de qué vivirán?

   Siempre a sus órdenes.

   Mauro Ferreiras Rabazo. Contramaestre de maniobras.

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 36. Paracuellos