"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 5 de agosto de 2022

Libro III. Episodio 156. Tú friegas, yo guiso

   En las primeras semanas, la vida en el piso de don Quijote se desenvuelve de acuerdo a las normas que estableció Julia.  Los chicos desayunan antes de irse a sus respectivos centros, vuelven a mediodía para almorzar, luego regresan a sus colegios y, generalmente, hacia media tarde están de vuelta. Mientras, Paca limpia la casa, sale a la compra, guisa, lava, plancha y algunas tardes se permite el lujo de dar una vuelta por el barrio. Si sale y gira a su izquierda pronto se tropieza con el Paseo de la Castellana que no le gusta porque está muy concurrido y con una circulación de locos. Prefiere girar hacia la derecha donde enseguida se topa con la calle de Bravo Murillo desde la que suele llegar hasta la glorieta de Cuatro Caminos que le encanta, pues en ella y las calles aledañas los domingos abundan obreros y menestrales, criadas y modistillas, estudiantes y soldados, personal entre el que se encuentra en su salsa.

   El primer trimestre del curso 23-24 termina y los hermanos Carreño vuelven a casa, y con ellos Paca que ya no regresará a Madrid. Los demás hermanos les asaetean a preguntas: quieren saber cómo es la capital, si han subido en tranvía, si han cogido el metro, si hay muchos coches, si Álvaro ha ido al campo de O´Donell a ver jugar al Athletic de Madrid -que es el club del que es seguidor su padre-, si han ido a ver alguna zarzuela, cuantas pelis han visto y una interminable retahíla de preguntas. Cuando acaban las vacaciones de Navidad, Álvaro y Pilar regresan a la capital. Desde el primer día quien toma el timón de la casa es Pilar y le expone a su hermano las reglas de convivencia que, aparte de las de Julia, ha decidido dictar.

   -Vamos a ver, hermanito, ahora que no tenemos a Paca conviene dejar las cosas claras desde el primer día. La casa la voy a llevar yo pero, como dijo mamá, me tendrás que ayudar. El desayuno lo prepararé yo, pero luego los cacharros los recogerás tú y los dejarás limpios en el escurridor. Antes de irte deberás hacerte la cama. A mediodía pondrás la mesa, la recogerás y fregarás la vajilla y los cubiertos. De cocinar el almuerzo me encargo yo. Y por la noche lo mismo. Tu ropa usada no debes dejarla en cualquier parte, la pondrás en el cesto de la ropa sucia. Y ya que no vas a limpiar, deberás ensuciar lo menos posible. En cuanto a lo de venir antes de las nueve te lo ventilas como quieras, pero si antes de las nueve y media no estás en casa no cenarás caliente. Y de cómo vamos a repartirnos las tareas los domingos y festivos todavía no lo he pensado, en cuanto lo decida te lo diré.

   Álvaro se escandaliza ante la propuesta de Pilar. Cuando se ha visto que un hombre hecho y derecho haga faenas caseras solamente reservadas a las mujeres, pero conociendo el talante de su hermana se anda con tiento.

   -Pilar eres más marimandona que mamá, que ya es decir. Estoy dispuesto a ayudarte, naturalmente, pero no a hacer trabajos impropios de un hombre. Lo de poner y recoger la mesa pase, así como lo de hacerme la cama y echar la ropa sucia al cesto, pero ni hablar de que vaya a fregar los cacharros, esa no es faena para un futuro oficial de la Armada española.

   -Pues si tú no vas a recoger y fregar los platos y cubiertos, yo no voy a guisar para ti. Así, que tú verás.

   -No te atreverás.

   -Ponme a prueba –es la respuesta, tan contundente como lacónica, de Pilar.

   Álvaro conoce bien el temperamento volcánico de su hermana y sabe que es capaz de lo que ha dicho y mucho más. Por lo que echa mano de la táctica del hermano cariñoso.

   -Pero Pilarín, con lo que yo te quiero, que sabes que eres mi hermana preferida, ¿y me vas a hacer la judiada de no prepararme la comida? ¿Sabes lo qué pueden pensar de mí los compañeros del CHA si se enteran de que hago tareas propias de una mujer? Creerán que soy un mariquita.

   -No me dores la píldora, Alvarito –Pilar devuelve a su hermano el diminutivo-, yo también te quiero mucho, pero o haces lo que te pido o tendrás que aprender a guisar. Y lo que piensen tus compañeros del CHA me la trae al fresco. Si esta noche no friegas los cacharros de la cena, mañana tendrás que hacerte el desayuno, el almuerzo y la cena. Tú verás.

   La sangre no llega al río. Álvaro, conocedor del carácter de Pilar, opta por no ponerla a prueba y esa noche recoge los platos, vasos y cubiertos de la cena y los friega, mal que bien. Poco a poco, superando naturales roces, ambos hermanos van acoplándose y acostumbrándose a la obligada convivencia. A ello ayuda que la señora Casillas, la asistenta, es quien en los días que viene les guisa y también deja fregada la vajilla y los cubiertos. El primer incidente de alguna importancia es cuando una tarde llega Álvaro y se encuentra con que su hermana se ha traído a tres amigas del colegio. Al principio, el joven no sabe cómo reaccionar, recuerda que su madre insistió mucho en que no debían de llevar amigos ni conocidos a casa, y Pilar se ha saltado a la torera la recomendación materna.

   -Chicas –anuncia Pilar-, el mozo tan resultón que acaba de entrar es mi hermano mayor y futuro almirante. Álvaro, estas son amigas del cole: Maripaz, Terele y Cuca.

   Las muchachas se arremolinan alrededor de Álvaro y, sin mostrar ninguna clase de timidez, le atosigan a preguntas.

   -¿De verdad vas a ser marino?

   -¿Es cierto que los marinos tienen un amor en cada puerto?

   -¿Tienes compañeros con tan buena facha como tú?

   -Chicas, chicas, que me lo vais a marear –Pilar trata que sus desinhibidas compañeras se moderen-. No os lo vais a comer el primer día, dadle un respiro, porque ahí donde le veis, con esa planta donjuanesca, me parece que todavía no se ha estrenado.

   La declaración de Pilar enardece todavía más a sus desenvueltas amigas.

   -Me lo pido. Un bomboncito así no se puede desperdiciar.

   -Lo de desbravar bisoños es mi especialidad.

   -Con lo rico que está y aún no tiene novia, ¡qué chachi!

   -Hermano, no hagas caso a estas locas. La abuela Pilar diría de ellas que se les puede aplicar el refrán de perro ladrador poco mordedor. Toda la fuerza se les va por la boca, pero luego las que no se comen un rosco son ellas.

  Álvaro se limita a saludar a las jovencitas, se excusa de que tiene mucho que estudiar y se refugia en su habitación. Cuando comprueba que las chiquillas se han ido, sale hecho un basilisco.

   -Pilar, te recuerdo que mamá dijo que nada de traer amigos a casa y tú no has traído uno sino tres. Y encima unas descaradas de mucho cuidado. Si los papás llegan a saber que tienes unas amigas tan descocadas te pueden quedar dos rosarios para seguir en Madrid.

   -Hermanito, no te amontones que la cosa no es para tanto. Mamá dijo que no debíamos traer amigos, pero de otro sexo, y estas evidentemente no lo son. Y, por favor, guárdate todos esos epítetos que les has endilgado porque no se los merecen. Ni son descaradas ni descocadas; al contrario, son educadas y comedidas. Lo que pasa es que tú, por lo que intuyo, no has debido relacionarte con gente joven de la ciudad. Pues así son las chicas del siglo XX, muy pocholas.

   -¿Y se puede saber qué es eso de pocholas?

   -Alvarito, llevas más tiempo que yo viviendo en Madrid y veo que no se te ha caído todavía el pelo de la dehesa. Tienes que poner al día tu vocabulario, sino te van a tomar por un isidro como dicen los castizos. Pochola significa bonita, atractiva, agradable, maja.

   -¿Y ese palabro está en el diccionario?

   -Pues no lo sé ni me importa, y si no está terminarán poniéndola. ¿Pero se puede saber con qué clase de gente te relacionas? Si es que parece que no hayas salido del pueblo y llevas medio año en Madrid.

   -¿Con quién me voy a relacionar? Con los compañeros del CHA que estudian para el ingreso en la Escuela Naval.

   -Ni aunque me lo jures voy a creerme que todos los del CHA son tan pardillos como tú. ¿O es que solo te juntas con los que únicamente se dedican a estudiar?

   Salvo insignificantes roces, como el de las amigas pocholas, la convivencia entre ambos hermanos discurre razonablemente bien. Ambos son conscientes de que son muy diferentes, en temperamento, en gustos y en la forma de entender la vida pero, como distan de ser lerdos, han resuelto cooperar y aceptar las diferencias con el mejor talante posible. Por lo que el curso 23-24 termina felizmente, aunque para Álvaro ha sido un tiempo que considera perdido, pues cree estar lo suficientemente preparado para aprobar el ingreso.

   Pilar ha aprobado, sin ningún problema, el sexto curso de bachillerato y está más decidida que nunca en matricularse en la Facultad de Farmacia; hasta ha ido a verla, está ubicada en la calle de San Juan, en el barrio de Justicia del distrito Centro. En unos años espera convertirse en la primera boticaria de la familia. Además, va a tener la suerte de que otras dos compañeras de la ILE también van a matricularse en Farmacia.

   Ambos hermanos, antes de volver a Plasencia a pasar el verano, van a despedirse del tío Luis. Son conscientes de que mejor les irá teniéndole de cara, pues ha demostrado cumplidamente que es hombre de muchos recursos y con amistades inimaginables.

   -Pasad, chicos. Ya sé que me traéis buenas noticias. Tú –dirigiéndose a Álvaro-, has mejorado mucho tu inglés y en otras materias también has hecho progresos. En cuanto a mi sobrina preferida, me han dicho que tu media en el curso roza el sobresaliente, por lo cual no puedo menos que felicitarte –Los hermanos se preguntan cómo diablos se ha enterado el tío de sus resultados académicos-. Ahora bien, Pilar, ¿y por qué ese empeño en hacer Farmacia? Con las buenísimas notas que has sacado en todas las asignaturas de letras, tendrías que cursar Filosofía y Letras, que es una carrera que le pega de maravilla a una chica culta como tú y a la que además le interesan temas tan variados como contrapuestos. Hasta podrías llegar a ser una de las primeras catedráticas de la universidad española, tienes talento de sobra para ello. En cambio, ¿te vas a conformar con vender potingues toda la vida? Ten en cuenta que un boticario no es más que un tendero, distinguido si quieres, pero un tendero. Tú tienes demasiada clase para pasarte la vida detrás de un mostrador.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 157. Un futuro marino de secano