"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 5 de marzo de 2021

Libro II. Episodio 82. Llegar a un quid pro quo


   En la comida que Pilar y Etelvina han preparado para celebrar el presunto cumpleaños de esta última, Julia ha logrado tejer un diálogo con el mañego preguntándole sobre sus conocimientos enológicos. La joven, siguiendo el consejo de su mentora, tira de la lengua a Julio de modo que acapare la mayor parte de la conversación.

   -Entonces, ¿cuántos tipos de Jerez hay? –sigue preguntando Julia.

   -Pues la manzanilla, el amontillado, el oloroso, el palo cortado, el dulce de Jerez y la crema de Jerez

   -¿Tantos?, yo creía que había menos. De los vinos del resto de España, como famoso solo me suena el rioja, pero supongo que debe haber más.

   -Hay muchos y en muchas partes, pero posiblemente los más conocidos, además del jerez y el rioja, son los vinos de la Ribera del Duero, los tintos manchegos, los caldos del Priorato y los blancos gallegos como el ribeiro o el albariño. La lista sería interminable.

   Cuando el tema de los vinos, de los que Julio no sabe tanto como presume, se agota Julia vuelve a dar pie al droguero para que siga hablando.

   -Tu madre me ha contado que cuando estabas de vendedor ambulante te ocurrieron montones de anécdotas de lo más graciosas. ¿Por qué no nos cuentas alguna?

   -Ah, no, os voy a aburrir. Además hace rato que acaparo la charla.

   -Anda, por favor, cuéntanos algún sucedido –intercede Etelvina-, pero que no sea picarón para que Julina no se nos ruborice.

   Ante unas oyentes tan atentas, a Julio se le olvida la inquina que le tiene a su competidora y se lanza a contarles algunos de los sucesos que le pasaron en su deambular por la región extremeña. Cada instante que transcurre se encuentra más cómodo. Terminados los postres y antes del café y los licores, Etelvina, con aparente candor, formula la pregunta que debe marcar el camino sobre el real propósito del banquete.

   -Y hablando de otros temas, ¿cómo os van los negocios?

   A Julio la pregunta le ha pillado totalmente desprevenido y tuerce el gesto. Julia simula que tampoco la esperaba. Pero antes de que ninguno de ambos pueda responder, Pilar cuenta la anécdota de la charla que escuchó en el mercado, aunque la remodela de acuerdo a los fines que persigue.

   -Hablando de negocios, ¿sabéis qué escuché el otro día en el mercado? –Y cuenta lo que decían de la habilidad de Julia vendiendo artículos pour la femme para terminar agregando-… y lo más curioso es que momentos después las mismas comadres dijeron algo parecido de Julio, poniéndole por las nubes sobre lo que sabe de productos medicinales y lo bien provista que está su tienda de esa clase de artículos… Esa charla me dio que pensar. Ambos sabéis, pues los dos habéis sido alumnos míos, que cuando se me atraviesa una idea no hago más que darle vueltas como si en vez de cabeza tuviese una noria… y esto es lo que se me ha ocurrido…-Y sin más les plantea si han pensado en repartirse la clientela y explica detalladamente su propuesta de especialización.

   Julio, desconcertado y receloso al principio, escucha atentamente a su madre de la que sabe que no da puntada sin hilo. Julia también escucha con atención a su maestra, pero sin perder de vista las reacciones del mañego. El primer pensamiento de Julio es rechazar de plano la propuesta materna, pero Pilar, que parece haberlo intuido, no le da ocasión de que hable al preguntar primero a la joven.

   -¿A ti qué te parece, Julia?

   La joven tiene la respuesta preparada.

   -Antes que nada, quiero darle gracias de corazón por interesarse por nosotros. En cuanto a su plan tendría que pensarlo con más calma, hacer números y consultarlo con mi patrón, pero creo que en este asunto la opinión más importante y cualificada es la de Julio. Yo, a su lado, no soy más que una novata, tanto de los negocios en general como de la droguería en particular. Para mí lo que él diga será palabra de rey, porque estoy convencida de que no dirá nada a humo de paja, sino que su opinión estará fundada en su profundo conocimiento del negocio y su conocido sentido de la realidad.

   Los elaborados elogios de la chinata tienen el efecto de que Julio se repiense lo que iba a decir: que se opone radicalmente al plan de su madre. En su lugar, hace suyas las palabras de la joven.

   -Como ha dicho Julia, gracias madre por el esfuerzo que has hecho y quiero que sepas que tu plan, tan brillante como todos los tuyos, lo valoro enormemente. Dicho esto, coincido con Julia en que lo más prudente será pensarlo detenidamente, analizar pros y contras y echar cuentas. Al fin y al cabo, estamos hablando de negocios. Por cierto, Julia, tengo una pregunta a bote pronto, ¿qué crees que opinará del plan de mi madre el Bisojo?

   La joven se toma un tiempo como si tuviera que pensarse la respuesta.

   -Sabes mejor que yo que el señor Elías le da mil vueltas a las cosas y tratándose de su negocio con mayor motivo, pero hay un sentimiento que le impide pensar con la cabeza fría cuando se trata de cualquier hecho en el que tú estés involucrado. Y es que, como supongo que sabes, te detesta como no puedes imaginarte, por lo que basta que le cuente que has opinado del modo que sea para que opine lo contrario.

   -O sea, que si digo que soy favorable al plan dirá que nanay, y al revés.

   -En efecto.

   A todo esto las conspiradoras pretextando que van a fregar la vajilla y los cubiertos los han dejado solos.

   -Aunque antes has esquivado dar tu opinión sobre el plan de mi madre de manera muy elegante y hábil, todo hay que decirlo, ahora que no nos oye nadie me gustaría saber qué opinas de verdad. Y, por favor, no vuelvas a decir lo de que la opinión más importante y cualificada es la mía –lo último lo dice Julio con cierto retintín.

   -Lo siento, Julio, pero he dicho lo que siento. Porque no sé si sabes, pero te tengo un profundo respeto. ¿Te sorprende? –Pregunta la joven al ver el gesto de asombro de Julio-. Pues así es. ¿Cómo no voy a respetar al hombre que partiendo de cero ha logrado situar su tienda como la droguería más importante de la ciudad y hasta de media provincia? Lo ilógico seria lo contrario.

   -Otra vez te estás escabullendo, Julia –Ya ha dejado de motejarla de mocosa-. Insisto, me gustaría saber tu opinión, si es posible, vamos  

   -Si insistes, te diré mi opinión, que de momento solo es eso, una opinión, pues como bien has apostillado el plan hay que pensarlo detenidamente, analizar los pros y contras y echar cuentas –La joven repite casi literalmente algunos de los comentarios del mañego como si fueran conceptos infalibles-. Opino que lo que sugiere tu madre es más beneficioso para ti que para el tío Elías –Julia habla como si en el negocio del Bisojo ella no tuviera papel alguno-. Lo razono. Tú vendes más productos medicamentosos que el tío Elías, no en Plasencia pero sí en el resto de la provincia por la venta ambulante, algo que él no tiene, pero Elías también vende una cantidad nada desdeñable en Portugal a través del puesto fronterizo de Zarza. Por cierto, me han contado que has intentado poner en marcha una operación similar, pero que has tenido muchas dificultades para encontrar un comprador en Portugal. En cuanto a los artículos para la mujer tus ventas son menores que las del Bisojo, con el agravante de que has de tener un stock de existencias a las que solo puedes dar salida poco a poco, lo que incide negativamente en tus cuentas. Por tanto, y para no liarme más, pienso que si llegaras a un pacto con el tío Elías sobre el plan de tu madre y te traspasara los contactos en Zarza y Salvaterra el resultado te sería muy beneficioso. Ah, otra cosa, también deberíais llegar a un acuerdo sobre temporadas de rebajas y ofertas de saldos. En definitiva, firmar un pacto de no agresión y sellar una paz que te coronaría como el número uno del sector en el norte de Cáceres.

   Julio queda pensativo. Esta muchacha es más lista que el que inventó la pólvora, se dice. Y una trapisondista, ¿por qué habla del negocio del Bisojo como si ella no tuviera arte ni parte? De todas maneras, lo que dice tiene lógica, no sé si todo será tan de color rosa como lo pinta, en todo caso tendré que hacer números pues quizá la propuesta sea más interesante de lo que parecía a primera vista. Pero lo que dice es otra cosa.

   -¿Y tú serás capaz de convencer al Bisojo?, estoy seguro de que ni siquiera querrá hablar conmigo.

   -Por supuesto que no querrá verte, pero eso no será problema. El acuerdo, en caso de que lo aceptéis las dos partes, lo sellaría yo. En cuanto a si seré capaz de convencerlo, es fácil, le diré que tú te opones al pacto con lo cual decidirá lo contrario. Por ahí no habrá problemas.

   Lo dicho, piensa Julio. Esta chavala es más maquiavélica que mi madre, ¡que ya es decir! ¡La leche que le dieron!, tan jovencita y lo retorcida que llega a ser, pero que sea así me pone, reconoce. Hace mucho que no me pasaba eso con una mujer. Quizá sea porque está más rica de lo que recordaba, ahora entiendo porque tiene tantos moscones detrás. Piensa eso, pero lo que dice no tiene nada que ver.

   -Gracias por tus explicaciones. Ah, y permíteme felicitarte, por lo que veo el Bisojo te come de la mano, yo nunca llegué a tanto. Algún día me tienes que contar qué has hecho para que se comporte así. Otra cosa, de momento en lo único que ambos estamos de acuerdo es que el plan de mi madre hay que analizarlo detenidamente y hacer números, por eso creo que deberíamos continuar esta charla en otro momento. ¿Qué tal si nos vemos el próximo domingo?

   -Por mí encantada, charlar contigo es como recibir una clase magistral sobre el negocio. Dime el lugar y la hora. Solo una condición: deberíamos vernos en un lugar discreto, no quiero que le llegue a oídos del tío Elías que me estoy reuniendo contigo.

   -Eso es fácil, el domingo iré a comer con vosotras. A nadie le sorprenderá que un hijo visite a su madre. Que tú también estés allí es natural, pues allí vives.

   Y charlando amistosamente los encuentran las conspiradoras que se miran y sonríen, el plan del quid pro quo parece que ha echado a andar.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 83. Pacta sunt servanda