"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 2 de junio de 2023

Libro III Episodio 198. La tertulia del café Comercial

 

   Una vez aprobada la constitución, las Cortes eligen presidente de la república a Niceto Alcalá Zamora, jurista y político adscrito al Partido Liberal Democrático, y el 15 de diciembre se forma un gobierno, integrado exclusivamente por republicanos, presidido por Manuel Azaña del partido Acción Republicana. La presidencia de Azaña supone un giro a la izquierda en las políticas del gobierno por lo que, aun siendo socialmente reformista, su actuación es mucho más anticlerical y antimilitarista.

   Una de las cosas que más echa de menos Julio es la tertulia del casino de Plasencia. El intercambio de opiniones, los debates, recibir información que de otra forma se te pasa por alto o escuchar lo que opinan personas mucho más educadas y cultas forman parte de lo que todavía no ha encontrado en Madrid. Le han contado que en la capital existen varios cafés en los que hay tertulias de todas clases y que a algunas de ellas acuden personajes famosos. Le han hablado de La Ballena Alegre, en el café Lion de la calle Alcalá, a la que asisten conocidos escritores y hasta toreros famosos, del Varela, el Negresco, el Manila…, y ha visitado alguno de ellos, pero ha visto que son tertulias que no son para personas como él y en las que si no te introduce alguien es muy complicado meterse. Un día en el que, en la sobremesa familiar, cuenta la añoranza de su tertulia placentina, Eloísa le da una pista.

   -Pues mi patrón suele ir algunos días a una tertulia que hay en el Comercial, un café de la Glorieta de Bilbao. ¿Quieres que le pregunte si tú también podrías asistir?

   -¿Tú crees? –dice Julio, entre la esperanza y el temor de no ser aceptado o de que se trate de una tertulia en la que no encaje o que trate de temas que le superen.

   -No se pierde nada porque Eloísa pregunte –sugiere Julia, que añade-. Además, el señor Ramírez te tiene ley y, si está de su mano, seguro que te meterá.

   A todo eso, el final de diciembre se está echando encima y Álvaro les cuenta en una de sus cartas que para Navidad le darán un mes de permiso. Sus escritos suelen ser breves, lo justifica porque el cursillo de artillería naval y de lanzamiento de torpedos es muy denso y apenas si les queda tiempo para nada. Además, después de unos días de teoría los embarcan para realizar ejercicios prácticos. Ha estado enrolado en los remolcadores Ferrolano y Cíclope, en el acorazado Jaime I y en el crucero Miguel de Cervantes. El 21 de diciembre llega a casa el alférez de navío para disfrutar la licencia reglamentaria de Pascua.

   -Hijo, qué alegría, no te esperábamos tan pronto –Julia abraza a su hijo y respira satisfecha, ya tiene a todos sus polluelos en el nido.

   -¿Qué has venido, en el expreso de Vigo? –pregunta Julio.

   -Qué va, vengo de Cartagena. La segunda parte del cursillo la hacemos en la base naval cartagenera.

   -¿Y hay tren directo de Cartagena a Madrid?

   -Por supuesto, a través de la línea que une Chinchilla de Monte-Aragón, en Albacete, con Madrid y que funciona desde hace bastante tiempo.

   La Navidad del 31, pese a todos los sucesos que están ocurriendo en España y en el mundo, es feliz para los Carreño. Vuelven a estar todos juntos y la bonanza económica que ha logrado la familia hace que contemplen el futuro con mayor esperanza. Como dice Julio, que ha sacado la vena refranera de su madre, los duelos con pan son menos. Durante el mes que Álvaro está en casa, las conversaciones que mantiene con su padre giran siempre en torno a los mismos temas: el tratamiento que está dando el gobierno de Azaña a la Iglesia católica y a los militares. El marino cuenta que en la Armada hay mucho descontento con la política republicana y que muchos oficiales, aprovechándose del decreto de retiros extraordinarios, se han acogido al mismo, pero pensando en retornar si algún día cambia la situación.

   -Aunque, papá, fíjate cómo las cosas son según el cristal con que se miran. Unos oficiales de la Royal Navy estuvieron unos días en Marín y nos contaron que la República tiene muy buena prensa en Inglaterra pues se la mira con gran simpatía.

   -¿Y eso cómo puede ser, con la de barbaridades que están cometiendo los republicanos?

   -Eso mismo les preguntamos y su respuesta fue que, como lo que en Europa ahora da más que hablar son los partidos únicos y las dictaduras, la República aparece como una fuente de libertad y democracia.

   -Yo les diría a los ingleses que hay fuentes de las que mana agua envenenada, y ese es el caso de nuestra República. ¿Sabes que Ángela vino hace unos días llorando porque a las monjitas de su cole les han obligado a quitar el crucifijo de las aulas?

   Transcurrido el permiso, Álvaro regresa a Cartagena en cuya base embarcará en los submarinos de la Flota para los correspondientes ejercicios de lucha submarina. Antes de irse, les comenta que en febrero partirá para la Escuela de Aeronáutica de Barcelona donde realizará el cursillo reglamentario de aviación. Les exhorta a ver si se animan y van a verle, dado que la Ciudad Condal está muy bien comunicada con Madrid, sobre todo por tren.

   El nuevo año de 1932 comienza con buen sino para el patriarca de los Carreño. Tras la gestión hecha por su hija Eloísa, Ramírez le ha dicho que, cuando quiera, le llevará al café Comercial y le presentará a sus amigos de la tertulia que allí mantienen, aunque los integrantes suelen variar en función del día de la semana. En su caso suele ir los lunes, miércoles y viernes, pero en cuanto se integre en ella podrá asistir cuando le apetezca, y que esté tranquilo, pues se ha asegurado de que le recibirán sin ningún recelo, dado que la mayoría es gente como ellos, dueños de pequeños negocios y algunos funcionarios. Y le adelanta que los más habituales son Rufino Iglesias, dueño de una frutería del barrio de Salamanca; Ricardo Gutiérrez, propietario de una relojería; Avelino Hernández, dueño de una tienda de ultramarinos; Julián Rúas, que tiene una pequeña imprenta; Lisardo Valdés, funcionario del Ministerio de Gobernación; Macario Chaves dueño de una sastrería; Esteban Infantes, funcionario del Ministerio de Fomento y él. Asimismo, le informa de que los temas que más tocan son los de rabiosa actualidad, pero también hablan de toros, de fútbol y, por supuesto, de política, y que sobre lo último entre los tertulianos hay de todo: republicanos, monárquicos y liberales, aunque la mayoría son del sol que más calienta.

   La tarde del lunes, 11 de enero, Ramírez, acompañado por Carreño, se dirige al café Comercial, sito en la Glorieta de Bilbao, esquina a Fuencarral. Es un local bastante amplio y tiene pequeñas áreas que parecen pintiparadas para reunirse un grupo no demasiado grande de clientes. La presentación de Julio es bastante informal y tras los preceptivos saludos los tertulianos prosiguen la discusión que mantenían sobre un tema que no deja de sorprender a Julio: el arresto por la policía británica del político indio Gandhi. Al mañego le suena el nombre, recuerda que un día hablaron del líder indio en la tertulia placentina.

   -¿Y ustedes –Al igual que ocurría en Plasencia, los tertulianos se hablan de usted- creen que con eso de la no violencia, Gandhi conseguirá la independencia de su país? Amos, anda, pues no son chulos los ingleses ni nada. Son como los bulldogs que cuando muerden no sueltan la presa ni a palos. Ahí tienen a Gibraltar como ejemplo.

   Julio se da cuenta enseguida de que el debate apenas si tiene mordiente, hablan de Gandhi por hablar de algo, pero no es un tema que les apasione. Por eso, la discusión decae pronto y entonces, a falta de un tema más mollar, uno de los contertulios se dirige a él.

   -Nos dice el señor Damián –El perfumista, sentado al lado de Julio, asiente - que tiene usted una botica en la Gran Vía, ¿qué tal les va? Dicen que en poco tiempo se convertirá en una de las calles más concurridas de Madrid.

   -Bueno, realmente la botica no es mía, sino de mi hija mayor que es farmacéutica, aunque el resto de la familia le echamos una mano. Y por ahora no podemos quejarnos.

   -¿Y llevan mucho en Madrid?, porque según Damián antes vivían en Extremadura.

   -Desde mayo del año pasado y sí, antes vivíamos en Plasencia donde teníamos una droguería.

   -¡Hombre, es usted droguero! Tengo un cuñado que también lo es –interviene otro.

   -¿Y qué le parece Madrid? –pregunta un tercero.

   -Conozco la ciudad de otras veces, pero ha crecido mucho, hay barrios que no conocía y que parece que han surgido de la noche a la mañana.

   Los asistentes pierden pronto el interés en Julio y pasan a comentar la corrida celebrada en la Plaza de toros de Las Ventas del día anterior. Parece que Julio ha pasado la prueba de recepción con, al menos, un aprobado raspado. El mañego no vuelve a la tertulia hasta el siguiente lunes en el que vuelve a acompañar a Damián. Hoy el cotarro está más animado, están comentando que el pasado viernes el presidente de la República, don Niceto Alcalá-Zamora, inauguró la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria. Alguien explica que su creación fue una iniciativa del rey Alfonso XIII, que en 1927 cedió terrenos de la Corona en Moncloa para construir un campus que reuniera las facultades y escuelas técnicas madrileñas desperdigadas por la ciudad.

   -Lo que no cuentas es que no lo hizo por generosidad, sino porque desde la expulsión de Unamuno de su cátedra de la universidad de Salamanca, los intelectuales y el mundo universitario estaba que trina contra el Africano, y el hombre quiso congraciarse.

   Julio susurra a Ramírez, a quien tiene al lado:

   -¿Quién es el Africano?

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 199.  La Ley del divorcio