"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 26 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 32. El bou-armado Cabo Home

   A los tertulianos de la trastienda de Ramírez casi ni les da tiempo a comentar todas las noticias del conflicto.

   -El gobierno republicano ha publicado un decreto de movilización general para la defensa de Madrid, al tiempo que sus tropas han realizado contrataques para frenar el avance por el sur de la capital, en los que han participado carros de combate rusos T-26, y también se han utilizado  cócteles Molotov –cuenta Julio.

   -Pues Radio Burgos -informa a su vez Ramírez- ha acusado a los republicanos de haber fusilado, sin juicio previo, al escritor Ramiro de Maeztu, que en honor a la verdad no sé quién es, y al falangista Ramiro Ledesma Ramos, que ese sí que me suena. ¿No era uno de los mandamases de la Falange?

   Mientras, desde su buque Álvaro vigila la entrada de la ría ferrolana y mata las muchas horas muertas procurando estar al día de lo que ocurre en los diferentes frentes, con el soporte de la radio del torpedero y de los boletines del Estado Mayor de la flota. Lógicamente, las noticias que más le atraen son las referidas a aquellas en las que participan buques de ambas marinas. Y así se entera de que, por medio de un desembarco de tropa, los nacionales controlan Bata y la parte continental de la Guinea  española. Las autoridades republicanas ni siquiera intentan defenderse, sino que huyen a Camerún.

   El 20 de octubre llega al torpedero T.9 un oficio de la Sección de personal de la Comandancia General de Ferrol en el que, en el lacónico estilo castrense, se le comunica al alférez de navío, don Álvaro Carreño Manzano, que <<...por necesidades del servicio, se le  nombra comandante del bou-armado Cabo Home, de cuyo mando deberá tomar posesión en el plazo de 48 horas tras abandonar su actual destino…>> El nombramiento es como un mazazo para el placentino, ha de volver a releerlo para creérselo. Está desconcertado, no sabe si es un ascenso, una degradación o lo que en rugby se conoce como patada a seguir. ¿Comandante de un bou armado?, el joven alférez sabe que un bou no es más que una de las dos barcas que arrastran una red lastrada que barre el fondo del mar y, en el mejor de los casos, el bou-artillado será un pesquero de altura o un bacaladero. Pregunta y le cuentan que el Cabo Home es uno de los pesqueros de altura perteneciente a la flotilla del puerto gallego de Ribadeo que echa las redes en el caladero atlántico del Gran Sol. Lleva como armamento un Vickers; una ametralladora Maxim-Nordenfelt y una Hotchkiss. ¡Comandante de un pesquero reconvertido en buque de guerra!, Álvaro no acaba de entenderlo, le parece una broma pesada, pero ahí está el oficio como testigo de que no se trata de una inocentada. Tras darle muchas vueltas, decide averiguar qué se esconde detrás del nombramiento. La lancha del torpedero lo lleva a puerto y se dirige a la Comandancia Departamental, donde ahora está destinado Manuel Calderón, su antiguo comandante del Velasco. El capitán de corbeta le recibe inmediatamente y, tras los saludos reglamentarios y antes de que Álvaro pueda hablar, le pregunta:

   -¿Supongo que querrás saber el porqué de tu nombramiento?

   -Me ha adivinado el pensamiento, mi comandante. Lo del Cabo Home me ha dejado perplejo, aunque, como hago con cualquier orden, la cumpliré a rajatabla, pero a fuer de sincero no le oculto que más me parece un castigo que un ascenso.

   -Pues de algún modo lo es, Carreño; me refiero al ascenso. Te explico… -Y Calderón le cuenta que la pequeña flota del Cantábrico, que han podido salvar los nacionales de los motines de la marinería, está formada por el crucero Almirante Cervera, el acorazado España y el destructor Velasco, pero para formar un grupo de acción naval necesitan de barcos auxiliares que los arropen-. Y para ello, y hasta que los astilleros de Ferrol y Cádiz entreguen nuevas unidades de corbetas y patrulleros de altura, no ha quedado más remedio que reconvertir pesqueros en buques de escolta. Por eso están artillándolos y en breve esperan contar con una flotilla de una veintena de bous armados. La tripulación, en su inmensa mayoría, estará formada por pescadores que hicieron el servicio militar en la Marina, pero que, pese a ello, están ayunos de conocimientos bélicos. Por eso, el Estado Mayor ha resuelto que esos bous estén al mando de oficiales del Cuerpo General de la Armada y, dadas las misiones que tendrán que afrontar, han elegido a los mejores. Por tanto, debes considerarlo un ascenso y no un castigo. Ítem más, te he recomendado para que seas el comandante de la flotilla de bous artillados de Ribadeo. Buena mar y espero que no me defraudes

  Y así es como El Cabo Home, al mando de Álvaro Carreño, acompañado por otros dos bous, el Chamorro y el Ferrolano, forman una barrera frente a las rías altas hasta nueva orden.

   ¡Vivir para ver!, se dice el placentino, ¡quien me lo iba a decir, comandante de un pesquero militarizado!

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 33. ¡Advertido quedas!

viernes, 19 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 31. Las Brigadas internacionales

   Días después del episodio de las cédulas personales, los Bermejillo cuentan a Julia que las fuerzas nacionales tienen abierto el camino hacia la cercada ciudad de Oviedo y, por consiguiente, la liberación de Santander está más próxima. A lo que añade el médico que solo falta que las tropas de Mola presionen más para acabar con la resistencia de los vascos. Y, al parecer, así lo están haciendo, pues han rodeado el Cinturón de hierro de Bilbao, sistema defensivo considerado inexpugnable.

   El 12 de octubre se celebra, en las dos Españas, el Día de la Raza, aniversario del descubrimiento de América. En el bando nacional se organiza un magno acto en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuyo desarrollo es conocido por Julio por medio de Unión Radio, y que al referirlo a sus amigos también les cuenta las dudas que le plantea dicho evento.

   -No sé si todo discurrió como ha dicho la emisora, porque me da en la nariz que lo que han contado o lo han tergiversado o han debido censurarlo. Lo digo, porque no acabo de creerme que un hombre como Unamuno, que se posicionó contra la República, haya dicho lo que le atribuyen –y sin más les cuenta lo escuchado-. El acto de Salamanca estuvo presidido por el obispo de la ciudad, Pla y Deniel, el rector de la universidad, Miguel de Unamuno, y el más famoso mutilado, el general Millán Astray, aunque lo que dio mayor realce al acto fue que en la mesa de la presidencia estaba la esposa del Generalísimo, doña Carmen Polo. Los primeros conferenciantes disertaron sobre el Imperio español y las esencias históricas de la raza, atacando a Cataluña y Las Vascongadas por su afán autonomista. Las críticas suscitaron el rechazo de Unamuno que intervino criticando a los oradores, lo que provocó una protesta generalizada. El general, levantándose, gritó: ¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte! Tras lo cual, Unamuno continuó con su discurso, esta vez cargando directamente contra los gritos de Millán-Astray, terminando su intervención con las frases de: ¡Venceréis, pero no convenceréis! … y me parece inútil pediros que penséis en España. Unamuno tuvo que salir del paraninfo protegido por Carmen Polo, que le ofreció el brazo, mientras era increpado por los asistentes. Después de este suceso, Franco ha destituido a Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca.

   La cuarta semana de octubre se inicia con importantes novedades. La primera es la llegada a Albacete de los primeros brigadistas internacionales. La segunda que el presidente de la república, Manuel Azaña, se traslada a Barcelona.  

   -¿Por qué se ha ido Azaña a Barcelona, si allí no le quieren? –pregunta Julio. Esteban se encoge de hombros, pero Damián tiene la respuesta rápida.

   -Se ha ido porque es un cobarde.

   -Azaña no es santo de mi devoción, pero tampoco te pases, Damián –le reconviene Esteban-, supongo que se ha ido ante la proximidad del ejército de Franco a Madrid.

   -¿Y lo de los voluntarios extranjeros que van a formar brigadas internacionales cómo se cuece? –inquiere Julio.

   Esteban se pone en plan medio erudito, medio profético y comienza a describir lo que pueden llegar a ser las brigadas internacionales mezclando lo que sabe con lo que supone.

   -Por lo que he oído en la BBC, las brigadas internacionales serán unidades militares de voluntarios extranjeros. Al parecer, la mayoría de los que vienen no son soldados, sino trabajadores, parados y estudiantes reclutados por la Internacional comunista. Están llegando de muchos países, pero los más numerosos son los franceses.

   -¿Y van a luchar integrados en el ejército republicano o actuarán por su cuenta? –pregunta Damián.

   -Eso no creo que lo sepan ni ellos porque el gobierno de la República parece que en principio fue reacio a aceptar su creación, considerando que las brigadas están siendo formadas y regidas por el Comintern y su afiliado en España, el PCE. La opinión reticente del gobierno de Largo Caballero ha cambiado por el avance de los nuestros hacia Madrid que ha puesto en evidencia la crítica situación militar de la República, lo que ha hecho urgente reclutar la mayor cantidad posible de soldados.

Veremos en qué acaba todo.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 32. El bou-armado Cabo Home

viernes, 12 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 30. También buscan al doctor Bermejillo

 En Madrid cada día se oyen más cercanos los tambores de guerra. Los hermanos Carreño no siguen demasiado de cerca el desarrollo de los combates, pero su padre los tiene al día cuando, tras cenar, les cuenta lo que ha dicho el parte, que es la acepción con la que la gente ha bautizado a los noticiarios radiofónicos que se nutren de lo que cuentan los partes de guerra.

   -Papá, ¿es cierto que los nuestros ya han llegado a la provincia de Madrid? –Pregunta Julián que esta noche cena con ellos-, porque en la División nos han dicho que es un bulo.

   -¿Y qué esperas que cuenten los rojos?, mentiras y patrañas. Los nuestros llegaron a San Martín de Valdeiglesias y la columna de Castejón ha entrado en Chapinería, lo que supone que sí están en la provincia de Madrid.

   -A mí lo que me preocupa es lo que me contado un cliente, y lo debe de saber bien porque trabaja en el diario El Globo. Dice que están llegando al cuartel general de las Brigadas Internacionales, en Albacete, los primeros brigadistas. Y que eso será el primer paso para reconvertir las columnas de milicias en un ejército formal… -Pilar no puede acabar porque Jesús entra en el comedor y se pone a hablar tan aceleradamente que es imposible entenderle.

   -Jesús, cálmate y habla más sosegadamente –le amonesta el padre.

   -Que acaba de decir Unión Radio que las tropas republicanas han hecho un reajuste táctico en el frente de Navalcarnero. Y cada vez que hablan de reajuste quiere decir que la localidad a la que aluden la han tomado los nuestros.

   -Esa es una buena noticia, pues Navalcarnero solo está a unos treinta kilómetros de Madrid. Pensaba que en un par de semanas los nacionales estarían en Madrid; rectifico, lo estarán en dos o tres días –sentencia Julio. 

  En Suances, hacia mitad de octubre una tarde se presenta en casa de Julia el matrimonio Bermejillo muy nervioso. Unos milicianos han ido a la clínica de Santander en la que trabaja el médico a preguntar por él. Han dicho que volverán. Bermejillo teme que no le buscan por tener algún problema dérmico, sino porque los médicos, en general, forman parte de la clase burguesa y la mayoría de burgueses son partidarios de los golpistas. El matrimonio le hace una petición a Julia.

  -… y lo que venimos a pedirte es que, por unos días, Guillermo pueda dormir en tu casa, porque, si han ido a buscarlo a Santander, es muy posible que también vengan aquí.

   -Por Dios, dadlo por hecho. Nuestra casa es vuestra. Y si lo buscan, creo que será mejor que no solo venga a dormir, sino que se pase aquí la mayor parte de la jornada, al menos estos primeros días. ¿Y por qué te buscan, Guillermo?

   -No lo sé, pero sabes bien, Julia que, en los tiempos que corren, no se necesitan razones para detener a una persona y una vez detenido, como la justicia ordinaria prácticamente está desaparecida, te puede pasar de todo, desde que te dejen libre hasta que aparezca tu cadáver en una cuneta.

  Durante algunos días, Bermejillo pasa todo el día en casa de los Carreño, mata el tiempo leyendo, escuchando la radio, que se ha traído de casa, y dándoles algunas clases a los chiquillos. Cuando Julia trató de explicar a sus hijos el por qué el médico iba a vivir con ellos unos días, no le resultó fácil hacerlo de forma que lo entendieran, por lo que al final tiró por la vía fácil.

   -Don Guillermo va a vivir con nosotros unos días. Como es una buena persona, por eso lo buscan los malos. Y de esto ni una palabra fuera de casa.

   Un día, el médico escucha en una emisora republicana una información que, de alguna manera, le afecta. El Ministerio de Gobernación ha publicado un decreto, con el que trata de frenar la represión incontrolada, creando la Sección de Investigación de las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia. Guillermo piensa que si esa Sección se pone en marcha en Santander los milicianos dejarán de buscarlo. Sea por eso o porque no les interesaba tanto, lo cierto es que los milicianos ni han vuelto a la clínica a por él ni han aparecido por su casa de Suances. Con lo cual, pasados unos días, el médico se ha reintegrado a su domicilio. El hecho, además de reforzar los vínculos amistosos entre ambas familias, también supone que aumenten los aportes de comestibles de la tierruca por parte de los Bermejillo.

   En esos días una norma del gobierno de Largo Caballero afecta directamente a los Carreño de Soances. La orden dice que los arrendatarios que alojen forasteros deberán declararlo ante las autoridades correspondientes. Lo que origina que el casero que les alquiló la casita se haya presentado pidiendo las cédulas de todos los miembros de la familia, pues tiene que copiar los datos para entregarlos al ayuntamiento. Julia recela de la petición y sugiere al casero, a quien siempre ha tildado de buena persona, que no informe ni del arrendamiento ni de sus datos personales.

   -Vamos a ver, señor Fulgencio, este es el tercer verano que nos alquila la casa y nunca hemos tenido el menor problema. Nos ha bastado un apretón de manos para acordar el alquiler y no hemos necesitado de ningún papel. Y por lo que respecta al cobro del arrendamiento, no tendrá usted queja, le pagamos por adelantado. ¿Por qué ahora meternos en papeleos?, ¿qué va a ganar usted con ello? 

   -Créame que lo siento, señora Julia, pero en el ayuntamiento se han puesto muy serios y nos piden los datos de los inquilinos. Yo no gano nada con ello, pero en los tiempos que corren no hacer caso a los que mandan puede ser muy peligroso, lo sabe usted tan bien como yo. Por otra parte, creo que no hay nada que temer, otra cosa muy distinta sería que los papeles los pidieran los del Comité antifascista, pero siendo el ayuntamiento es lo normal -A Julia no le queda otra que dar al señor Fulgencio las cédulas personales para que copie sus datos, pero temiendo las posibles consecuencias.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 31. Las Brigadas internacionales

viernes, 5 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 29. El tío Luis necesita esconderse


   Los Carreño de Madrid, con la  excepción del padre que sigue los avatares bélicos con atención, tratan de llevar una vida sin pensar demasiado en la guerra, algo difícil de conseguir. 

   Pilar ha asegurado a su padre que se valen y se sobran para sacar adelante la familia. Y prueba de ello es que, como la cesta de la compra es un problema, a Eloísa se le ha ocurrido que algunos artículos farmacéuticos los podrían trocar en los pueblos aledaños por comestibles y animales de granja.

   -Y si nos cogen, ¿qué puede pasar?

   -Si nos cogen con estraperlo nos puede pasar de todo. Y como nos lleven a una checa ni te cuento. Y, por supuesto, Jesús no debe participar en ninguna expedición de esa clase –señala Pilar.

   -¿Y por qué no vamos al Rastro?, si no salimos de Madrid será más difícil que nos cojan  –sugiere Eloísa.

   -¿Desde cuándo en El Rastro se vende comida?

   -En El Rastro se vende de todo, y con probar no perdemos nada.

   El siguiente domingo, Pilar y Eloísa se acercan al mercado al aire libre, originalmente de objetos de segunda mano, que se monta todas las mañanas de domingos y festivos en las aceras de la Ribera de Curtidores. En cuanto se dan un garbeo por los puestos de venta, que han ido creciendo y ahora se extienden en torno a la plaza de Cascorro y calles aledañas, observan que el trapicheo de productos comestibles es incontable. Asimismo, descubren que los medicamentos más conocidos como las aspirinas, los calmantes y los productos laxantes tienen fácil salida. Realizan algunos trueques y vuelven a casa con un capacho lleno de comestibles. Por unos días calmarán el hambre.

   Una tarde de ese cruento otoño, los Carreño tienen una visita inesperada. Paca entra en la farmacia y le susurra al oído a Pilar:

   -Pili –Paca es la única de la casa que continúa llamándola como de pequeña-, está en casa don Luís. Dice que quiere hablar contigo.

   -¿Qué demonios se le habrá perdido al tío?-, se dice Pilar, pues en la familia se le creía en Extremadura y, por consiguiente, en zona nacional. El orgulloso y siempre atildado jurídico de la Armada parece ahora un hombrecillo encogido y temeroso, y va vestido con un mono azul, como el que utilizan los obreros, que le sienta como a un santo cristo dos pistolas.

   -Pero tío, le creíamos en Plasencia, ¿qué hace en Madrid?   

   La inesperada aparición de Luis Manzano sorprende a los Carreño. Lo que no les choca tanto es lo que el jurídico les cuenta: anda huyendo de las patrullas milicianas que se dedican a localizar a presuntos enemigos de la República.

   -Por eso necesito que me escondáis. Me están buscando y si me encuentran del paredón no me libra ni Santa Rita de Casia.

   -¿Y dónde vamos a esconderte, Luís?, esta casa no tiene ningún rincón donde meterte –objeta Julio.

   -Papá, el único sitio donde podríamos esconderle es en la cueva, pero tenemos el problema de que cuando bombardean todos los vecinos se refugian allí y será difícil explicar la existencia de una cara nueva.

   -Podría esconderme en esa cueva y cuando suene la sirena y antes de que llegue ningún vecino saldré y me meteré en la farmacia o en la casa, el sitio que creáis más seguro. Prefiero arriesgarme a las bombas que a los milicianos. Y si no es molestia, querría darme una ducha, hace una semana que no me lavo como es debido y debo oler a porquero.

   Con las estrecheces que están pasando los Carreño y ahora van a tener a uno más en la casa. ¡Lo que faltaba!

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 30. También buscan al doctor Bermejillo