"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 15 de marzo de 2019

95. No hay que vender la piel del oso antes de cazarlo


   Los amigos de Grandal se le han soliviantado cuando toma la decisión de informar sobre sus últimas investigaciones a la Guardia Civil de Torreblanca que actúa como policía judicial en el caso Pradera. La protesta la ha plasmado Álvarez al citar el viejo refrán de que unos cardan la lana y otros crían la fama, pues a menudo la recompensa y el crédito por un trabajo no se lo lleva quien en realidad lo realiza. Al ver que el enfado de sus amigos va in-crescendo, el excomisario opta por rebajar la tensión y la mejor manera es dándoles un hueso a roer.
-Bueno, chicos, no os amontonéis. Que pasemos información de lo descubierto a la Guardia Civil no quiere decir que nos vayamos a quedar mano sobre mano. Quedan flecos por investigar y eso es lo que vamos a hacer. Ahora bien, hay que ser realistas. No podemos investigar al Chato porque ni siquiera sabemos dónde vive, pero si sabemos que estuvo alojado en los apartamentos Jeremías de Alcossebre por lo que esa va a ser nuestra primera tarea. Hay otra investigación que considero todavía más importante. Los pichones nos han contado la existencia de un extranjero en el cuarto de Salazar que entró en la habitación para ayudarle, pero que se largó inmediatamente. Y, finalmente, habrá que hacer otra investigación sobre el hecho de que la tarde de autos varios testigos afirman haber visto en las cercanías del hostal a Alfonso Pacheco, acompañado posiblemente por su mujer, y a Jaime Sierra. Esa va a ser otra tarea importantísima.
-¿Y qué pasa con el guiri, qué hay que hacer? –pregunta Álvarez tan poco paciente como acostumbra.
-Eso es lo que hemos de averiguar. De él solo sabemos que es alto, recio, con el pelo negro y que se expresa mal en español. También sabemos que no era huésped del hostal según ha declarado la patrona. Tenemos que preguntar a todos los que están alojados en la primera planta del establecimiento si el día de la Asunción tuvieron la visita de una persona que responda a las características mencionadas. En el hostal solo hay registradas dos familias extranjeras, una inglesa y otra francesa, a ellas habrá que interrogar primero. Y luego preguntar a todo bicho viviente si la tarde de autos alguien vio a un tipo que pudiera parecerse a lo que sabemos de ese individuo. Y para facilitar la investigación sería la repera si encontráramos alguien que supiera dibujar medianamente bien y nos pudiera hacer un retrato robot. 
   Pedro Ramo alza la mano.
-Está pasando unos días conmigo mi hermano Chimo que dibuja muy bien. Se lo puedo pedir.
-¡Fenomenal! Ya tienes tarea, Pedro. Voy a llamar a Anca y a Rocío para que te acompañen y así tu hermano podrá realizar el boceto con los datos que le den.
-¿Para cuando quieres que lo hagamos?
-Para ayer. Espera, Pedro –Grandal llama a Anca a quien no localiza, pero sí a Rocío y le pide su colaboración que la andaluza ofrece inmediatamente. Solo tiene un problema, no tiene coche y por tanto no puede desplazarse.
-Que te dé su dirección e iré a recogerla –se ofrece Ramo- ¿Algo más, Jacinto?
-Nada más. En cuanto tu hermano haya hecho el retrato me lo traes ipso facto –responde Grandal.
-Pedro ya tiene curro, ¿y nosotros? -pregunta Ballarín.
-Vosotros tenéis dos importantes investigaciones que hacer. Una es iros a los apartamentos Jeremías y averiguar todo lo que podáis sobre la vida y milagros del Chato durante los días que pasó allí. La otra es preguntar a todo quisqui viviente en la playa si vieron el día de la Asunción a Pacheco, quizá acompañado de una mujer, y a Sierra. Como tenéis las fotos de ambos enseñarlas a todo el mundo a ver que conseguís sacar.
-¿Y tú qué vas a hacer, tocar el violón? –pregunta con su proverbial impertinencia Álvarez.
-Eso mismo, voy a tocarlo al alimón con Bellido –contesta con retranca Grandal-, a ver si de una puñetera vez el sargento se pone las pilas.
   Grandal llama al sargento y quedan en la cafetería de Marina d´Or donde suelen citarse. Cuando le cuenta al guardia civil sus últimos descubrimientos, Bellido poco menos que baila de contento. ¡Ahí tiene lo que precisaba para darle un empujón a su estancada carrera en el Cuerpo! En cuanto el excomisario le enseña el último esquema de su bloc de notas en el que ha compendiado en siete puntos los aspectos más relevantes de lo que resta por investigar el suboficial se explaya:
-Comisario, no sé cómo decirle lo agradecido que le estoy por su trabajo. Estará jubilado pero sigue siendo un as de la investigación criminal. Ahora mismo me marcho al cuartel para redactar un informe para la Juez de Instrucción. Se va poner como unas castañuelas de contenta porque comenzaba a temer que hubiésemos llegado a un callejón sin salida.
-Te dije que te iba a ayudar y no he hecho más que cumplir la palabra dada. Y si me lo permites, Bellido, te sugeriría que, por ahora, no se lo cuentes todo a la jueza…
-No puedo hacer eso, iría contra reglamento –le corta el guardia.
-No, Bellido, no se trata de infringir el reglamento, sencillamente de lo que se trata es de preservar las pistas que faltan por investigar en el ámbito de tu zona de competencia para que nadie pueda contaminarlas. Te explico.
   Y Grandal le explica al sargento que debe informar a la jueza sobre el Chato de Trebujena, a quien la policía andaluza tendrá que localizar para poder ser citado a declarar. Igualmente, tendrá que volver a citar a Carlos Espinosa para esclarecer lo referente al episodio de la botella de coñac. En cambio, debe guardarse para sí, de momento, lo referente a la posible estancia de Alfonso Pacheco y Jaime Sierra la tarde de autos en Torrenostra. ¿Por qué?, porque al ser una investigación que ha de efectuarse sobre el terreno es conveniente que el hecho no llegue a propagarse para que los investigadores a pie de campo no se encuentren con posibles obstáculos añadidos. El sargento no acaba de entender muy bien la explicación de Grandal, pero dada la fe que tiene puesta en él termina aceptando su propuesta e incluso hace una sugerencia:
-Esa investigación a pie de campo en la playa podría realizarla la pareja de la UCO. Desde que no rascan bola no hacen más que darme la tabarra. Se han convertido en un verdadero incordio.
-Me parece una excelente idea, pero dame cuarenta y ocho horas para que termine de elaborar las líneas de la investigación y luego metes a los de la UCO.
   La petición tampoco termina de entenderla demasiado el sargento, pero se ve incapaz de negarle algo al hombre que está salvando su carrera.
   La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Castellón se pone, como previó el sargento Bellido, muy esperanzada al recibir el informe de la comandancia de Torreblanca. “No tenía demasiada confianza en él, pero este hombre se está portando” piensa la jueza que inmediatamente llama al cuartel.
-Sargento, permítame darle la enhorabuena, ha hecho un excelente trabajo y tanto usted como los hombres a su mando han demostrado una gran profesionalidad. Ya he puesto en marcha la orden de búsqueda de José Jiménez, alias el Chato de Trebujena, y he vuelto a citar a Carlos Espinosa. Por cierto, en un primer análisis los del laboratorio de toxicología han encontrado restos de un tóxico que han de volver a analizar para determinar con exactitud su composición y los efectos que haya podido causar en la víctima. El señor Espinosa tendrá mucho que explicar al respecto. En cuanto a Jiménez y a su antiguo oficio quizá tenga algo que ver con los golpes recibidos por la víctima poco antes de fallecer. Le repito mi enhorabuena. Estaremos en contacto.
   Al sargento, que ya se ve con un nuevo galón en la manga, le falta tiempo para informar a Grandal de cuanto le ha dicho su señoría.
-Tendría que haber oído como se ha puesto la jueza, estaba más contenta que una niña con muñeca nueva.
-Me alegra mucho oír eso, Bellido.
-¿Cree, comisario, que podremos esclarecer el fallecimiento del extinto? –El adjetivo que el sargento convierte en sustantivo forma parte del peculiar vocabulario del suboficial.
-No hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, pero podríamos decir que estamos viendo luz al final del túnel. Ah, Bellido, sobre la moratoria de cuarenta y ocho horas que te pedí, antes de que pusieras a tus lebreles y a los podencos de la UCO a investigar sobre la posible estadía de Pacheco y Sierra en Torrenostra el día de autos te pido que la respetes escrupulosamente para no interferir mis investigaciones, ¿de acuerdo?
-Lo que usted mande, comisario.
   En el entretanto, Ramo ha llevado a su villa a Rocío para que describa con la mayor precisión posible el rostro del extranjero a quien encontraron ayudando a Salazar. El hermano de Ramo ha cogido sus lápices y un folio en blanco y se ha puesto a pergeñar el boceto de lo que podrían ser los rasgos estructurales del desconocido extranjero. A todo eso, Grandal ha localizado a Anca y le ha pedido que se sume al grupo de Ramo por aquello de que dos pares de ojos ven más que uno.
-¿Y dónde vive el señor Ramo? –pregunta Anca.
-Su chalé está en el Camí del Campàs, sin número. Me han dado como referencia que son un grupo de cuatro casas junto al mar que están a continuación de la villa de Cardona.
   Se oye a Anca hablando a alguien.
-Me comenta Vicentín, que es quien me va a llevar, que son las que en el pueblo llaman las villas de Pifarré. Ahora mismo salimos para allá.
   Chimo, el hermano de Ramo, ha demostrado ser un verdadero artista pues ha hecho un retrato robot que al decir de Rocío y Anca se parece bastante al guiri que encontraron en la habitación de Salazar. Grandal le pide a Ramo que haga un montón de copias del dibujo para enseñarlas por la playa. Cuando los amigos del excomisario conocen la noticia la satisfacción es general y Álvarez es quien se muestra más optimista sobre la pronta solución del caso.
-Esto va a estar chupado. Resolveremos el caso en un plis plas.
   Grandal, recordando lo que le ha dicho al sargento, repite:
- Luis, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo.

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré en el capítulo 23 el episodio 96. Mano de hierro en guante de terciopelo