"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 8 de marzo de 2016

Capítulo 2. La policía en acción 07. Un dúo con franchute añadido



   Tras el rapapolvo de su hija conminándole a que nunca más vuelva a hacer declaraciones a los medios, Manuel Ponte le jura y perjura que no volverá a suceder. El viejo coge a su nieto mayor de la mano y se van al parque. Al pasar por delante de la cerrajería que está en uno de los bajos de la finca donde vive, el cerrajero le llama:
- Don Manuel le he visto en la tele. Ha estado usted cojonudo. No sabía que había sido testigo del robo del museo. Me lo tiene que contar.
- Gracias, Marcos. Otro día te lo contaré. Ahora me voy con Gaby al parque.
   Desde la cafetería Rionegrito, uno de los clientes habituales que le conoce y que está tomando una caña en la puerta le grita:
- Señor Ponte, hay que tener un par de pelotas para enfrentarse a los atracadores como usted lo hizo. Bien hecho, sí señor.
   Y así, cada vecino y conocido con los que se cruzan le paran para felicitarle por la entrevista y por su valiente comportamiento en el suceso. Cuando al fin, abuelo y nieto llegan al parque les espera el último y desagradable encuentro.
- ¿Don Manuel Ponte, verdad? Somos de Antena 3 y queremos hacerle una entrevista sobre su testimonio en el robo del furgón blindado.
   El viejo da media vuelta y se marcha como si hubiese visto al diablo. Buena se pondrá su hija como se entere de que le acosa la prensa, mejor será no decirle nada.
   Mientras, la investigación sobre el caso del Museo de América, que en la jerga policial ha pasado a denominarse “Caso Inca”, sigue adelante a trancas y barrancas. Los dos inspectores encargados de coordinarlo han sido rápidamente bautizados por sus compañeros. Lo han tenido fácil. Les han puesto de mote el Dúo Sacapuntas, por un cierto parecido con una pareja de humoristas españoles que se hicieron famosos en la década de los noventa. Atienza es alto, delgado, desgarbado y con cara de ratón de biblioteca, apariencia a la que ayudan unas gafas montadas al aire y una nariz larga y afilada. Ello no impide que sea considerado como uno de los más agudos integrantes de la Brigada de Patrimonio. Bernal es bajo y rechoncho. Tiene la cara redonda en la que lo más destacado es una nariz aplastada, como la de un boxeador, y unos ojillos a los que parece que no se les escapa detalle. Sus colegas de la judicial le consideran un policía competente y tesonero. Hoy están reunidos en la Comisaría General, el jefe les va a presentar a un inspector que ha mandado la Dirección general de la Policía Nacional de Francia puesto que el furgón robado procedía de París, ciudad en la que el Tesoro Quimbaya había sido expuesto durante unos meses en el Museo du Quai Branly y francesa era  la empresa que transportaba el cargamento.
   El inspector galo se presenta como Michel Blanchard, del Servicio de Cooperación Técnica Internacional de Policía (SCTIP). Es de mediana edad y, dado como viste parece que acaba de salir de un tailleur du Faubourg Saint-Honoré. Por lo demás, parece una persona correcta aunque un pelín autosuficiente. No tiene problemas para entenderse con sus colegas pues habla un excelente español. No es raro, su apellido materno es Prieto, de los Prietos de la extremeña villa de Herrera del Duque, aunque es un dato que oculta celosamente a lo que le ayuda que en Francia se pierde el apellido materno. Eso sí, cuando habla en español tiene la propensión de usar de vez en cuando expresiones de su lengua paterna.
   Una vez hechas las presentaciones, los españoles le hacen un resumen de cuanto han averiguado hasta el momento sobre el robo del furgón y la posible identidad de los atracadores. La explicación es breve: tienen varias líneas de investigación abiertas, pero ningún resultado de momento. Desconocen la identidad de los delincuentes y no han encontrado el furgón. Precisamente, hallar el vehículo es una de sus prioridades pues están casi seguros de que el coche no ha salido de España y, posiblemente, ni siquiera de Madrid, lo que hace que su radio de búsqueda sea relativamente más factible.
   Tienen otra pista aún más prometedora: las cintas de las cámaras de seguridad están en blanco. El día del asalto, las dos cámaras apostadas en el ángulo izquierdo del museo, según contemplas la fachada, no funcionaban. Fueron las dos únicas cámaras que estaban estropeadas esa jornada. Hecho que les induce a pensar que posiblemente los atracadores tengan algún cómplice entre los empleados del museo. Han interrogado a todo el personal del centro, así como a los técnicos de la empresa encargada del mantenimiento de los sistemas de seguridad sin haber obtenido resultados concretos, pero siguen insistiendo en esa pista.
   Mientras, el único testigo del caso hace ya días que no abre el Kiosko. Con tantos lances y emociones lo de repasar la prensa ha quedado postergado. El miércoles, 28 se decide a hacerlo. Pulsa la web de El Mundo. La portada, con todo su colorido se despliega ante sus ojos. La foto que hoy le llama la atención es la instantánea que recoge el momento en que Pau Gasol le pone un tapón a Le Bron, una de las estrellas de la NBA. Este chico es realmente bueno, piensa el viejo. En la columna de la izquierda un rosario de noticias sobre el secesionismo catalán: Cataluña Sí que es Pot apuesta por el referéndum para frenar a Junts pel Sí y la CUP, La desconexión de Cataluña va en serio, Cuatro causas judiciales contra la familia Pujol y siguen más informaciones y artículos de opinión sobre el mismo asunto a los que ya casi no presta atención. Estos van a terminar siendo independientes a base de aburrirnos a todos, se dice. Otro titular concita su atención: Austria construirá una valla en la frontera con Eslovenia para detener a los refugiados. No será con vallas como vais a parar a esa marea humana que huye de la guerra y del hambre, piensa. Y hasta ahí llega.
   En tanto el viejo está cumpliendo con uno de sus diarios ritos, los dos inspectores encargados del Caso Inca siguen contando al policía francés que se les ha unido como van las investigaciones sobre el suceso. Cuando concluyen la exposición, Blanchard sintetiza lo más significativo en una sola frase:
- O sea, que solo hay un testigo ocular, el viejo que estaba en el exterior del museo.
- Bueno, también tenemos las cintas de las cámaras de seguridad del Faro de Moncloa, que esas sí que funcionaban. Lo que ocurre es que dada la altura del faro y el ángulo cenital en que están colocadas lo que se ve en las cintas es una visión muy escorzada, lo que las hace poco valiosas. Asimismo, contamos con las cintas de las cámaras de videovigilancia de la Agencia de Cooperación, el edificio contiguo al museo, en las que solo se ve el paso de los vehículos, pero que nos has permitido determinar la hora de la llegada de los atracadores – explica Bernal.
- Por tanto, la mejor y hasta ahora única fuente que contamos sigue siendo la del viejo. Contadme más de él – insiste Blanchard.
   Atienza abre una carpeta y hace un resumen de los muchos datos que tienen sobre la biografía del testigo del que, prácticamente, lo saben todo.
- Manuel Ponte Fernández, natural de Sevilla la Nueva…
- ¡Un andaluz! – exclama el franchute, como si el hecho de ser de la tierra de María Santísima fuera un dato importante para la investigación
- Sevilla la Nueva es un pueblo de la Comunidad de Madrid que está a unos cuarenta kilómetros de la capital – explica Bernal con una media sonrisa pelín irónica.
   El gabacho no parece molesto por su ignorancia de la geografía española, se limita a asentir. Atienza prosigue:
- Hizo estudios primarios, bachillerato y un grado de formación profesional en centros públicos. Muy joven entró en la empresa Hidroeléctrica Española como lector de contadores. Fue ascendiendo en la compañía hasta llegar a dirigir el Servicio de Reclamaciones, actualmente reconvertido en Departamento de Atención al Cliente. Se casó tarde, frisando los cuarenta…
- ¿Frisando? – inquiere el gabacho, cortando la exposición de Atienza.