"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 17 de junio de 2014

4.17. Papá, eres un fósil

   La intuición de Pascual Tormo, al visitar la muestra de “El dorado futuro de Senillar” y contemplar la maqueta de la proyectada urbanización de la Marina, de que los planes de los constructores podrían torcerse comienza a materializarse. Pronto arrecian las protestas de quienes están en contra del proyecto, aunque por el momento siguen siendo una minoría formada principalmente por gente joven, la mayoría de ellos estudiantes, y por jubilados. El resto de los vecinos, sobre todo los que están en edad de trabajar, cambian gustosos los marjales del humedal por un puesto de trabajo y los mayores ingresos que reportan las incesantes construcciones. Por ahora, los jóvenes críticos se conforman con incrementar el pegado de pasquines y el buzoneo de folletos en los que exponen lo que ellos consideran el expolio de una zona muy ligada al pasado del pueblo y el único humedal vivo que existe en la comarca.

   A Maximino, el pseudo presidente de AJOTSE, se le ha ocurrido una idea que expone a Sergio, su compañero en la artificial asociación sin asociados.
- ¿Has visto los carteles que han puesto por el pueblo en contra de lo de la Marina?
- Es imposible no verlos, hay uno en cada esquina.
- Como aquí en el despacho no hacemos nada más que tocarnos los huevos, se me ha ocurrido que podíamos dedicar parte de la jornada a pasearnos por el pueblo y cartel que veamos, cartel que arranquemos. Haremos algo de provecho, nos ganaremos el sueldo y le daremos un alegrón al estirado del Lavilla, además así le demostraremos que también somos capaces de pensar.
- Sí, no es mala idea, pero recuerda que Lavilla ha insistido en que seamos discretos y no nos signifiquemos demasiado, mientras no sea absolutamente necesario, y que nos vean arrancando pasquines no es un modelo de discreción precisamente. Si te parece, antes de ponernos a ello vamos a llamarle y contárselo para que nos dé su visto bueno.
- ¡Joder, macho!, eres de los que no vas ni a mear sin permiso de los jefes. Ahora entiendo porque has subido tan deprisa en la empresa del Francisco, por lameculos.
   Sergio da por no oída la ofensiva expresión de Maxi y lo que sí hace es llamar a Eliseo Lavilla. La respuesta del experto es salomónica. Les dice que los carteles ni tocarlos, lo que tienen que hacer es confeccionar un listado de los sitios donde suelen colocarlos y cuando lo tengan les enviará un par de peones jóvenes, que no sean del pueblo, para que sean ellos quienes se encarguen de arrancarlos. La contramedida resulta ser absolutamente ineficaz, en cuanto ha desaparecido un pasquín al día siguiente han colocado otro. Terminan por olvidarse del asunto, es una batalla que han perdido, no deja de ser más que una pequeña pelea, pero es la primera que pierden los magnates del ladrillo. ¿Una premonición?

   El grupo que capitanea Chelo Arbós, a quien su padre amenaza la mitad de los días con encerrarla en un internado religioso para que no siga con su cruzada ecologista, está organizando una manifestación en contra de la urbanización de la Marina. Piden ayuda a Pascual Tormo para que les aconseje como hacerla. Cuando le cuentan sus planes, el profesor les echa un jarro de agua fría:
- Creo que el planteamiento de manifestación que estáis haciendo es erróneo. Por dos razones básicas. Una es que no debéis manifestaros por las bravas, hay que hacerlo por las vías legales. Otra es que nada de llevarlo todo en secreto, lo tenéis que plantear con luz y taquígrafos. Esta es una guerra en la que la única posibilidad que tenéis de vencer es si os ganáis a la opinión pública. Es en esa cancha donde se va a dirimir la contienda. Os enfrentáis a un enemigo muy poderoso, con enormes recursos y sin ninguna clase de ética, si tienen que jugar sucio lo harán sin pestañear. Echando mano del manoseado tópico, vosotros sois el David de esta historia, por tanto estáis obligados, dicho en frase bíblica, a ser astutos como serpientes y sencillos como palomas.
- Hacerlo por la vía legal, ¿qué supone? – pegunta uno de los muchachos del grupo.
- Que debéis solicitar al Ayuntamiento el preceptivo permiso para manifestaros.
- En cuanto sepan para qué es la mani no nos lo darán – apunta Chelo.
- Si la solicitud está ajustada a derecho no creo que os nieguen el permiso. Os daré unas notas con los trámites que debéis realizar. Y aún en el supuesto de que os prohibieran manifestaros, habríais ganado la batalla de la opinión pública. Y, como dije, es en esa cancha donde se va a ganar o perder este enfrentamiento. Además, en el supuesto de la negativa siempre tendréis la baza de acudir a los tribunales.
- También queremos pedirte otra cosa, que seas tú, junto a nosotros, quien encabece la mani.
   Pascual tuerce el gesto, la petición no parece que le haya hecho ninguna gracia.

   A la autoridad municipal la solicitud de la manifestación no le ha sorprendido, hace días que el runrún de la misma circula por los mentideros locales. Los dos cabezas de fila de los partidos que sustentan al equipo de gobierno del Ayuntamiento se reúnen para tomar una resolución al respecto.
- Yo no sé lo que opinas tú, pero te adelanto que estoy en contra de todo cuanto se oponga a urbanizar y construir, sea en la Marina o en la plaza del pueblo – afirma tajante Guillem Armengol, el líder de los nacionalistas.
- Estoy contigo al cien por cien, el problema es que, según me cuenta el secretario, la petición se ajusta a la ley y podemos meternos en un berenjenal si les negamos el permiso – replica Javier Blasco, alcalde y presidente del PP.
- No creo que vayan a meternos en el trullo por negarnos – puntualiza el concejal de urbanismo.
- No, pero si no damos el permiso y recurren al juzgado dice el secretario que tenemos las de perder y, claro, la concesión o no de la autorización la he de firmar yo. O sea que el marrón también me lo comeré yo solito. ¿Sabes qué? Voy a llamar a Arbós y que me aconseje – resuelve el alcalde.
- Te dirá lo mismo que te he dicho yo.
- Es que también le pediré que consulte con sus jefes de BACHSA, esa gente tiene un montón de abogados a su servicio y serán quienes mejor nos pueden asesorar.

   La llamada de Javier Blasco a José Ramón Arbós no puede llegar en peor momento, está en plena bronca con su hija mayor. Arbós le dice a su conmilitón que lo consultará y ya le responderá. En cuanto cuelga el teléfono sigue con su reprimenda:
- ¿No comprendes que eres la persona menos idónea para significarte? ¿Acaso no sabes que, junto a mi amigo Amador, soy el representante local de BACHSA que, precisamente, es la empresa que va a construir esa maravilla de ciudad residencial en que se convertirá la Marina? ¿Es que quieres matarme a disgustos?
   Chelo se muerde la lengua para no replicar a su padre, sabe que da lo mismo lo que le diga, su progenitor seguirá dándole la matraca, como así sucede.
- Al final vas a forzarme a que te meta en un internado.
- No pienso irme ni aunque me envíes una pareja de la Guardia Civil.
- Chelo, no me calientes los cascos que no sabes de lo que tu padre es capaz. Y, por supuesto, te prohíbo terminantemente que asistas a la manifestación. Si es necesario, te encerraré en tu habitación, pero ningún Arbós irá con esa panda de inútiles y vagos que se van a manifestar. Es mi última palabra. Y no me rechistes.
- Papá, eres un fósil.