"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 2 de septiembre de 2022

Libro III. Episodio 160. Que Dios reparta suerte

   Pilar está ayudando a tranquilizar a Álvaro antes de las pruebas de ingreso en la Escuela Naval y, tras hacerle un estudio, concluye:

   -Si Descartes no falla, tienes que aprobar por bemoles -Más que el experimento en sí, lo que ayuda a Álvaro a templar los nervios es la seguridad que le transmite Pilar en sus posibilidades.

   Unos días después, el tío Luis informa a Álvaro de las últimas nuevas sobre la oposición que ya ha firmado el joven.

   -El reconocimiento médico lo vais a pasar en el Hospital Militar de Carabanchel y las demás pruebas se celebrarán en el cuartel del Infante Don Juan que acaba de inaugurarse; tiene la entrada por el Paseo de Moret, frente al Parque del Oeste. Ahora solo falta que se publique la composición del tribunal. ¿Cómo van esos nervios?

   -Estoy algo más tranquilo. Pilar me hizo una prueba según la cual tengo seis probabilidades sobre seis de aprobar –y Álvaro le cuenta a su tío el método cartesiano que le aplicó Pilar.

   -Esa hermana tuya es un fenómeno. Todo lo que tiene de descarada lo tiene de ingenio. Lástima que sea mujer, si fuera un macho llegaría donde quisiera.

   En Plasencia, todos los Carreño anda pendientes de la oposición del primogénito. Los padres se plantean si ir a Madrid unos días para prestar apoyo moral a su hijo, pero tras discutirlo optan por no ir, piensan que su presencia podría distraer al chico. De todas maneras, Julio dice que le pedirá consejo a don Enrique, por lo que por la tarde se dirige al casino con la seguridad de que allí encontrará al médico. Resulta que el doctor Lavilla no está, pero el resto de contertulios están debatiendo la última noticia que les ha facilitado el comandante Liaño. 

   -Los rifeños de Abd el-Krim han atacado zonas de Marruecos bajo protectorado francés y se han hecho con algunas posiciones de las que han desalojado a las guarniciones francesas.

   -A este paso el líder rifeño se va a apoderar de todo el norte de África –vaticina don Mauricio. 

   -Sin embargo, desde mi punto de vista –objeta Liaño-, Abd el-Krim ha cometido un burdo error estratégico.

   -¿Y por qué, comandante? –quiere saber Galiana.

   -Porque el gobierno francés se mostrará ahora más dispuesto a colaborar con el español para poner fin a la rebelión rifeña. Y por muchos hombres que tenga Abd el-Krim y de que la orografía del Rif no sea la más propicia para el despliegue de grandes contingentes de tropas, le va a resultar imposible aguantar la embestida conjunta de dos ejércitos.

   -Pero para eso antes tendrían que ponerse de acuerdo Francia y España –objeta don Mauricio.

   -Y no dudo que terminarán haciéndolo. No les queda otra. Además, tengo entendido que Primo de Rivera mantiene muy buena relación con el generalato francés.

   La Gaceta de Madrid ha publicado la resolución del Ministerio de Marina nombrando el tribunal que ha de juzgar la oposición. Lo presidirá el capitán de navío, D. Jorge Villavicencio de Cominges, al que acompañarán un vicepresidente,-capitán de corbeta-, y tres vocales -tenientes de navío-, el más joven de los cuales ejercerá de secretario. El tío Luis le comenta a Álvaro lo que sabe del tribunal.

   -No hemos tenido mucha suerte con su composición. Solamente conozco a Villavicencio. Está destinado en la base de Ferrol y pertenece a una familia de gran raigambre marinera. Uno de sus antepasados, Juan María Villavicencio y de la Serna, fue Capitán General de la Armada española y, si no recuerdo mal, sus restos están enterrados en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando. Jorge tiene fama de ser un comandante tan exigente como justo. Con él las recomendaciones van a tener escaso valor, por lo que creo que será más prudente no decirle nada.

   Como todo en la vida, llega el momento de la oposición. Unos días antes de la primera prueba -el reconocimiento médico-, Álvaro todavía mantiene pequeñas dudas, una de ellas es como ir vestido. Y una vez más recurre a quien tiene más cerca, su hermana.

   -Oye, Pilar, ¿cómo debería vestirme para las pruebas?, ¿de sport, de calle, o me pongo el traje cruzado que me compró mamá para la primera comunión de Concha?

   La joven se piensa la respuesta.

   -Creo que deberías ir vestido según la prueba. Para el reconocimiento médico de calle, pero con corbata por supuesto. Para las pruebas físicas, de sport pero llevando en una bolsa ropa deportiva y unas zapatillas de tenis; ah, y el bañador y una toalla. Para las demás pruebas traje y corbata, pero no te pongas el cruzado, resulta demasiado solemne.

   -Y si algún miembro del tribunal me pregunta algo, ¿cómo debo tratarlo?

   -Haces preguntas de bombero, tato. De usted y de señor, y con la mayor cortesía, pero sin achantarte, no vayan a tomarte por un mequetrefe. Tranquilo y, como dicen los toreros, que Dios reparta suerte.

   El día antes del reconocimiento médico, la dirección del CHA informa a sus alumnos que este año les realizarán una prueba que es la primera vez que se hace en la Armada española: un test psicológico que, según les explican, es un instrumento experimental que tiene por objeto evaluar los rasgos generales de la personalidad de cada aspirante. Como se desconocía que iban a efectuar dicha prueba en el CHA no los han preparado para afrontarla, por lo que el temor cunde entre las filas de los opositores. Álvaro, que se ha encerrado en casa dando el enésimo repaso a las materias del examen, se lo cuenta a Pilar. 

  -No estamos preparados para esa prueba, no sé qué puede pasar. Lo que me faltaba para que me pusiera más nervioso.

   -Tranquilo, tato, el test no es más que otro elemento del reconocimiento médico, y supongo que no se valorará individuamente sino en conjunto con las demás pruebas. Al final imagino que lo que valdrá es si estás sano o no, y tú tienes una salud de hierro.

   -A mí lo que me tiene mosca es que el test sirve para conocer la personalidad. Y si sale que tengo una personalidad que no encaja con lo que debe ser un oficial de la Armada, ¿qué pasa?

   -Mira, hermanito, si hay alguien que tenga una personalidad firme, un carácter prudente y buenas dotes para mandar, ese eres tú.

   -O sea, que soy un mandón.

   -No he querido decir eso, sino que eres una persona a la que por tu carácter y personalidad es fácil seguirte y obedecerte.

   -De todas formas, Pilar, estoy acojonado. ¿Qué me aconsejas?

   -No soy una experta en psicología, pero te aconsejo que seas tú mismo, el de siempre. No trates de engañar, contesta con sinceridad y cuando dudes en un ítem aplica el sentido común, que de eso andas sobrado.

   Por fin llega el 22 de junio de 1925, lunes. Los opositores a ingresar en la Marina española, han sido convocados por el tribunal a las 9 de la mañana para pasar el preceptivo reconocimiento médico en el Hospital Militar de Carabanchel. El padre de Santiago Andrade, uno de los compañeros de Álvaro en el CHA, se ha ofrecido a llevar en coche a su hijo y sus amigos al centro médico. Para entretenerles, en el viaje les cuenta que la creación del hospital se remonta a una Real Orden de 1887 que declaraba la necesidad de construir tres hospitales: uno situado al norte, otro al este de Madrid y el último en el pueblo de Carabanchel Bajo, cuyo ayuntamiento ofreció  gratuitamente un extenso solar en los alrededores de la localidad.

   En el hospital, previa identificación de cada uno de los opositores, les hacen quedarse en calzoncillos, y un equipo de médicos y sanitarios del Cuerpo de Sanidad Militar comienza a practicarles las pertinentes pruebas. Los tallan, los pesan y van pasando por distintos especialistas que les examinan y les hacen pruebas optométricas y audiológicas. Y no todos las pasan, un compañero de Álvaro es rechazado porque le detectan un soplo cardíaco, y otro opositor, al que no conoce, por padecer una hipoacusia de grado medio. Los demás, entre ellos el joven Carreño, son declarados aptos para presentarse a la oposición. Álvaro llega a casa resoplando, se ha quitado un peso de encima. Pilar le está esperando para conocer el resultado.

   -Te lo dije, tato, estás más que sano, sanísimo. Y ahora a por la siguiente prueba que, por lo que me contaste, es la de nadar, los saltos y todo lo demás.

   -Bueno, el primer peldaño lo he subido sin tropezar, veremos el resto. Voy a darme una ducha y me encierro en la habitación a seguir empollando.

   -Lo de la ducha es lo suyo, pero lo de encerrarte en tu cuarto no me parece buena idea. La siguiente prueba, la de los ejercicios físicos, ¿cuándo es?

   -Pasado mañana.

   -Pues lo que deberías hacer ahora, después de ducharte, es darte un paseo para estirar las piernas y mañana acercarte al gimnasio, practicar unas tablas sencillas de gimnasia y hacer unos largos en la piscina para estar en plena forma para el miércoles.

   -Pilar, eres la mejor asesora personal que uno puede tener. Como apruebe creo que tendré que hacerte un regalo de lo más pocholo. Te lo estás ganando.

   Llegado el miércoles, los opositores se concentran en el gimnasio del cuartel donde se realizarán las pruebas físicas. El salto del caballo le da un buen susto a Álvaro pues no lo ejecuta con total limpieza, ya que uno de sus muslos roza el aparato, pero se lo puntúan como válido. Compensa lo del caballo con la subida de la cuerda que ejecuta con gran rapidez y sin apenas ayudarse con los pies. En cuanto a los cien metros de natación, estilo libre, queda el segundo de su serie con un tiempo muy inferior al exigido. La calificación de la prueba es, como la del reconocimiento médico, apto o no apto. Al día siguiente, el secretario del tribunal pincha en el tablón de avisos del cuartel dos notificaciones: una, la relación de los aspirantes calificados como aptos, uno de ellos es Álvaro Carreño Manzano; la otra, la fecha de realización del examen de idiomas que será el próximo viernes, día 26, en el cuartel del Infante Don Juan. ¿Cómo me irá?, se pregunta Álvaro.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 161. Si quieren preguntar levanten la mano