"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 19 de agosto de 2022

Libro III. Episodio 158. Franco de ría

    Pilar, cuando se va de jarana, que es siempre que puede, suele hacerlo con compañeros de la facultad y con amigos, más o menos ocasionales, que conoce en los sitios más impensados: en los bares de otras facultades, en una sala de jazz, en un merendero que frecuenta en el Puente de los Franceses o simplemente en la calle. Sus diecisiete años y su fuerte temperamento la llevan a probar todos los placeres posibles y a experimentar emociones y sensaciones hasta ahora impensables para ella; solamente la religiosidad que sus padres le han inculcado la frenan para no trasgredir ciertos límites. Dado que la mayoría de amigas que conserva de su paso por la ILE son muy modernas, trata de imitarlas y un buen día, sin pensárselo dos veces, va a una peluquería que hay en Bravo Murillo y sale peinada a lo garçon. Cuando al llegar a casa su hermano la ve se monta la bronca.

   -¿Pilar, cómo te has atrevido a cortarte el pelo así?, ¿qué crees que va a decir mamá cuándo te vea? Pareces un chico.

   -Te prometo que no he cambiado de sexo, sigo siendo una chica, al menos eso dicen mis compañeros de la facu.

   -Sí, claro, ¿qué van a decir esos sinvergüenzas con los que te relacionas? A este paso vas a terminar mal. Y eso no es lo que más me preocupa, sino el broncazo que me voy a ganar a costa de tus excentricidades. Por ahora no se lo voy a contar a los papás, pero te doy de plazo de aquí a fin de curso para que recuperes el peinado que tenías.

   -¿Tú te has pensado bien lo de ser marino? A ti lo que te pegaría sería ser juez del Santo Oficio o, mejor aún, de la Inquisición si todavía existiera.

   -Déjate de coñas y hazme caso, modera tus salidas de tono y presta más atención a las amistades que haces o vas a terminar mal. Y como hermano mayor, y por el buen nombre de la familia, no estoy dispuesto a consentirlo.

     Las Navidades de 1924 discurren para los Carreño como siempre, aunque esta vez se han producido pequeñas novedades. Una es que Pilar se ha empeñado en ser ella la que lleve la batuta en la preparación de las principales comidas. Se ha traído un libro de cocina francesa con la intención de prepararles menús como los que ofrecen algunos de los más prestigiosos restoranes madrileños. Otra cosa que ha hecho la flamante universitaria es tratar de cambiar su peinado a lo garçon para no suscitar las reconvenciones de su madre e intentar contentar a su hermano, que no se ha chivado. Lo consigue solo a medias pues sigue teniendo el pelo muy corto. Ante su sorpresa, a su madre le gusta el nuevo peinado, pero en cuanto a su vestimenta…

   -Pilar, ¿qué le ha pasado a esa falda?, ha debido de encoger porque se te ven las rodillas. Ponla en la cesta de la ropa de zurcir y Paca te bajará el dobladillo –Pilar no se ha atrevido a decirle a su madre que fue ella la que la acortó.

   Otra novedad de estas Navidades es que el tío Luis está en la ciudad y naturalmente el matrimonio Carreño se ha apresurado a invitarle. El día de Navidad, tras el copioso almuerzo, el tío Luis y Julio se quedan a solas fumando sendos vegueros que el jurídico paladea con fruición, pero que al cabeza de familia le sabe a rayos puesto que no está demasiado acostumbrado a fumar puros. Desde que su primogénito decidió ingresar en la Armada hay una cuestión que no ha dejado de inquietarle a Julio: el asunto de quien paga la formación en la Escuela Naval y, en un momento de la charla, cree que es la ocasión de preguntárselo a Luis.

   -Tío, en el supuesto de que el chico aprobara el ingreso, quisiera saber cuánto puede costarnos su estancia en la Escuela. Más que nada para calcular la liquidez que deberé tener para hacer frente a los correspondientes pagos.

   -No te preocupes por eso. Te costará muy poco. Desde el momento en que un chico ingresa en la Escuela pasa a ser un miembro más de la Armada y por tanto es ella la que cubre sus necesidades básicas. Vosotros solo tendréis que darle dinero de bolsillo para sus caprichos o para tomarse un vino cuando esté franco de ría.

   -Eso último no sé qué es, tío.

   -Es una frase propia de la jerga marinera. Significa tener permiso de paseo para los marineros, y se remonta a los tiempos en que la gente de abordo que disponían de permiso tenía que llegarse en bote a puerto, franqueando la ría, desde una embarcación fondeada en la costa. Y abundando en el coste de la Escuela, a partir del tercer curso pasará a ser guardiamarina y tendrá un pequeño sueldo del que se le descontarán ciertas cantidades para atender a sus necesidades. En otras palabras, no te preocupes por tu liquidez en lo que atañe a la vida del muchacho una vez que ingrese en San Fernando.

   -¿Y cree que podrá ingresar?

   -Seguro. La gente del CHA está muy contenta con él. No solo le tienen calificado como un buen chico, sino que además están muy satisfechos por su aplicación. A lo mejor no es el número uno de la promoción, pero probablemente estará entre los mejores. O sea, que tranquilo.

    Álvaro también ha mantenido una conversación a solas con su tío. Le cuenta sus temores desde que en San Fernando un guardiamarina le preguntó en que base estaba destinado su padre. Lo que, prudentemente, no le dice es la opinión que tenían sobre los jurídicos.

   -Y que mi padre no sea marino, ¿no puede ser un hándicap para mi ingreso?

   -Tranquilo, chico. No tienes un padre marino, pero sí un tío. Y no te negaré que los hijos del personal de la Armada gozan de ciertas facilidades para ingresar, por otra parte bastante lógicas. Si estás en el tribunal de ingreso y se presenta el hijo o el hermano de un compañero tuyo es natural que lo mires con simpatía y, sin forzar las ordenanzas por supuesto, si puedes echarle una mano discretamente, ¿quién no lo haría? Pero hay plazas para todos.

   -Pero si esos casos son numerosos, los que no pertenecemos a una familia con tradición marinera tenemos menos posibilidades –insiste el chico que añade-. Y hasta se cachondearon de mí por el hecho de ser de Plasencia, como si los que hemos nacido tierra adentro no pudiéramos ser marinos.

   -Ya te he dicho que no tienes que preocuparte por eso, y no me gusta repetir las cosas –El tío Luis ha sacado su vena de cascarrabias-. Tú lo que tienes que hacer es echar el resto en los meses que faltan para la oposición y lo demás déjalo de mi cuenta. Y no marees más la perdiz.

   Antes de volver a Madrid, Álvaro, que es muy deportista, se explaya contando a su familia como va a ser el desarrollo de uno de los eventos más estacados del próximo año: los Juegos Olímpicos que se desarrollarán en París.

   -Será la VIII Olimpiada y va a ser algo nunca visto. Se celebrará entre el 4 de mayo y el 27 de julio, y se estima que acudirán más de 3000 atletas, incluso competirán mujeres, posiblemente más de 100.

   -¿Qué habrá chicas que correrán, saltarán y todo eso? –pregunta Julián, asombrado.

   -¿Qué crees, Julianillo, que las mujeres no somos capaces de correr? ¿Ya te has olvidado que cuando echábamos carreras, después del tato, yo era la siguiente en llegar? –pregunta Pilar con sorna.

   -¿Y cuánto dinero se lleva de premio el que gana una carrera? –quiere saber Julio.

   -Ni un céntimo, papá. Solo la gloria de ser campeón y una medalla. Ten en cuenta que todos los participantes son amateurs.

   -¿Y eso de amateur qué es? –inquiere Concha.

   -Aficionado, tonta –le responde Jesús.

   -Tonto lo serás tú –se defiende la niña.

   Acabadas las vacaciones navideñas, Álvaro y Pilar retornan a Madrid. Ese segundo trimestre del curso lo aprovecha Pilar para poner su guardarropa al día. Busca una tienda de las que hacen composturas y les lleva dos de sus vestidos -más no se atreve-, para que amplíen los escotes, les corten las mangas dejando los brazos expuestos al aire libre y acorten la largura de las faldas. Y con sus ahorros se compra un conjunto que ha visto expuesto en una boutique de la calle Arenal; es un vestido hueco, de falda larga adornada con franjas de galón y volantes. Piensa que cuando lo vean sus amigas del pueblo se van a poner verdes de envidia.

   Unos compañeros de facultad, alguno de los cuales vive en la Residencia de Estudiantes de la ILE, invita al grupo de amigas de Pilar a una exposición de pintura que se va a celebrar en la propia Residencia. Por primera vez, se ve metida en un ambiente bohemio y oye hablar de los vanguardismos pictóricos como el orfismo, el cubismo y el surrealismo y, en general, la pintura abstracta. Cuando terminan la visita, la pregunta es obligada.

   -¿Os ha gustado? –Las respuestas son para todos los gustos. Pilar, como casi siempre, es sincera y no oculta sus impresiones.

   -Si os digo la verdad, no sé si me ha gustado; para empezar, no entiendo muy bien que a una señora se le pinte un cubo en vez de cabeza o que un caballo sea de color verde.

   -¿Pero tú conoces a Picasso?

  A Pilar que hayan puesto en duda sus conocimientos sobre pintura moderna le ha sentado como un tiro, aunque lo cierto es que no sabe casi nada. Y se apresura a ponerle remedio. Pasa varias tardes en la biblioteca de El Ateneo y cuando termina nombres como Picasso, Klee,  Mondrian o Chirico ya no le resultan unos desconocidos. Pero en esa búsqueda acaba descubriendo otro estilo pictórico que le impacta más: el impresionismo, y la deja tocada al enterarse de que esos pintores se dieron a conocer en 1874. ¡Y ella los acaba de descubrir medio siglo después! ¿Pero qué clase de formación me dieron?, se pregunta. Y en ese momento se promete a sí misma que eso no volverá a ocurrir.

   Ajenos a las vicisitudes de sus hijos mayores, en Plasencia la vida de los Carreño discurre como siempre: los chiquillos es sus respectivos colegios, los pequeños bajo el mando de Paca, y los padres en sus quehaceres habituales, Julia en las tiendas, y Julio, de trashumante por la región, solo suele estar en casa los fines de semana que son las fechas que aprovecha para asistir a la tertulia del casino y ponerse al día de lo que pasa por el mundo. ¡Y vaya si pasan cosas!

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 159. Tienes que aprobar por bemoles