"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

jueves, 21 de junio de 2018

58. Andando que luego es tarde


   Grigol Pakelia, una vez recibido el mandato de llevar adelante el plan B, se dispone a ejecutarlo. Lo único que le extraña de la orden es que le han dicho que ya no haga más llamadas al número que le habían facilitado para preguntar si cenaban esa noche. Se encoge de hombros, los tipos que le han encargado el trabajito sabrán lo que se hacen.
Inmediatamente comienza a diseñar el plan para la eliminación de Curro Salazar que desde ese momento pasa a ser el objetivo. Hace una lista de los aspectos que tiene que planificar. Reconocer el escenario en el que el objetivo desarrolla su vida. Enterarse de cuál es su rutina diaria: si se baña, si toma el sol, si pasea por la playa, donde come, que bares frecuenta, si va solo o acompañado, si se echa la siesta, si sale por la noche…  También cavila sobre el medio a utilizar para ir hasta Torrenostra y el que va a emplear para escapar. Si será mejor ir solo o acompañado. Que armas va a emplear para la eliminación del objetivo. El momento del día más idóneo para ejecutar el trabajo. ¿Debería disfrazarse o ir tal cual es? Algo que no le preocupa es el calendario, los que le han encargado la operación solo le han dicho que la ejecute cuanto antes, pero no le han marcado ningún plazo concreto.
   Lo primero que piensa realizar es desplazarse a Torrenostra para inspeccionar el escenario en el que vive Salazar. Puede ir por tierra o por mar, como hizo la primera y única vez que  estuvo en esa playa. Se dice que un viaje en lancha podría resultar problemático y dejaría muchos rastros pues tendría que alquilarla. Lo descarta, viajará en coche ya que el lugar cuenta con dos accesos que le ofrecen rápidas vías de escape: la N-340 y la AP-7. También descarta emplear su propio vehículo, lo mejor será robar uno para no dejar huellas. En cuanto a llevar compañía lo más adecuado sería ir acompañado de una mujer, las parejas son lo más habitual en una playa y por tanto no despiertan ningún recelo. Recurre a lo que tiene más a mano, a Alessia. Había resuelto olvidarse de la italiana porque no ha conseguido llevársela a la cama, pero como ahora la necesita será cuestión de volver a ponerle buena cara. Cuando la llama se encuentra con la desagradable sorpresa de que se ha vuelto a Italia. Lo que más le fastidia no es que se haya largado, sino que se ha ido sin despedirse. Tendrá que ligarse otra. El azar viene en su ayuda cuando la camarera de uno de los bares que suele frecuentar comenta que, contra toda lógica empresarial, su patrón le ha dicho que puede librar a partir del mediodía. No se lo piensa dos veces.
-Si al final de la mañana estás libre hoy es tu día de suerte, te invito a pasarlo en una playa cercana, Torrenostra, y que es estupenda. Almorzaremos en un buen restorán y luego disfrutaremos de playa, paseo en moto náutica y por la noche cena donde te pete.  
-Y todo ese paquete, ¿a cambio de qué? –inquiere la joven con desconfianza.
-De nada, solo de tu compañía. La invitación obedece simplemente a que me caes bien y estoy más solo y aburrido que una lapa. Me basta con tener alguien con quien charlar.
   Y así quedan. Pakelia piensa que en principio le debe valer con Elvi, que supone que es una contracción de Elvira, como pareja para comenzar a reconocer el terreno donde se mueve Salazar. El siguiente paso es robar un coche, algo que le resulta sorprendentemente fácil, le basta con darse una vuelta por las atestadas calles de Las Villas y termina haciéndose con un modelo de bastante potencia pero muy común: un Ford Mondeo de color champán. Ni siquiera tiene que violentar la puerta porque está abierto y tampoco ha de hacer un puente pues las llaves las encuentra debajo de la alfombrilla del asiento del conductor. En cuanto a las rutas hasta Torreblanca puede ir por la N-340 o por la AP-7 accediendo a la autopista por la entrada de Castellón o por la de Orpesa del Mar y desplazándose hasta la salida 44 que es la que conduce a Torreblanca. También descubre en Google Maps que desde Orpesa se puede ir en coche a Torreblanca por un camino rural llamado Camí l´Atall y que otro camino con idéntico nombre, no le ha quedado claro si es el mismo, enlaza Torrenostra con Alcossebre, por lo que si fuera necesario podría eludir pasar por el centro de Torreblanca. Un dato a tener en cuenta para trazar el plan de huida.
   En cuanto a disfrazarse se dice que para una primera misión de reconocimiento no será necesario. Bastará con que cubra su negro cabello con una gorra que no sea muy llamativa y que oculte parte de su rostro con unas amplias gafas de sol. Ahora le resta pensar en donde va a almorzar con Elvi. Duda entre llevarla a un restorán de Las Villas u Orpesa, pero tras pensarlo opta por almorzar en alguno de Torrenostra, así comenzará a dominar el escenario de su trabajo. Incluso va más allá, llama al hostal donde se hospeda Salazar para encargar una reserva a mediodía para dos. No se sorprende cuando le dicen que está todo reservado. Le ocurre lo mismo en los dos establecimientos siguientes a los que llama. En el tercero encuentra mesa libre. Almorzarán en el restorán El Marítim, que por lo que ve en internet está en una de las calles perpendiculares al mar, quizá por eso todavía tiene mesas libres. Respecto a la cuestión de las armas a utilizar para la eliminación del objetivo lo deja para una fase posterior. De todas formas, como hombre precavido, coge el cable de fibra que utiliza como arma de estrangulamiento y de corte con el que asfixiar o degollar a alguien hasta la muerte, dado que abulta poco y pesa menos. Cuando está preparado, coge las llaves del Mondeo y se dirige a recoger a Elvi. La joven ya lleva el biquini puesto y también lleva una transparente bolsa de mano en la que se adivinan una toalla y demás complementos para el baño.
-¿Dónde vamos a comer? –pregunta la muchacha.
-Te voy a llevar a un restaurante de Torrenostra donde me han dicho que se come muy bien.
-No conozco esa playa, me han contado que no está mal, pero que tiene poca movida.
-Mejor, así estaremos más tranquilos.
   Pakelia opta por hacer el primer recorrido hasta Torrenostra por la N-340. Lo primero que anota es que se trata de una carretera que soporta un denso tráfico, tanto de turismos como de camiones, lo que lentifica extraordinariamente el recorrido. Además, entre Benicàssim y Orpesa hay un pequeño puerto que suma lentitud a la marcha. Tras pasar este último pueblo hay una zona con continuos caseríos al borde de la vía lo que supone que abunden los tramos en los que la velocidad máxima se reduzca extraordinariamente. Decididamente, la nacional 340 no parece la vía más adecuada cuando se tiene prisa. Entra en Torreblanca y sigue la ruta que marcan los rótulos con la indicación de Playa. Los indicadores le conducen a una carretera comarcal que le lleva hasta Torrenostra. “Huir por aquí puede convertirse en una ratonera”, se dice el georgiano. Aparca en un descampado que está repleto de coches y se acercan al mar que está a poco más de cien metros. Se topan con unas bonitas playas en las que se ve bastante gente, pero que al lado de las aglomeraciones de las playas de Las Villas tienen todavía mucha arena sin ocupantes. Toman un aperitivo en el único chiringuito que hay dentro del propio espacio playero.
-¡Que guay! –exclama Elvi- solo hay un chiringuito en toda la playa. Estaba convencida de que sitios así no quedaban. Cuando lo cuente en el trabajo no se lo van a creer.
-Ya te dije que ibas a pasar un día fenomenal –alardea Grigol como si fuera un conocedor a fondo de unas playas que pisa, prácticamente, por primera vez.
    Como no tienen prisa pues ha hecho la reserva para las tres, los disparatados horarios de las comidas de los españoles es algo que al georgiano le costó asimilar, deciden darse un garbeo por el paseo marítimo. Paseando en dirección sur pasan delante de un espigón que da paso a una nueva playa bastante más grande que la anterior y en la que también hay muchos más bañistas, aunque sigue habiendo mucha arena vacía. El paseo tiene para Pakelia una finalidad: llegar hasta donde se aloja Salazar. Cuando otro espigón marca el límite de la playa grande y el comienzo de otra más chica donde se encuentra un pequeño fondeadero, sabe que está frente al hostal donde se hospeda su hombre. Encuentran un hueco en la terraza y se sientan a tomar unas cervezas. El georgiano lo mira todo con nuevos ojos, va tomando mentalmente notas del escenario en el que tendrá que trabajar en un corto plazo. El hostal da a tres calles, el paseo marítimo es uno, otra es una corta calle perpendicular al mar y la tercera es un callejón también perpendicular al mar que parece ser solo peatonal. Solamente se puede entrar al establecimiento por esos accesos pues a unos doscientos metros se acaban las edificaciones y lo que viene a continuación es un espacio libre de edificios. Debe de tratarse del Parque Natural de Cabanes-Torreblanca, se dice, por lo que ha visto en Google. Cuando lo ha grabado todo en su mente e incluso ha hecho unas fotos con el móvil, le dice a Elvi:
-Preciosa, es hora de la pitanza –la primera vez que oyó esa expresión le tuvieron que explicar que era sinónimo de alimento cotidiano y como le gustó la usa habitualmente-, conque andando que luego es tarde –otro dicho popular que también le encanta usarlo.

PD.- Hasta el próximo viernes.

*** Llegó el verano

En Madrid el termómetro ya sobrepasa los 30 º Celsius, el calor es insoportable. Por ello me voy a Torreblanca a pasar el verano. Al lado del Mediterráneo la brisa marina atempera la calorina. Debido al viaje esta semana, excepcionalmente, publico el episodio semanal de "Una playa demasiado tranquila" (a la que me dirijo) el jueves. La próxima semana la publicación saldrá el viernes como de costumbre.
Deseo a todos los lectores del blog un feliz verano y espero que el cambio climático sea benevolente con vosotros.