"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 11 de junio de 2021

Libro II. Episodio 96. La penúltima bala

   Es oír a su hermana preguntarle si está enamorada de otro y Julia salta como una ballesta.

   -No estoy enamorada de nadie. Hay un par de chicos de los que me rondan que me caen muy bien, pero de enamorada nada de nada.

   -Entonces, tú misma -Y ahí termina la conversación entre ambas hermanas.

   El coloquio no acaba de despejar las dudas de Julia. Comprende los temores que siente su hermana por su futuro, por el día que pueda quedarse sola. Es consciente de que Consuelo enfoca el problema no solo desde un punto de vista fraternal, sino también desde el de una mujer cuya experiencia matrimonial ha sido poco gratificante.

   El último día del plazo que le ha dado Julio, nada más levantarse la joven piensa que necesita contrastar su opinión con alguien de su edad, que pueda entender mejor sus anhelos, sus inquietudes y sus dudas. Lo más parecido que tiene a una amiga íntima es María Rosa, Rosi para los amigos, que trabaja de dependienta en la mercería más antigua de la ciudad y que es algo mayor que ella. Le envía un recado para verse antes de la jornada vespertina. Primero le pide que guarde el secreto de lo que va a contarle y luego, sin ninguna clase de preámbulo, le hace un resumen de la declaración de Julio.

   - … y eso es lo que me dijo. Le he dado mil vueltas y lo único que he conseguido es un buen dolor de cabeza. Sigo sin saber qué hacer.

   -Chica, me dejas de piedra. Así que Carreño te ha pedido en matrimonio. Nunca me lo hubiese imaginado. Porque vaya cambios que ha dado, desde ser el tenorio más conocido de Plasencia, a cortejar a una hija del doctor Lavilla, y ahora a declararse a Julia Manzano.

   -¡Rosi, por amor de Dios, tómatelo en serio! Te he llamado para que me ayudes, no para que hagas bromas a mi costa. ¿Si estuvieses en mi lugar qué harías?

   -Ya me gustaría estar en tu lugar, bonita, pero ni mi Plácido ni mi hijo me iban a dejar –al ver el gesto contrariado de su amiga, Rosi cambia de registro-. De acuerdo, se acabaron las bromas. Vamos a ver, o yo no te conozco o tienes tanta vocación de soltera como una novicia de cabaretera. Por tanto lo que tienes que hacer es casarte. Las dos sabemos que no es tu príncipe azul, pero tampoco está tan mal.

   -Pero no le quiero.

   -Perdona que me muestre dura, pero alguien ha de decirte las verdades del barquero. Carreño, aunque se ha puesto algo fondón no está mal, sigue siendo un buen mozo. ¿Qué no le quieres? Pues muy bien, no te cases con él, siempre tienes a mano a alguno de esos palurdos que te ponen ojitos de cordero degollado. De ninguno de ellos estás enamorá, pero piensa que entre esos garrulos y Julio no hay comparación posible. ¿Tienes algún otro pretendiente que desconozca?, ¿no?, pues ya sabes, no hay más cera que la que arde.

   -No sé por qué te cuento mis problemas. A veces me da la impresión de que en lugar de ayudarme me los restriegas por la cara.

   -No, Julia, no. Estás equivocá, me confundes con alguna otra amiga. Yo te quiero bien, creo que no hace falta que te lo diga. ¿Desde cuándo nos conocemos? Desde que llegaste, hecha una paleta, a la ciudad, ¿te acuerdas? Has sido la mejor de mis amigas y me gustaría que lo siguieras siendo, pero alguien ha de decirte las verdades. ¿Te ves llevando una vida cómo la que llevo?, ¿te gustaría?, ¿crees que a mí me gusta? Tú no estás hecha pa una vida así de aperreá. Tú necesitas un hombre de la clase del droguero, del que todos aseguran que acabará haciendo fortuna.

   -Sí, pero el amor…

   -Mira, bonita de cara, creo que ya va siendo hora de que entierres las ilusiones juveniles y dejes de comportarte como una niñata. Hazte un favor: olvídate de una puñetera vez de tus sueños de adolescente y pórtate como lo que eres, una mujer hecha y derecha. Y no tires a la basura la que puede ser una oportunidad inmejorable. Sé realista, las dependientas no tenemos tantas opciones, y la que ahora se te presenta la puedes considerar como un regalo del cielo. ¿Sabes qué?, me voy a comprar el vestido más caro que encuentre en Cáceres pa tu boda, porque espero que me invites y no es cuestión de desentonar. 

   Tampoco su amiga Rosi le ha ayudado a resolver el crucial dilema que la atormenta. El tiempo se agota para Julia, al día siguiente vence la moratoria que le dio el mañego y continúa sin saber qué hacer. Lo que le pide el cuerpo es decirle que no, que todavía es muy joven para tomar una decisión de ese calibre. El matrimonio es para toda la vida y casarse sin estar enamorada puede ser el mayor error que cometa. Sabe que a su edad son mayoría las jóvenes que se desposan, pues esa es la costumbre, para luego convertirse en criadas de sus maridos, en cuidadoras de sus hijos y en las fregonas de la casa. Se dice que con Julio, eso no tiene que ser forzosamente así, pero tampoco está tan segura. También piensa en su trabajo, si acepta la propuesta de Julio, ¿qué pasará con su empleo en la tienda del Bisojo? No cree que pueda seguir desempeñándolo. ¿Cómo va a compaginar ser la novia del mayor competidor de su patrón y al tiempo la encargada de la tienda que compite con la de su novio? Tendrá que dejar de trabajar y eso es algo que no le apetece nada, le ha cogido gusto a lo de ser encargada y a dirigir el negocio como crea. Julio le cae bien, le considera y le respeta, pero también hay en él rasgos que no le gustan. Le revienta que sea un donjuán o, al menos, que lo haya sido, porque en los últimos tiempos cuentan que ya no visita otras camas que las de los burdeles de la ciudad. Y si es cierto aquello de que la cabra siempre tira al monte, ¿quién le dice que como los instintos son más fuertes que la razón no acabará volviendo a las andadas? Y tampoco le gusta nada que siga jugándose dinero a las cartas. Doña Pilar le explicó una vez que la ludopatía es el vicio que más cuesta erradicar, que aunque pasen los años los ludópatas continúan atados a su vicio. Al pensar en su maestra, una idea altera el monólogo. ¡Doña Pilar!, ¿cómo no ha pensado en ella?, es lo más parecido a una madre que tiene a mano. Siempre le ha aconsejado bien, aunque… también es la madre de Julio, lo que la convierte en un arma de doble filo, pero… ¿y qué puede perder si le consulta sobre la petición de su hijo? Entonces recuerda la expresión que usó Julio en su declaración: de perdidos, al río. Y en ese momento toma la decisión: hablará con doña Pilar, será su última bala.

   Pese a todo torna a repensarse lo de hablar con su mentora. Sabe el inmenso cariño que profesa a su hijo pues, al fallecer su marido cuando Julio era un niño, ha tenido que hacer de padre y madre. Y a lo mejor, Julio ya le ha contado lo que pasa… Bueno, ¿y qué?, se dice, si doña Pilar ya sabe lo que pasa me ahorro la explicación. Finalmente, se decanta: la maestra será su última bala.

   -Pilar –Tras mucho insistir la maestra ha logrado que le apee el tratamiento, pero Julia sigue hablándole de usted, no lo puede remediar-, ¿le ha contado Julio lo que le pasa?

   -No me ha dicho nada, pero intuyo que algo anda mal. ¿No te has fijado que en las últimas semanas está como ido?

   Julia le cuenta a Pilar lo que está ocurriendo y no se deja nada en el tintero. Le explica que ha hablado con su hermana y con su mejor amiga, pero sigue sin saber que repuesta darle. Por eso quiere conocer su opinión. La maestra la ha escuchado, entre el asombro y la esperanza, pero no la ha interrumpido en ningún instante. Piensa que es casi un milagro que el tenorio de su hijo haya ido a enamorarse de la persona a quien más quiere después de él. Como madre le duele que Julio no le haya contado su mal de amores, y también entiende las dudas de la muchacha teniendo en cuenta que ella no le ama. Solo cuando la joven termina su narración le pregunta.

   -¿Y qué te han aconsejado Consuelo y Rosi?, si puede saberse -Julia que no esperaba tal pregunta se siente decepcionada, pero responde.

   -Que lo acepte, aunque no esté enamorada de él.

   -¿Julio te desagrada de alguna manera?

   -En absoluto, me parece un hombre con muchas cualidades y posiblemente pueda ser un buen marido y un mejor padre, pero…

   -Pero no le quieres y en los sentimientos no se manda. Mira, Julia, está es la conversación que más he deseado mantener contigo y ahora que está ocurriendo no sé muy bien qué decirte, quizá tendría que pensarlo más detenidamente.

   -No tengo tiempo, mañana he de contestar a Julio.

   Pilar vuelve a quedarse pensativa, pero solo breves instantes.

   -En este asunto no sirven las prisas, querida chiquilla. Si Julio ha esperado treinta y tres años a decidirse a dar este paso, también podrá esperar unos días o unas semanas, lo que sea necesario. Tanto tú como él tenéis que valorar que en este envite os jugáis mucho, muchísimo, no solo vosotros sino también los que os queremos. Y no querría dar un paso en falso antes de darte mi parecer. Vamos a ver, Julia, ¿tienes algún inconveniente de que hable con mi hijo antes de darte mi opinión?

   Julia vacila, lo que le pide su maestra no es lo que esperaba de ella. Creía que doña Pilar, al igual que hicieron Consuelo y Rosi, le hablaría de los pros y contras de aceptar a Julio, pero su mentora ha salido por donde menos esperaba. Pilar intuye el titubeo de la muchacha y se adelanta.

   -Verás, Julia, no hay nada que me gustaría tanto como veros desposados. Te confieso que en más de una ocasión lo he soñado y ha sido el sueño más placentero que he tenido. Sois las dos personas a las que más quiero en el mundo y sería mi mayor felicidad veros convertidos en marido y mujer, pero hay un obstáculo determinante, tú no le quieres y eso es algo concluyente. Si solo pensara en mi hijo te diría que lo aceptes a ojos cerrados, pero también te quiero a ti. Y porque os quiero a ambos, y deseo con toda mi alma que seáis felices, es por lo que necesito más tiempo para reflexionar y hablar con la otra parte, de ahí que ¿me das tu permiso para hablar con Julio antes de pronunciarme?

   No era la última bala, se dice Julia tras dar su permiso a Pilar, era la penúltima.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 97. Si no eres casto, se cauto