"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 3 de noviembre de 2015

9.2. Dar la vuelta a la tortilla



   En las tertulias que se montan en los cafés del pueblo, los debates sobre la recién inaugurada Cruz de los Caídos y su simbolismo son frecuentes aunque escasamente virulentos. En el fondo no es que a la gente le importe demasiado, pero de algo hay que charlar.
- Pues a mí lo del monumento me parece más una inutilidad que otra cosa y, encima, ahí, en medio de la plaza, no es más que un pegote.
- La verdad es que feo es un rato largo.
- Y esa cruz, ¿para qué coño sirve?
- Según dijo Gimeno en el discurso de inauguración para recordar a los caídos por Dios y por España.
- Eso es una bobada, mejor habría sido invertir el dinero en construir algo de provecho.
- A mí me parece bien lo de la cruz. Es bueno que el personal no olvide lo que pasó.
- Y la cruz, ¿a qué caídos representa, a los que mataron los rojos o a los que se cargaron los nacionales?
- Haces unas preguntas de bombero, macho. Caídos no hay más que los que se llevó por delante el rojerío, los demás no cuentan.
   En la tertulia privada del domicilio de Manuel Lapuerta, éste y los dos ferroviarios también comentan lo del monumento, pero las conclusiones a las que llegan son muy diferentes.
- ¿Y a santo de qué sale ahora Gimeno con la crucecita de marras, después de tanto tiempo del triunfo de los golpistas? – pregunta retóricamente Bonet.
- Yo creo que es una manera de montar su particular recuerdo de la victoria – contesta Ballesta y, dirigiéndose a Lapuerta, pregunta - ¿Usted qué opina?
- Que dentro de unos años, la gente pasará por delante de la cruz sin fijarse en ella. Y en una década, nadie recordará por qué o en memoria de quién se erigió.
- Entonces, ¿para qué la han construido? – vuelve a preguntar Bonet.
- Una fijación de todos los vencedores es construir monumentos, cuanto más aparatosos e inútiles mejor, para recordar a las futuras generaciones quiénes fueron los ganadores. Desde los emperadores romanos a Napoleón o Mussolini todos han hecho lo mismo. Aquí, Franco construye el Valle de los Caídos y Gimeno erige su crucecita – Es la explicación que ofrece el médico.                                                                     
   Los comentarios de la gente no es que preocupen excesivamente al creador del pegote en forma de cruz, según lo ha bautizado el imaginario popular, aunque hoy Gimeno ha vuelto de Valencia especialmente nervioso. Su mujer se lo nota nada más verle entrar.
- Lola – El tono de la voz también muestra su excitación -, creo que vamos a tener la oportunidad de librarnos definitivamente de los Arbós.
- ¿Y cómo lo vamos a conseguir?
- Verás. Hace un par de años las Hermandades Provinciales de Labradores y Ganaderos se fusionaron con las Cámaras Agrícolas, creándose en cada provincia una Cámara Oficial Sindical Agraria. La medida ha llegado ahora al ámbito municipal y se va a proceder a una reestructuración de las Hermandades Sindicales locales y la renovación de sus jefes. Esa va a ser la oportunidad que esperábamos para deshacernos de los Arbós en los puestos de poder.
- Déjame adivinar lo que estás pensando: sustituirás a Rodrigo al frente de la hermandad por alguien de nuestra cuerda.
- Premio para la señora. Además, la hermandad del pueblo ha llevado hasta ahora una vida absolutamente plana. Todos sabemos que Rodrigo no tiene el empuje ni el talento de Benjamín y se ha dejado ir, pero si conseguimos poner al frente a otra persona la situación puede dar un giro espectacular.
- ¿Qué se puede hacer desde la hermandad que no se haga desde la cooperativa?
- Es cierto que la cooperativa está vinculada con la hermandad, pero esta última al ser una organización sindical puede tener mayor margen de acción y, sobre todo, estar más legitimada para llevar a cabo infinidad de cuestiones. Por poner algunos ejemplos: relacionarse con el Servicio Nacional de Productos Agrarios, la gestión del crédito agrícola y la seguridad social, preparar las cartillas del agricultor, controlar las básculas, celebrar la contratación de seguros colectivos contra el pedrisco o incendios y muchas cosas más.
- ¿El puesto de presidente de la hermandad es de designación directa?
- Por descontado. Se le considera un puesto político.
- ¿Y quién lo designa?
- Depende. Hay hermandades que, por su elevado número de socios o por su importancia política, sus órganos directivos los designa directamente el Delegado Provincial de Sindicatos y a veces también mete mano la Delegación del Ministerio de Agricultura, pero salvo esas excepciones lo habitual es que sea el jefe local del Movimiento quien proponga la persona a presidir.
- ¿Sin ninguna clase de limitaciones?
- Teóricamente el reglamento señala que, tanto para la presidencia como para los puestos de funcionario, tendrán preferencia los que pertenezcan a la vieja guardia, caballeros mutilados de guerra, ex combatientes, ex cautivos, huérfanos de guerra o de caídos por el Movimiento.  
- Es decir, que hemos de buscar un mirlo que tenga alguna de esas condiciones.
   Lo buscan y terminan encontrándolo. Se llama Olegario Zaragozá y tiene la condición de hijo de caído por el Movimiento. Su padre fue uno de los que, en el período revolucionario que azotó al pueblo en el treinta y seis, fue sacado de la cárcel local y fusilado en una cuneta. Gimeno habla con Olegario y le convence fácilmente para hacerse cargo de la hermandad. Por cuanto sabe de él, cree que será fácil de manejar y, aunque también es hombre de derechas, no pertenece al círculo de los Arbós con los que se lleva mal por una cuestión de delimitación de hitos de unas fincas contiguas.
   Una vez encontrado el futuro sustituto de Rodrigo Arbós, a Gimeno solo le resta lograr que el clan no ofrezca excesiva resistencia al cambio, para ello como aconseja la más elemental prudencia no habla con la persona a sustituir sino con el jefe de la familia.
- Señor Benjamín, necesito saber su opinión sobre un problema que se me va a plantear en cuestión de semanas, si no de días, y que, en honor a la verdad, no sé cómo resolverlo.
- Ya sabes, José Vicente, que siempre puedes contar conmigo.
- La decisión la he de tomar yo como jefe local, pero conocer lo que usted piense sobre el caso me sería de gran ayuda.
   Gimeno le cuenta al viejo cacique la situación que se plantea con la remodelación de las hermandades sindicales, lo que comporta el relevo de la presidencia de las mismas.
- … y en sindicatos son partidarios del relevo de aquellos presidentes que, como Rodrigo, llevan muchos años.
- Perdona que te rectifique, José Vicente, pero eso no es cierto, al menos en el caso de mi hermano. Rodrigo solo lleva de presidente desde mil novecientos cuarenta y cuatro, cuando se implantaron las hermandades. O sea, que tampoco tanto.
- En cualquier caso, insisten en que hay que proceder al relevo porque a partir de ahora las hermandades van a tocar más palillos y quieren que haya gente joven y con empuje.
- Hombre, lo de joven es evidente que no se le puede aplicar a Rodrigo. En cuanto a lo del empuje habría mucho que decir. Mi hermano ha hecho mucho por el Régimen, más de lo que algunos harán jamás. Por si no lo sabes, durante la guerra Rodrigo estuvo encarcelado por el comité antifascista del pueblo y si no llega a escaparse le hubiesen dado el paseo. Eso quiere decir que es ex cautivo. Fue el primer jefe de Falange del pueblo en los duros tiempos de la guerra. Lo que supone que es de la vieja guardia. También ha sido el primer presidente de la cooperativa de San Isidro…, en fin, para qué seguir. ¿Conoces a alguien en el pueblo que tenga un currículum la mitad de comprometido con la Causa como el de mi hermano?
- Todo eso ya lo sabía, señor Benjamín, y es precisamente lo que les he contado a los de sindicatos, pero insisten en que las hermandades necesitan ahora nuevas caras y gente más joven y, claro, Rodrigo tiene un historial excepcional, pero no es alguien nuevo ni mucho menos joven. Y eso yo no puedo cambiarlo ni desconocerlo, de ahí mi problema y la causa de esta conversación. Me veo obligado a relevar a su hermano y, si le tengo que ser sincero, no sé cómo hacerlo.
- Puestas así las cosas habrá que pensar en otras salidas. Dijiste al principio que el cambio tendrás que hacerlo en unas semanas, eso quiere decir que tenemos ese tiempo para encontrar una salida que nos satisfaga a todos. Dame diez días y te ayudaré a encontrar una solución.
   En cuanto llega a casa, Gimeno le cuenta a Lola su conversación con Benjamín:
- … y el patriarca le ha dado la vuelta a mi propuesta, la tortilla del revés. ¡Tiene más conchas que un galápago!
- Sabe más el diablo por viejo… - confirma Lola, pero positiva como casi siempre añade -. De todas formas, hemos de aprender de esa capacidad inagotable que Benjamín tiene para darle la vuelta a la tortilla. Tengo que confesar que es un hombre al que admiro, con lo viejo que es y la enorme habilidad que tiene para sortear cualquier escollo que se le ponga por delante. Y, posiblemente, hace todo eso sin haber leído a Maquiavelo – remata Lola con una irónica sonrisa.