"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 15 de abril de 2022

Libro III. Episodio 140. ¡¿Qué tu marido te pega?!

  A principios de abril, una especie de gripe tardía ha comenzado a hacer estragos entre la población. A diferencia de otras epidemias gripales, que afectan principalmente a ancianos, sus víctimas también son jóvenes y adultos con buena salud. El virus ya ha causado innumerables bajas en los campamentos militares de la Europa en guerra y, según se supo posteriormente, la transmisora inicial fue la tropa expedicionaria norteamericana, pero a causa de la censura militar el hecho no se hizo público, pese que a principios de agosto ya se contabilizaron miles de soldados estadounidenses enfermos entre los desplazados a Europa.

   Como España ha seguido siendo neutral y, por tanto, no hay censura militar, las autoridades sanitarias españolas son las primeras que dan la voz de alarma sobre la altísima tasa de mortalidad del virus –motivo por el que luego se le conocerá, erróneamente, como la gripe española-. En el país llega a haber cerca de ocho millones de personas infectadas y alrededor de 300000 fallecimientos -aunque las autoridades reducen la cifra de víctimas-. Extremadura, como el resto de regiones, no se libra de la pandemia y los Carreño tienen dos afectados: las dos Pilares, abuela y nieta. A la familia le preocupa, sobre todo, la abuela puesto que es persona de riesgo ya que tuvo una angina de pecho. Están menos preocupados por Pili pues la niña es dura como el granito de Gata.

   -Estoy preocupada por tu madre, cariño. Creo que no debería permanecer ni un día más sola en su casa. Le he dicho por activa y por pasiva que se venga con nosotros, que le arreglamos una habitación para ella, pero ya sabes lo tozuda que puede llegar a ser, se ha negado en redondo; dice que les puede contagiar la influenza a los niños. Le he replicado que ya tenemos una contagiada en casa, sin embargo no ha habido forma de convencerla.

   -Madre siempre ha sido así. De todas formas si empeora, aunque sea a las bravas, la traeré aquí.

   Como parece que tanto la abuela como la niña han mejorado, los Carreño se aprestan a preparar el veraneo de la familia que, como en el año anterior, lo harán en Punta Umbría, primero, y en Pinkety, después. En la localidad onubense han podido alquilar el mismo chalé que tuvieron el año anterior. Los placentinos vuelven a encontrarse con los González, la familia sevillana con la que trabaron amistad el pasado verano. Además de los sevillanos, los niños hacen otros amigos y Álvaro, que crece espigado y parece mayor de lo que es, comienza a concitar la atención de las adolescentes, aunque con quien más charla es con la sevillana Rocío. Las dos madres, mientras vigilan a los niños, charlan de lo divino y de lo humano, más de esto que de lo otro.

   -Quilla, y la calentorra aquella que caracoleaba con tu marío, ¿qué se hiso de ella? –pregunta la sevillana.

   -Sigue en la tienda, más humilde y recatada que una novicia.

   -Ya me gustaría tener el cuajo que tienes, así no tendría que tragarme las ruedas de molino que me he de tragar.

   -¿Qué ruedas? –pregunta, curiosona, Julia.

   La sevillana le confiesa que su marido tiene un lío con una de las dependientas de su tienda, una mozuela descarada que apenas tiene veinte años y que presume de palmito.

   -… y no he tenío el valor de echárselo en cara a ninguno de los dos.

   -¿Y por qué no se lo dices? Mi suegra me aconsejó que más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo.

   -Lo he pensao, no creas, ¿pero y si Roque se enfada y me da un guantaso?

   -¡¿Qué tu marido te pega?! –pregunta, escandalizada, Julia.

   -Solo cuando se cabrea. ¿A ti no?

   -Como lo haga una sola vez será el último día que me vea.

   -¡Que cuajo tienes, quilla, y qué envidia me das! 

  Transcurrido julio, los Carreño vuelven a Plasencia e inmediatamente se preparan para marcharse a Pinkety. En la finca se observan las mejoras que paulatinamente el mediero ha ido introduciendo con el apoyo económico de los nuevos dueños. En el cortijo, las paredes exteriores las han blanqueado, las fallebas que faltaban así como los cristales han sido repuestos, las habitaciones se han adecentado y se ha retejado la cubierta. En los campos, las ribas han sido reparadas, los árboles convenientemente podados y el heno lo han segado; incluso hay un conato de ganadería, pues una veintena de ovejas forman lo que puede llegar a ser un buen rebaño. Para los niños la finca es como su paraíso particular.

   -Cuando sea mayor, voy a vivir aquí –afirma Pili.

   -Eso será si los papás te dejan –replica Julián, que dirigiéndose al tato le pregunta-. ¿Y a ti dónde te gustaría vivir?

   -No lo sé, pero me gustaría ver mundo –responde Álvaro-. ¿Y a ti?

   -A mí me gustaría acompañar a papá en sus viajes por los pueblos.

  En el verano del 18 la Gran Guerra parece acelerar su pulso y el curso de los acontecimientos va en contra de las potencias centroeuropeas, aunque la noticia más impactante es el asesinato del último zar, Nicolás II, y de toda su familia. La derrota alemana en la batalla del Marne marca el comienzo del predominio de la Entente. Julio, siempre pendiente de su negocio, pregunta a Liaño:

   -Entonces, comandante, ¿cree usted que el fin de la guerra está próximo?

   -Mi estimado Carreño, siempre digo que las guerras se sabe cuándo comienzan, pero no cuando terminan. Y me mantengo en ello, pero me da en la nariz que el conflicto no puede durar mucho porque hay un factor que está decantando la balanza a favor de la Entente y es el alto grado de mecanización que han aportado los norteamericanos. No hay más que ver la cantidad de carros de combate que participaron en la batalla de Reims.

   A finales de agosto, Julio se traslada a Pinkety a pasar los últimos días con su familia y luego traerlos a casa. En cuanto ve a su marido, Julia lo nota pensativo, algo le ocurre a este hombre, se dice.

   -A ver, corazón, cuéntale a tu mujercita qué te pasa. Porque algo ronda por esa cabeza, si lo sabré yo.

   A Julio ni se le ocurre ocultar su preocupación, sabe que su esposa es capaz de leer su mente como si fuese un libro abierto.

   -Pues que, según Liaño, la guerra puede estar dando las últimas boqueadas y si acaba ya puedo ir diciendo adiós al negocio de los animales que tan buenos dividendos nos está dando.

   -¿Eso es lo qué te preocupa? Remonta ese ánimo, cariño, que no es para tanto. Al fin y al cabo solo se trata de dinero, y los cuartos tan pronto vienen como se van. Si se acaba lo del ganado nos quedan las tiendas e Interplás, no vamos a quedarnos desnudos.

   -Ya lo sé, Julia, pero era un dinero con el que pensaba emprender otros negocios, y si se seca ese pozo…

   -Otro habrá de donde sacar agua. Yo doy gracias a Dios todos los días por tener un marido como el que tengo y una familia como la nuestra. Con eso me doy por satisfecha, y tú debes hacer lo mismo. Y hablando de cosas verdaderamente importantes, ¿ya has pensado en si mandamos a Pili a Cáceres para que comience el bachillerato?

   -No, ¿pero crees que la niña debería estudiar?

   -Por supuesto, ¿sabes uno de los muchos consejos que me dio tu madre antes de casarnos? Lo recuerdo como si fuese ahora, y eso que han pasado catorce años. Estábamos hablando de que la mayoría de la gente pensaba como mi madre, los hombres a trabajar o a estudiar y las mujeres a cuidar la casa y a tener hijos. Y a raíz de eso me dijo, lo recuerdo casi literalmente, si algún día eres madre te encarezco que procedas con tus hijas de forma opuesta a como lo ha hecho tu madre, si puedes dales estudios, será el mejor regalo que podrás darles. Y no creo que debamos hurtarle ese regalo a nuestra hija mayor. Y otra cosa te digo, es muy traviesa y rebelde, pero tiene una cabeza muy bien ordenada y como le coja gusto a los libros será lo que quiera. Talento no le falta.

   Julio asiente. No tanto por no llevar la contraria a su mujer, sino porque es consciente de que las palabras de su madre eran y siguen siendo certeras, las mujeres también sirven para estudiar. Agosto finiquita y los Carreño recogen los bártulos y vuelven a Plasencia. Hay mucho que hacer, entre otras cosas hay que preparar la ropa que Álvaro y Pili se llevarán a la residencia de Cáceres. Precisamente, en septiembre es cuando alemanes y austro-húngaros solicitan el armisticio.

   La noticia impulsa a Julio a acelerar el negocio de los animales.

   -Julia, ve preparándome la maleta que mañana a primera hora me pongo de viaje. Liaño ha dicho en el casino que está convencido de que antes de Navidad terminará la guerra. Por si tuviera razón, y no suele equivocarse, solo quedan unos meses para seguir comprando ganado.

   -Me parece bien, marido. ¿Vas también a llevar artículos de droguería?

   -Ninguno, este va a ser solo un viaje de compraventa de bestias. Tengo que apurar las pocas opciones que quedan en los pueblos, porque casi todos los animales válidos desaparecieron hace tiempo, pero algo siempre quedará.

   El vaticinio de Liaño se cumple. El 7 de noviembre, una delegación alemana comienza a negociar el armisticio, pero antes de llegar a un acuerdo el Imperio Alemán deja de existir. El káiser Guillermo II es informado de que el ejército no luchará para mantenerle en el trono, motivo por el cual se exilia. Dos días después en Alemania se declara la república, y se forma un gobierno compuesto por socialdemócratas y socialistas. Por fin, el 11 de noviembre se firma el armisticio con la rendición de los imperios centroeuropeos. Para Carreño también se acabó el fructífero negocio de la compraventa de ganado, pero como le dice su esposa para consolarle.

   -La guerra se ha acabado, gracias a Dios, pero tenemos unos hijos que son un tesoro. En eso debemos volcarnos ahora, en formarles para que sean hombres y mujeres de provecho, para sí y para los demás. Y que sean temerosos de Dios, que eso importa más que los bienes terrenales.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 141. Pilar, víctima de la gripe española