"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 15 de diciembre de 2017

31. ¿Quién se llevará el gato al agua?



   Carlos Espinosa, CEO de una de las compañías de un empresario de la camarilla andaluza que lidera Eduardo Gálvez, es el enviado por ese grupo para convencer a Curro Salazar de que lo mejor para él es que huya a un país extranjero que no tenga tratado de extradición con España. Como los fondos que la camarilla empresarial ha puesto a su disposición son cuantiosos, Espinosa opta por viajar del modo más rápido posible, sabedor que el factor tiempo puede resultar decisorio para el encargo recibido. Por eso se pone en contacto con una de la empresas que ofrece servicios de vuelos ejecutivos desde Sevilla y alquila un avión privado para que le lleve hasta el aeropuerto de Castellón-Costa de Azahar que se ubica en la inmediación del pueblo castellonense de Vilanova d´Alcolea. Dicha instalación aeroportuaria por el momento apenas recibe vuelos regulares, pero sí está operativa para vuelos chárter. En algo menos de dos horas ya está en el aeropuerto que, otrora, fue objeto generalizado de mofa por haber sido símbolo del despilfarro político y por la pésima gestión de su puesta en funcionamiento pues una vez terminado estuvo más de cuatro años sin que ninguna línea operara vuelos. Era el denominado aeropuerto sin aviones, también llamado “El aeropuerto del abuelito”, frase que, al parecer, les dijo a sus nietos Carlos Fabra que fue su gran promotor mientras estuvo al frente de la Diputación de Castellón. A su llegada alquila un coche en la empresa Goldcar que es una de las pocas que operan allí. Su primera intención es dirigirse a Castellón donde ha reservado hotel, pero lo piensa mejor y decide echar un vistazo al lugar donde se aloja Salazar. Toma la CV-13, carretera que enlaza el aeropuerto con la N-340 y la AP-7 y que termina, ya en el término municipal de Torreblanca, en una amplia rotonda por la que se accede a las anteriores vías. En cuanto comienza a descender hacia la llanura de La Plana Alta ve el casco urbano del municipio torreblanquino y como telón de fondo la cinta azul del Mediterráneo junto al que se divisan unas edificaciones que por lo que ha visto en Google Maps deben ser las de Torrenostra. En la bajada un cartel con el rótulo de Torreblanca le induce al equívoco pues una vez metido en esa salida se da cuenta, por la estrechez del camino y su mal estado, que debe haberse colado en la antigua carretera que enlazaba Torreblanca con Vilanova d´Alcolea, pero como la vuelta atrás es difícil sigue adelante. Tras poco más de un kilómetro pasa por debajo de la AP-7 para llegar inmediatamente al cruce con la N-340, lo sobrepasa y se mete en la población donde enseguida ve el indicador de Playa, lo va siguiendo hasta que desemboca en la CV-1430, carretera que le conduce directamente a Torrenostra. A la entrada del caserío y sin bajarse del coche pregunta a un viandante:
-Por favor, ¿podría indicarme dónde está el Hostal Los Prados?
-Gire a la derecha, hacia el final de la calle verá a la izquierda un pequeño parque con unas palmeras, casi enfrente está el hostal.
   Siguiendo las indicaciones, Espinosa llega al palmeral y a su derecha ve una cafetería en la que pone Los Prados, supone que debe ser el hostal que busca. Está en un tris de entrar y tomarse algo, pero no lo hace, se dice que no hay que precipitarse, aunque no corre el riesgo de ser reconocido porque Salazar y él no se conocen. Una vez localizado el lugar de residencia de su objetivo y tras dar una vuelta en coche por el caserío de Torrenostra, que como comprueba es poca cosa, se marcha al Grao de Castellón. Ha reservado una suite en el Hotel del Golf situado a solo cien metros de la playa de El Pinar y junto al campo de golf Costa de Azahar que, aunque solo cuenta con nueve hoyos, es suficiente para tirar unas bolas, para eso se ha traído su bolsa de golf. El hotel está a seis kilómetros del centro de la capital de La Plana y a unos cuarenta y pico de Torrenostra por lo que podrá llegar hasta allí en una media hora.
   El otro enviado por el mismo grupo de Gálvez, el ejecutor del plan B Grigol Pakelia, ha optado por dejar las menores pistas posibles de su desplazamiento a la Costa de Azahar por eso rehúye viajar en medios en los que piden nombres o cualquier clase de datos. Ese es el motivo de que viaje hacia Castellón a bordo de uno de los vehículos que el grupo mafioso tiene a nombre de una de sus empresas pantalla. Como reside en Marbella, toma allí mismo la AP-7 hasta Málaga, ciudad que circunvala por la MA-20 hasta enlazar con la A-7, que empieza en Algeciras y finaliza en Barcelona. Viaja a bordo de un Audi A7 Sportback de cuatro plazas, una berlina de alta gama, su motor de 204 CV hace que coja velocidades muy por encima de las permitidas en las carreteras españolas y su tracción integral quattro le dan un gran agarre y estabilidad. En el tramo que discurre entre Canals y Alcudia de Carlet, ya en la provincia de Valencia, Pakelia se ha cansado de no ir a más de ciento veinte kilómetros por hora, que es la velocidad máxima permitida en la autopistas españolas, y pisa a fondo el acelerador con el resultado de que antes de llegar a Silla, ya en la cercanía de la ciudad del Turia, lo detiene la Guardia Civil de Tráfico. El agente le saluda y le pide el carné de conducir y los papeles del vehículo.
-Este automóvil no está a su nombre. Tendrá que explicarme por qué –le pide el guardia.
   Pakelia le da al guardiacivil un carné de agente comercial al servicio de la empresa titular del vehículo y que parece convencer al motorizado. El georgiano puede proseguir el viaje después de ser sancionado con trescientos euros y una pérdida de dos puntos en su carné de conducir, pero lo que más le irrita es que su pretendido viaje de incógnito ha dejado de serlo. Se calma cuando piensa que la incidencia ha ocurrido a unos ciento treinta kilómetros de su final de trayecto, una distancia lo suficientemente amplia para que, si tiene que llevar a cabo su encargo, no le relacionen con el mismo. Prosigue su camino hacia el norte, pero procurando no pasar de los ciento veinte km/h. El mafioso georgiano, en su plan de pasar lo más desapercibido posible, ha desechado los hoteles y se alojará en un apartamento de Las Villas de Benicàssim propiedad de un corso que le debe favores al clan mafioso al que pertenece. De esa manera no ha tenido que inscribirse en ningún registro por lo que no dejará rastro alguno.
   Detrás de Espinosa y Pakelia van llegando a la Costa de Azahar los otros enviados de las distintas camarillas sevillanas que pretenden pactar con Salazar. De entre ellos, el primero en hacerlo es el emisario del grupo que en su origen formó Felipe Muñoz y que fue el que acordó, antes que ningún otro, negociar con el antiguo Conseguidor. Jaime Sierra se hospeda en el hotel Marina d´Or Playa, un cuatro estrellas sito en la urbanización del mismo nombre y que está en la costa norte de Orpesa del Mar, uno de los pueblos contiguos a Torreblanca. Algo más retrasado por su parada en Alicante, llega Alfonso Pacheco, representante de un grupo de antiguos altos cargos de la Junta, que intentará convencer a Curro para que se entregue a la justicia, previa negociación con la fiscalía de rebaja de penas. Pacheco y su esposa han optado por alojarse en el Tufi Dive Resort, un hotel de cuatro estrellas en Orpesa del Mar. Horas después de los dos comisionados anteriores llega Pepillo Jiménez, conocido como el Chato de Trebujena en el mundo del ring, cuya misión es “ablandar” debidamente a Salazar para que no cuente lo mucho que sabe. El Chato, enviado por el grupo formado alrededor de Juan Antonio Almagro, se hospeda en los modestos Apartamentos Jeremías de Alcossebre.
   Los dos últimos que llegan a la Costa de Azahar dispuestos a dialogar con Curro son los que menos recursos tienen y más tiempo han invertido en el trayecto: su primogénito y su amante. El hijo de Salazar se hospeda en un parador de carretera que se anuncia como Hotel Miramar. Tiene la ventaja de que se encuentra ubicado en Torreblanca por lo que es el que está más cerca de donde se aloja el exsindicalista. Rocío Molina, que también anda corta de recursos, ha buscado alojamiento en el Hotel Restaurante Serra d´Irta, de una estrella, de Alcossebre.
   En un radio de treinta y tantos kilómetros se alojan los siete emisarios que han llegado desde Sevilla. Dos de los cuales tienen como objetivo, con distintos matices, dialogar con Curro Salazar para convencerle de que se entregue a la justicia y cuente una versión editada de cuanto sabe sobre el caso ERE. Otros dos, alertarle de que busque un nuevo escondite no sin antes pedirle ayuda monetaria. Otro, lo que quiere es convencerle de que lo mejor es que escape a un país extranjero que no tenga tratado de extradición con España. Finalmente, hay dos cuya meta no es el diálogo sino la 
fuerza bruta.
   La pregunta es obligada: ¿Quién se llevará el gato al agua?


PD.- Hasta el próximo viernes