El acuerdo tomado por el directorio de
BACHSA, y refrendado posteriormente por el consejo de administración, de no
vender suelo y seguir incrementando el ritmo de construcción es recibido con un
suspiro de alivio por mucha gente en Senillar. Uno de los que respira aliviado
es Amador Garcés que veía peligrar las pingües ganancias que obtiene en la
compra de terrenos. Hay otros que, al igual que Amador, se alegran doblemente,
entre ellos José Ramón Arbós y Agustín Badenes. Ambos tienen doble
participación en empresas cruzadas y a espaldas de sus socios de referencia. En
ARBOGAR participan Garcés y Arbós, pero también lo hace Badenes, sin que se
entere Arbós; en contrapartida éste y el bancario tienen su propia compañía de
compraventa circunstancia que ignora Garcés. Todos hacen negocios. Todos hacen
trampas. También se alegran los propietarios de terrenos que todavía los
retienen en sus manos porque su valor sube como la espuma. De la satisfacción
participan igualmente los miembros del consistorio para quienes la presencia de
los constructores en la localidad es un auténtico filón de dinero opaco.
El sentimiento de contento llega hasta la
gente que trabaja en los tajos, a más construcción más tiempo tendrán asegurado
el puesto de trabajo y mejores salarios obtendrán pues la faena a destajo se
impone cuando hay prisas para entregar los nuevos apartamentos. El señor Francisco,
que se ha enterado de la novedad, se apresura a comunicarla a su gente para que
se tranquilice pues ya corrían rumores de que la carga de trabajo iba a
disminuir. Además de esa noticia tiene otra para Sergio:
-
Estudiante, te esperan en las oficinas de BACHSA. Al parecer han quedado
encantados con la entrevista que te hicieron. Durante un tiempo, que no han
precisado, vas a dejar de trabajar para mí y lo harás para ellos. Por tu puesto
no te preocupes, ya he acordado con los constructores que cuando dejen de necesitarte
volverás con nosotros. Han dejado caer que vas a ganar más de lo que sacas
aquí, incluidas las horas extras, y al parecer con un trabajo muy descansado.
Por tanto, Sergio, que sea enhorabuena y no me hagas quedar mal que ellos son,
en definitiva, los que tienen la sartén por el mango.
En las oficinas de BACHSA le espera Eliseo
Lavilla, también está la última persona que Sergio esperaba ver: Maxi, el
antiguo novio de Lorena. Nunca han llegado a cruzar la palabra, pero ambos saben
de sobra quien es el otro. Lavilla, que desconoce el hecho, les presenta:
- No
sé si os conocéis, Sergio Martín, Maximino Barral. Os he citado porque habéis
sido seleccionados para una nueva tarea que no tiene nada que ver con vuestras
anteriores ocupaciones. Os cuento…
El experto en marketing explica a ambos jóvenes
en qué consistirá su nuevo trabajo. Serán los líderes de una asociación juvenil,
denominada AJOTSE, cuyo principal objetivo será defender las bondades de la
expansión inmobiliaria y, en especial, de la urbanización de la Marina. Por
ahora la asociación no tendrá más miembros activos que ellos. Si en algún
momento fuera preciso llegarían nuevos activistas, pero los encargados de
dirigirlos serán ellos. De momento, su tarea será estar en la sede de la
asociación esperando las instrucciones que Lavilla se encargará de hacerles
llegar. Como de momento apenas van a tener trabajo tendrán todas las horas del
día para hacer lo que les pete, pero sin abandonar la sede. Maximino, al tener
más edad y ser natural del pueblo, actuará de presidente, pero será Sergio,
quien tendrá el cargo de secretario general de la asociación, el que hablará en
los actos públicos. Al llegar a este punto, Sergio levanta la mano.
-
Perdone, señor Lavilla, pero yo nunca he hablado en público y dudo de que sea
capaz de hacerlo.
- Ya
lo sé, pero te aseguro que tras el cursillo que vas a hacer en Valencia sobre
comunicación verbal vas a hablar mejor que Felipe González.
-
Nadie me dijo que tuviera que irme a Valencia. Si es por mucho tiempo ya le digo
que no me interesa el puesto, prefiero quedarme en casa y seguir con mi curro.
-
Tranquilo, Sergio. El cursillo solo dura una semana y las clases se dan por la
mañana. Por supuesto, vas con todos los gastos pagados. Te hospedarás en un
hotel y en siete días volverás a estar en tu casa. Por otra parte, todo esto ya
lo hemos convenido con Francisco Solbes y si no aceptas nuestra propuesta no
vas a tener ningún curro al que volver. Por consiguiente, tú mismo. ¿De
acuerdo?
Vistas como están las cosas, a Sergio no le
queda más que asentir. Lavilla termina su exposición asegurando que la nueva
tarea será corta, emocionante y muy fructífera para ambos y, como muestra,
entrega a cada uno un sobre con trescientas mil pesetas como anticipo. Al
despedirse le indica a Sergio que se quede un momento que ha de darle más
información sobre el curso a realizar.
-
Mira, lo que te voy a contar no he querido hacerlo delante de Maximino porque
es solo para tu coleto. Aunque él será el presidente de AJOTSE, queremos que
quien dirija el tinglado seas tú. Serás tú a quien transmitiré las directrices
oportunas las cuales te encargarás de hacerlas llegar a donde se te diga. Tú
serás el único quien, además de hablar en público, tendrá todas las claves de
lo que realmente esperamos de la asociación. En pocas palabras: Barral no será
más que un hombre de paja, y si fuera necesario un chivo expiatorio, pero quien
manejará todos los hilos de la tramoya serás tú. En la semana que estarás en
Valencia por las tardes te reunirás conmigo, y con algún otro compañero de mi
empresa, y te explicaremos con todo detalle lo que tendrás que hacer, cómo, cuándo
y dónde. El para qué ya os lo conté. Y para terminar, te aseguro que están de
más las reservas que puedas tener sobre esta tarea. Estoy convencido de que te
gustará y de que te será de gran provecho en todos los órdenes. Nos veremos en
Valencia.
En
cuanto Sergio llega a casa le hace un resumen a Lorena de cuanto acaba de
ocurrirle.
- ¿Qué
te parece, acepto el nuevo curro o qué?
- Me
dejas de piedra picada. Y así de entrada te digo que no lo veo nada claro. Eso
de currar en una asociación de jóvenes trabajadores me da mala espina. Porque a
ver, ¿eso qué es, cómo una especie de sindicato?
- Para
decirte la verdad, tampoco yo lo tengo claro. Y no, no es un sindicato, pero
algún parecido guarda aunque también tiene grandes diferencias.
- Pues
sí con lo listo que eres no lo tienes claro, creo que lo mejor es que les digas
que muchas gracias, pero que se busquen a otro.
- No
va a poder ser. El señor Francisco me ha dicho que tengo que hacer lo que me
pidan y, por si falta algo, el tal Lavilla me ha dejado claro que si no acepto
su propuesta no voy a tener ningún curro al que volver. O sea, que blanco y en
botella.
-
Joder, con los tíos del ladrillo, más parecen una partida de mafiosos italianos
de los que salen en El Padrino que otra cosa.
- Pues
no te lo he contado todo, si no acepto su proposición además de perder el curro
donde lo de Francisco, tendría que devolverles las trescientas mil cucas que me
han dado de anticipo.
- Eso
no me lo habías dicho.
En cuanto Lorena tiene en la mano el fajo de
billetes de mil, todos nuevecitos, como recién sacados del Banco de España, se
olvida de todas las reservas que tenía. Un curro en el que antes de haber
movido un dedo ya te sueltan ese montón de talegos no puede desperdiciarse. Lo
único que Sergio se ha callado es con quién va a trabajar. Piensa que ya habrá
tiempo para contárselo a su chica.