"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 8 de julio de 2022

Libro III. Episodio 152. Seré…

 

   A la pregunta de sus padres de qué piensa hacer tras abandonar los estudios de Exactas, Álvaro tiene la respuesta pronta, como si la tuviese pensada.

   -¿Qué pienso hacer? Lo primero, si no tenéis inconveniente, es no matricularme de segundo de Mates. Después tomarme un tiempo breve, un mes o algo así, para decidir una nueva carrera a elegir. Porque eso sí, no pienso desperdiciar el dinero que habéis invertido en mí, alguna carrera haré y os prometo que la voy a terminar.

   Este año, los Carreño han optado por no salir de casa en el mes de julio, pues el doctor Lavilla le ha aconsejado a Julia no hacer viajes largos por su embarazo. Pese al consejo del médico, y dada la proximidad de la finca, a mediados de agosto los Carreño se van a Pinkety donde piensan pasar lo que resta del verano. Álvaro ha pedido permiso a sus padres para pasar una semana en Los Caños de Meca, población costera del término municipal de Barbate, donde tiene un chalé uno de sus compañeros de facultad que le ha invitado a pasar unos días. Permiso que le conceden gustosos, pues el primogénito no es de muchas amistades. Cuando Álvaro vuelve les cuenta que se lo ha pasado chachi.

   -No os podéis imaginar cómo se ponen Los Caños de veraneantes y turistas, hasta el techo. Por cierto, no sé si sabéis que está situado junto al cabo de Trafalgar, donde tuvo lugar la batalla del mismo nombre entre la Marina española y la francesa contra la Royal Navy. La Armada española peleó bravamente, pero el almirante francés se rajó y los británicos, mandados por el almirante Nelson, nos barrieron.

   -Vaya, que puesto estás en historia naval de España –comenta con sorna Pilar.

   -Y más que lo voy a estar –es la críptica respuesta de su hermano.

   En cuanto Álvaro se queda a solas con sus padres, les da la gran noticia: tras mucho pensarlo ya sabe la carrera que va a estudiar.  

   -Nos alegra mucho, hijo, que lo hayas pensado y que al fin te hayas decidido. ¿Y qué quieres hacer?

   -Seré… marino de guerra, por lo que voy a preparar el ingreso en la Escuela Naval Militar -El pasmo de los padres es indescriptible pues recuerdan al tío-abuelo Luis y sus infumables peroratas sobre esa cuestión, y lo poco que le gustaban al primogénito. Julio es el primero que interroga a su hijo sobre las causas para elegir una opción de futuro tan inesperada.

   -Mamá y yo –y Julio mira de reojo a su esposa- vamos a estar de acuerdo con lo que decidas, sea lo que fuere, pero no puedo por menos que expresarte lo mucho que nos sorprende tu elección.

   -¿Acaso os parece mal? –pregunta, incomodado, Álvaro.

   -En absoluto, hijo –se apresura a negar el padre -. He comenzado diciendo que estaremos de acuerdo con lo que decidas. Es que lo de ser marino de guerra creíamos que lo habías desechado. ¿O es que has vuelto a hablar con el tío Luis?

   -No, desde que estuvo aquí no he vuelto a verle. Dejadme que os cuente mis razones para esa elección. En ella ha pesado, más que nada, el hecho de que sé lo mucho que tenéis que trabajar para sacar adelante una familia tan numerosa como la nuestra y quiero dejar de ser una carga cuanto antes.

   -Pero, hijo, tú no eres ninguna carga y has de saber que estamos sumamente orgullosos de ti –se adelanta la madre para borrar cualquier duda que al respecto pueda tener Álvaro.

   -Ya lo sé, mamá, pero eso no quita lo que acabo de afirmar: el enorme esfuerzo que hacéis, tú y papá, para darnos estudios a todos los hermanos. Otra razón que ha pesado en mi decisión es que, puesto que soy el mayor, creo que tengo la obligación de dar ejemplo a los demás y ayudaros cuanto antes. Os lo voy a explicar con más detalle…-Y Álvaro justifica su elección explicando que, cualquier carrera universitaria que estudie supondrá cinco años fuera de casa, con los consabidos y onerosos gastos. En cambio, puesto que sus conocimientos matemáticos supone que deben de ser superiores a la mayoría de los aspirantes, se ve preparado para ingresar a la primera en la Escuela Naval Militar. Y si eso ocurre, desde el momento en que ingrese, toda su formación correrá a cargo de la Armada. Por lo que la familia, salvo algún dinerillo para gastos personales, no tendrá que preocuparse de él. Lo que tendrían que invertir en él lo pueden dedicar a los demás hermanos.

   A Julia un lagrimón gordo como un cañamón le resbala por la mejilla. Le dan ganas de abrazar a su chico y proclamar, a voz en grito, que tiene el mejor hijo del mundo y que es, y será, un ejemplo en el que podrán mirarse el resto de los hermanos. La madre se contiene pues es su marido quien se adelanta y estrecha entre sus brazos al primogénito.

   -Hijo, no tengo palabras para expresar lo orgullosos que estamos de ti. Pero déjame puntualizarte algo, que quieras ser marino para no ser una carga para la familia te honra y nos emociona, pero no tienes porqué hacerlo simplemente por eso.

   -Lo sé, papá, pero es que además he descubierto que lo de la Armada me va a gustar. Mi amigo Carlos, el de Los Caños, me llevó un día a la Escuela Naval de San Fernando donde está de alumno un primo suyo, y que es donde estudian los aspirantes a oficiales de la Armada española. El chico nos enseñó el edificio, y también nos llevó al Arsenal de La Carraca y lo que vi, tanto en un sitio como en otro me gustó.

   Y ya lanzado, el primogénito les cuenta que los estudios en San Fernando duran cinco cursos académicos, como las carreras universitarias. Una vez aprobados los cursos de aspirante, embarcan como guardiamarinas de segunda en un buque-escuela. Por cierto, el que se va a poner ahora en funcionamiento es una corbeta de tres palos llamada Galatea. Los alumnos de los Cuerpos General de la Armada y de Infantería de Marina, que son a los que aspira, tienen la denominación de aspirantes durante los dos primeros años, de guardiamarinas durante los cursos tercero y cuarto, y de alféreces de fragata-alumnos durante el quinto, o alféreces-alumnos si pertenecen a la Infantería de Marina.

   Tal es la cantidad de información que está dando Álvaro que sus padres no son capaces de procesarla debidamente, situación que cambia Julio preguntando algo muy concreto.

   -¿Y cómo se entra en la Escuela Naval?

   -Antes de ingresar hay que demostrar que el aspirante tiene todos los requisitos básicos para pertenecer a la Armada, que son: tener la nacionalidad española, estar sano, haber cumplido 18 años, carecer de antecedentes penales y acreditar buena conducta ciudadana. Cada año la Armada anuncia la convocatoria pública de una oposición o concurso-oposición libre, en la que hay que superar una serie de pruebas teórico-prácticas y pruebas de aptitud psicofísica. Si las apruebas ingresas en la Escuela.

   -¿Y qué pasa si no las apruebas? –pregunta Julio.

   -Pues que has de presentarte a la convocatoria del siguiente año, pero estoy convencido de que puedo aprobar a la primera. Los exámenes de ciencias, que son los más exigentes, los puedo aprobar fácilmente. Y en las demás pruebas me puedo bandear. En la que voy a tener más dificultades es en la prueba de inglés pues no lo he estudiado, pero tengo por delante todo un curso para trabajarlo.

   -El tío Luis podría recomendarte –se le ocurre a Julia.

   -No pienso decirle nada al tío, quiero ingresar por mi propio esfuerzo. Otra cosa, me dijo el primo de Carlos que donde mejor preparan para el ingreso es en el Colegio de Huérfanos de la Armada que está en Madrid, por lo que en septiembre sería aconsejable matricularme en él para prepararme lo mejor posible.

   -Y una vez que acabes la carrera, ¿qué harás, dónde te mandarán?

   -En el quinto año de la Escuela, asciendes a alférez de fragata y te embarcas en un viaje de prácticas, y a la finalización del embarque vuelves a la Escuela para el examen final que es previo al ascenso de alférez de navío, que es el mismo rango que teniente en las demás armas. Y luego te destinan donde el mando estime oportuno, generalmente en uno de los buques de la Armada.

   -¿Y qué clase de barcos son?

   -La Armada cuenta con muchos tipos de buques: acorazados, cruceros, destructores, fragatas, corbetas, cañoneras, torpederos, dragaminas, submarinos, guardacostas, remolcadores…; en fin, tiene muchos tipos de buques y muy distintos. 

   -¿Y te ponen a mandar un barco de esos?

   -No, que va. Al principio, eres el último mono de la oficialidad del buque en el que vas enrolado. No llegas a comandante hasta que llevas bastantes años de servicio.

   -¿Y tú sabrás mandar bien?

   -Uno no sabe lo que puede hacer bien hasta que se prueba. De todos modos, voy a contar con la ventaja de tener la experiencia de ser el mayor de nueve hermanos.

   -Eso es cierto, hijo, y bien que te obedecen –asevera Julia.

   A todo eso, ha llegado el momento del parto del noveno hijo de los Carreño. El alumbramiento es rápido y sin problemas, de hecho el recién nacido sale tan limpio como si a la madre le hubiesen practicado la cesárea. El neonato es varón, con lo cual se deshace el empate de sexos en la familia. Llegado el momento de ponerle nombre al benjamín, Julio tira de su rama paterna y elige que su último hijo se llame Froilán, como uno de sus casi desconocidos primos de León en cuya catedral está enterrado el santo del mismo nombre.

   -¿Qué le esperará a este crío? –se pregunta Julio cuando tiene en brazos al neonato. 

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 153. La Dictablanda pilla a los Carreño en órsay.