Los emisarios de las distintas camarillas
sevillanas conjuradas para negociar o lo que se tercie con Curro Salazar
organizan su viaje a la Costa de Azahar de muy diferentes maneras pues
diferentes son los grupos que los envían así como sus posibilidades logísticas.
Al hijo mayor de Curro, como tiene un
presupuesto muy cortito, ni se le ocurre preguntar por los vuelos a Valencia
que es la base aérea más cercana a Torrenostra, porque el aeropuerto de
Vilanova d´Alcolea en la provincia de Castellón de momento solo recibe
prácticamente vuelos chárter. Se dice que para el año 2017 las compañías
Raynair, Iberia y Vueling tienen previsto poner en funcionamiento un vuelo
Sevilla-Castellón, pero por el momento no hay enlace entre la ciudad de la
Giralda y la capital de La Plana. Por el mismo motivo de administrar sus
escasos dineros tampoco pregunta cuánto cuesta el viaje en AVE. Va directamente
al medio de viajar más barato: el autobús. Ha conseguido el mejor precio en la
compañía ALSA, acrónimo de Automóviles Luarca, S. A., empresa dedicada al
transporte de viajeros por carretera que, desde su modesto origen en la villa
asturiana del mismo nombre, ha devenido en una gran empresa multinacional y que
por aquello de la globalidad pertenece actualmente al grupo británico National Express. Tiene plaza en el bus
que hace el trayecto Sevilla-Castellón, con una duración de algo más de once
horas y un coste de sesenta y tres euros.
En una situación parecida a la de Salazar
junior está la examante de Curro, Rocío Molina, también anda corta de fondos por
lo que igualmente se ha decantado por viajar en autobús. Cuando pide billete
para la ruta Sevilla-Castellón resulta que el bus está completo y no le queda más
remedio que coger el que hace el trayecto Sevilla-Barcelona que también pasa
por la capital de La Plana. El itinerario que recorre el bus discurre por
Granada, Murcia, Alicante, Benidorm, Valencia y Castellón, ciudad en la que
hace parada en la Estación de Autobuses de la calle del Pintor Oliet para luego
seguir su camino hacia la Ciudad Condal.
Jaime Sierra, antiguo director de IDEA, es
el enviado por el grupo de Felipe Muñoz que fue el primero que acordó negociar
con Curro Salazar. Viaja hacia Torrenostra en su Opel Cabrio descapotable que
es el único bien de cierta consideración que le queda a su nombre. La ruta más
corta por carretera hasta Castellón cubre una distancia de setecientos
veintiocho kilómetros con una duración aproximada, dependiendo de las paradas,
de siete horas. Coge la A-4 en dirección a Córdoba, luego entra en la provincia
de Jaén y en uno de sus pueblos, Bailén, se para a tomar un café y repostar. Ya
en la provincia de Ciudad Real, en Manzanares, toma la A-43, autovía que se
diseñó para comunicar las regiones del este con las del oeste peninsular. Desde
hace varios años funciona el tramo Ciudad Real-Valencia, pero el tramo entre
Castilla La Mancha y Extremadura está inacabado. Al pasar por Argamasilla de
Alba le viene a la mente que está atravesando los parajes más quijotescos de
toda España. En Atalaya del Cañavate toma la A-3 en dirección a Valencia. A la
altura de Motilla del Palancar vuelve a parar para desaguar y comer algo, hace
un buen rato que el estómago le hace cosquillas. Prosigue camino hacia
Valencia, donde toma la AP-7 que le conducirá hasta Castellón.
A Pepillo Jiménez, más conocido como el
Chato de Trebujena, comisionado por el grupo de Juan Antonio Almagro para darle
una paliza a Curro y amenazarle con mayores violencias si no tiene la boca
cerrada, le han organizado su viaje hasta la Costa de Azahar en tren. Toma el AVE
hacia Madrid en Santa Justa, la principal estación ferroviaria de Sevilla, y
tras parar en Córdoba, Puertollano y Ciudad Real arriba a la estación de Madrid-Puerta
de Atocha donde hace transbordo en otro AVE dirección a Valencia. Al llegar a la
ciudad del Turia, en la propia estación de Joaquín Sorolla recoge un coche de
Avis que la camarilla de Almagro ha reservado on line después de buscar las
mejores ofertas. Cuando está finalizando el recorrido del conocido como baipás
valenciano se encuentra con tres salidas: la N-340, la A-7 y la AP-7. Pepillo
sabe que AP quiere decir autopista de peaje por lo que coge la A-7, una autovía
perteneciente a la Red de Carreteras del Estado, pero en la que el tramo
Sagunto-Vilanova d´Alcolea es competencia de la Generalitat Valenciana. Así se
ahorrará el peaje hasta Castellón, aunque una vez que está a la altura de Vall
de Uixó piensa que la opción escogida ha sido una mala idea porque el tráfico
es muy denso, sobre todo de camiones.
-Chato –se
dice-, ya sabes, a la vuelta hay que apoquinar y volver por la de peaje.
El ingeniero forestal Alfonso Pacheco,
enviado por la camarilla de Gabriel Salcedo, es Director de Prevención y Extinción de
Incendios Forestales, unidad de la Dirección General del Medio Natural y
Espacios Protegidos encuadrada a su vez en la Consejería de Medio Ambiente y
Ordenación del Territorio. El jefe de Pacheco, que también pertenece al mismo
grupo, le ha buscado una excusa para el desplazamiento a Castellón: estudiar
sobre el terreno como se lleva a cabo el Plan de Prevención y Extinción de
Incendios Forestales en una zona orográficamente tan abrupta como es el
Maestrazgo. Pacheco aprovecha el encargo de sus compañeros para, al mismo tiempo,
brindarle a su mujer unos días de playa pues debido a la escalada de incendios
forestales que se suceden este verano no le ha sido posible coger vacaciones.
Opta por no contar a su esposa el verdadero motivo del viaje, tiene razones
para ello.
-Macarena,
tengo que ir a Castellón por cuestiones de trabajo, ¿te apetecería pasar unos
días de playa?
-¿Qué me dises?,
¿qué si me apetesería? Que chica en su sano juisio le diría no a esa oferta.
Escapar de los cuarenta grados de Sevilla. ¿Cuántos días vamos a estar?. Lo
digo para ver que meto en las maletas.
-Tres o
cuatro, estirándolo mucho, cinco.
-Sí que es
poco, pero menos da una piedra. ¿Nos llevamos a los niños?
-A los niños
lo mejor que podemos hacer es dejarlos donde están. Es un viaje de más de
setecientos kilómetros, una paliza para ellos. Es preferible que se queden en
Zahara con los abuelos. Otra cosa, ¿prefieres viajar en tren o cogemos el coche?
-En lo que
tú quieras, mi rey, pero ya que vamos a Castellón como viene de paso me
gustaría visitar Alicante, aunque fuera de pasada. Es la única siudad de Levante
que no conosco.
-Entonces,
hecho. Iremos en el coche.
La pareja, a bordo de su Volvo V40 Cv
Kinetic de cinco puertas, se encamina hacia la ciudad de La Plana. Cogen la
autovía autonómica andaluza A-92 hasta Guadix, en la provincia de Granada, allí
toman la A-91 hasta la murciana ciudad de Puerto Lumbreras en donde enlazan con
la A-7 que les lleva hasta Murcia, ciudad en la que hacen un alto para repostar
y almorzar. Después cogen la AP-7 que les lleva hasta Alicante. En el camino
debaten sobre si visitar la ciudad alicantina ahora o a la vuelta. Puesto que
Pacheco ignora el tiempo que le puede llevar convencer a Salazar piensa que
quizá no haya tiempo al regreso para darse un paseo por la ciudad. Por ello, sugiere
a su esposa que lo más sensato sería que hicieran ahora una visita a vista de
pájaro de los lugares más emblemáticos de Alicante y que si cuando vuelvan
tienen tiempo podrán visitarla más detenidamente. A la mujer le parece buena
idea y así lo hacen. Recorren primero el casco antiguo, concretamente el barrio
de Santa Cruz, luego suben hasta el Castillo de Santa Bárbara sito en lo alto
del Monte Benacantil y desde el que se divisa un amplio panorama de la ciudad y
del mar. Nuevamente en el centro de la ciudad, dan un paseo por la ancha playa
del Postiguet y luego caminan por la Explanada de España. Finalmente, siguiendo
la costa llegan al Parque Canalejas donde, cansados, se sientan un rato bajo la
sombra de uno de los enormes ficus que lo engalanan. Como el día está vencido
optan por quedarse en la ciudad y proseguir camino al día siguiente.
-Creo que no
deberíamos haber parado en Alicante –comenta Pacheco más para sí que para su
esposa-. Mañana voy a llegar tarde a la cita que tenía –En realidad lo que está
queriendo decir es que quizá ese parón sea el causante de que no será el
primero en entrevistarse con el antiguo Conseguidor.
-No te
preocupes, cariño, mañana madrugamos y en un abrir y serrar de ojos estamos en
Castellón –le consuela la mujer.
-Mucho
tendremos que madrugar, porque hasta Castellón quedan doscientos cuarenta
kilómetros.
A todo eso, Curro sigue trabajándose a la joven camarera rumana de la que cada día está más encaprichado sin sospechar que por diversas rutas se acercan emisarios que tienen como fin de trayecto una playa que, al decir de algunos, es demasiado tranquila. ¿Será posible que los viajeros rompan esa aparente tranquilidad?