"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 16 de junio de 2015

5.12. Para que el amor siga vivo hay que luchar



   Dos de los estudiantes habituales del coche de línea Senillar-Valencia son los hermanos Villangómez. La mayor, Beatriz, prepara oposiciones al Cuerpo del Magisterio Nacional de Enseñanza Primaria. El pequeño, Carlitos, estudia bachillerato. Sus padres, don Fulgencio y doña Concha, los lunes se levantan algo más temprano que de costumbre. Habitualmente se ponen en pie sobre las ocho, lo que les da tiempo suficiente para arreglarse y desayunar antes de dirigirse al grupo escolar José Antonio, dónde ejercen de maestros. Si madrugan más los lunes es porque sus dos retoños viajan a Valencia y han de coger el autobús.
   El benjamín de la familia, Carlitos, suele levantarse con el tiempo justo. Se le pegan las sábanas con facilidad. Esta mañana está observándose en el espejo a ver como progresa su bigote. Al paso que va pronto podrá afeitarse. La idea hace que su cara, de rasgos nobles y agraciados, se pueble con una sonrisa de las que resultan contagiosas. ¿Le gustaré a Amparín con bigote? Que pregunta más tonta, se contesta, le gusto de todas las maneras. Todavía no son novios formales, son demasiado jóvenes, pero ya tienen decidido que en cuanto empiece una carrera, que ya tendrá dieciocho años, hablará con el padre de ella. Cuando lo piensa se desazona pues quién puede ser su futuro suegro tiene fama de tener mucho genio y de no ser fácil de contentar. En el pueblo goza de prestigio, no en vano es el alcalde, aunque también hay gente que le pone a caer de un burro. A todo ello hay que añadir un aspecto de la familia Vives que nunca había tenido en cuenta hasta que el cuentaduros de Pepín Mañes se lo hizo notar.
- Me han dicho que estás saliendo con la hija del alcalde. Zagal, no te consideraba tan listo. Vaya sorpresa que me he llevado contigo.
- No veo que haya nada de sorprendente. Salvo que te refieras a que Amparín es la chica más encantadora y preciosa del pueblo y, si me apuras, del mundo.
- No me vengas con chorradas, majete. El romanticismo está bien en las novelas, pero en la realidad no sirve para nada. Lo que cuenta es que quien se haga con la Vives, se llevará el mayor chollo del pueblo.
- ¿Y por qué un chollo? Tal y como lo dices parece como si Amparín fuese una especie de saldo.
- No digas bobadas, capullo. ¡Qué coño va a ser un saldo! Todo lo contrario, es como si te tocara el premio gordo de la lotería. Paco Vives no se dejaría ahorcar por menos de cincuenta quilos. Aunque está por ver que el señor alcalde te acepte como futuro yerno.
   Lo que le faltaba, que alguien pueda pensar que va con Amparín por su dinero, pero no se inquieta excesivamente por ello. Si alguien lo piensa es su problema. Está enamorado de ella porque…, porque sí. Te quiero porque te quiero, como dice la copla. Se preocupa más cuando oye hablar a sus padres de solicitar en el concurso de traslados del magisterio. Están empeñados en acercarse a una ciudad que tenga universidad, así podría cursar estudios superiores. Su padre quiere que sea médico. Ni soñarlo, con lo que le horroriza la sangre, a él lo que le gustaría es estudiar derecho. Pero... si se van del pueblo ¿qué va a pasar con Amparín? Tendrá que encontrar la manera de compaginar lo de seguir con ella e ir a la universidad. Que tonto soy, se corrige, parezco la moza del cuento de la lechera. Porque en cuanto a ser universitario, papá me lo ha dejado claro: mientras vivamos en Senillar voy a tener que conformarme con estudiar magisterio, como hizo Bea. De todas formas... El monólogo se trunca porque vuelven a llamarle.
- Carlitos, apresúrate, faltan menos de diez minutos para las ocho.    
   Amparín Vives, la hija del alcalde, mote por el que es más conocida, siente debilidad por los hermanos Villangómez. De Carlitos está locamente enamorada, ha sido el primer y único hombre que ha hecho latir desbocadamente su corazón. Desde que era niña no ha tenido ojos más que para él. Y tiene la inmensa fortuna de ser correspondida. Por Beatriz siente especial adoración, no solo por ser la hermana de quien es, sino porque Bea es algo así como su guía y confesora Con frecuencia le consulta sus problemas, incluso los sentimentales. Lo que desconoce es que Beatriz, a su vez, también tiene una especie de guía espiritual: Lolita Sales, por quien siente un enorme cariño y admiración. En las tardes que Bea pasa en la trastienda de la Moda de París absorbe, como si fuera una esponja, muchas de las opiniones y criterios que mantiene Lolita y luego los reproduce como si fueran propios.
   Es a través de Beatriz como Amparín ha llegado a conocer a Lolita, de quien se comenta en el pueblo que es una de las personas que más influye en Gimeno, el cual está enfrentado con su padre. Por eso, la primera vez que Bea le invitó a ir con ella a la trastienda de la Moda de París tuvo que hacer un acto de valentía para aceptar, porque su primera intención fue decir que no. Naturalmente, conocía a Lolita, de hecho había comprado más de una vez en la tienda, pero desde que supo que su padre estaba enemistado con Gimeno no había vuelto a pasarse por el establecimiento. La acogida que le hizo Lolita la desconcertó, más cariñosa, amable y simpática no pudo estar, pero lo que más le impactó fue encontrarse con una mujer que hablaba de temas que solo eran tratados por los hombres y no por todos. En la trastienda no se solía hablar demasiado de moda, de cine o de los últimos cotilleos locales sobre fulano o mengana. Recuerda que en aquella primera ocasión Lolita les habló de la novela que acababa de leer, escrita por una mujer, y que había obtenido el premio Nadal.
- Eso es lo que tendríamos que hacer las mujeres, ser capaces de hacer cosas para que se nos trate como personas que también saben pensar. Como ha hecho Carmen Laforet al escribir Nada. Ya está bien de que solo se nos valore por nuestra cara o por nuestro cuerpo.
- ¿Y eso cómo se logra? – pregunta Beatriz.
- Demostrando con hechos que somos algo más que floreros decorativos. Teniendo el arrojo y la energía para tomar nuestras propias decisiones. No hay que dejar que otros decidan por nuestra cuenta, sean los padres, los hermanos, los novios o los maridos.
   Es oír esto y a Amparín, que sospecha que su padre le va a montar un cirio cuando se entere de que sale con Carlitos, la réplica le sale espontáneamente:
- Eso se dice muy fácil, pero seguro que en el mundo real no se consigue así como así.
- ¿Y por qué no se va a conseguir? – inquiere Lolita.
- Te voy a poner un ejemplo. Una amiga mía – Amparín no se atreve a sincerarse – está saliendo con un chico majísimo en todos los sentidos. Todavía no les ha dicho a sus padres que sale con él porque teme que se opongan. Si llegado el momento ocurre eso, según tú ¿qué debería hacer mi amiga?
   Lolita, que ha escuchado atentamente la intervención de la jovencita, está al corriente por Beatriz de la relación entre Carlitos y Amparín y piensa que, posiblemente, la amiga a la que se refiere la muchacha no es más que ella misma.
- Esa amiga, ¿está enamorada del chico con el que sale o solo es para pasar el tiempo?
- Más que enamorada, está loquita por él – es la tajante respuesta de la jovencita.
- ¿Y el chico le corresponde?
- Completamente.
- Entonces, aconseja a tu amiga que pelee con todas sus fuerzas para mantener esa relación. El amor auténtico no se encuentra tan fácilmente y cuando se tiene la inmensa fortuna de hallarlo hay que hacer lo posible y lo imposible para conservarlo. Que se enfrente a sus padres y al mundo si es necesario, pero que no ceda. El amor no se mantiene sin más, hay que luchar para que siga vivo.