"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

domingo, 8 de julio de 2018

*** Han llegado los niños


   Han llegado mis nietos y mi solitaria vida de anciano, aburrida, monótona y ordenada ha sufrido un vuelco. La casa se ha llenado de alegría, carreras, gritos, llantinas, risas y desorden. Que todo eso y mucho más traen los niños. También de juguetes por todas partes, de muebles fuera de su sitio, de cambios en los horarios de comida y de la pérdida del mando de la tele. Ahora toca ver dibujos animados y he descubierto que a los críos el mundial de fútbol les trae al fresco y con los noticieros se duermen.
   Pero lo que cuenta es que, pese a los posibles y en ocasiones reales trastornos, los críos te alegran la vida. Los miro y sé con certeza que el único rastro que va a quedar de mí serán los genes que les haya podido transmitir. Todo lo demás, mi vida con sus éxitos y fracasos (más de los últimos), mis recuerdos de todos los colores, mis contados amores y desengaños múltiples, los pocos amigos que me quedan, los libros que escribí y este mismo blog; todo eso sumado es humo.
   Ahora me toca a volver a releer los cuentos de mi niñez o teatralizar los relatos de hoy repletos de naves espaciales, de héroes con poderes sobrehumanos, de máquinas que se comportan como humanoides y de hombres que parecen robots. Tengo que volver a recordar donde venden los mejores helados y en que playa la arena es más idónea para construir esos castillos efímeros, pero que son tan del gusto de los críos.
   Han llegado los niños y con su sola presencia mi vida se ha llenado de emociones. ¡Benditos sean!