"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 28 de julio de 2023

Libro IV. Episodio 6. Nueva casa para los Carreño

Pilar piensa que quizá no sea lo mejor continuar charlando sobre asuntos tan personales con Verdú y da un giro a la conversación.

   -Me has dejado atónita con lo que sabes de gastronomía, ¿dónde has aprendido tanto?

   -Me aficioné cuando estudiaba en Valencia. En la pensión vivía un tipo francés que echaba pestes de la cocina española pues, según repetía, le da demasiada importancia al aceite de oliva y poca a la mantequilla. Y qué te voy a contar de cómo ponía a la cocina valenciana, estaba hasta la coronilla de la paella pues era lo que comíamos todos los festivos. Como el gabacho me caía gordo, solo para rebatirle comencé a leer libros sobre cocina, incluso cuando volvía a casa de mis padres en vacaciones le pedía a nuestra cocinera que me enseñara a guisar…; total, que al final he terminado siendo un cocinitas, eso sí, más teórico que práctico. ¿Y a ti te gusta el guisoteo?

   -A fuer de sincera lo cierto es que no mucho. Hubo una época en que me dio por meterme entre pucheros y hasta quise aprender algo de cocina francesa, pero se me pasó la afición. Lo que sí sé, porque me lo enseñó mamá, es preparar algunos platos típicos extremeños.

   -Pues quizá deberías aprender; la cocina, la buena cocina, es todo un arte que da muchas satisfacciones y, por si no lo sabías, es uno de los mejores anzuelos para pescar a los hombres. En cuanto a la cocina regional también tiene su encanto. En Murcia, donde abundan las buenas hortalizas, tenemos algunos platos que no tienen nada que envidiar a la mejor cocina francesa o china.

Cuando la gastronomía no da más de sí, pasan a otro tema y luego a otro…, y así continúan toda la cena. Hablan de pintura, música, de teatro… y los postres los encuentran dialogando, ¡quién lo diría!, sobre el esperanto, lengua de la que ambos tienen algunas nociones. Tras la cena, Pilar está expectante sobre lo que pueda sugerirle Luis, pero el nuevo notario se limita a preguntarle:

   -¿Te llevo a casa o prefieres que demos un paseo?

La propuesta, no sabe muy bien por qué, decepciona a la joven, pero sin dar a entender su estado de ánimo la acepta como buena.

   -El paseo es una buena idea. Nos ayudará a bajar la cena.

De la Plaza de la Lealtad van paseando a lo largo del Paseo del Prado, charlando unas veces y en silencio otras, hasta que, cuando se dan cuenta, el tráfico del ferrocarril les trae al mundo real, han llegado a la Glorieta del Emperador Carlos V. Luis vuelve a preguntar:

   -¿Seguimos o…?

   -¿O qué? –es la escueta pregunta de Pilar.

   -O te llevo a casa, lo mismo estás cansada después de una jornada de trabajo en la farmacia.

   -Como quieras, tú eres el guía de este safari –contesta Pilar que no puede reprimir volver a sentirse decepcionada.

El guía, como lo ha calificado la joven, detiene un taxi y le da la dirección de San Bernardo. Mientras en silencio recorren las desiertas calles madrileñas, Pilar va pensando en el comportamiento de Luis durante las algo más de cuatro horas que llevan juntos: el murciano ha sido correcto en todo momento, no ha tenido el menor atisbo de intentar un acercamiento físico y ni siquiera la ha rozado, solamente le ha estrechado la mano. Pese a ello, en varios momentos de la noche, le ha parecido ver en la mirada del nuevo notario la llama del deseo, lo que parece contradecir su comportamiento de fría corrección. Todo ello le produce a la joven un sentimiento en el que se mezclan la decepción y el desconcierto. Al llegar al portal de la finca donde viven los Carreño, y mientras Luis llama al sereno, Pilar contempla al murciano como si fuera a verlo por última vez y piensa: no sé si es muy caballeroso, demasiado tímido o que oculta secretos inconfesables. Tras abrir el portal el sereno, a quien Luis da una más que generosa propina, Pila, en un arranque de los suyos, besa en la boca al joven notario y sin darle tiempo a reaccionar se mete en el portal al tiempo que le dice:

   -Que tengas felices sueños.

En los días siguientes, la excitante y extraña cena del Ritz no deja de dar vueltas en la mente de Pilar, que no ha vuelto a saber nada de Luis, hasta que ocurre algo que le obliga a centrarse en una cuestión mucho más doméstica. Una mañana aparece por la farmacia la quiosquera de la Plaza de España y pregunta por la titular. Pilar la recuerda en cuanto la ve.

   -Vaya, señora Brígida, cuánto tiempo. ¿Qué se le ofrece?

   -¿Podríamos hablar en privao?

   -Por supuesto, sígame –Pilar la lleva al despachito-. Pues usted dirá.

   -Como usted me cayó bien y clientes del quiosco me han asegurao que es la mejor boticaria del barrio, quiero que sea usté la primera en saber la noticia: en el número 54; es decir, en la finca de al lao, va a quedar un piso vacío. Y, naturaca, he pensao inmediatamente en lo que valdría para usted vivir al lao de donde tiene el negocio. ¿Le podría interesar?

   -¿Que si me interesa?, naturalmente. Me ahorraría los viajes desde y hasta San Bernardo, aunque hay un pero, somos un familión y necesitamos un piso que, al menos, tenga cuatro habitaciones más los servicios comunes. Con menos no nos apañaríamos.

   -Por el número de cuartos no hay problema pues tie cinco, aunque uno de ellos, no la voy a engañar a usté, es más bien un chiscón.

   -A ver, cuénteme más del piso.

  -Como le decía, el piso es mu cuco. Tiene cinco habitaciones, una cocina mu apañá, un comedor amplio, un servicio completo y otro pa aguas menores, y un chiscón que hace de lavadero y pa tender la ropa. La puerta de entrá es la de Gran Vía, 54 pero, como es un interior, el comedor y las habitaciones dan a la calle de Flor Alta. Si a usté le hace el avío, dígamelo y se lo hago llegar a los Pérez-Cobo que son los dueños.

   -Pues muchas gracias, señora Brígida. Tenga diez duritos y si cerramos el trato le daré otros diez. Le sugiero que les diga a los propietarios, cuya dirección le ruego que me dé, que esta misma tarde iré a verles. Y de paso cuénteles, como el que no quiere la cosa, que soy la propietaria de la farmacia del 56, lo que supone que no tendrán ningún problema de los que a veces ocasionan los inquilinos.

Esa misma tarde, Julio y Pilar alquilan el piso de Gran Vía, 54. Los Carreño ya están situados en el corazón de Madrid y, además, viven pared con pared junto a la farmacia que es su modus vivendi.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 7. Jesús estudiará Farmacia