"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 177. Madrinas de singladura

   En el muelle donde está atracado el Elcano, Santiago Andrade, compañero de promoción de Álvaro, se lo lleva a un corrillo de guardiamarinas con los que intercambia unas palabras en medio de sonoras risotadas. Al instante el primogénito vuelve donde su familia con gesto de estar un tanto avergonzado.

   -Tengo unos amigos que quieren saludar a Pilar. ¿Os importa que me la lleve unos minutos?

   Álvaro coge del brazo a su hermana que en los escasos metros que recorren para llegar al pequeño corro de guardiamarinas le da tiempo a recriminarle.

   -La próxima vez, tato, te agradeceré que sea a mí a quien le pidas permiso para ir adonde tus amigachos.

   Resulta que los compañeros de Álvaro quieren pedirle a Pilar si puede hacerles un favor. Como la mayor parte la conocen, le hablan sin rodeos.

   -Antes de partir estamos recogiendo direcciones de preciosidades como tú para ofrecerlas a aquellos compañeros que, por lo que sea, no han encontrado una madrina de singladura, que es así como llamamos a aquellas señoritas que recibirán nuestras postales a lo largo del viaje. Tu dirección ya la sabemos, pero lo que queremos es que nos facilites las direcciones postales de amigas y conocidas tuyas para que sean nuestras madrinas.

   -Pues lo siento, chicos, nombres os puedo dar, pero dirección postal en este momento no recuerdo ninguna.

   -Eso no es problema, ricura. En la primera carta que le envíes a tu hermano añades los nombres y direcciones que hayas conseguido y él se las pasará al brigadier encargado del asunto, que es el Gallego –explica el guardiamarina que habla.

   -¿Pero cómo voy a saber dónde mandar la carta? y, aún en el supuesto de saberlo mi carta llegaría después de que hubiese zarpado vuestro barco.

   -Ese problema lo tenemos resuelto. En cuanto tengas nombres y direcciones las metes en un sobre, lo franqueas como correo postal aéreo y lo diriges a nombre del Gallego, Lista de correos, El Pireo, Grecia. Es uno de los puertos en el que vamos a recalar, pero eso no ocurrirá antes de veinte días. Tu carta llegará mucho antes.

   -Eso está bien planeado, lo reconozco. Una curiosidad: ¿el Gallego tiene nombre?

   Santiago Andrade, que sigue al lado de Álvaro, levanta una mano.

   -Servidor.

   -Hombre, Santi, que sorpresa, creía que eras madrileño.

   -Llevo viviendo en Madrid toda mi vida, pero nací en Vigo y, por ese nimio detalle los tipos que nos bautizaron de novatos solo tuvieron imaginación para ponerme ese mote.

   Que cuitadito es Santi, piensa Pilar, si todos los amigos del tato son así comprendo que no se coman una rosca. Aceptada por Pilar la propuesta de los compañeros de su hermano, Álvaro y Santiago la acompañan hasta el grupo de los Carreño, no sin que antes Andrade le haga una petición.

   -Pilar, para mí sería un honor que fueses mi madrina de singladura; si es que ya no lo eres de otro.

   -Encantada, Santi, el honor será mío –Luego, Álvaro cuenta a su hermana que Andrade bebe los vientos por ella, pero como es tímido nunca se atrevió a decirle nada.

   De pronto, la gente empieza a hacer pasillo a un grupo de personas que, por cómo van vestidos, deben de ser gerifaltes. Los civiles van con levita y sombrero de copa, algunos luciendo bandas y condecoraciones, y están acompañados de militares de tierra, pero los que más llaman la atención son el grupito de jefes y oficiales de la Armada encabezados por tres galoneados marinos de guerra que Álvaro identifica para su familia.

   -Esos que llevan tres galones dorados y en el superior la coca son el almirante jefe del Estado Mayor, el almirante jefe de la Flota y el vicealmirante de la base naval de Cádiz y llevan uniforme de media gala. Y de los civiles, uno es el Ministro de Marina, don Honorio Cornejo, otro el alcalde de la ciudad y los demás no lo sé.

   -¿Qué es eso de la coca? –pregunta Andrés.

   -Esa especie de redondel, colocado en forma de zuncho en la bocamanga y que tiene un diámetro exterior de 46 milímetros –precisa Álvaro-. Yo también llevaré una, aunque pequeñita, cuando sea alférez de fragata –El silbato de un contramaestre interrumpe la charla.

   -Llaman a formación, un besote a todos. Deseadme buena mar. Os escribiré, os lo prometo –y el guardiamarina parte rápido hacia el buque.

   El comandante del buque-escuela, que Álvaro les ha contado que es el capitán de fragata don Manuel de Mendívil, recibe a pie de pasarela al cortejo de prebostes a quienes invita a subir al barco y pasar revista a la formación de guardiamarinas, cadetes de infantería de marina y tripulación formados en la cubierta principal. Tras ello, el comandante invita al cortejo a tomar un vino español en su antecámara. Una vez desembarcados los invitados, la tripulación comienza a preparar la operación de levar anclas. Tras soltar amarras, dos remolcadores apoyan al buque que lleva todo su velamen recogido y que apunta la proa hacia la bocana del puerto. Un torpedero y un patrullero de altura lo escoltarán hasta el límite de las aguas territoriales españolas y una miríada de pequeñas embarcaciones le acompañan en su partida, las hay de todas clases: veleros de todos los tamaños, yates, balandros, barcas de pesca y hasta humildes botes de puerto. Los muelles están cubiertos por una multitud que, pañuelo en mano, despide al buque. Parece que toda la ciudad se ha echado a la calle para desear buen viaje al Elcano.

   Tras despedir a Álvaro, los Carreño regresan a Plasencia donde solo están unos días, luego se marchan a Pinkety a pasar lo que queda de agosto. Allí, y a través de la radio, se enteran de la clausura de las VIII Olimpiadas celebradas en Ámsterdam, juegos que Pilar ha seguido con apasionamiento, no tanto porque le guste el deporte sino porque en los mismos participan más mujeres que en ninguna olimpiada anterior.

   Hacia el veintitantos de agosto comienzan a llegar regularmente las tarjetas postales de Álvaro desde los puertos en los que va fondeando el Juan Sebastián de Elcano. La primera viene de La Valeta donde cuenta que visitaron el arsenal, diques secos, talleres y parque de material de repuesto. También estuvieron viendo el destructor Active y el portaaviones Glorius de la Royal Navy. La segunda postal es de Atenas donde visitaron la Acrópolis, el templo de Theseus, la Necrópolis y el Museo Nacional. Además, en un remolcador de la marina griega recorrieron el estrecho de Salamina y luego visitaron las ruinas de Eleusis. Pilar, como madrina de singladura, ha recibido asimismo tarjetas de Santiago Andrade que en lugar de mandar solo una le remite varias con lo cual puede ser más explícito que Álvaro. De Malta le cuenta que le sorprendió encontrar restos españoles, hasta que recordó que la isla estuvo en la edad media bajo control de la Corona de Aragón. Y de Atenas le trasmite su opinión de que la ciudad le ha parecido sucia, cochambrosa y muy ruidosa.

   Llega septiembre y con él comienza el curso 28-29, en el que Pilar cursará cuarto de Farmacia, Concha tercero de bachillerato y Eloísa primero de Magisterio, carrera por la que ha optado. Como los padres habían planeado, las dos últimas se quedan en casa para estudiar esos cursos por libre en la academia Magister. Los demás hermanos continúan en primaria. El nuevo curso ha traído con él un problema: Jesús no ha querido matricularse en ninguna facultad ni escuela técnica porque le ocurre lo mismo que, en su día le pasó a Álvaro, no tiene claro que le gustaría ser de mayor. Al ver la indecisión del chaval, los padres optan porque regrese a casa y concederle un año sabático para que mientras tanto vaya clarificando su futuro. De todas formas solo tiene 16 años y tiempo tendrá de decantarse por alguna carrera. De momento, ayudará a su madre en las tiendas familiares.

   También en septiembre, en la tertulia de Julio se comentan dos hechos que avalan la creciente pasión nacional por el fútbol. La Fédération Internationale de Football Association, más conocida por su sigla FIFA, decide que el primer campeonato mundial de fútbol se lleve a cabo en Uruguay, y a finales de mes se cierra el acuerdo para la disputa de la primera Liga de Fútbol de España, pues hasta ahora las competiciones eran regionales.

   En el terreno político, hacia el cuarto trimestre del año comienza a percibirse la decadencia de la llamada Dictablanda, en la que confluyen varios factores: el agravamiento de la diabetes que padece Primo de Rivera, el fracaso para instaurar un régimen nuevo, y el papel creciente de la oposición, a la que se suma un sector del Ejército que ha organizado conatos de  conspiraciones armadas contra el régimen. Hasta ha habido un intento de golpe de estado, para desbancar a Primo del poder y retornar al sistema constitucional, el conocido como la Sanjuanada porque estaba previsto para el 24 de junio de 1926. En la conspiración participaron varios generales liberales y destacados miembros de la vieja política. Y es que la Dictadura de Primo de Rivera ha fracasado en su intento de crear sólidas instituciones políticas. Esa es la conclusión a la que llegan los amigos de Julio.

   En el año sabático que sus padres han concedido a Jesús mientras decide la carrera a cursar o que oficio elegir, el chico además de ayudar a su madre en las tiendas a veces acompaña a su padre y a Julián en los viajes por la región. En uno de ellos, han ido a la portuguesa ciudad de Elvas, a unos veintitantos kilómetros de Badajoz, a comprar carbonato de sodio y bicarbonato a granel, productos que en Portugal son más baratos que en España, tarifas aduaneras incluidas. A la vuelta, los aduaneros portugueses les dejan pasar sin más, pero en la frontera española la cuestión es diferente. Además de pedirles las cédulas personales pues pasaportes no tienen, registran minuciosamente la furgoneta y exigen a Julio las facturas de los productos adquiridos en Portugal. Jesús, que es la primera vez que atraviesa la frontera, siente curiosidad por las actuaciones de los agentes aduaneros y quiere saber más de ellos.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 178. Algunos hijos Carreño descubren sus vocaciones