"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 12 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 30. También buscan al doctor Bermejillo

 En Madrid cada día se oyen más cercanos los tambores de guerra. Los hermanos Carreño no siguen demasiado de cerca el desarrollo de los combates, pero su padre los tiene al día cuando, tras cenar, les cuenta lo que ha dicho el parte, que es la acepción con la que la gente ha bautizado a los noticiarios radiofónicos que se nutren de lo que cuentan los partes de guerra.

   -Papá, ¿es cierto que los nuestros ya han llegado a la provincia de Madrid? –Pregunta Julián que esta noche cena con ellos-, porque en la División nos han dicho que es un bulo.

   -¿Y qué esperas que cuenten los rojos?, mentiras y patrañas. Los nuestros llegaron a San Martín de Valdeiglesias y la columna de Castejón ha entrado en Chapinería, lo que supone que sí están en la provincia de Madrid.

   -A mí lo que me preocupa es lo que me contado un cliente, y lo debe de saber bien porque trabaja en el diario El Globo. Dice que están llegando al cuartel general de las Brigadas Internacionales, en Albacete, los primeros brigadistas. Y que eso será el primer paso para reconvertir las columnas de milicias en un ejército formal… -Pilar no puede acabar porque Jesús entra en el comedor y se pone a hablar tan aceleradamente que es imposible entenderle.

   -Jesús, cálmate y habla más sosegadamente –le amonesta el padre.

   -Que acaba de decir Unión Radio que las tropas republicanas han hecho un reajuste táctico en el frente de Navalcarnero. Y cada vez que hablan de reajuste quiere decir que la localidad a la que aluden la han tomado los nuestros.

   -Esa es una buena noticia, pues Navalcarnero solo está a unos treinta kilómetros de Madrid. Pensaba que en un par de semanas los nacionales estarían en Madrid; rectifico, lo estarán en dos o tres días –sentencia Julio. 

  En Suances, hacia mitad de octubre una tarde se presenta en casa de Julia el matrimonio Bermejillo muy nervioso. Unos milicianos han ido a la clínica de Santander en la que trabaja el médico a preguntar por él. Han dicho que volverán. Bermejillo teme que no le buscan por tener algún problema dérmico, sino porque los médicos, en general, forman parte de la clase burguesa y la mayoría de burgueses son partidarios de los golpistas. El matrimonio le hace una petición a Julia.

  -… y lo que venimos a pedirte es que, por unos días, Guillermo pueda dormir en tu casa, porque, si han ido a buscarlo a Santander, es muy posible que también vengan aquí.

   -Por Dios, dadlo por hecho. Nuestra casa es vuestra. Y si lo buscan, creo que será mejor que no solo venga a dormir, sino que se pase aquí la mayor parte de la jornada, al menos estos primeros días. ¿Y por qué te buscan, Guillermo?

   -No lo sé, pero sabes bien, Julia que, en los tiempos que corren, no se necesitan razones para detener a una persona y una vez detenido, como la justicia ordinaria prácticamente está desaparecida, te puede pasar de todo, desde que te dejen libre hasta que aparezca tu cadáver en una cuneta.

  Durante algunos días, Bermejillo pasa todo el día en casa de los Carreño, mata el tiempo leyendo, escuchando la radio, que se ha traído de casa, y dándoles algunas clases a los chiquillos. Cuando Julia trató de explicar a sus hijos el por qué el médico iba a vivir con ellos unos días, no le resultó fácil hacerlo de forma que lo entendieran, por lo que al final tiró por la vía fácil.

   -Don Guillermo va a vivir con nosotros unos días. Como es una buena persona, por eso lo buscan los malos. Y de esto ni una palabra fuera de casa.

   Un día, el médico escucha en una emisora republicana una información que, de alguna manera, le afecta. El Ministerio de Gobernación ha publicado un decreto, con el que trata de frenar la represión incontrolada, creando la Sección de Investigación de las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia. Guillermo piensa que si esa Sección se pone en marcha en Santander los milicianos dejarán de buscarlo. Sea por eso o porque no les interesaba tanto, lo cierto es que los milicianos ni han vuelto a la clínica a por él ni han aparecido por su casa de Suances. Con lo cual, pasados unos días, el médico se ha reintegrado a su domicilio. El hecho, además de reforzar los vínculos amistosos entre ambas familias, también supone que aumenten los aportes de comestibles de la tierruca por parte de los Bermejillo.

   En esos días una norma del gobierno de Largo Caballero afecta directamente a los Carreño de Soances. La orden dice que los arrendatarios que alojen forasteros deberán declararlo ante las autoridades correspondientes. Lo que origina que el casero que les alquiló la casita se haya presentado pidiendo las cédulas de todos los miembros de la familia, pues tiene que copiar los datos para entregarlos al ayuntamiento. Julia recela de la petición y sugiere al casero, a quien siempre ha tildado de buena persona, que no informe ni del arrendamiento ni de sus datos personales.

   -Vamos a ver, señor Fulgencio, este es el tercer verano que nos alquila la casa y nunca hemos tenido el menor problema. Nos ha bastado un apretón de manos para acordar el alquiler y no hemos necesitado de ningún papel. Y por lo que respecta al cobro del arrendamiento, no tendrá usted queja, le pagamos por adelantado. ¿Por qué ahora meternos en papeleos?, ¿qué va a ganar usted con ello? 

   -Créame que lo siento, señora Julia, pero en el ayuntamiento se han puesto muy serios y nos piden los datos de los inquilinos. Yo no gano nada con ello, pero en los tiempos que corren no hacer caso a los que mandan puede ser muy peligroso, lo sabe usted tan bien como yo. Por otra parte, creo que no hay nada que temer, otra cosa muy distinta sería que los papeles los pidieran los del Comité antifascista, pero siendo el ayuntamiento es lo normal -A Julia no le queda otra que dar al señor Fulgencio las cédulas personales para que copie sus datos, pero temiendo las posibles consecuencias.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 31. Las Brigadas internacionales