"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 176. El Juan Sebastián de Elcano

   Cuando Álvaro anuncia que embarcará en el Elcano para dar la vuelta al mundo, la alegría es general entre los Carreño.

   -¡Pero qué dices, la vuelta al mundo! –exclama Julia, emocionada.

   -¡Qué envidia, tato!, lo que daría por estar en tu lugar –confiesa Pilar.

   -¿Así qué veras todo el mundo? –pregunta Eloísa.

   -No, Eloísa, solamente aquellos países en los que fondee el buque –le explica Álvaro.

   -¿Y qué países serán? –quiere saber Julio.

   -Todavía no lo sabemos, solo nos han informado del plan maestro de la travesía: zarparemos de Cádiz rumbo a levante, cruzaremos el Canal de Suez para llegar al Mar Rojo y de ahí al Océano Índico. Luego navegaremos por el Pacífico hasta el Canal de Panamá por el que nos adentraremos en el Atlántico hasta regresar a Cádiz.

   -O sea, la vuelta al mundo de Elcano pero al revés –precisa Jesús, haciendo gala de sus saberes de bachiller.

   Los Carreño, para que Álvaro descanse y se reponga y también para no meterse en muchos gastos, deciden pasar lo que resta de julio en Pinkety donde el marino de la familia se ve acosado continuamente por sus hermanos para que les cuente cosas de su vida en la Escuela Naval y de sus experiencias cuando ha estado embarcado. Uno de esos días, Julián le sorprende recordándoselo.

   -Tato, no sé si te acuerdas que nos prometiste contarnos como es el día a día en la Escuela, y lo hiciste pero a medias, solo nos contaste lo que soléis hacer hasta mediodía, ¿y por la tarde a qué os dedicáis?

   Como a la pregunta se adhieren los demás, al guardiamarina no le queda más remedio que relatarles la vida en la Escuela por las tardes.

   -Comenzaré por el almuerzo. A las 14:00 pm comemos. El orden de entrada es de modernos a antiguos. De forma que cuando llega el profesor de servicio ya estamos todos, se da la ¡atención!, todos nos ponemos firmes, y entra. Cada día almuerza en el comedor del centro el profesor de guardia, acompañado de algún otro oficial también de servicio y guardiamarinas y aspirantes que vamos rotando. En cada mesa hay cuatro comensales. En el comedor podemos ser poco más de doscientas personas.

   -¿Y por las tardes? –interrumpe Andrés que seguramente es la primera vez que se atreve a preguntar a su hermano mayor, pese a lo descarado que es.

   -Por las tardes, solemos hacer prácticas de navegación. Embarcamos en buques antiguos y hacemos guardias en el puente, de timonel, serviola, comunicaciones, etcétera.

   -¿Sólo eso? –parece que la respuesta ha decepcionado a Andrés.

   -Bueno, hay tardes que en lugar de embarcarnos, hacemos instrucción, practicamos desfiles y cosas así.

   -¿Y en la cena hacéis lo mismo que en el almuerzo? –pregunta Ángela que, como Andrés, también debe ser la primera vez que interroga a su hermano. 

   Álvaro mira cariñosamente a la más chica de sus hermanas y le da cumplida respuesta. 

   -En la cena algún brigadier, que son los mejores guardiamarinas de segundo y hay cuatro en cada brigada, te puede preguntar la orden que se ha impreso para el día siguiente. Hay que sabérsela entera. También te hacen otras preguntas, por ejemplo quien está de guardia de médico que, como es hoja y medio de nombres y llegas a la cena cansado, es difícil sabérsela entera. Si fallas, te agracian con un castigo: correr por la pista militar, subir a la cofa y cosas por el estilo.

   -¿Qué es la cofa? –pregunta, curiosa, Ángela.

   -Es la meseta colocada horizontalmente en el cuello de un mástil para fijar los obenques de gavia, facilitar la maniobra de las velas altas, y antiguamente, para hacer fuego desde allí en los combates, aunque se usaba más como puesto de vigía.

   -Anda, Ángela, para que vuelvas a preguntar a tu hermano –se burla Pilar que a su vez pregunta-: Y después de cenar, ¿al catre?

   -Al anochecer, se canta la misma oración que en el ocaso cuando estás embarcado, que ya os la conté, y se dan las buenas noches. Finalmente, después de la oración tenemos estudio hasta las 24:00 h, en que hay que irse a dormir. Y fin de la jornada.

   Acaba el mes de julio y Álvaro se despide de la familia para volver a la ENM, pues el 2 de agosto debe embarcar en el Elcano, no sin antes prometerles que en cada puerto en el que atraquen les enviará una tarjeta postal contándoles lo que pueda, aunque de todas formas piensa llevar un diario en el que recogerá los principales eventos de la circunnavegación. Los padres no se lo han lo dicho, pero le tienen reservada una sorpresa. El 1 de agosto, cogen la Ford y marchan camino de Cádiz para asistir a la partida del buque-escuela y volver a despedirse de su hijo.

   Los muelles están repletos de gaditanos y de gente de otros muchos puntos de España que no quieren perderse la partida del Elcano. En cuanto los Carreño llegan al puerto distinguen enseguida la airosa silueta del bergantín-goleta en cuya popa flamea una gran bandera española. El buque ha hecho singladuras de prueba, primero en el Mediterráneo y luego  permaneció 40 días en el Atlántico para terminar recalando en las Canarias. En julio llegó al guipuzcoano puerto de Pasajes, donde recibió la bandera de combate de manos de la infanta Beatriz de Borbón, hija del rey Alfonso XIII. Tras lo cual, todavía recorrió cerca de 6000 millas. Terminado el periodo de pruebas, el Juan Sebastián de Elcano ha pasado al arsenal de la Carraca para limpiar fondos y prepararse para su crucero de instrucción en el que dará la vuelta al mundo en dirección opuesta a la que en su día hizo el ilustre navegante del que lleva el nombre.

   Lo que menos podía esperar Álvaro, pues ya se despidió de ellos en Plasencia, era toparse con su familia en los muelles gaditanos, por lo que su sorpresa es mayúscula. Es difícil saber quién le mira con mayor devoción, si los padres o sus hermanos. La verdad es que el joven, enfundado en su blanco e impoluto uniforme de guardiamarina y con los galones de brigadier, reluce como un brillante. A lo que le ayuda su 1,75 de talla, su figura fibrosa como un bambú y su bien parecido rostro. Se excusa ante los suyos por no poder enseñarles el buque-escuela por dentro, pero lo suple con una detallada explicación del mismo.

   -El Elcano tiene un desplazamiento de 3770 toneladas, una eslora de 113 metros, manga de 13, puntal de 8,68 y un calado de 8 metros. Cuenta con 20 velas lo que le da una superficie de velamen de algo más de 3100 metros cuadrados, a ello se añade un motor diésel auxiliar de 800 caballos con lo que puede alcanzar una velocidad media de 6 nudos, dependiendo del estado de la mar. Tiene cuatro zonas principales: alcázar, castillo, combés y toldilla. El alcázar es el espacio que media desde el palo mayor hasta la toldilla. El castillo es la parte de la cubierta alta, comprendida entre el palo trinquete y la proa. El combés es el espacio en la cubierta superior entre el palo mayor al castillo de proa. Y la toldilla es la cubierta parcial a la altura de la borda, desde el palo mesana al coronamiento de popa. El palo mayor popel, de nombre Asturias, se encuentra en el alcázar, siendo en esta zona donde se celebran la mayor parte de los actos importantes. En la zona del castillo están los dos cañones de 37 milímetros que se usan para salvas en las celebraciones, y es donde se realizan todas las maniobras para el anclaje. En esa zona, se encuentra el bauprés con el mascarón. Debajo se encuentran las cubiertas inferiores, los aseos, los pañoles…

   Andrés no puede contenerse, su descaro le lleva a cortar a su hermano.

   -Tato, has dicho pañoles, ¿o has querido decir españoles?

   Álvaro se ríe a gusto y mira con ternura a su hermano.

   -No, Andrés, lo he dicho bien. Los pañoles son cada uno de los compartimentos que se hacen en diversos lugares del buque para guardar víveres, municiones, pertrechos, herramientas, etcétera. Continúo con la explicación. El palo mayor proel, que tiene el nombre de Almansa, y el palo trinquete, llamado Blanca, se encuentran en el combés. Allí está ubicada la cocina, la enfermería, el quirófano, el puente de mando, las estaciones de radio y meteorología, los cuartos de derrota y los comedores. En la toldilla se encuentran la caseta con el motor del timón, el palo mesana, de nombre Nautilus, la caña de gobierno manual, el acceso al alojamiento del comandante y los pescantes de las balleneras, que son las barcas de salvamento y operaciones. ¿Hay algo que no hayáis entendido?

   -Me he apuntado algunos de los nombres que has dicho y que no conozco para mirarlos en el diccionario de casa, así que yo no te pregunto más –se excusa Ángela. Los demás ríen de la ocurrencia de la chiquilla, aunque muchos de los términos náuticos empleados por Álvaro tampoco saben qué son.

   -Otros datos. La embarcación cuenta con dos purificadores de agua y un depósito de gasóleo de 265000 litros. Con una capacidad de carga de poco más de 600 toneladas puede estar en alta mar durante más de 20 días sin tener que ir a puerto a abastecerse. Y un dato curioso: el precio de coste del barco ha ascendido a 8.189.532 pesetas.

   -¡Qué barbaridad, más de ocho millones de pesetas! –es lo único que se le ocurre decir a Julio.

   -¿Y quiénes vais en ese barco, tato? –pregunta Froilán.

   -La tripulación que, entre oficiales y marineros, está formada por 172 personas. Y además embarcaremos los 65 guardiamarinas de mi promoción y 43 cadetes de Infantería de Marina.

   -¿Pero en tu promoción no eráis 67? –pregunta Pilar haciendo gala de su excelente memoria.

   -Efectivamente, aprobamos 67, pero en estos cuatro años hemos tenido dos bajas.

   Un guardiamarina se acerca al grupo de los Carreño y saluda reglamentariamente antes de presentarse.

   -Buenos días, señores de Carreño y familia. Supongo que se acuerdan de mí, soy Santiago Andrade, amigo y compañero de Álvaro.

   -Qué tal Santiago, tu eres del grupo del CHA, ¿verdad? –le saluda Julio.

   -Sí, don Julio; perdonen que les interrumpa, pero hay unos compañeros que reclaman la presencia de su hijo, será solo un momento.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 177. Madrinas de singladura