"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 7 de julio de 2017

8. Día de elecciones



   Manuel Ponte, como hace habitualmente, después de desayunar y lavarse los dientes se vuelve a meter en la cama, coge el ordenador y se dispone a echar un vistazo a las portadas de alguno de los periódicos que suele leer. Poco a poco ha ido restringiendo la lectura de la prensa y ahora se limita generalmente a echar una ojeada a los titulares. Comienza abriendo El País. El titular principal, como no podía ser de otro modo dada la fecha, se refiere a las elecciones a Cortes Generales que precisamente se celebran hoy, veintiséis de junio: España vuelve a votar tras un largo bloqueo y sin pactos claros. Y en tipos más pequeños: La polarización de la campaña y la falta de propuestas generan dudas sobre la falta de gobernabilidad. La crisis europea agrava la incertidumbre. Eso le retrotrae a la discusión que mantuvo ayer con su hija Clara sobre si votar, además de un derecho, era o no un deber cívico. Su hija mantenía que sí, él ponía en duda que fuera una obligación ciudadana.
-Si no votas, luego no te quejes de que el partido que salga elegido no hace las cosas que debiera –apunta Clara.
-Me conformaría que los que ganen, sean los que fueren, lleven a cabo la mitad de sus promesas electorales, pero no caerá esa breva. Ya verás cómo una vez que estén instalados en las poltronas se olvidarán de los curritos que los han llevado al poder. Por eso hace tantos años que no voto, porque todos los partidos políticos y repito, todos, me han defraudado. En la campaña electoral prometen el oro y el moro y luego si te he visto no me acuerdo.
-O sea, que una vez más, no piensas ir a votar –acusa Clara.
-No, hija, no pienso y, además, cuando gobiernen quienes sean, si lo hacen mal, que puedes apostar a que será así, naturalmente que me quejaré y les pondré a caer de un burro.
   En el fondo, piensa que posiblemente su hija tenga razón y votar sea un deber cívico, pero son muchos sus años y está cansando de que los políticos le sigan tomando el pelo; bueno, a él y a otros cuarenta y tantos millones de españolitos. Deja los recuerdos y sigue con la portada. De política internacional, un titular llama su atención: Europa presiona a Londres para que acelere su salida de la Unión. El gobierno británico dice que se tomará “unas semanas de reflexión”.  La noticia le provoca un comentario en voz alta:
-Estos ingleses siguen en sus trece: si hay una tormenta en el Canal de La Mancha, el que está incomunicado no es el Reino Unido sino el resto de Europa. Para mí lo que pasa es que los británicos continúan creyéndose el gran imperio del mundo. Se les paró el reloj hace mucho y todavía no se han enterado.
   Está en un tris de abrir otros diarios, pero se lo piensa mejor y opta por levantarse. A las doce ha quedado con Álvarez, Ballarín y Grandal para tomarse unas cañas en una de las terrazas del Paseo de Rosales y comentar cómo va la jornada electoral. Cuando sale de casa, en el portal de la finca tropieza con su hija y su yerno que vienen del colegio electoral, también están sus dos nietecillos a los que promete que les va a traer unas chuches.
-Ya hemos cumplido con nuestro deber cívico –dice su hija con retintín y suelta una puya cuyo receptor no puede ser otro más que él -. A ver si otros aprenden.
   Ponte se hace el sordo, lo está realmente, y tras besar a los niños se despide, sus amigos le aguardan. Cuando llega a Rosales, solo encuentra a Grandal. Jacinto es de su cuerda, otro de los que tampoco creen en los políticos y que, por consiguiente, no vota o lo hace en blanco. El motivo que da para justificar su posicionamiento es que después de más de treinta años de trabajar codo a codo con gobernantes de todos los colores, desde los jerarcas franquistas, pasando por los de la efímera Unión de Centro Democrático, luego con los socialistas, después con los chicos del Partido Popular, otra vez con el PSOE y nuevamente con el PP, ha llegado a la conclusión de que no hay ninguno bueno, todos son ganado que no ha superado la tienta y como no sirven para otra cosa se meten a políticos que es una forma de vivir a costa de los demás.
-Que les vote su santa madre, pero lo que es mi menda no voy a perder el tiempo con ese hatajo de membrillos –remacha Grandal su discurso.
-Yo lo que peor llevo no es que sean incompetentes, que lo suelen ser, sino que encima muchos de ellos son corruptos. Su posición favorita es la del egipcio, con una mano delante y otra atrás para ver que les cae –afirma, a su vez, Ponte.
   En esas están, poniendo a caldo a la mal llamada clase política, cuando aparecen Álvarez y Ballarín que vienen discutiendo; el último de modo más sereno, pero Álvarez de manera acalorada.
-A ver, caballeros, haya paz –proclama Grandal en plan grandilocuente-. Que no llegue la sangre al río. ¿Se puede saber a qué viene tanta palabra subida de tono?
-Este merluzo que a estas alturas de la película cree que votar a otro partido distinto al PP es una opción a considerar –explica Álvarez, enojado.
-¿Y por qué no puede ser así? Vivimos en un país libre, al menos eso es lo que cuenta la propaganda oficial aunque yo tengo serias dudas. Como otra opción es no votar a nadie como hacemos Jacinto y yo –replica Ponte.
-Bueno, y a todo esto, ¿a quién coño has votado? –pregunta Grandal encarándose con Ballarín.
-El voto es secreto –se defiende el exferretero.
-Os lo diré yo, ha votado a los marxistas de Podemos –acusa Álvarez.
-No jodas, ¿en serio que has votados a esos muchachitos? Pues como se entere tu mujer te va correr a gorrazos –advierte Grandal que sabe lo católica que es la esposa de Ballarín.
-No es cierto, he votado a Ciudadanos y mi mujer también –confiesa Ballarín al verse acorralado.
-Entonces tranquilo, Luis, los chicos de Rivera no son marxistas. No corres peligro con ellos –Ponte intenta calmar a Álvarez.
-No serán comunistas, pero no son ni carne ni pescao que es casi tan peligroso como si fueran rojelios.
-Bueno, y a todo esto, ¿quién creéis que va a ganar? –pregunta Grandal desviando la conversación para eludir la controversia.
-Según las últimas encuestas ganará, como minoría mayoritaria, el PP, seguido por Podemos y muy cerca de éste quedará el PSOE. El resultado que pueda sacar Ciudadanos está por ver porque las empresas de encuestas no se ponen de acuerdo –informa Álvarez.
-Entonces, ¿ningún partido tendrá mayoría absoluta? –inquiere Ponte.
-Con la aparición de Ciudadanos y Podemos se ha alterado el tablero político y creo que los tiempos de las mayorías absolutas de socialistas o populares han pasado a la historia. Ahora habrá que ir a coaliciones, lo complicado es saber a cuáles –afirma Ballarín.
-Lo que sea, sonará –resume Grandal que decide dejar atrás el tema político para ir a otro más pragmático y gratificante- ¿Y qué hay del veraneo?, ¿lo tenéis todo preparado? Chelo y yo nos vamos a Marina d´Or este fin de semana, ¿vosotros cuándo pensáis viajar?
-Manolo y yo hemos decidido que nos iremos el uno de agosto –informa Álvarez.
-Yo pasado mañana llevo a mi mujer a Huesca. Me quedaré allí unos días para hacer el paripé de que me llevo de maravillas con mi yerno, pero en cuanto tenga la mínima oportunidad me reuniré con vosotros. Calculo que en los primeros días de agosto….
-Estoy pensando que ¿por qué no nos volvemos a juntar mañana? –pregunta Álvarez que añade-. Así podríamos comentar los resultados de las elecciones y algunos merluzos podrían comprobar que han echado su voto a la alcantarilla –dice sin mirar a Ballarín que es el objetivo de su puyazo.
-Yo, por la mañana no puedo, tengo que cuidar a los nietos –les informa Ponte.
-Bueno, pues nos juntamos por la tarde. Casi mejor, lo hacemos en el Centro y así nos echamos unas partidas, igual son las últimas hasta que nos reunamos en la playa –sugiere Álvarez.
   Grandal pone alguna pega, los lunes es el día en el que Chelo descansa de su trabajo de escort de lujo y lo pasa en casa del excomisario como si fuera su mujer, por lo que propone otra alternativa:
-¿Por qué en vez de juntarnos en el Centro no lo hacemos en mi casa? Le diré a Chelo que prepare algo para merendar. Así matamos tres pájaros de un tiro: jugamos, merendamos y ponemos a parir a los que hayan ganado las elecciones porque son los que nos joderán en los próximos cuatro años.
   Y en eso quedan, se juntarán al día siguiente en casa Grandal para ver que ha dado de sí el día de las elecciones.

PD.- Hasta el próximo viernes