"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 25 de abril de 2017

125. La DEA echa su cuarto a espadas



   Los jubilados amigos de Grandal, cada vez que se reúnen le preguntan qué novedades hay sobre el desenlace del robo del Tesoro Quimbaya. Saben que fueron detenidos y puestos a disposición judicial los atracadores del furgón blindado que transportaba la parte del tesoro que había sido cedido para su exposición a un museo parisino, pero del individuo o individuos que planearon el robo sigue sin saberse nada, así como de las joyas quimbayas robadas. De ellas por ahora solo se han recuperado las tres piezas que unos latinoamericanos, ahora se sabe que eran miembros de la banda asaltante del furgón, mostraron a María Victoria Martín-Rebollo para que las datara.  Lo último de lo que han tenido noticia es lo que le contó al excomisario el Jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico sobre que los autores intelectuales residen, al parecer, fuera de España y que personalmente opinaba que en el caso seguía habiendo claroscuros y que nada era lo que parecía ser.
   De lo que mejor está informado el cuarteto es de la marcha de las conversaciones de La Habana entre las FARC y el Gobierno colombiano, acuerdos que según todos los indicios están relacionados indirectamente con el robo del tesoro. Cuando a finales de junio los jubilados están pensando en las vacaciones estivales se enteran de que en las citadas conversaciones se ha definido el cese del fuego definitivo y la dejación de armas. La paz parece cada vez más cerca, pero el cuarteto se marcha de veraneo a Torrenostra sin que se hayn firmado los tan buscados acuerdos. Es a finales de agosto, el veinticuatro exactamente, cuando se anuncia que el Gobierno colombiano y las FARC rubricarán el acuerdo de paz tras casi cuatro años de negociaciones. Asimismo, se proclama que el acuerdo solemne se firmará el veintiséis de septiembre, día de San Pedro Claver gran defensor de los derechos humanos, en la histórica ciudad de Cartagena de Indias. Con el verano ya finalizado, el dos de octubre se realiza el plebiscito para aprobar los acuerdos entre el gobierno y las fuerzas insurgentes con el sorprendente resultado de que la ciudadanía colombiana vota no al pacto, bien que por escaso margen. Pese al resultado, tanto el gobierno como los guerrilleros manifiestan que lo decidido por el pueblo no afecta al acuerdo depositado en el marco de los Convenios de Ginebra.
   Grandal, motivado por las continuas preguntas de los vejetes, trata de enterarse de lo último que se conoce del robo, pero no logra ningún resultado positivo. El equipo coordinador de la investigación del caso, el que formaban Atienza, Bernal y Blanchard se ha disuelto y cada uno de los policías se ha reintegrado a su antiguo trabajo. Antes de la disolución del grupo, aprovechando la festividad de los Ángeles Custodios, que se celebra el tres de octubre, patrón del Cuerpo Nacional de Policía, sus tres integrantes han sido distinguidos con la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo. A dicho acto ha sido invitado Grandal, pero apenas si puede hablar con los Sacapuntas, solo darles la enhorabuena. En el vino español que sigue al acto de la condecoración, el excomisario lo aprovecha para lanzar varios sedales para ver si alguien picaba y le daba más información, pero no consiguie nada. Después de eso, ha llamado varias veces a Atienza, que es a quien más conoce, pero el policía de la Brigada de Patrimonio no ha contestado a sus llamadas. También ha tratado de ponerse en contacto con Pérez Recarte, pero el número que tenía del agente del CNI ya no existe según informa Movistar. Incluso se ha puesto en contacto con su amigo, el coronel Tresreyes, por si a través de la Guardia Civil podía enterarse de algo, pero con el mismo resultado negativo.
   Transcurrido el verano y casi un año después del robo del tesoro, un buen día en la calle Princesa, esquina con Rey Francisco, Grandal se topa con Anselmo Bermúdez, comisario jefe del distrito de Moncloa/Aravaca y viejo amigo suyo.
- Hombre, Jacinto, cuanto tiempo sin verte, ¿qué es de tu vida?
- Pues ya puedes imaginar, Anselmo, de la vida de un jubilado poco se puede contar.
- Ah, enhorabuena por lo de la Cruz. Sentí no haber podido ir. Y ya que hablo de esa cuestión, te diré que en el Cuerpo no sentó demasiado bien que solo te hubieran otorgado esa distinción cuando merecías mucho más. Esos cenutrios del Ministerio no son más tontos porque no entrenan. Sin tu intervención, el Caso Inca todavía estaría a remojo y los Sacapuntas viéndolas venir – opina Bermúdez.
- Ya que citas el Caso Inca, ¿qué se comenta en los mentideros del Cuerpo sobre la detención de la banda que realizó el robo del tesoro?
- ¿Los Sacapuntas no te lo han contado?
- Ni media palabra. Les he llamado varias veces, pero no han contestado mis mensajes.
- Mira, ahora voy con prisas pues tengo una vista en la Audiencia Nacional, pero llámame cuando quieras y te cuento. Ah, y en todo caso, enhorabuena por la Cruz.
   Unos días después ante unas pintas de cerveza y sendas cazuelitas de callos madrileños, ambos comisarios charlan sobre el Caso Inca.
- De lo que te voy a contar, Jacinto, ni una palabra. Lo hago porque creo que te has ganado el derecho de conocer la verdad. Hay pocos compañeros en el Cuerpo que conozcan todo el tinglado del Caso Inca. Si yo soy uno de ellos es porque al estar el Museo de América en el ámbito de mi jurisdicción han tenido que remitir a mi comisaria el expediente del caso y aun así está incompleto. Verás…
   Bermúdez cuenta que la participación de la policía española, concretamente del grupo de los Sacapuntas, en la localización y detención de la banda que llevó a cabo el robo del tesoro fue meramente testimonial. Lo que ocurrió realmente fue que la Drug Enforcement Administration, decidió echar su cuarto a espadas que en español clásico significaba intervenir en una conversación o dar una opinión en algún asunto sin que se lo pidieran. En efecto, la DEA, agencia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas y que es la única responsable de coordinar y perseguir las investigaciones antidroga en el extranjero, tenía en su punto de mira al cabecilla y a varios miembros de la banda que llevó a cabo el robo pues algunos de sus integrantes pertenecían a uno de los cárteles de narcotraficantes colombianos más activos, el llamado clan de los Varelas. La DEA pactó con el líder del cártel, a quien le ofreció inmunidad judicial ante la justicia norteamericana, que les revelara la identificación y localización de la banda que cometió el robo. Cuando los norteamericanos lo tuvieron todo bien amarrado, fue el momento en que montaron la pantomima de organizar la redada contra los atracadores en la que las policías española, francesa y hasta la Interpol participaron como si hubiesen sido ellos los que habían localizado a los malhechores.
- Y ese cártel al que has aludido, ¿fue el que organizó el robo?, es decir, ¿fue el autor intelectual del asalto al furgón blindado? – inquiere Grandal aprovechando una pausa de Bermúdez en su relato.
- Ese dato es el que no figura en el expediente que me han mandado. Personalmente, creo que sí, pero no te lo puedo asegurar al cien por cien. En el Caso Inca siguen habiendo zonas de penumbra que continúan sin aclararse. Y el hecho de la autoría intelectual del robo es una de ellas. Nuestros mandos, y me refiero a los políticos, siguen manteniendo una postura bastante ambigua en lo que respecta a los últimos flecos de la investigación. Cuando les preguntas sobre determinados aspectos del caso notas que se ponen incómodos, con lo cual terminas no preguntando.
- ¡Qué curioso! Hace unos días, hablando con Chimo Ramos sobre este mismo asunto, me comentó que le había preguntado al Secretario de Estado de Seguridad cuando se devolverían al Museo de América las piezas robadas y no recibió respuesta. También me dijo que en los muchos años que lleva en el Cuerpo nunca se había tropezado con un caso que oliera tanto a chamusquina. Y remató su comentario con una frase que es todo un compendio casi filosófico: aquí nada es lo que parece y nada parece lo que es.
- Pues si eso dice el bueno de Ramos que lo sabe casi todo, yo digo: amén.
- De todas formas, me he prometido a mí mismo que no cejaré hasta que conozca el recorrido de la última gota de esa especie de río con mil y un meandros que es Caso Inca – afirma rotundamente Grandal.
- ¡Bienaventurados los jubilados que tenéis tiempo para todo!