Los domingos, Ponte suele
remolonear más que de costumbre porque la casa está más silenciosa. Felisa, su
asistenta, no viene los fines de semana por lo que no hay nadie más que él que
altere la quietud del piso. De todas formas, se dice, hoy no puedo estar
demasiado en la cama porque el Jefe, así han empezado a llamar a Grandal, les
ha convocado a una reunión en su casa a media mañana. Se levanta y prepara el
desayuno. Recuerda que los domingos, cuando aún vivía su mujer, salía a comprar
churros que luego tomaban con chocolate que había preparado su esposa. ¡Qué
tiempos aquellos! Después de desayunar y de lavarse los dientes, se vuelve a
meter en la cama y abre el ordenador. Hoy toca El País. El titular central del
órgano de Prisa de 29 de noviembre, a tres columnas, reza así: Rajoy cierra su mandato con una leve
reducción del paro. Pues no es que se haya lucido mucho, dice en voz alta
como suele, pero menos da una piedra. La fotografía que viene debajo, con unas
personas tendidas en el suelo, lleva un pie que la explica: Al menos 14 muertos en otro tiroteo en EEUU.
Esto de los yanquis no hay manera de arreglarlo mientras se empeñen en mantener
la cultura de que en la mayoría de familias haya una o varias armas. Así les
luce el pelo. Y en el faldón, el titular es: España, un país más viejo y menos poblado. Como parte interesada en
la noticia también lee el subtítulo: Por
primera vez desde 1944, los nacimientos son menos que las muertes. Mira por
donde he aquí una noticia más cierta que los impuestos. Que se den una vuelta
por el barrio y cualquiera podrá comprobar que es tal y como lo cuentan. Vaya
problema que van a tener mis hijos y toda su generación, ¿quién coño les va a
pagar sus pensiones? En la parte superior de la columna de salida viene una
información del exterior: El Congreso de
Brasil abre proceso de destitución de Rousseff. Otra que, posiblemente, ha
metido la mano en la caja del pan, se dice. Y debajo una perla más sobre el
interminable rosario catalán: La
Generalitat mantiene su desafío tras la anulación del Constitucional. Ya me
extrañaba que hoy no dijeran nada sobre los separatistas, a estos no los para
ni Casillas de portero.
Los cuatro detectives
aficionados se han reunido en casa de Grandal. El Jefe tiene que comunicarles
nuevas directrices.
- En los últimos días nos hemos dispersado demasiado con la noticia del
hallazgo del furgón y con las averiguaciones de Luis sobre la prensa
colombiana. Creo que es el momento de que reconduzcamos nuestras
investigaciones y que las centremos en aquello que puede darnos fruto con más
rapidez y efectividad. Me refiero al seguimiento de los empleados del museo
que, con más probabilidad, han podido tener acceso a manipular las cámaras de
seguridad. Hasta el día de hoy, Manolo ha sido el único que ha logrado
averiguar donde vive el objetivo que tenía asignado. Bien, esos seguimientos
hay que reactivarlos. Además, tenemos que reordenar las actuaciones de la
próxima semana. ¿Alguna pregunta?
- Por mi parte, ninguna – responde Ballarín. Álvarez y Ponte asienten.
- Bien, pues el inmediato reparto de misiones va a quedar así. Luis,
tienes que hacerte con el domicilio del objetivo que tienes asignado. Amadeo,
lo mismo, averigua donde viven los dos fulanos que te han tocado. Manolo, como
tú ya has cumplido con tu misión, lo que vas a hacer es seguir buscando a los
García Reyes. Sé que es un embolado de cuidado, pero hay que hacerlo. Quizá en
unos días pueda darte algunas informaciones que te servirán de ayuda. En cuanto
a lo que a mí respecta, también voy a pegarme a los dos tipos del museo que
viajan en sus propios vehículos, a ver si me llevan hasta sus domicilios. A
esos dos los he dejado para mí porque seguir a un coche por Madrid es algo que
requiere una cierta práctica. ¿Quedan claras las asignaciones de tareas?
¿Alguna pregunta?
Solo Ponte levanta la mano:
- Jacinto, he pensado que lo único que me queda por hacer para
encontrar alguna pista sobre los García Reyes es visitar los poblados
chabolistas donde se asientan núcleos gitanos y preguntar por ellos, ¿qué te
parece la idea?
Grandal se toma unos minutos
para reflexionar sobre la propuesta de Ponte.
- De entrada, no me parece mal, pero por el momento la vas a posponer.
Esos poblados no son seguros, abundan en ellos los camellos y por tanto los
yonquis y te pueden dar un disgusto. Será mejor que lo dejes hasta que
cualquiera de nosotros pueda acompañarte.
- Entonces, me quedo sin deberes esta semana y me voy a aburrir – alega
Ponte -. Por ello te voy a pedir algo: que me dejes acompañarte en el
seguimiento de tus objetivos. Te prometo que estaré calladito y que no te
molestaré, me limitaré a observar y hacerte compañía.
A Grandal la propuesta no
parece hacerle demasiada gracia, pero accede.
- Bueno, Manolo, pero como has
prometido estarás callado y no incordiarás, ¿de acuerdo? Entonces, el martes, a
las tres que es cuando cierra el museo me esperas…; a ver, tú que vives por esa
zona dime un sitio donde pueda aguardar en doble fila sin armar el taco. Tendrá
que estar cerca de Cristo Rey para que podamos acceder de forma fácil a la
Avenida de la Victoria.
A Ponte solo le falta batir
palmas como un niño. Al fin va a ver convertida en realidad esa frase que
tantas veces ha oído repetir en las películas de acción: siga a ese coche.
- Me puedes esperar en Joaquín María López, en el tramo comprendido
entre Isaac Peral e Hilarión Eslava, es un trozo de calle que tiene escaso
tráfico y donde no hay demasiado problema para aparcar en segunda fila. Luego,
desde Hilarión Eslava se puede torcer a la izquierda para acceder a Cea
Bermúdez y de allí a la zona del Arco del Triunfo hay un paso – detalla Ponte.
- De acuerdo, y lo que puedes hacer el lunes, Manolo, es darte otra
vuelta por los alrededores del museo a ver si consigues más información.
- Jacinto, si me permites. Lo que acabas de mandarle a Manolo para el
lunes tendrá que posponerse a otro día. Los lunes el museo está cerrado, por
tanto se supone que los trabajadores no acudirán al curro ese día – Es Ballarín
quien ha hecho la precisión, al tiempo que piensa que Grandal habrá sido un buen
policía, pero como organizador deja mucho que desear. No saber o no recordar el
dato de los lunes no dice mucho a su favor.
- Es verdad, me había olvidado que los lunes no abren – admite Grandal
sin dar mayor importancia a su olvido.
- Entonces, ¿qué hago el lunes? – quiere saber Ponte.
- Un día de vacaciones no nos vendrá mal – sugiere Grandal.
- A mí se me ocurre, Jacinto, que el lunes podría darme una vuelta por
algún poblado chabolista a ver si doy con la pista de los García Reyes –
propone Ponte.
- Me parece bien, pero ya te he dicho que no debes ir solo y yo no te
puedo acompañar, mi agenda del lunes la tengo muy ocupada – precisa Grandal.
Posiblemente Ponte, que es
quien hace más años que conoce al excomisario, sea el único que sabe el pequeño
misterio de los lunes de Grandal. Ese día es el que dedica a su novia, aunque hablar
de novia quizá resulte excesivamente rebuscado. El antiguo policía, que lleva separado
casi dos décadas de la que fue su esposa, tiene un arreglo con Chelo, una rubia
de frasco de cuarenta y pocos años que todavía está de buen ver. La dama en cuestión
ejerce de azafata, acompañante de lujo o escort
como también se les llama; en fin, que es una puta de altos vuelos y que suele
trabajar a destajo los fines de semana con los clientes que vienen a Madrid a
pasar el weekend. Los lunes, Grandal
la recoge y durante veinticuatro horas a la semana conviven como si fueran un
matrimonio convencional. Salen a comer, van al cine, al teatro, o si a Chelo no
le apetece patear la calle se quedan todo el día en casa donde ella pasa las
horas viendo la tele o leyendo el Hola, Diez Minutos, Lecturas o cualquier otra
revista del corazón de las que es una adicta. Mientras que él es quien prepara
la comida y trata de satisfacer sus pequeños caprichos hasta donde llegan las
posibilidades de su pensión. De eso van los lunes de Grandal.
- Manolo, para lo de los gitanos cuenta conmigo el lunes – se ofrece
Ballarín.