"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 30 de marzo de 2018

46. Sobornos de tres al cuarto


   Rocío Molina está negociando con Anca para que acepte colarla en la habitación de Salazar con la finalidad de que éste le pague los dineros que, según la andaluza, le debe. Ha empezado ofreciéndole cien euros que han sido rechazados por la rumana, al igual que los doscientos que ha sido su siguiente oferta. “Habrá que pujar más alto”, se dice Rocío.
-Te podría dar dosientos sincuenta, es serca de un tersio de lo que ganas en un mes.
-Sigue siendo una miseria. Tendrás que buscarte a alguien que necesite la pasta más que yo.
   Rocío opta por cambiar de estrategia.
-Vamos a ver, Anca, ¿por cuánto me ayudarías?
   La joven rumana se queda mirando a la andaluza como calculando cuanto debe valer la necesidad que tiene de hablar con el magullado huésped y lanza una cifra a voleo.
-No lo haría por menos de mil euros.
-¡Mil euros!, pero quilla ¿te has creído que soy un jeque del petróleo? Mil latas por una gestión de ná, pues no eres tú nadie pidiendo.
-Te podría rebajar doscientos euros, pero ni una libra más.
-Ochosientos euros sigue siendo una burrá, mi arma.
-Lo tomas o lo dejas –Anca no se cree demasiado la historia de Rocío y está hablando sin dar demasiada importancia a las cifras que maneja.
-Por favor, Anca, recapasita y hablemos en serio. Que te parese si lo dejamos en tresientos y nos olvidemos de regateos. Tú no tendrás que haser casi ná, meterme en la habitasión de Martínes cuando no esté la patrona y ná más. En el caso de que me encontrasen diría que me había colao por mi cuenta y tú podrías jurar que ni siquiera me conoses. Tresientos es lo que ganas en dies días de haser camas, servir comidas y limpiar suelos. Piénsalo.
   Lo que está diciendo Rocío ya lo ha pensado Anca y sabe que es la pura verdad. Con todo, decide repensarse la propuesta de la andaluza.
-Me lo pensaré. Y ahora tengo que irme que mi novio se sube a la parra cada vez que me retraso.
   Rocío se vuelve a su hotel pensando en que si Anca accede a meterla en la habitación de Curro tendrá que salir de allí con el dinero necesario para volverse a Sevilla y además para pagar lo prometido a la muchacha. No está demasiado segura de haber hecho un buen trato.
   Lo que ha pensado Rocío de hacerse con los servicios de alguien que le permita acceder fácilmente a la habitación de Salazar, es parecido a lo que está a punto de ocurrirle al Chato de Trebujena. En principio, el exboxeador se conforma con que le tengan informado de la evolución de la salud del exsindicalista. Arriesgándose a ser reconocido, se acerca a Torrenostra y establece contacto con una de las camareras del hostal donde se aloja el gaditano. Se presenta como un viejo conocido de Salazar que no va a visitarle para no molestarle, solo quiere saber cómo anda de sus dolencias. La empleada, que se llama Nicoleta y también es rumana, le proporciona una detallada información del estado de Salazar. En un momento de la charla El Chato pregunta:
-¿Y aparte del zervizio y de su hijo alguien más ha vizitao al zeñor Martínez?
-No. El médico ha ordenado que cuantas menos visitas reciba mejor porque tiene que reposar. La patrona nos ha advertido tajantemente que sin su autorización nadie más debe subir a la habitación, sin embargo… -Nicoleta acaba de darse cuenta de que le puede sacar a ese forastero que tiene un acento tan gracioso algo más de los veinte euros que éste le ha dado- …por cien euros puedo meterle en la habitación sin que nadie se entere, aunque si le pillan me ha de prometer que no dirá mi nombre.
-Eso está hecho, quilla –El Chato se apresura a aceptar la inesperada proposición que puede servirle para rematar su cometido. De momento, no cierran una fecha hasta que Nicoleta decida el día que puede ser más propicio para colarle.
   Otro de los que está a la espera de la mejoría de Salazar es Jaime Sierra que por fin ha podido localizar a Alfonso Pacheco. Quedan en verse para hablar sobre el encargo que ambos tienen respecto al exsindicalista. Sierra que, como está solo, es quien tiene más tiempo disponible para pensar es quien plantea una nueva estrategia a Pacheco.
-Creo, Alfonso, que lo más eficaz y positivo que podríamos hacer es aunar las propuestas que tenemos para Curro y presentárselas como si fueran una sola. Si lo piensas, es la solución más lógica, eficiente y barata.
   Pacheco no ha tenido tanto tiempo de ocio como su colega para dedicarlo al problema de Curro. Por una parte, es algo que no le preocupa demasiado y, por otra, su mujer lleva unos días con unas ganas locas de juerga. Por eso sus primeras palabras son más bien anodinas.
-¿Tú crees?
-Estoy convencido. Es la estrategia más lógica porque la propuesta de tu grupo y la del mío no te diré que sean dos gotas de agua, pero se parecen un montón. Puede ser la más eficiente porque podemos escoger lo más positivo de cada una y transformarlas en una nueva oferta que puede ser irresistible. Y como los costes que se puedan derivar se repartirán entre más personas nos costará menos guita.
-Visto así estoy por darte la razón –acepta Pacheco-. Y no me extrañaría que a mi paisano le pueda resultar atractiva.
-Acabas de mencionar un factor que puede ser decisivo, la afinidad. Está más claro que el agua de Sierra Nevada que tú, por el hecho del paisanaje con Curro, y yo porque le conozco de hace mucho somos los que más chance tenemos de que escuche nuestra propuesta con simpatía. Lo digo porque a estas alturas supongo que no tienes ninguna duda de que no somos los únicos que estamos pendientes de la salud de nuestro amigo. Ya nos consta del señorito cortijero de Espinosa, pero el pendón de la exnovia y hasta el propio hijo de Curro no están aquí por casualidad, es muy posible que también ellos lleven una oferta bajo el brazo.
-Por supuesto que lo había pensado. Incluso no me extrañaría que hubiese algún proponente más que por el momento desconocemos –aventura Pacheco.
-Pues entre todos ellos, nosotros somos los mejor posicionados. Al tal Espinosa parece que Curro no le conocía, a la Rocío no la quiere ver ni en pintura y en cuanto a su hijo, que podría ser nuestro mayor rival, le tiene tal odio a su padre que dudo mucho que éste no lo haya notado. Al final, ¿cuáles son las personas en quiénes más puede confiar? En quien es su paisano y el hombre que impidió que le siguieran dando leña, o sea Alfonso Pacheco, y en quien, sin ser un amigo íntimo, conoce desde hace mucho tiempo y se fía de él, es decir, servidor y picapedrero –remacha Sierra con una media sonrisa.
   Ambos colegas sellan con un apretón de manos su acuerdo, presentarán a Salazar una propuesta conjunta. Sierra se vuelve a Marina d´Or más contento que unas pascuas y Pacheco regresa a su hotel con una idea fija: la de no contar ni una palabra de lo acordado a su esposa. “Se puede poner como una hiena”, se dice.
   En el grupo de los viejos, Ballarín, que se ha marchado a Huesca para celebrar con su familia la onomástica de su mujer, ha sido reemplazado por un nuevo miembro para la partida de dominó, Pedro Ramo, el torreblanquí, recriado en Madrid pues lleva más de medio siglo viviendo en la capital del reino. El primer día Ramo flojea bastante, se nota que está desentrenado, pero Ponte que es su partenaire le anima para que no decaiga su moral.
-No te preocupes, Pedro, acuérdate del adagio: quien ríe el último ríe mejor. Seguro que mañana les pegamos una paliza.
-Hablando de palizas, ¿sabéis algo de cómo anda de la suya el pobre Martínez? –pregunta Grandal.
-Ni idea –contesta Álvarez.
-¿Os referís al veraneante que está alojado aquí y al que por poco matan a golpes? –inquiere Ramo que, ante la respuesta afirmativa de sus compañeros, agrega-. Yo tampoco sé nada, pero ahí veo a alguien que nos puede poner al día. ¡Fabregat! –llama Ramo a un joven que está apoyado en un coche como si estuviera esperando a alguien, al tiempo que le hace señas de que se acerque-. El chico que os voy a presentar es el novio o la pareja, como dicen los modernos, de la camarera que limpia la habitación del agredido.
   El joven, que parece que ha reconocido a Ramo, se acerca con desgana.
-Os presento a Vicentín Fabregat a quien conozco desde que nació, aunque lo que se dice conocer a quien conozco mejor es a sus padres. Vicentín, estos amigos míos tienen interés en saber cómo se está recuperando de sus dolencias el señor a quien pegaron y que se aloja en el hostal.
-Sigue jodido, aunque lo que tiene no es para tanto porque solo le han fracturado dos costillas. Hace años a mi padre le fracturó una la coz de un mulo y a los tres días ya estaba trabajando en el campo. Estos andaluces, y perdón si alguno de ustedes también lo es, son muy flojos y el tal Martínez parece que no es una excepción.
-No todas las fracturas son iguales –matiza Álvarez.
-Por supuesto, pero Martínez ha encontrado un filón con las suyas, todo el mundo le lleva en palmas y le miman como si tuviese un cáncer terminal –replica Vicentín con mordacidad.
   “Que poco simpático te cae Martínez, jovenzuelo” piensa Grandal.

PD.- Hasta el próximo viernes.