"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

miércoles, 19 de julio de 2023

Libro IV. Episodio 4. Cena en el Ritz

 

               

Como Pilar no acaba de decidirse a aceptar la invitación a cenar, el murciano echa más cebo.

   -Te ruego que te pongas de tiros largos. Yo estrenaré un esmoquin que acabo de comprarme. Y vendré a buscarte, iremos en taxi. Solo tienes que fijar la fecha.

Pilar piensa que el murciano parece ser de los que no se rinden fácilmente, lo que acaba de inclinar su voluntad.

   -Mañana; mejor no, pasado mañana, ¿te vale?

   -Perfecto, te recogeré a las 8:30. ¿Dónde? –Pilar le da la dirección del piso de la calle San Bernardo y se despiden.

A Julio que, a una discreta distancia, ha sido testigo de la breve charla entre su hija y el desconocido visitante, le puede la curiosidad.

   -¿Quién es tu amigo?

   -Realmente no es un amigo, solo un conocido. Es un primo de Fuensanta, la chica que compartió conmigo el piso de don Quijote. No sé si llegaste a conocerla. Y me ha invitado a cenar pasado mañana en el Ritz.

   ¡¿En el Ritz, el hotel de la Plaza de la Independencia?! –Parece que los Carreño no están acostumbrados a semejantes lujos, pues el asombro del padre ha sido similar al de la hija.

   -¿Es que hay otro? –Pilar repite la pregunta de Verdú.

Aquella noche, en la sobremesa, la familia le toma el pelo a Pilar a costa de la cena a la que ha sido invitada. La joven acepta de buena gana las chacotas de sus hermanos, pero su mente está en el problema que se le presenta: ¿qué voy a ponerme? Mira el calendario, pasado mañana será 29, jueves. Tiene 48 horas para comprarse un vestido acorde con el marco del Ritz. Lo de menos es gustarle al murciano, lo que le importa es no hacer el ridículo. Y otro interrogante se abre paso en su mente: ¿y por qué me invita?, ¿le habré gustado tanto que quiere impresionarme?, pero si apenas nos conocemos y lo de los flechazos no acabo de creérmelo. Bueno, se dice, que sea por lo que fuere, pero una cena en el Ritz no voy a perdérmela, ahora tengo que espabilarme para encontrar un vestido que no desentone.

Lo del vestido se revela como un problema mayor del que suponía. Al día siguiente, Pilar deja la farmacia en manos de Jesús y se pasea por las tiendas de ropa femenina de la Gran Vía. Ha descartado la confección de un vestido a medida pues no hay tiempo para ello y lo que ha visto confeccionado en serie le ha parecido demasiado vulgar para los salones del Ritz. Al no encontrar lo que busca, comienza a agobiarse y se plantea retrasar la invitación, pero se da cuenta de que no conoce la dirección de Luis y no puede mandarle recado. Maldice su falta de previsión y sigue toda la tarde con la búsqueda con parecido resultado que por la mañana. Cuando en la cena comenta su particular vía crucis, Eloísa le ofrece una posible solución.

   -Una de las dependientas del señor Damián tiene una hermana que es modistilla en un taller de Leganitos donde confeccionan ropa para una tienda de Serrano que viste a señoras de la alta sociedad. ¿Por qué no hablas con ella?

Al día siguiente, a primera hora, ya está Pilar en el taller de la calle Leganitos. Le explica a la dueña el problema y su urgencia pues solo restan 24 horas. La señora Mamen, de edad indescifrable dada la cantidad de maquillaje que lleva, sonríe al escuchar a la joven, que ha perdido los nervios, y le pide que se calme.

   -Hija, has caído de pie. Precisamente tengo un vestido que confeccionamos para la señora del agregado comercial de Inglaterra, que iba a ser destinado a la India. Tuvo que marcharse precipitadamente a Londres por un motivo familiar y el pedido lo tuve que guardar. Quizá sea de una talla algo superior a la tuya, pero eso tiene fácil arreglo. Leito –dice dirigiéndose a una de las modistillas-, trae el vestido marcado como Ms. Browier.

Al momento está de vuelta la modistilla portando un traje envuelto en papel de seda. La señora Mamen lo despliega cuidadosamente, lo alisa y lo exhibe. Pilar queda defraudada al verlo pues nunca se ha puesto un vestido así y duda que sea el más adecuado para lucirlo en el Ritz. 

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 5. El sari

 

 

 

Libro IV. Episodio 4. Cena en el Ritz                     

 

Como Pilar no acaba de decidirse a aceptar la invitación a cenar, el murciano echa más cebo.

   -Te ruego que te pongas de tiros largos. Yo estrenaré un esmoquin que acabo de comprarme. Y vendré a buscarte, iremos en taxi. Solo tienes que fijar la fecha.

Pilar piensa que el murciano parece ser de los que no se rinden fácilmente, lo que acaba de inclinar su voluntad.

   -Mañana; mejor no, pasado mañana, ¿te vale?

   -Perfecto, te recogeré a las 8:30. ¿Dónde? –Pilar le da la dirección del piso de la calle San Bernardo y se despiden.

A Julio que, a una discreta distancia, ha sido testigo de la breve charla entre su hija y el desconocido visitante, le puede la curiosidad.

   -¿Quién es tu amigo?

   -Realmente no es un amigo, solo un conocido. Es un primo de Fuensanta, la chica que compartió conmigo el piso de don Quijote. No sé si llegaste a conocerla. Y me ha invitado a cenar pasado mañana en el Ritz.

   ¡¿En el Ritz, el hotel de la Plaza de la Independencia?! –Parece que los Carreño no están acostumbrados a semejantes lujos, pues el asombro del padre ha sido similar al de la hija.

   -¿Es que hay otro? –Pilar repite la pregunta de Verdú.

Aquella noche, en la sobremesa, la familia le toma el pelo a Pilar a costa de la cena a la que ha sido invitada. La joven acepta de buena gana las chacotas de sus hermanos, pero su mente está en el problema que se le presenta: ¿qué voy a ponerme? Mira el calendario, pasado mañana será 29, jueves. Tiene 48 horas para comprarse un vestido acorde con el marco del Ritz. Lo de menos es gustarle al murciano, lo que le importa es no hacer el ridículo. Y otro interrogante se abre paso en su mente: ¿y por qué me invita?, ¿le habré gustado tanto que quiere impresionarme?, pero si apenas nos conocemos y lo de los flechazos no acabo de creérmelo. Bueno, se dice, que sea por lo que fuere, pero una cena en el Ritz no voy a perdérmela, ahora tengo que espabilarme para encontrar un vestido que no desentone.

Lo del vestido se revela como un problema mayor del que suponía. Al día siguiente, Pilar deja la farmacia en manos de Jesús y se pasea por las tiendas de ropa femenina de la Gran Vía. Ha descartado la confección de un vestido a medida pues no hay tiempo para ello y lo que ha visto confeccionado en serie le ha parecido demasiado vulgar para los salones del Ritz. Al no encontrar lo que busca, comienza a agobiarse y se plantea retrasar la invitación, pero se da cuenta de que no conoce la dirección de Luis y no puede mandarle recado. Maldice su falta de previsión y sigue toda la tarde con la búsqueda con parecido resultado que por la mañana. Cuando en la cena comenta su particular vía crucis, Eloísa le ofrece una posible solución.

   -Una de las dependientas del señor Damián tiene una hermana que es modistilla en un taller de Leganitos donde confeccionan ropa para una tienda de Serrano que viste a señoras de la alta sociedad. ¿Por qué no hablas con ella?

Al día siguiente, a primera hora, ya está Pilar en el taller de la calle Leganitos. Le explica a la dueña el problema y su urgencia pues solo restan 24 horas. La señora Mamen, de edad indescifrable dada la cantidad de maquillaje que lleva, sonríe al escuchar a la joven, que ha perdido los nervios, y le pide que se calme.

   -Hija, has caído de pie. Precisamente tengo un vestido que confeccionamos para la señora del agregado comercial de Inglaterra, que iba a ser destinado a la India. Tuvo que marcharse precipitadamente a Londres por un motivo familiar y el pedido lo tuve que guardar. Quizá sea de una talla algo superior a la tuya, pero eso tiene fácil arreglo. Leito –dice dirigiéndose a una de las modistillas-, trae el vestido marcado como Ms. Browier.

Al momento está de vuelta la modistilla portando un traje envuelto en papel de seda. La señora Mamen lo despliega cuidadosamente, lo alisa y lo exhibe. Pilar queda defraudada al verlo pues nunca se ha puesto un vestido así y duda que sea el más adecuado para lucirlo en el Ritz. zzz

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 5. El sari

 

Postinfo. 19.07.23

 El pasado viernes, me olvidé de colgar en  el blog el episodio 4, Cena en el Ritz, del Libro IV. Afortunadamente, el blog tiene su particular ángel de la guarda que le avisa cuando comete un fallo o una omisión, como es el caso. Gracias, Jorge. Ahí va el episodio. No todos los días una integrante de los Carreño cena en el Ritz y ataviada con un sari.