"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 28 de diciembre de 2018

84. ¡Cómo en los viejos tiempos!


   Grandal está pensado visitar los tres campos de golf que el sargento Bellido le ha dicho que están operativos en la provincia de Castellón para investigar si en alguno de ellos estuvo Carlos Espinosa y en que fechas, pero para ello tiene que desplazarse a las localidades en las que están ubicados. Lo de viajar le da pereza y además tendría que emplear un tiempo que comienza a faltarle. Lo del factor tiempo no le había preocupado hasta que recordó que el 31 de agosto tienen que dejar el apartamento de Marina d´Or que la amiga de Chelo les cedió. O sea, que solamente le quedan once días para descubrir el misterio del fallecimiento de Curro Salazar. Tras meditarlo se dice que no puede llegar a todo. No va a tener más remedio que recurrir a sus inseparables amigos del dominó para investigar todas las pistas relativas al fallecimiento del exsindicalista. Ya formaron equipo cuando el caso del robo del Tesoro Quimbaya (*) y funcionaron como un reloj suizo de los caros.
   Antes de la cotidiana partida en la que el cuarto jugador va a ser Ramo cuando llegue, Grandal habla con Álvarez y Ponte y les informa de lo que le ha pedido el sargento Bellido y de que va a necesitar de ellos pues son varias las pistas a seguir en el caso Pradera. Los vejetes se ponen más contentos que unas castañuelas. Ponte, como suele ocurrir, es el primero en mostrar su alegría.
-¡Cómo en los viejos tiempos! No sabes la ilusión que me hace y supongo que lo mismo le pasa a Luis.
-A mí me hace más que ilusión. Al fin podré usar mi placa de policía honorario –apunta Álvarez.
-Nada de placas. El trabajo tiene que hacerse con la mayor discreción. Le he dado mi palabra al sargento Bellido de que así actuaría y así se hará o no contaré con vosotros. Oficialmente no estoy investigando el caso, no puedo hacerlo, estoy jubilado. Con los guardias de la comandancia local no habrá problema, pero hay dos agentes de la UCO venidos de Madrid que si se enteran de que vamos metiendo las narices en el caso le puede costar un serio disgusto a Bellido. O sea, que punto en boca y mucho cuidadito con lo que se dice y hasta con lo que no. Y estoy hablando muy en serio –Grandal ha puesto énfasis en su última frase.
-Tranquilo, Jacinto, nada de placas y te prometemos que seremos unas tumbas. ¿De acuerdo, Luis? –le dice Ponte a Álvarez que hace con los dedos una cruz en señal de promesa.
-Otra cosa. De todo esto no vamos a hablar delante de Ramo, no sea que comience a largarlo por ahí y hacemos un pan como unas hostias –les pide Grandal.
-Pedro es un tipo muy reservado y discreto, solo te diré que no me contó nada de su vida hasta que llevábamos unas cuantas semanas juntándonos para pasear a nuestros nietos –replica Ponte.
-No dudo de su discreción, pero como es de aquí se puede ir fácilmente de la mui para darse pisto –recela Grandal.
-Creo que te equivocas, Jacinto -insiste Ponte-, Pedro no solo es de los que no se va de la lengua sino que también es de los que no le gusta fardar. Y el hecho de que sea de aquí nos puede ayudar y mucho. ¿De qué manera?, ten en cuenta que la mayoría de los lugareños hablan en valenciano y él es el único de nosotros que lo chamulla. Otra cuestión es que como conoce a la gente del pueblo por medio de él podremos acceder a personas que nosotros ni sabemos que existen.
   Tras debatirlo, Ponte termina convenciendo al excomisario de que Pedro Ramo puede ser el reemplazo de Amadeo Ballarín que completaba el cuarteto cuando el caso Quimbaya y que sigue en Lérida con su familia. Al final de las partidas de dominó, hoy solo han hecho dos y no las tres habituales, Grandal hace una sucinta explicación dirigida especialmente a Ramo para ponerle al día en lo que se refiere a su posible participación en el caso del fallecimiento de Curro Salazar. Le pide que se una a ellos y en contrapartida le exige la mayor discreción y su promesa que de todo lo que se hable en adelante sobre el caso no dirá una sola palabra, ni siquiera a su familia. Ramo, que nunca se había visto en una así, da su palabra de que será una tumba y que pueden contar con él para lo que quieran.
-Gracias, Pedro, ya me había dicho Manolo que eres de los que se visten por los pies, de los nuestros, vamos. Y mira, lo primero en lo que nos puedes ayudar es que, dado que conoces bien a tus paisanos, te enteres de los rumores, bulos y chismorreos que corren por el pueblo sobre la muerte de Salazar. A veces, de las patrañas se pueden sacar verdades.
-Entendido, y ya sé a quién tengo que preguntar.
-¿Nos puedes decir a quién, si no es indiscreción? –quiere saber Álvarez.
-A la hija mayor de una señora a la que conocía bien y a quien llamaban Teresita la Maicalles, que en valenciano significa la que nunca calla. La persona de la que hablo ha sacado la inclinación materna de enterarse de todos los chismes que circulan por el pueblo. Todos los rumores que pueda haber sobre la muerte de Salazar a buen seguro que los sabe ella.
-¿Y cómo llaman a la hija, la Maicalles bis? –pregunta Álvarez con sorna.
-No, la llaman Julieta la Espardenyera, la alpargatera en español, porque durante muchos años regentó una alpargatería, pero es igual de cotilla que lo fue su madre.
-Bien. Y ahora lo de las visitas a los campos de golf de la provincia que yo no voy a poder hacer. Hay que ir a Borriol, El Grao, y San Jorge –y dirigiéndose a Álvarez y a Ponte les pregunta-. ¿Os repartís esas visitas o preferís hacerlas en comandita?
-Tendrá que ser en pareja, Jacinto, solo tenemos el coche de Luis –precisa Ponte.
-Tienes razón, lo había olvidado. Pedro, ¿tú conduces?
-Podría porque mi carné de conducir no caduca hasta el 2021, pero mis hijos no me dejan, dicen que estoy muy mayor para conducir sobre todo en carreteras con mucho tráfico.
-¡Coño –exclama Ponte -, y yo que creía que eso solo me pasaba a mí! El mío también es válido hasta ese año, pero mi hija Clara se pone como una pantera en celo cuando hablo de coger el coche.
-Vale, vale –Grandal corta los lamentos de los abuelos en ejercicio y se centra otra vez en las visitas a los campos de golf-. Os voy a dar una descripción de Carlos Espinosa Valgrande y vais a preguntar si ha estado jugando en alguno de esos campos, las fechas, las horas y cuantos datos podáis recopilar.
-¿Y cómo nos presentamos, quiénes decimos que somos? –le interpela Álvarez.
-Lo he estado pensando y no se me ha ocurrido nada mejor que esto: vais a decir que sois los representantes de un club de jubilados de Madrid, empedernidos jugadores de golf, que pasan largas temporadas en la Costa de Azahar y que estáis buscando un campo que se adapte a vuestras condiciones de gente mayor. En cada campo diréis que os lo ha recomendado un amigo vuestro, Carlos Espinosa, y hablando de él tiráis de la lengua a quien os atienda y a ver lo qué sacáis.
-Hombre, para eso nos pueden servir las tarjetas acreditativas de socios del Centro de Mayores de Moncloa –comenta Álvarez.
-Perdón, pero acabo de recordar algo que puede interferir en las investigaciones, sobre todo en lo que atañe a interrogatorios –dice Ramo dirigiéndose a Grandal-. Me refiero a las fiestas del pueblo.
-¿Qué fiestas? –pregunta Grandal.
-Las que se celebran en honor del patrono del pueblo, San Bartolomé –explica Ramo-. Este año las fiestas comienzan mañana y duran hasta el 31 de agosto y durante esos diez días la gente solo piensa en divertirse y pasárselo bien. La gente de Torreblanca que veranea en la playa se sube al pueblo y ya no suelen volver. Por otra parte localizar a la gente joven se puede convertir en un problema porque están de jarana por las noches hasta las tantas y duermen durante el día. Cuento esto porque si piensas interrogar a gente del pueblo conviene que lo hagas cuanto antes porque luego te resultará más complicado.
-Gracias por la información, lo tendré en cuenta –agradece Grandal.
-Oye, Pedro, recuerdo que mi nuera que es muy de salir solía traer traía una revistilla en la que se recogía la programación de las fiestas, ¿este año también la hay? –pregunta Álvarez.
-Por supuesto, la hay todos los años. Mañana, cuando suba a la compra, me acercaré a la oficina de turismo del Ayuntamiento y compraré la de este año.
   En esas, suena el móvil de Grandal. Mira, es la joven rumana.
-Dime, Anca.
-Señor Grandal, le he pedido a Vicente que me lleve a visitar el Hotel Balneario Marina d´Or. Hemos quedado en ir mañana sobre las doce y luego igual nos bañamos. Como estoy sin trabajo tengo todo el día para mí. ¿Le viene bien la hora?
-Perfecto. Sobre las doce estaré en el bar que hay entrando a la izquierda y nos haremos los encontradizos. Cuando llegue el momento le tendrás que insistir en que estoy retirado y por tanto puede hablar conmigo con total tranquilidad y que lo que pueda contar allí se quedará. ¿De acuerdo? Pues hasta mañana y gracias por tu colaboración.
   Mientras el excomisario ha estado hablando con la joven rumana, Ramo ha acudido a una llamada de la patrona del hostal que le ha contado, medio entre lágrimas y visiblemente alterada, que los agentes de la UCO siguen acosándola con la excusa de que no ha contado todo cuanto sabe sobre la estancia en su establecimiento de Salazar. Se ha quejado al sargento Bellido, pero éste le ha dicho que poco puede hacer al respecto y que tenga paciencia que más pronto que tarde los investigadores de la Unidad Central Operativa se volverán a Madrid. A la patrona lo de la paciencia no le sirve porque ya la ha agotado y la pareja de agentes sigue atosigándola a todas horas. Si se lo cuenta a Pedro es porque sabe de su amistad, aunque reciente, con un compañero de partida de dominó que es o fue comisario. Y piensa que un señor que tuvo un cargo tan importante en la policía quizá pueda hacer algo para quitarle de encima a los molestos enviados de la UCO. Ramo no le promete nada, pero le dice que se lo comentará a Grandal a ver qué puede hacer al respecto.

PD.- Hasta el próximo viernes y feliz 2019. Salud, paz y felicidad.
(*) La novela “El robo del Tesoro Quimbaya” está publicada en este blog.