"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 24 de septiembre de 2013

2.9. Hablando a calzón quitado

   Los directivos que BACHSA ha mandado a Senillar interrogan al director local de Cajaeuropa sobre quiénes serían las personas más indicadas para convertirse en lobistas de la compañía ante los políticos municipales, de cara al posible plan de urbanización de la zona costera del pueblo.
- ¿Qué si existen personas capaces de influir decisivamente en los dos partidos mayoritarios? – Pregunta retóricamente Badenes puesto que conoce de antemano la respuesta -. Naturalmente que sí.
- Tendrán nombre y apellido – exige Bricart a quien comienzan a molestarle las sinuosas explicaciones del bancario.
- Por supuesto. En el caso de los socialistas la persona a la que más escuchan se llama Amador Garcés. Y entre los populares, quien maneja el cotarro es José Ramón Arbós.
- Cuéntanos más cosas de esos tipos, pero quiero que seas sincero y, de antemano, tienes mi palabra, nuestra palabra, de que lo que aquí digas aquí se queda – asegura Huguet levantando la mano en señal de promesa.
- Hablaré a calzón quitado, y por ello os tomo la palabra de que nada de lo que aquí se diga va a repetirse. Si se supiera poco menos que tendría que irme del pueblo. Veréis…

   Badenes calla por un momento como para ordenar sus ideas.
- Lo primero que debéis saber es una curiosa anomalía que no creo que se dé en muchos pueblos. Los dos hombres que acabo de citar, Arbós y Garcés, y que son quienes manejan los hilos de los dos partidos mayoritarios, son socios. Tienen una pequeña empresa que empezó comercializando productos agrícolas, luego se dedicó a la construcción y a la compraventa de solares y fincas. En la actualidad está prácticamente inactiva o, mejor dicho, en stand by. Arbós ejerce de capitalista pues tiene la mayoría de acciones y Garcés es el socio industrial y, realmente, quien la maneja.
- ¡Coño. Esa sí que es buena!  ¿Y cómo se las arreglan para que siendo socios cada uno tire para un lado en política? – pregunta Huguet extrañado.
- La explicación que suelen dar es que no mezclan la política con los negocios. Sé que no es una justificación que suene muy convincente, pero la gente la da como buena. Si escarbáramos un poco creo que encontraríamos a muchos que no acaban de creérsela pero, de cara a la galería, todos o casi todos dicen amén. En esta situación, que casi parece un vodevil político, tiene mucho que ver el hecho de que Arbós pertenece a la familia más rica e influyente del pueblo y que Garcés es hombre al que se le teme por su energía, su capacidad de intriga y, todo hay que decirlo, por la mala leche que tiene.                                                    
- Si te entendí bien, quienes controlen a esa pareja tendrán en sus manos a los que gobiernan el pueblo o lo puedan gobernar en el futuro – resume Bricart.
- Yo no lo hubiese sintetizado mejor – le adula Badenes.
- ¿Y cómo podemos acceder a ese para de figuras? – inquiere Huguet.
- Eso corre de mi cuenta. Mantengo excelentes relaciones con ambos.

   Ambos empresarios se miran y Bricart hace un gesto a socio para que sea quien prosiga el interrogatorio.
- O sea, que ya conocemos a los que manejan el teatrillo, ahora nos falta saber quiénes son los títeres; es decir, los que ponen la cara en las elecciones. Cuéntanos algo de ellos – pide Huguet.
   El director de la caja se toma un tiempo para reordenar sus ideas.
- Empecemos por los socialistas que, como os dije, son quienes gobiernan ahora y, presumiblemente, seguirán haciéndolo en el futuro. Tienen como secretario general a Jaume Pellicer que es el actual alcalde. Es maestro en el vecino pueblo de Albalat y, sin ser lo que se dice rico, se bandea bastante bien. No es mala gente, aunque en mi opinión resulta demasiado sectario. Pese a sus estudios de talento no anda muy sobrado, aunque sí es bastante cazurro. Se apoya mucho en correligionarios como Garcés. Sabe ganarse a la gente pues tiene una clara tendencia al populismo. Es relativamente honesto. Personalmente opino que, posiblemente, porque hasta la fecha no ha tenido ocasión de dejar de serlo. En cuanto al PP su presidente es Javier Blasco. Es labrador y como su alter ego socialista sin ser rico tiene un buen pasar. Es campechano, pero también algo cantamañanas. Yo creo que lo que más le gusta es figurar, por eso está en política. Tiene escasa formación y no es ningún lumbreras, pero se esfuerza en pisar el menor número posible de callos, como se suele decir le gusta ir de bienqueda. Por otra parte, tiene el suficiente sentido común para dejarse aconsejar por gente como Arbós y por otros afiliados con la cabeza mejor amueblada que la suya.

   El bancario hace una pequeña pausa y retoma su explicación:
- Luego están los dos partidos nacionalistas, casi mejor podríamos denominarlos partidillos por su escaso número de afiliados y simpatizantes, pero que sacan el suficiente número de votos para desequilibrar la balanza cuando PSOE y PP empatan a escaños. En primer lugar está Guillem Armengol, con el que también habrá que tratar en su momento porque es el actual concejal de urbanismo y quien da soporte a los socialistas para que sigan en la alcaldía. Es el secretario general del UNES, siglas de Unió Nacionalista d´Esquerres Senillenques. A nivel autonómico votan con el Bloc. Tiene un bar que, al menos en teoría, es su principal fuente de ingresos. En cuanto a su formación sabe lo que aprendió en la escuela del pueblo, pero es más listo que el hambre. Es demagogo y siempre está presto a hacer favores. En los últimos años se ha convertido, prácticamente, en un político profesional. Ha llegado a ser diputado provincial. Y en los años que lleva en urbanismo ha acrecentado notablemente su patrimonio.

   Badenes hace una pausa en su exposición como para estructurarla mejor y luego prosigue:
- Para concluir el relato tenemos a Nicolás Ribes, presidente del Bloc d´Acció Nacionalista de Senillar o BANS. Son nuestros nacionalistas de derechas. Ribes es gestor comercial, pero menos listo que Armengol. Al menos no parece que haya amasado mucho dinero. Es presidente de la comisión fallera del casco viejo del pueblo, del club local de fútbol y de la peña del Valencia. Quizá sea un poco estirado y eso le resta popularidad. Es el menos pragmático de los cuatro líderes que acabo de retratar.
- Y los dos correveidiles de antes, Arbós y Garcés, ¿también tienen capacidad de influir en los nacionalistas? – quiere saber Huguet.
- Directamente, no, pero sí a través del correspondiente partido con el que han de pactar sí quieren tocar poder. Arbós tiene mejores relaciones con los del BANS que Garcés con los del UNES, pero como digo es a través de sus propios partidos como llegan a influir en los nacionalistas.
- O sea, que a quienes tenemos que trabajar el hígado es a ese par de lumbreras que has citado – sintetiza Bricart.
- Así es, pero como he dicho eso dejadlo de mi cuenta que sé dónde les aprieta el zapato – se ofrece el bancario -. Si me dais vuestro visto bueno me encargo de convencerles para que se pongan a vuestra disposición para todo cuanto necesitéis y digo bien, para todo.