Los empresarios del grupo que lidera Eduardo
Gálvez se han vuelto a reunir. Puesto que hasta el momento Carlos Espinosa, su
enviado para negociar con Curro Salazar, no ha conseguido nada positivo,
resuelven que hay que pasar al plan B. Demorarlo más sería tentar a la suerte,
corren el riesgo de que el exsindicalista pueda ser apresado por la policía o
aceptar otra oferta que vaya contra sus intereses. Por consiguiente, se ponen
en contacto con Grigol Pakelia y le ordenan que ejecute su encargo para lo que
le proporcionan datos que hasta ahora le habían ocultado: quién es el objetivo,
dónde encontrarlo y las demás referencias, que paradójicamente les ha
proporcionado Espinosa, entre la que se incluye una foto actual del antiguo
Conseguidor. Al saber el sitio donde se hospeda Salazar el sicario georgiano
lanza un silbido, resulta que en su primer y único viaje a Torrenostra estuvo pidiendo
una habitación para acostarse con una turista italiana en el hostal donde se
aloja el fulano al que tiene que pasaportar.
Inmediatamente comienza a planear el trabajo.
Lo primero es preparar el viaje, duda entre ir en coche o en un fueraborda como
hizo cuando estuvo allí con Alessia. Al pensar en la italiana también se
plantea en si ir solo o llevar compañía, aunque la duda es breve, se dice que
en una playa en verano una pareja pasa más desapercibida que un hombre
solitario. En cuanto a la manera de liquidar a Salazar tendrá que ser con el
menor ruido posible, para ello prepara su inseparable cuchillo afgano, el lohar, acopla silenciador a la
Griazev-Shipunov GSh-18, pistola de última generación, y saca del equipaje el
cable de fibra que utiliza como arma de estrangulamiento y de corte con el que
asfixiar o degollar hasta la muerte al comprimir las arterias carótidas o la
tráquea. La ventaja de la fibra es que no es reconocida por los detectores de
metales, incluso pasa desapercibida en las revisiones manuales. El problema que
más le preocupa es el plan de fuga. Se trata de un sitio pequeño y con una
población limitada de veraneantes por lo que los rostros desconocidos destacan
fácilmente. Tiene a su favor que en este puente de la Asunción el número de
visitantes aumenta exponencialmente, pero aun así deberá darle muchas vueltas
al plan de escape tras ejecutar el trabajo.
Gálvez no le ha dicho a Espinosa que ha
puesto en marcha el plan B. Y no lo ha hecho porque cree que el CEO malagueño
podría interferir en el trabajo de Pakelia. Ha llegado a esa conclusión por
alguna frase suelta que Espinosa ha soltado en sus últimas conversaciones
telefónicas. Lo que Gálvez ignora es que el malagueño, tras mil dudas y
cavilaciones, está pensando en llevar a cabo un plan B por su cuenta. No está
dispuesto a que el georgiano le chafe la guitarra como diría un castizo. Piensa
que no tendrá demasiados obstáculos para acceder a la habitación de Salazar,
bien directamente o por medio del hijo a quien lo tiene metido en el bolsillo
desde que le prestó la Harley. La cuestión más peliaguda es como liquidar a
Curro. No tiene armas, quizá podría comprar una pistola en Castellón, pero no
conoce los bajos fondos de la ciudad. Al pensar en el arma es cuando se da
cuenta de que no se ha planteado si tendrá las agallas necesarias para cometer
el crimen. Tras pensarlo detenidamente se dice que sí, pero un sí acotado.
Quizá no tenga los suficientes arrestos para matar a alguien apuñalándolo o
estrangulándolo, pero es posible que sí los tenga para liquidarlo por otros
medios, por ejemplo por medio de un veneno o poniendo una bomba en su coche. La
idea de la bomba la desecha de inmediato, lo ignora todo sobre explosivos, por
lo que usar un veneno comienza a tomar cuerpo en su mente.
Otro de los que negocian con Curro, Alfonso
Pacheco, ha terminado contaminándose de la radical aversión que siente su mujer
por el gaditano por lo que comienza también a compartir la idea que tanto
repite Macarena de que muerto el perro se acabó la rabia. Su problema es que le
faltan más arrestos que a Espinosa para llevar adelante el plan de extinción de
una vida humana. Le gustaría que Salazar desapareciera del mapa, pero se ve
incapaz de ser él quien lo haga desparecer. Se pregunta si su esposa tendrá el
coraje que a él le falta. Posiblemente sí, pero no se arriesga a preguntárselo,
cualquier tipo de respuesta que le diera Macarena podría poner en peligro su
estabilidad conyugal. También se plantea si sería conveniente dialogar con
Sierra sobre todo esto. No está seguro de cuál podría ser la respuesta de su
colega, piensa que los homosexuales, en el supuesto de que Sierra lo fuera, es
posible que realicen unos razonamientos que discurran por otras vías diferentes
a las suyas, aunque tampoco está tan convencido de que eso sea así. Al final,
de tanto darle vueltas al problema en que se ha convertido Salazar termina con
dolor de cabeza. Se toma un analgésico y se acuesta con la vista fija en su
mujer que parece dormir plácidamente. “¿Es el sueño de los que tienen la conciencia
tranquila o de los inconscientes?”, se pregunta Pacheco.
El socio de Pacheco en la negociación con
Curro, Jaime Sierra, anda navegando por la red a falta de mejores cosas que
hacer. Ha tecleado caso ere para ver
en qué estado está la instrucción del sumario. No hay nada nuevo, pero un
enlace le lleva a un titular del periódico Libertad Digital que, aunque ya
conocía, consigue volver a crisparle como cuando lo leyó por primera vez: Nuevo macrocaso de corrupción en Andalucía:
delito masivo en la Agencia IDEA. La entradilla de la información ya es
demoledora: La Agencia IDEA es el perejil
de casi todas las salsas de los diferentes macrocasos como los ERE, Invercaria
y el caso de los avales. Desde ella se ha orquestado la financiación de las
diversas operaciones presuntamente delictivas que están siendo investigadas por
los tribunales. Ahora la propia Agencia IDEA va a ser investigada por un
presunto delito masivo en su financiación, nada menos que de 4.315 millones de
euros…. No sigue leyendo, él mejor que nadie sabe lo que viene a
continuación, como no va a saberlo si dirigió la agencia durante cerca de siete
años. La información le lleva a pensar en su negro futuro penal como más de uno
comience a contar lo que realmente pasó. Y uno de ellos, posiblemente el que
más daño puede hacerle, es Salazar. “Si al menos Curro atendiera a razones y
aceptara nuestra oferta podría estar a salvo, pero si la rechaza, ¿qué puede
pasar”, se pregunta. “Puede pasar de todo”, se responde. “Quizá tenga razón
Macarena y lo más seguro sería que Curro no pudiese declarar”, piensa.
Otro implicado en el caso ERE, Juan Antonio
Almagro, le ha vuelto a instar al Chato de Trebujena que es hora de volverse a
Sevilla.
-Pepillo
tienes que volver, sí o sí. Como te quedes un día más tendrás que costearte el
hotel por tu cuenta.
La respuesta del antiguo púgil es que lo
tiene decidido: mañana intentará dar a Curro el último aviso de lo que le puede
pasar si no mantiene la boca cerrada. Y si no consigue hablar con él pues
adiós, muy buenas.
Rocío Molina también tiene un patrón que le
aprieta las tuercas, su billetera. Está prácticamente vacía. Por eso tiene
claro su plan de acción: “Mañana, con Anca o sin ella me voy a colar en la
habitasión de Curro y le voy a sacar a ese cabrón la guita que me debe aunque
tenga que sacarle los ojos. Por estas que son cruses”, se dice.
Francisco José está en las mismas que la
exnovia de su padre. “Me vuervo a Sevilla de toas, toas. Er cabrón de mi señor
padre tendrá que sortarme los talegos que tanta farta nos hasen. Y le voy a
aconsejar otra ves que lo mejor será que haga caso a Espinosa y que se largue a
un país de guiris, que allí nadie hará por él. Pero que si no quiere irse, que
haga lo que le sarga de los cojones, pero que suerte la tela”.
Anca no tiene los problemas de los que
intentan presionar a Salazar, los suyos son de otra índole. Como tantas veces
ocurre con los hijos, la opinión de su madre que es partidaria de que continúe
el noviazgo con Vicentín, ha provocado en la joven la reacción opuesta. Está decidida,
va a dejarle. No soporta ni un día más la presión de los celos. Su novio ha
convertido su existencia en un sinvivir. Y cada vez se pone más violento.
Terminará haciéndole daño y no está dispuesta a que eso pueda pasar. Su madre
ha llegado a decirle que el dolor de una bofetada pasa, pero que el papel en el
que se oficializa que el maltratador es tu marido permanece. Anca, cuya cultura
es muy primaria, desconoce el movimiento Me
Too pero ello no es óbice para que sea una feminista, aunque ella lo
ignora, que no está dispuesta a que nadie le imponga a la fuerza algo con lo
que no esté de acuerdo. Y mucho menos que le pongan la mano encima. “Hasta ahí
podríamos llegar, que ese baboso intente pegarme que le doy una patada en los
huevos que se los pongo por corbata”. Cuando resuelve decirle sin andarse por
las ramas que le va a dejar la reacción de Vicentín es poco menos que
apocalíptica. Ruega, suplica, llora, insta, exige y termina con toda clase de
amenazas: contra ella, su familia, sus amigos y, por último, contra el andaluz
Martínez al que acusa de ser el cerebro en la sombra que ha influido en Anca
para su determinación.
-¡Si tú no
vas a ser mía, no lo serás de nadie y menos de ese viejo chocho de Martínez.
Esto no va a quedar así, lo juro por mis muertos!
Todos los presagios apuntan en la misma
dirección: se avecina tormenta.
PD.- Hasta
el próximo viernes.