"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 8 de junio de 2018

56. Se avecina tormenta


   Los empresarios del grupo que lidera Eduardo Gálvez se han vuelto a reunir. Puesto que hasta el momento Carlos Espinosa, su enviado para negociar con Curro Salazar, no ha conseguido nada positivo, resuelven que hay que pasar al plan B. Demorarlo más sería tentar a la suerte, corren el riesgo de que el exsindicalista pueda ser apresado por la policía o aceptar otra oferta que vaya contra sus intereses. Por consiguiente, se ponen en contacto con Grigol Pakelia y le ordenan que ejecute su encargo para lo que le proporcionan datos que hasta ahora le habían ocultado: quién es el objetivo, dónde encontrarlo y las demás referencias, que paradójicamente les ha proporcionado Espinosa, entre la que se incluye una foto actual del antiguo Conseguidor. Al saber el sitio donde se hospeda Salazar el sicario georgiano lanza un silbido, resulta que en su primer y único viaje a Torrenostra estuvo pidiendo una habitación para acostarse con una turista italiana en el hostal donde se aloja el fulano al que tiene que pasaportar.
   Inmediatamente comienza a planear el trabajo. Lo primero es preparar el viaje, duda entre ir en coche o en un fueraborda como hizo cuando estuvo allí con Alessia. Al pensar en la italiana también se plantea en si ir solo o llevar compañía, aunque la duda es breve, se dice que en una playa en verano una pareja pasa más desapercibida que un hombre solitario. En cuanto a la manera de liquidar a Salazar tendrá que ser con el menor ruido posible, para ello prepara su inseparable cuchillo afgano, el lohar, acopla silenciador a la Griazev-Shipunov GSh-18, pistola de última generación, y saca del equipaje el cable de fibra que utiliza como arma de estrangulamiento y de corte con el que asfixiar o degollar hasta la muerte al comprimir las arterias carótidas o la tráquea. La ventaja de la fibra es que no es reconocida por los detectores de metales, incluso pasa desapercibida en las revisiones manuales. El problema que más le preocupa es el plan de fuga. Se trata de un sitio pequeño y con una población limitada de veraneantes por lo que los rostros desconocidos destacan fácilmente. Tiene a su favor que en este puente de la Asunción el número de visitantes aumenta exponencialmente, pero aun así deberá darle muchas vueltas al plan de escape tras ejecutar el trabajo.
   Gálvez no le ha dicho a Espinosa que ha puesto en marcha el plan B. Y no lo ha hecho porque cree que el CEO malagueño podría interferir en el trabajo de Pakelia. Ha llegado a esa conclusión por alguna frase suelta que Espinosa ha soltado en sus últimas conversaciones telefónicas. Lo que Gálvez ignora es que el malagueño, tras mil dudas y cavilaciones, está pensando en llevar a cabo un plan B por su cuenta. No está dispuesto a que el georgiano le chafe la guitarra como diría un castizo. Piensa que no tendrá demasiados obstáculos para acceder a la habitación de Salazar, bien directamente o por medio del hijo a quien lo tiene metido en el bolsillo desde que le prestó la Harley. La cuestión más peliaguda es como liquidar a Curro. No tiene armas, quizá podría comprar una pistola en Castellón, pero no conoce los bajos fondos de la ciudad. Al pensar en el arma es cuando se da cuenta de que no se ha planteado si tendrá las agallas necesarias para cometer el crimen. Tras pensarlo detenidamente se dice que sí, pero un sí acotado. Quizá no tenga los suficientes arrestos para matar a alguien apuñalándolo o estrangulándolo, pero es posible que sí los tenga para liquidarlo por otros medios, por ejemplo por medio de un veneno o poniendo una bomba en su coche. La idea de la bomba la desecha de inmediato, lo ignora todo sobre explosivos, por lo que usar un veneno comienza a tomar cuerpo en su mente. 
   Otro de los que negocian con Curro, Alfonso Pacheco, ha terminado contaminándose de la radical aversión que siente su mujer por el gaditano por lo que comienza también a compartir la idea que tanto repite Macarena de que muerto el perro se acabó la rabia. Su problema es que le faltan más arrestos que a Espinosa para llevar adelante el plan de extinción de una vida humana. Le gustaría que Salazar desapareciera del mapa, pero se ve incapaz de ser él quien lo haga desparecer. Se pregunta si su esposa tendrá el coraje que a él le falta. Posiblemente sí, pero no se arriesga a preguntárselo, cualquier tipo de respuesta que le diera Macarena podría poner en peligro su estabilidad conyugal. También se plantea si sería conveniente dialogar con Sierra sobre todo esto. No está seguro de cuál podría ser la respuesta de su colega, piensa que los homosexuales, en el supuesto de que Sierra lo fuera, es posible que realicen unos razonamientos que discurran por otras vías diferentes a las suyas, aunque tampoco está tan convencido de que eso sea así. Al final, de tanto darle vueltas al problema en que se ha convertido Salazar termina con dolor de cabeza. Se toma un analgésico y se acuesta con la vista fija en su mujer que parece dormir plácidamente. “¿Es el sueño de los que tienen la conciencia tranquila o de los inconscientes?”, se pregunta Pacheco.
   El socio de Pacheco en la negociación con Curro, Jaime Sierra, anda navegando por la red a falta de mejores cosas que hacer. Ha tecleado caso ere para ver en qué estado está la instrucción del sumario. No hay nada nuevo, pero un enlace le lleva a un titular del periódico Libertad Digital que, aunque ya conocía, consigue volver a crisparle como cuando lo leyó por primera vez: Nuevo macrocaso de corrupción en Andalucía: delito masivo en la Agencia IDEA. La entradilla de la información ya es demoledora: La Agencia IDEA es el perejil de casi todas las salsas de los diferentes macrocasos como los ERE, Invercaria y el caso de los avales. Desde ella se ha orquestado la financiación de las diversas operaciones presuntamente delictivas que están siendo investigadas por los tribunales. Ahora la propia Agencia IDEA va a ser investigada por un presunto delito masivo en su financiación, nada menos que de 4.315 millones de euros…. No sigue leyendo, él mejor que nadie sabe lo que viene a continuación, como no va a saberlo si dirigió la agencia durante cerca de siete años. La información le lleva a pensar en su negro futuro penal como más de uno comience a contar lo que realmente pasó. Y uno de ellos, posiblemente el que más daño puede hacerle, es Salazar. “Si al menos Curro atendiera a razones y aceptara nuestra oferta podría estar a salvo, pero si la rechaza, ¿qué puede pasar”, se pregunta. “Puede pasar de todo”, se responde. “Quizá tenga razón Macarena y lo más seguro sería que Curro no pudiese declarar”, piensa.
   Otro implicado en el caso ERE, Juan Antonio Almagro, le ha vuelto a instar al Chato de Trebujena que es hora de volverse a Sevilla.
-Pepillo tienes que volver, sí o sí. Como te quedes un día más tendrás que costearte el hotel por tu cuenta.
   La respuesta del antiguo púgil es que lo tiene decidido: mañana intentará dar a Curro el último aviso de lo que le puede pasar si no mantiene la boca cerrada. Y si no consigue hablar con él pues adiós, muy buenas.
   Rocío Molina también tiene un patrón que le aprieta las tuercas, su billetera. Está prácticamente vacía. Por eso tiene claro su plan de acción: “Mañana, con Anca o sin ella me voy a colar en la habitasión de Curro y le voy a sacar a ese cabrón la guita que me debe aunque tenga que sacarle los ojos. Por estas que son cruses”, se dice.
   Francisco José está en las mismas que la exnovia de su padre. “Me vuervo a Sevilla de toas, toas. Er cabrón de mi señor padre tendrá que sortarme los talegos que tanta farta nos hasen. Y le voy a aconsejar otra ves que lo mejor será que haga caso a Espinosa y que se largue a un país de guiris, que allí nadie hará por él. Pero que si no quiere irse, que haga lo que le sarga de los cojones, pero que suerte la tela”.
   Anca no tiene los problemas de los que intentan presionar a Salazar, los suyos son de otra índole. Como tantas veces ocurre con los hijos, la opinión de su madre que es partidaria de que continúe el noviazgo con Vicentín, ha provocado en la joven la reacción opuesta. Está decidida, va a dejarle. No soporta ni un día más la presión de los celos. Su novio ha convertido su existencia en un sinvivir. Y cada vez se pone más violento. Terminará haciéndole daño y no está dispuesta a que eso pueda pasar. Su madre ha llegado a decirle que el dolor de una bofetada pasa, pero que el papel en el que se oficializa que el maltratador es tu marido permanece. Anca, cuya cultura es muy primaria, desconoce el movimiento Me Too pero ello no es óbice para que sea una feminista, aunque ella lo ignora, que no está dispuesta a que nadie le imponga a la fuerza algo con lo que no esté de acuerdo. Y mucho menos que le pongan la mano encima. “Hasta ahí podríamos llegar, que ese baboso intente pegarme que le doy una patada en los huevos que se los pongo por corbata”. Cuando resuelve decirle sin andarse por las ramas que le va a dejar la reacción de Vicentín es poco menos que apocalíptica. Ruega, suplica, llora, insta, exige y termina con toda clase de amenazas: contra ella, su familia, sus amigos y, por último, contra el andaluz Martínez al que acusa de ser el cerebro en la sombra que ha influido en Anca para su determinación.
-¡Si tú no vas a ser mía, no lo serás de nadie y menos de ese viejo chocho de Martínez. Esto no va a quedar así, lo juro por mis muertos!
   Todos los presagios apuntan en la misma dirección: se avecina tormenta.

PD.- Hasta el próximo viernes.