Curro Salazar va reponiéndose poco a poco.
Se va sintiendo más animado, con ganas de charlar y de hacer algo más que ver
la tele. Como Anca es la persona que más tiempo pasa a su lado también se ha
convertido en su interlocutora imprescindible. Tantas horas pasadas juntos han provocado
que el exsindicalista, que en su etapa de fugitivo ha ido derivando hacia la
introversión, se vaya abriendo paulatinamente y, aunque sigue sin revelar a la
joven rumana su auténtica identidad, si le está contado muchas páginas de su
vida alterándolas a su antojo para quedar siempre como el chico bueno de las
películas. Hoy le está relatando historias de la niñez en su pueblo natal.
-Entonces,
naciste en la provincia de Cádiz. Yo creía que eras sevillano –comenta Anca.
-En Sevilla
he vivido buena parte de mi vida, pero sí, soy gaditano, exactamente de un
pueblecito que se llama Zahara de los Atunes, una pedanía que pertenece al
municipio de Barbate y que está muy cerquita del estrecho de Gibraltar.
-Zahara, que
nombre tan curioso. ¿Y por qué se llama de los Atunes?
-Porque en
su costa están las almadrabas que son las redes o cercos con que se pescan
atunes.
-¿Y cómo son
las almadrabas? –A Anca la pesca del atún le importa un bledo, pero se ha dado
cuenta de que hablar de sus orígenes es algo que le da vidilla a Curro.
-Como te he
dicho, la almadraba es un arte para la pesca del atún. La más simple es situar
dos barcos a cierta distancia entre los que se cala una red sujetada con un
palangre en la que se recogen atunes y otros peces. Cuando la red está llena,
los pescadores bajan a la misma y seleccionan los atunes más grandes que pueden
pesar hasta doscientos kilos y tras desangrarlos los suben a los barcos.
-¿Y por qué
atunes y no otra clase de peces?
-Porque los
atunes emigran anualmente desde el Polo Norte hasta el Mediterráneo por lo que
tienen que pasar obligatoriamente por el estrecho de Gibraltar. Por eso en la
zona del estrecho es donde están la mayoría de las almadrabas, en pueblos como Zahara,
Barbate, Chiclana de la Frontera, Tarifa, Rota, Conil de la Frontera, La Línea
y hasta el mismo Cádiz.
-Ya que
hablas de los pueblos de esa comarca, ¿también está por allí Jerez de la
Frontera?
-Así es,
chiquilla. Muy cerquita de la zona de la que hablo está la ciudad que tiene en
el vino, el caballo y el flamenco sus tres señas de identidad. Ah, y en los
últimos años se ha añadido otra: la pasión por las motos debida a su mundialmente
conocido circuito donde se corre una de las carreras del Campeonato Mundial de
Motociclismo.
-Eso ya lo
sabía, Vicentín me llevó allí una vez. Lo que quería preguntarte es ¿por qué
hay tantos pueblos en esa parte de Andalucía que se apellidan de la Frontera?
-Eso viene
porque aquel territorio fue durante mucho tiempo la frontera entre el último
reino moro en España, el de Granada, y la Corona de Castilla. Hasta que los
Reyes Católicos en 1492 conquistaron la ciudad granadina.
-Cuanto
sabes, Curro. Da gusto hablar contigo, tienes respuesta para todo.
Curro sonríe halagado, cada vez está más
encariñado con la joven y aunque no ha vuelto a catarla sigue atrayéndole más
que nunca.
-Cuéntame
más cosas de tu pueblo, anda –pide mimosa la joven.
-¿Qué más
quieres que te cuente?
-Yo que sé,
¿cómo es de grande Zahara, cómo Torreblanca?
-Quía, mucho
más pequeño. Debe tener unos mil habitantes, aunque en verano se llena de
turistas porque tiene una playa estupenda, mucho mejor que la de aquí, eso sí
el agua no es tan cálida como la de estas playas.
-¿Y por qué?
-Porque el
mar que lo baña es el océano Atlántico.
-¿Cómo que
el Atlántico? ¿Zahara no está al lado la Costa del Sol que tiene fama de tener
unas aguas muy templadas?
Aunque el bagaje cultural de Curro no es
gran cosa, en la escuela primaria de su pueblo le enseñaron la suficiente
geografía como para ser un erudito en comparación con la supina ignorancia que
en temas geográficos tiene la mayor parte de la juventud de nuestros días. Se
arma de paciencia y le explica a la joven camarera que el estrecho de Gibraltar
es la divisoria entre dos mares, al oeste el Atlántico y al este el
Mediterráneo. Y como la provincia de Cádiz está al oeste del estrecho sus
costas las baña el océano.
-Lo que yo
decía, cuanto sabes. Oye, tengo curiosidad, me he fijado que alguna vez se te
escapan palabras en las que hay ces pero que las pronuncias como eses y lo
mismo hace tu hijo. ¿En Andalucía habláis todos así?
Salazar le cuenta que en Andalucía, con
algunas excepciones, en general cecean en la costa y sesean en el interior. Y antes
de que Anca pregunte en qué consiste la diferencia se la explica.
-El ceceo
consiste en pronunciar el sonido de la zeta o la ce ante i y e en lugar de la
ese. En cambio, el seseo es pronunciar el sonido de la ese en lugar de la zeta
o de la ce ante la e y la i. Yo debería cecear porque es el modo de hablar de
mi pueblo, pero en lugar de eso seseo porque mi madre no era zahareña sino
sevillana y en Sevilla-ciudad se sesea. Además, me críe en Cádiz y en la ciudad,
a diferencia del resto de su provincia, también se sesea.
-Realmente
curioso.
-Si alguna
vez te llevo a mi pueblo –Curro lo ha dicho sin pensarlo y cuando se da cuenta
de sus palabras un ramalazo de lo que quizá podría ser le llena de melancolía
sin saber por qué-, verías lo curiosa que es su habla. Yo creo que al principio
ni entenderías muchas palabras No solo cecean sino que sustituyen la ele por la
ere. En vez de decir alma dicen arma o gorpe en lugar de golpe. Se comen las
eses al final de las palabras que la llevan y la jota y la ge no se distinguen.
Te hará gracia cuando escuches que dicen ustedes en lugar de vosotros, por
ejemplo dicen ustedes sois de Zahara, o venirse a mi casa en vez de veniros a
mi casa. También se comen la d, dicen mirao, planchao, cansao, caena… Ya te
digo, al principio te costará entenderlos, pero también te digo otra cosa: son
buena gente y si haces un amigo lo es para toda la vida.
-Aquí ocurre
algo parecido con la c. La gente del pueblo que mayoritariamente habla el
valenciano y que no se defiende bien en castellano cuando lo habla tiende a
pronunciar las palabras que tienen la ce y la ci como se y si.
-Ya me he
dado cuenta de que aquí hay bastante gente que le da cada patada al diccionario
que tiembla el misterio. Por cierto, lo que no te he dicho es que en Zahara
nació Paquirri, el famoso torero de los ojos verdes y al que cuerneó un toro en
Pozoblanco.
-¡Ahí va, el
que fue el marido de Carmen Ordóñez! –La cultura de las revistas del corazón, a
la que es muy aficionada Anca, sale a relucir.
Y así es como discurren las horas más
plácidas de Curro, en charlas banales y sosegadas con Anca. En muchas ocasiones
los relatos se quedan a medias porque la muchacha ha de atender a sus otras
tareas y ello hace que Curro piense más en su niñez y adolescencia de lo que lo
haya hecho jamás. Su mejoría es patente, el día anterior ya se aventuró a salir
de la habitación. Lo hizo a la caída de la tarde cuando el sol ya no apretaba y
no fue mucho más allá de darse un pequeño paseo por el espigón que hay enfrente
del hostal y cuya dársena meridional sirve de fondeadero al medio centenar de
pequeñas embarcaciones que integran lo que pomposamente llaman Club Náutico
Torreblanca. Se quedó asombrado del aluvión de gente que registraba el paseo
marítimo y de la cantidad de coches aparcados allí donde había un hueco,
incluso la terraza del hostal se encontraba hasta los topes. Preguntó a Anca
por esa inesperada riada de gente en una playa tan tranquila como aquella.
-Es por el
puente de la Mare de Déu d´Agost como
le llaman aquí. Todos los años pasa lo mismo, Curro –La muchacha le ha llamado
por su nombre de pila porque están solos, cuando hay gente delante le trata de
señor Martínez.
-Ah, claro.
En Sevilla –le explica Curro- el día quince de agosto se celebra el rito más
popular del verano. Sacan en procesión a la Virgen de los Reyes que es la
patrona de la ciudad, sale de la Puerta de los Palos de la Catedral y la pasean
alrededor del perímetro de la Seo. Para los devotos es un día grande. Antes de
sacarla, las camareras de la Virgen la visten cuidadosamente eligiendo uno de
los cinco mantos que cuenta el ajuar procesional. Sale de la Catedral a las ocho
en punto, tal es así que la gente dice que en Sevilla solo hay dos cosas que se
hacen puntualmente: la salida de la Virgen y el comienzo de las corridas en la
plaza de La Maestranza.
-¿Y cómo
sabes tanto de esa procesión? No te hacía un meapilas –pregunta con retintín
Anca.
-Si te digo
la verdad, yo nunca he asistido a la procesión ni como espectador, pero mi exmujer
era una devota de la Virgen y no se perdía ni una sola de esas salidas.
-¿Tu exmujer?,
¿te refieres a la madre de Francisco José?
-La misma,
todo lo que tenía de santurrona lo tenía de sosaina en la cama –y como no es un
tema del que le guste hablar, Curro cambia de asunto- Oye, ¿y hasta cuándo
durará todo este gentío?
-El puente
acaba hoy. Mañana, martes, esto estará como siempre, más tranquilo que una
balsa de aceite.
-Pues hoy no
habrá paseo, tanto gentío me incomoda. Hasta el atardecer no salgo de la
habitación –Curro no lo sabe, pero aquí valdría lo del dicho popular: el hombre
propone y el destino dispone.
PD.- Hasta
el próximo viernes