"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 21 de junio de 2013

1.10. ¿Quién sigue a Oriol Bricart?

   Mientras Pascual Tormo explica a los informadores, a quienes sirve de cicerone, el porqué de los rótulos pintarrajeados del pueblo, lejos de Senillar, en la ciudad condal, el Barça juega un partido de la Copa de Europa lo que se nota en el bar de topless, la clientela es contada. En la barra, sólo un par de habituales que han pegado la hebra con dos de las jóvenes camareras.

   En la sala no hay más que una mesa ocupada. Una pareja. El hombre da la impresión de estar muy pagado de sí, no hay más que verle. Orondo, sin llegar a obeso. Trajeado, sin parecer un dandi. Con una media sonrisa de triunfador. Y con la pinta de los que van por la vida sin pedir permiso a nadie. No aparenta los cincuenta y nueve que ya cumplió, aunque comienza a mostrar en el dorso de las manos unas indiscretas manchas hepáticas que delatan su edad. La mujer es una rubia ceniza, cuyas cejas revelan que no es de bote. Delgada, pero con curvas y redondeces estratégicamente situadas. Lleva un vestido que oculta poco de cintura hacia abajo porque hacia arriba está todo a la vista. Tiene un gesto en el semblante que está a medio camino entre el tedio y el cansancio. Tendrá poco más de veinte, su juventud ni siquiera puede ocultarla el excesivo maquillaje.
- No sé qué sigues haciendo en este antro, preciosa. Conmigo estarías mucho mejor. Te tendría como una reina, no te faltaría de nada. Haríamos viajes, iríamos a fiestas y tendrías un guardarropa de…
- Ya decir, Oriol, que primero tienes que hablar con Paulichovic. Es mi guepresentante y el que dice - En la forma que la muchacha destroza el español se evidencia que es extranjera, de algún país del este de Europa.
- Ya hablé con ese pedazo de bestia, pero no quiere saber nada. Ni siquiera está dispuesto a que te lleve un fin de semana a la Costa Brava o a Mallorca, donde prefieras.

   La expresión fin de semana ha encendido una luz en la mente de la joven. Da vueltas con el índice al combinado que tiene frente a ella mientras se da tiempo para pensar.
- Espera un momento. Yo hablo con Pauli.
   Desaparece detrás de unas cortinas. La espera es corta, a los pocos minutos está de vuelta. En su rostro hay una media sonrisa.
- Pauli dice que fin de semana no, haber mucho trabajo, pero si puedo de lunes a jueves de siguiente semana. Habla con él. Decir condiciones.

   El hombre asiente. Se lo tendrá que pensar, igual la escapada no es tan buena idea. A un conocido suyo un fin de semana parecido le costó ser luego extorsionado por el chulo de su ocasional pareja. Está encaprichado con la muchacha, pero sabe que con los proxenetas kosovares bromas las justas. Da un par de besos a la joven y deja encima de la mesa el precio de las copas más una generosa propina. Al pasar junto a la barra, una de las camareras le pregunta:
- ¿Ya te retiras, Oriol?
   El aludido se limita a saludar con la mano sin abrir boca.
- ¡Coño! ¿ese fulano no es Oriol Bricart, uno de los que empapeló la justicia cuando lo de la operación Tornasol? - se sorprende uno de los que están en la barra. Y sin esperar respuesta alguna añade - Yo creía que estaba en la cárcel o que se había largado del país.
- Pues ya ves, ni está en la trena ni en el extranjero y tiene unas ganas de marcha que parece que tuviera veinte años.
- La tía con la que estaba, ¿es su fulana?
- Fulana lo será tu madre - Se encalabrina la más joven de las camareras -. Sminova es tan decente como la que más. Porque una tenga que enseñar las domingas para ganarse la vida no tiene por qué ser forzosamente una puta.
- Oye, tía guarra, a mi madre ni mentarla o te suelto un par de hostias que te pongo la cara del revés.

   Ajeno a la bronca montada a su cuenta, el llamado Bricart ha salido a la calle donde le recibe la recurrente humedad barcelonesa. Se sube las solapas de la cazadora de cuero en un vano intento de parecer más joven de lo que es y, con paso firme, cruza la calzada mientras pulsa el mando a distancia de un cupé Mercedes clase C. Arranca y se encamina hacia la zona norte de la ciudad. No se ha percatado de que tras él va un Audi A8, el mismo que le ha estado siguiendo desde que salió al caer la tarde de su domicilio, y en el que, pese a sus cristales tintados, parecen entreverse las siluetas de dos individuos.