"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

lunes, 8 de octubre de 2018

*** ¿Creen en el cambio climático? Verán, yo…


   Se habla mucho del cambio climático, es un tema que está cotidianamente en los medios. Hoy mismo es portada en muchos periódicos el siguiente titular: La ONU urge a tomar medidas drásticas contra el cambio climático. Incluso en los documentales sobre la naturaleza que tanto proliferan en la televisión no hay un solo episodio que no suela terminar aludiendo a ello.
   En el reducido ámbito en el que me muevo no se habla demasiado del mismo, pero alguna que otra vez sí se comenta algo sobre el cambio. Por mis conversaciones sobre dicho fenómeno, he llegado a la conclusión de que, generalizando y mucho, la gente de mi entorno se divide en tres grupos sobre el cambio: una minoría cree en él a pies juntillas, minoría que lenta pero inexorablemente va creciendo; un grupo más numeroso que el anterior no se lo cree y que, lenta pero inexorablemente, va decreciendo y un tercer grupo, creo que el más numeroso, que lo del cambio le importa un pimiento.
   Ha llegado la hora de preguntar a mis lectores: ¿creen en el cambio climático? Verán, yo… he de confesar que he pasado del último grupo al primero. Dado que he sido más bien un urbanita que un amante de la naturaleza, era lógico que las alteraciones que los humanos hemos provocado en el clima terráqueo no fuera algo que entrara en mis preocupaciones, pero con el paso de los años y las observaciones empíricas que cualquier ciudadano puede hacer por su cuenta he llegado a persuadirme de que el clima de nuestro planeta está cambiando. No me he convertido en un fanático del cambio, pero sí estoy convencido que es una realidad y no algo que cuatro chiflados van pregonando por ahí. Les explico las razones por las que he llegado a esa conclusión fuera de todo estudio científico que no es lo mío.
   La primera razón proviene de mi edad, la semana próxima, el día de la Virgen del Pilar exactamente, cumplo 83 tacos y son años más que suficientes para comparar el clima actual con el que había cuando era un niño. Sin poder dar datos, que no es lo que me preocupa, pero puedo afirmar sin faltar a la verdad que mis recuerdos indican que hace setenta y muchos años hacía más frío, nevaba mucho más y creo que también llovía más. ¿A qué es debido? No lo sé, no soy un climatólogo ni nada que termine en logo y esté relacionado con el medio ambiente, pero en definitiva afirmo y aseguro que el clima ha cambiado en el transcurso de mi vida y ese cambio se focaliza en que hace más calor, en que las estaciones ya no son lo que eran y en que el frío y la nieve son más escasos cada vez. Pregunten a los ancianos que conozcan, verán como les cuentan lo mismo. Ergo, ¿hay cambio climático?, para los viejos sí, salvo que te apellides Trump o como alguno de los botarates que lo niegan no sé por qué misteriosos motivos.
   Segunda razón, lo que observo en mis paseos. En un reciente post contaba que diariamente suelo pasear por la Ruta Verde que atraviesa el campus de la Universidad Complutense, mi alma mater. Ese paseo está festoneado por árboles de todo tipo entre los que abundan los caducifolios. Como no soy un experto en botánica he tenido que bucear en internet para conocer los árboles de hoja caduca que me dan sombra en mis paseos. Y lo primero que he descubierto, ¡bendita ignorancia!, es que la botánica estudia todo tipo de plantas en general, pero es la dendrología la ciencia que estudia las plantas arboladas: árboles, arbustos y lianas. La red también me dice que los caducifolios más comunes en Madrid, y supongo que en la Ciudad Universitaria, son: los distintos tipos de plátanos, olmos, chopos, abedules, fresnos, los distintos tipos de castaños, arces, alisos, espinos, hayas, acacias y hasta un tipo que desconocía y que tiene un nombre precioso, el liquidámbar.
   Pues bien, los árboles que acabo de enumerar en el mes de octubre, entrados ya en el otoño astronómico, deberían tener buena parte de su follaje perdiendo el verde para tornarse en amarillo. ¡Y qué va!, están tan verdes como si en vez del otoño estuviéramos en la primavera. Lo que desde el punto de vista del termómetro es bien cierto. Las temperaturas madrileñas a mediodía casi rozan los 30 grados y por la noche no bajan de los 17 o 18. Mis paseos y lo que observo en ellos es que algo ha cambiado en el clima y los árboles son mudos testigos de ello. El otoño ha dejado de ser el que era y se ha convertido en una especie de coda veraniega. Lo que antes se llamaba el veranillo de San Martín o de las Rosas, se ha convertido en un veranazo de tomo y lomo.
   ¿Creen en el cambio climático? Si no lo creen esperen a tener más de setenta años y verán cómo se convierten en partidarios del mismo. O dense largos paseos por zonas arboladas y verán como los árboles les muestren a las claras que el cambio ha llegado. Por consiguiente, algo habrá que hacer, sino para borrarlo sí al menos para mitigarlo. Se lo debemos a nuestros hijos, a nuestros nietos; en definitiva, a las generaciones más jóvenes.
   ¿Creen en el cambio climático? Verán, yo… sí.