"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 12 de abril de 2019

99. Las buenas noticias hay que darlas de una en una


   Por si Grandal tenía alguna duda, el hijo de Salazar le ha dado la clave de la muerte de su padre: el caso ERE, pues todos los que visitaban al exsindicalista querían algo de él relacionado con dicho proceso. Como se acerca la hora del almuerzo, Grandal se despide del joven sevillano.
-Bueno, majete, te dejo, tengo que ir a Marina d´Or que igual la parienta se mosquea si llego tarde.
-Si va a Marina d´Or, ¿me puede dejar en El Piero?, es que mi tronca curra allí de camarera y he quedao en ir a verla.
-¿Qué es El Piero?
-Un restorán que está al laito de la carretera nasioná yendo hasia Oropesa.
-Bueno, si no tengo que desviarme…
   En el corto trayecto hasta el restorán, el joven sevillano se explaya en lo bien que se lo está pasando con su nueva amiga con derecho a roce y lo guay que es.
-Si no le importa, jefe, métase donde están aparcaos aquellos camiones y así podrá crusar mejor la carretera que esta nasioná tiene un tráfico que es la leche.
   Grandal accede de mala gana a la demanda del joven, sale de la carretera para luego cruzar la N-340 y para delante de un restorán que supone que es El Piero.
-Mire, jefe, la titi que está ar laito de aquella puerta es mi tronca. Le he puesto un whatsapp y me está esperando. Es un rato molona, sarga un momento que se la quiero presentar, si no es molestia.
   Estos chavales de hoy ni saben cuándo se ponen pesados, ni se cortan lo más mínimo pidiendo lo que sea, piensa Grandal, pero “el si no es molestia del chico” le ha ablandado y sale del coche. Ambos jóvenes, sin cortarse un pelo, se funden en un tórrido e interminable beso que el expolicía contempla con sonrisa irónica.
-Mira, churri, te presento ar señor Grandal, que fue un polisía mu importante y que m´a ayudao a entender to lo que está pasando con la muerte de mi papa.
   La muchacha, poco más de dieciocho años, adelantándose al formal intento de Grandal de darle la mano, le planta dos besos en las mejillas sin pensárselo.
-Francisco José me dijo que usté es el que dirige la investigación para descubrir que le pasó a su padre. Como s´a portao bien con él, yo le voy a pagar con la misma moneda. Ayer estuvieron aquí dos carrozones enseñando un retrato hecho a mano de alguien que dijeron que era un guiri, añadiendo que se trataba de un tío grande, moreno y que hablaba mal el castellano. Nadie supo dar razón de él, tampoco yo, pero mentí. Sabrá que con los maderos nadie quiere tratos, por eso no dije ni mu, pero como mi chico me ha contao lo considerao que fue usté con él lo he repensao y me he dicho que iba a contarle la verdad porque usté no es un madero como los demás.
   La muchacha se calla como si una parrafada como la que acaba de soltar le haya dejado sin fuerzas. Tras unos segundos de pausa la joven arranca otra vez.
-El día de la Virgen de Agosto, como a mediodía, se pasó por aquí una conocida con la que había currado en un bar de Las Villas de Benicàssim. No es que seamos amigas, pero nos llevamos bien. A la Elvi le gusta mucho fardar, supongo que por eso se pasó por aquí para presumir que en una fecha con tanto trabajo su jefe le había dao fiesta, y se iba a disfrutar el día a la playa de Torrenostra con un amigo que la había invitao, y que tenía un buga que era lo más de lo más. El amigo rumboso resultó ser un guiri que no se parecía mucho al del retrato que enseñaron ayer los carcamales, pero si era moreno, alto y amazacotao como un campanario. Lo único que no cuadraba con la descripción que dieron los vejestorios es que hablaba bien el castellano aunque se le notaba que era extranjero. No sé si es el guiri que Francisco José me ha dicho que andan buscando, pero se lo cuento por si acaso.
-Gracias…
-Vero, me llamo Vero, por Verónica.
-Pues otra vez gracias, Vero. ¿Algo más que quieras contarme?
-No, nada; bueno sí, pero no creo que sea importante. Me dijo Elvi que al regresar volverían a pasar, pero no lo hicieron o, al menos, yo no les ví.
-¿Y dónde podría tener una charla con tu amiga Elvi?
   La joven le da el nombre del bar donde curra la Elvi. Tras despedirse de la pareja, Grandal, prosigue su camino hacia Marina d´Or. En el corto recorrido hasta la urbanización orpesina no deja de pensar en lo que acaba de contarle la amiga del joven Salazar y en como el puro azar a veces juega un rol importante. Un extranjero, con los mismos rasgos que han dado de él las tres personas que lo vieron en la habitación 16, estuvo comiendo el día de la Asunción de la Virgen en un restorán de Torrenostra. Ahora tiene la confirmación de que otro extranjero, ¿o acaso el mismo?, en esa misma fecha y con idénticos rasgos, estuvo a media mañana en aquel parador de carretera de camino hacia la misma playa. La única nota discordante es que el guiri del que le ha hablado Vero se desenvolvía bien en español, pero aun así son muchos los datos coincidentes y él no cree en las casualidades. Empieza a confirmarse la sospecha de que está muy cerca de descubrir quién era el extranjero que estuvo en la habitación donde se estaba muriendo Salazar. ¿Será ese extranjero el tal Grigol Pakelia que fue multado por la guardia civil de carretera un poco antes de Valencia en dirección norte? …y Torrenostra está al norte de la ciudad del Turia. De pronto se acuerda de algo más: según la amiga del joven Salazar, el guiri que se pasó por el restorán tenía un buga lo más de lo más. ¿Un Audi A7 Sportback puede ser considerado un automóvil de lo más? Posiblemente sí para los parámetros sobre vehículos de la muchacha. Las piezas van encajando. Se dice que mañana sin falta tiene que hacerle una visita a la tal Elvi.
   Antes de las seis de la tarde, Grandal acude al Marina d´Or Hotel Gran Duque. Bellido se le ha adelantado. Al igual que en la anterior cita, el sargento ha venido de paisano. Es cauteloso, no quiere que alguien le pueda identificar, piensa el expolicía.
-Buenas tarde, comisario, vaya solina que hace. ¿Qué quiere tomar?
-Hola, Bellido. Cualquier cosa siempre que esté fresquita, por ejemplo un bourbon con hielo. ¿Qué novedades tiene de la juez del Valle?
-Las más destacadas las que le he contado por teléfono. Las referidas a ese clan ruso que, según diversas fuentes de la policía malagueña, recibió el encargo de liquidar a Salazar. A lo que hay que añadir la identificación de uno de sus miembros que fue multado por exceso de velocidad cuando circulaba por carreteras valencianas en dirección norte y que responde al nombre de Grigol Pakelia. ¿Será ese el extranjero que los pichones encontraron en la habitación 16?
-Eso mismo me he preguntado. Y hemos descubierto más pistas que apuntan a que el tal Pakelia puede ser ese extranjero.
-¿Nuevas pistas? Cuénteme, comisario –pide el sargento sin ocultar su alegría ante tal noticia.
-Luego te cuento, pero primero hemos de ponernos de acuerdo sobre el contenido del próximo informe que vas a enviar a la juez del Valle. Verás…
   Y Grandal le explica al sargento los nuevos datos que hay sobre tres de los testigos que ya han declarado ante su señoría, pero que en función de las últimas investigaciones deberían ser citados otra vez. A Pacheco y a Sierra hay testimonios de que se les vio el día de autos en Torrenostra, algo que en su primera declaración no contaron. Y también habría que citar para declarar a la esposa de Pacheco que muy posiblemente le acompañó en el mencionado día. En cuanto a Espinosa debe volver a declarar para que explique cuál era el motivo para comprar un raticida en un supermercado de El Grao en el día de autos.
-… y eso no es todo. La jueza debería citar a declarar a José Jiménez, no sé su segundo apellido porque no me he acordado de pedirle a alguno de mis amigos que lo mirara en internet, y al que llaman habitualmente Pepillo y que es más conocido por el nombre con que fue conocido en el mundo de las doce cuerdas, el Chato de Trebujena. Al parecer fue quien le pegó la paliza a Salazar y además también estuvo en Torrenostra el día de los hechos.
-Eso es un notición, comisario. ¡Qué grande es usted y que bien hice pidiéndole ayuda! –exclama el sargento.
-Y ahora vamos con el extranjero de marras. Hay una testigo muy fiable que ha identificado a alguien muy  parecido al guiri que encontraron los pichones en la habitación 16 y que estuvo comiendo en un restorán de Torrenostra el día de autos. Y hace menos de cuatro horas otra testigo me ha informado que ese mismo día un extranjero, parecido al descrito por los pichones, se paró en un restorán de carretera cercano a Torreblanca. La mujer que le acompañaba contó que iban a pasar el día a la playa de Torrenostra. Mañana pienso ir a ver a esa mujer que trabaja en un bar de Las Villas de Benicàssim. Si se trataba o no del tal Pakelia está por confirmar, pero todas las pistas apuntan al mismo blanco.
-¡Qué barbaridad, comisario, es usted el Sherlock Holmes español –exclama el sargento sin poder reprimir su entusiasmo.
-No será tanto, Bellido, no será tanto –comenta Grandal que pese a su falsa modestia le ha encantado el elogio del sargento.
-Eso y mucho más, comisario. Ya veo que el hombre que descubrió al asesino del crimen de la calle Leganitos no se ha oxidado, sigue con el mismo olfato policial de entonces. ¿Lo último referido al extranjero también lo incluyo en mi informe a la señora jueza?
-En principio, no. Espera a que mañana hable con la llamada Elvi que es la mujer que acompañó al extranjero el día 15 a Torrenostra. Las buenas noticias hay que darlas de una en una, si las das todas de golpe no se las valora como es debido. Y si no fuera porque el tiempo que me queda para ayudarte a descubrir a los autores y/o encubridores de la muerte de Salazar es tan corto, lo que te he dicho antes que debes informar a la juez todavía lo reduciríamos más, pero el 30, que es cuando me voy, está a la vuelta de la esquina.
   El sargento se queda pensando en lo que le ha dicho el excomisario, que las buenas noticias hay que darlas de una en una, deberá tenerlo en cuenta en el futuro.

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré, en el capítulo 24, el episodio 100. De joven debió causar estragos