"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

2.4. Una chica sin pelos en la lengua

   A la dueña de la peluquería le basta echar una mirada a la aspirante a aprendiza para catalogarla. Tiene ante sí a la clásica chica de pueblo que quiere conseguir algo más en la vida que trabajar de camarera en un chiringuito de playa o limpiar habitaciones en un hotel para guiris. Tiene una cara pícara en la que destacan unos ojazos negros que parecen permanentemente alerta. No está mal de tipo, claro que con diecisiete o dieciocho años que debe contar siempre se tiene buena figura. Precisamente ese el problema, no el tipo sino la edad, es demasiado mayor para aprendiza. De todas formas decide darle una oportunidad, le hace falta personal de cara al verano.
- O sea que nunca has trabajado en una peluquería. ¿Y qué has hecho hasta ahora, estudiabas?
- No. Sólo hice hasta séptimo de EGB y luego me puse a trabajar de camarera en un bar de Benialcaide.
- Es decir, que no tienes el graduado escolar.
- No, únicamente el certificado de escolaridad, pero no creo que para lavar y cortar haga falta ningún título. ¿No te parece?
- No tienes pelos en la lengua, niña. Eso tendrás que corregirlo si quieres hacer carrera.

   El hombre está sentado en la moto. Cuando la chica llega a su altura se limita a tenderle el casco.
- ¿Adónde vamos hoy?
- ¿Adónde quieres qué vayamos, a rezar el rosario?
- ¿Por qué te pones tan borde por una simple pregunta?
- Porque me joden las tías que hacen preguntas cuya respuesta ya conocen.
- Eso quiere decir que vamos donde siempre.
- Estás más buena que el pan, Lorena, pero hay días que estás como atocinada, ¿tú conoces otro sitio mejor para echar un polvo sin que te molesten?
   La mirada de la joven se ha vuelto vidriosa, pero callada y sumisamente se limita a ponerse el casco. La moto arranca dejando tras sí una pequeña polvareda.

   A pesar de su reticencia inicial y ante la falta de personal, la propietaria de la peluquería decide coger a la joven.
- ¿Nombre?
- Lorena Vercher.
- ¿Edad?
- Diecisiete.
- ¿Dónde vives?
- En Senillar, soy de allí.
- Los otros datos te los preguntaré mañana. Ahora atiéndeme. De momento te voy a coger a prueba y, según cómo te portes, ya veré qué hago contigo. Vas a entrar de aprendiza, todo lo que las oficialas te manden lo harás prontito y sin rechistar. Has de venir lo más arreglada posible, repeinada y maquillada. Y lo más importante, debes bailarle el agua a las clientas y ponerles siempre buena cara aunque te suelten alguna impertinencia; ah, y las tratarás de usted y de señora fulana y señora mengana. Como me espantes a una sola clienta con esa lengua de aguarrás que tienes te pondré de patitas en la calle en ese mismo momento, eso que te quede bien claro. Ahora entra en la trastienda, encontrarás una bata azul, te la pones y barres el suelo hasta que quede más limpio que una patena. Vamos, ¿a qué esperas?

   La mujer tuerce el gesto al ver el desordenado estado de la habitación de su hija. Está todo revuelto, la cama sin hacer, un montón de ropa sucia apilada en un rincón y los cajones del armario ropero abiertos y en desorden. Se queda parada y duda si ordenarlo o dar media vuelta y dejarlo tal y como está. Así, en la duda, la encuentra la joven.
- Madre, ¿se puede saber qué haces en mi cuarto?
- Estaba la puerta abierta y he entrado a echar un vistazo – se disculpa la madre.
- Esta es mi habitación y esté la puerta abierta o cerrada da lo mismo, no tienes por qué entrar a fisgar.
- No estaba fisgando. Está todo manga por hombro, Lorena – se lamenta la madre -. ¿No te molesta vivir en medio de este desorden, que más parece un campamento de gitanos que otra cosa?
- Es mi cuarto y las cosas están como quiero que estén. Y no te metas en mi vida que yo tampoco me meto en la tuya.
- Esa no es manera de hablarle a tu madre.
- Hablo como me da la gana y como me habéis enseñado, no sé de qué te quejas.

   Las jovencitas están sentadas en uno de los bancos del paseo comiendo pipas cuyas cáscaras van formando un discontinuo tapiz en el suelo.
- ¿Y qué tal es el curro, Loren?
- Pse, no es lo que creía. De momento me estoy hinchando a barrer, limpiar y hacer recados. Todavía no he tocado una sola cabeza.
- Es que tendrías que haber ido al establecimiento de la esteticién que te dije, con ella aprenderías a maquillar, a depilar, a limpiar cutis y a un montón de cosas de lo más guay.
- Oye, ¿y pillas buenas propinas? – se interesa otra.
- Las propinas van a un bote común y las reparte la bruja de la dueña. Casi todo es para las oficialas, a mí me llega una miseria. No sé si voy a aguantar mucho en esa mierda de curro.
- Dejaros de chorradas del trabajo y mirar quien viene por ahí, el cachas del Pancho, cada día está más bueno. ¿Os imagináis qué clase de chirimbolo debe gastar?
- A mí me no importaría que me hiciera una demostración.
- Mariasun, eres una salida, siempre piensas en lo mismo.
- Lorena, no sé por qué te metes conmigo, como tú estás bien servida nos llamas salidas a las demás. No todas tenemos a un Maxi siempre dispuesto a darte un revolcón.
- Mira quien fue a hablar, como si tú no te apañaras con Facundo – mete su cuarto a espadas otra de las amigas.
- Con Facundo y con quien se tercie – remacha Lorena.