Los consejeros de
BACHSA, sus muñidores locales y dos de los regidores del Ayuntamiento de
Senillar vuelven a reunirse para seguir tratando el asunto de la urbanización
de diversos sectores del término municipal. Quien primero interviene es Guillem
Armengol, concejal de urbanismo, que en la reunión anterior apenas abrió la
boca.
- Si no recuerdo mal – el edil se dirige a Juan Antonio Cardona
-, ayer dijiste que sería indispensable contar con la ayuda de la corporación.
Esa ayuda, ¿en qué va a consistir?
- Hombre … - Cardona trata de recordar el nombre de su
interlocutor -, Guillem, como sabes muy bien, puesto que llevas urbanismo,
antes de empezar a poner un ladrillo hay que tener muchas bazas amarradas. Es
indispensable contar con el necesario terreno para planificar un proyecto
urbanístico tan colosal como el que hemos proyectado. Y no un terreno
cualquiera, ha de ser suelo urbanizable. Para ello es imprescindible y
necesario el decidido apoyo del consistorio.
- A lo que dice mi socio – es Rodrigo Huguet quien habla –
quiero añadir que no solamente necesitamos al Ayuntamiento para la conversión
de suelo rústico en urbano, su cooperación es imprescindible para el desarrollo
de todo el proyecto – y poniendo más énfasis en su tono añade -. Quiero que
esto quede bien claro: no invertiremos un duro, no compraremos un palmo de
tierra, ni pondremos un ladrillo sin contar con el apoyo y beneplácito de la
corporación municipal. Un proyecto de la magnitud que tiene el que hoy os presentamos
no es posible llevarlo a cabo sin la colaboración y el acuerdo de todos los
sectores implicados. Y el Ayuntamiento y quienes lo representan son miembros de
primer orden en esa implicación.
- Antes de que sigamos adelante hay una cosa que tengo que
hacer presente porque algún vecino me lo ha preguntado… – el alcalde hace una
breve pausa y luego prosigue -. Por el pueblo corre el rumor de que queréis
construir en el marjal y eso a la gente no le gusta un pelo.
Los constructores
hacen un esfuerzo para evitar mostrar su inquietud ante la salida a la palestra
del tema del humedal. No les interesa en absoluto que en estos primeros
contactos salga a la luz ninguna referencia a su proyecto estrella: la
construcción de un puerto interior en los terrenos del marjal. Amador Garcés se da inmediatamente cuenta
del peligro potencial que encierra la pregunta de Jaume Pellicer y se apresura
a intervenir antes de que se enrede la madeja del marjal:
- Jaume, no te creas ni la mitad de lo que cuentan. La gente
habla por hablar, pero al final todo es humo de paja. Lo que vale es lo que
hablemos aquí. Y donde en principio piensa construir BACHSA es en las zonas de
secano como en la partida del Torreón que, como sabes, es la más alejada del
marjal y una de las más pobres del término municipal – Garcés ha citado el
sector del Torreón porque sabe que el alcalde tiene allí una finca, no porque
crea que la zona les interese excesivamente a los constructores.
- Partida en la que, por cierto, tienes un olivar –
puntualiza José Ramón Arbós mirando al alcalde.
- Y tú otro y bastante más grande que el mío – replica
Pellicer.
- Señores – interviene Huguet -, acaban de ponerme en
bandeja el mejor ejemplo de las consecuencias que acarreará el proyecto que,
con su ayuda, pretendemos llevar adelante. Las dos fincas que acaban de ser
mencionadas, supongo que de secano, ¿cuánto deben valer hoy en día?, tirando
por lo alto unos cientos de miles de duros. Pues bien, si ese sector se
recalifica como suelo urbanizable, el valor de esas fincas se multiplicará por
varios dígitos. Pasarán a valer millones. Los propietarios de esos terrenos se
convertirán de la noche a la mañana en millonarios sin necesidad de haber dado
un palo al agua. – pontifica el empresario, que añade -. Lo dicho es uno de los
muchos ejemplos de la capacidad de crear riqueza que tiene el desarrollo
urbanístico.
- Y ni siquiera es necesario – abunda Cardona -, que los
terrenos estén catalogados como urbanizables. Basta con que exista la
presunción de su probable recalificación para que su precio se dispare. Si el
proyecto cuenta con el plácet del Ayuntamiento el cuerno de la abundancia
derramará bienes y fortuna sin cuento sobre Senillar. Es más, me atrevo a
afirmar de manera rotunda que en toda su historia el pueblo no ha tenido, ni
posiblemente tendrá, una ocasión como ésta para situarse en la primera división
de las localidades turísticas de la región.
- Desde luego – admite el alcalde, que parece ir
convenciéndose de la bondad del proyecto -, reconozco que sabéis vender la
burra. Oye, Guillem – pregunta, dirigiéndose a su concejal de urbanismo -, ¿y
tú qué opinas? Porque hasta ahora apenas si has abierto el pico.
- Reconozco que la música suena bien, pero… habrá que
esperar a ver lo que dice la letra, sobre todo la pequeña. Y en todo caso,
antes de dar mi opinión, tendré que trasladar la propuesta de estos señores a
la directiva del partido y oír al consejo político. Supongo, que tú también
tendrás que hacerlo con los tuyos – apostilla Armengol dirigiéndose al alcalde.
La comida termina
amigablemente con el acuerdo de que en unos días volverán a reunirse para
seguir concretando detalles. Nada más acabar de marcharse los munícipes, Huguet
explota.
- La leche que les han dado, pues no son retorcidos ni nada
estos politicastros. Después de estar mareando la perdiz más de tres horas al
final salen con que tienen que hablar con sus ejecutivas. Si han de dar su
opinión todos los órganos directivos y consultivos de ambos partidos esto puede
convertirse en el cuento de nunca acabar.
- Tranquilo, Rodrigo – le calma Cardona -, ya sabes cómo
reaccionan la mayoría de los políticos locales. Aunque tengan la sartén por el
mango en sus respectivos órganos directivos, delante de forasteros como
nosotros les gusta jugar a ser más demócratas que nadie y, por tanto, proclaman
que han de consultar a unos y a otros. No deja de ser más que un paripé. Seguro
que o no consultan a nadie o, si lo hacen, es para que el correspondiente
órgano refrende lo que ellos hayan decidido previamente. No es más que una
especie de vodevil político que me recuerda aquello que se decía del Consejo
Nacional del Movimiento, en el que los consejeros se reunían para escuchar las
resoluciones tomadas por aquél a quien debían de aconsejar.
Al final interviene
Garcés para tranquilizar a todos:
- Estoy de acuerdo
con lo expuesto por Juan Antonio. Creo que el plan no corre ningún peligro. A
Pellicer le tengo prácticamente en el bolsillo y si le queda alguna brizna de
duda ya me encargaré de arrancársela. En cuanto a lo que ha dicho el concejal
de consultar a la directiva, coincido con lo dicho antes, no es más que una
burda triquiñuela para encarecer su voto. Él es el secretario general de su
partido y el resto de la directiva baila al son que marque Armengol. Dejad en
nuestras manos – y mira a Arbós que asiente – el asunto de convencer al
Ayuntamiento. Lo de hoy no ha sido más que el principio de la traca, esperar a
que llegue el final de la mascletà.