El veinticinco de enero, cuando
Ponte abre El Mundo en su versión online se encuentra en la portada, debajo de
la foto de un sonriente secretario general del PSOE, el siguiente titular: Los barones del PSOE exigirán ratificar el
pacto que negocie Sánchez con Podemos o C´s. Y en la columna de salida
otros dos titulares: El PP pide al PSOE
que impida a Sánchez seguir arrodillado ante Iglesias. En el otro el presidente
del BBVA afirma: En España ha habido
demasiada connivencia entre empresarios y políticos. A Ponte solo le llama
la atención la afirmación del banquero. A buenas horas, mangas verdes, se dice
recordando el refrán. Claro que hay mucha connivencia y la seguirá habiendo,
¡no te jode! Los empresarios porque sin el paraguas de los que mandan en el
Boletín Oficial del Estado tendrían que soportar muchos chaparrones y los
pobrecitos podrían mojarse. Y los políticos porque necesitan de los préstamos
bancarios para poder sufragar los desmesurados gastos de sus aparatos y, sobre
todo, de las interminables campañas electorales. Y ya no le apetece seguir
leyendo mucho más porque tiene un gusanillo que no deja de importunarle.
Grandal le ha llamado a primerísima hora y le ha citado a su casa a tomar café.
Le extraña que siendo lunes, día que el excomisario dedica a Chelo, le cite a
su casa. ¿Qué tripa se le habrá roto a Jacinto?, piensa el vejete.
A Juan Carlos Atienza le costó lo
suyo convencer a Grandal que pidiera a Ponte que volviera a entrevistarse con
el Tío Josefo. En principio, el excomisario se negó en redondo a volver a
representar el papel de correveidile. Le recordó al inspector de Patrimonio lo
mal que había terminado la reunión que tuvieron en la cafetería Van Gogh, en la
que Ponte al despedirse dijo que no volvieran a contar con él para tirarle de la
lengua al patriarca del clan de los García Reyes. Para convencerle, Atienza no
tuvo más remedio que contarle parte de lo que le había dicho su amigo del CNI
sin desvelar la fuente.
- Por tanto, sabemos que existe una conexión entre la empresa china del
Cobo Calleja y un cártel de la droga colombiana, pero seguimos en ayunas sobre
lo que pintan los gitanos en todo este asunto – remata Atienza su explicación.
- Pues se lo preguntas a quien te haya contado esa milonga – rebate Grandal.
- No, no lo sabe o no ha podido o no ha querido decírmelo. De los gitanos
no me dijo una sola palabra. Y ya no tengo, no tenemos, a quien recurrir más
que a ti; mejor dicho, a tu amigo Ponte.
- Pero vamos a ver, Juan Carlos, ¿pretendes que me crea que en un asunto de
tantos millones, como en el que al parecer andan compinchados un cártel
colombiano y una organización que se dedica al tráfico ilegal de mercancías,
tiene alguna tecla que tocar un grupo de desharrapados calés medio analfabetos
que viven en un asentamiento tercermundista como la Cañada Real? ¡Vamos, ni
harto de vino! – vuelve a refutar Grandal.
- Vayamos por partes. Parece probada la existencia de una alianza, todavía
no sabemos si fija o temporal, entre la empresa china y los colombianos. ¿El
motivo de la entente? Se barajan varias hipótesis. Una puede ser que esa
empresa china ayude a los colombianos a introducir su droga en España
camuflándola entre las miles de toneladas de mercancías que descargan todas las
semanas en nuestros puertos. Otra podría ser que la organización asiática le
sirva a la colombiana como blanqueadora del dinero de la droga. Hay varias
hipótesis más, pero según mi amigo esas dos son las más consistentes.
- De acuerdo. Acepto que el pacto entre los morenos y los amarillos es cosa
probada, pero repito una vez más: ¿qué coño pinta en todo eso un clan como el
de los Corrochanos?
- Sabes como yo que los Corrochanos están metidos desde hace años en el
menudeo de la droga – recuerda Atienza.
- Ahí quería llegar. Los Corrochanos eran unos camellos de medio pelo que
con el tiempo han pasado a ser unos distribuidores también de medio pelo. Eso
no es suficiente para que estén al mismo nivel, ni mucho menos, que los chinos
o los sudacas. Vamos, que los calés juegan en tercera división, como mucho, y
los otros en la Champions League. Como dije antes: eso no me lo creo ni harto
de vino.
- De acuerdo que juegan en categorías distintas, pero sigue habiendo alguna
suerte de cordón umbilical que une a los tres grupos – insiste Atienza.
- ¿Y creéis que todo ese follón tiene algo que ver con el robo del tesoro?
– pregunta Grandal que comienza a estar harto de la terquedad del joven
inspector.
- Si te soy sincero, no lo sé, no tenemos indicios de que ambos casos
puedan estar relacionados, pero… - y Atienza hace una minipausa – te voy a
decir algo y espero que no te rías, tengo un presentimiento, una corazonada de que
existe algún tipo de nexo que une ambos casos.
- El olfato – define Grandal.
- Sí, comisario, el olfato policial del que tanto nos dabas la vara en
Ávila.
Y, curiosamente, eso es lo que
termina decidiendo a Grandal a convencer a su amigo Ponte. Por eso le ha
invitado a casa a tomar café; eso sí, después de la siesta. Es Chelo
quien abre la puerta y, como suele hacer, le planta un par de besos en las
mejillas.
- Manolo,
tendrás el pelo blanco y alguna arruguilla junto a los ojos, pero sigues
teniendo la misma pinta de galán maduro de siempre. Cada día me recuerdas más a
Vittorio de Sica.
- Ah, ¿pero
no era a Omar Sharif a quién me parecía? – precisa Ponte, acompañando la
pregunta con una sonrisa burlona.
- Digamos
que eres una mezcla de ambos. Y has cogido lo mejor de cada uno.
Después de que Chelo les haya servido el
café y para el amo de la casa una copita de licor de hierbas, deja solos a
ambos hombres y se interna en la cocina, de la que siempre dice que es su lugar
preferido. Por eso, y en más de una ocasión, Ponte ha pensado de ella que debe
ser la puta más casera de todo Madrid. Casera y buena persona, se dice.
- Manolo,
voy al grano. Tengo algo que pedirte y de antemano te digo que me repatea tener
que hacerlo, pero los amigos estamos para eso, para hacernos compañía cuando
vienen mal dadas y para pedir favores que no deberían pedirse.
- Ya sé,
quieres pedirme una copia de mi declaración al fisco para ver cuánto le birlo
al robaperas de Montoro – Ponte se ha puesto en guardia ante el preámbulo de su
amigo, pero ha preferido ponerse en modo burlón y de ahí su cita del Ministro
de Hacienda.
- Tranquilo.
Lo que te voy a pedir es más duro que eso, pero en cambio no tendrás que soltar
ni un euro a los buitres de la Agencia Tributaria – responde Grandal
recurriendo también a la ironía tributaria.
Grandal le cuenta su entrevista con Atienza
y lo que este quiere. A Ponte la petición no le coge de sorpresa. Siempre ha
estado convencido de que los polis del caso son unos tarugos y que si no
hubiera sido por la ayuda que les han prestado él y sus amigos todavía estarían
en las primeras páginas del Caso Inca. Aun así se hace de rogar. Sabe que lo
más posible es que el Tío Josefo no sepa nada más de los Corrochanos o que si
sabe algo se lo oculte, pero le apetece volver a echar una parrafada con el
patriarca. Así, y tras hacer sudar la camiseta a Grandal como si fuera un
centrocampista de un equipo de tuercebotas, accede a la petición. Intentará,
solo lo intentará, reitera, ver al Tío Josefo y tirarle de la lengua.
Antes de marcharse, ocurre algo que no tiene
nada que ver con la petición de Grandal y que deja desconcertado a Ponte.
Aprovechando que el anfitrión ha ido al baño a desaguar, Chelo sale de la
cocina, se le acerca y con voz apenas audible le dice:
- Manolo, tengo
que hablar contigo de un asunto personal que me quita el sueño, pero antes he
de pedirte que no le digas a Jacin nada de lo que te voy a contar. ¿Me das tu
palabra de caballero que no dirás nada?
- Por supuesto,
Chelo. Ya sabes que entre mis escasas virtudes está la de que no soy cotilla,
como también creo que sabes que me caes fenómeno.
- Lo sé,
Manolo, lo sé, por eso quiero hablar contigo. Lo que te voy a pedir jamás se me
hubiese ocurrido pedírselo a Luis o a Amadeo.
- Bueno,
pues estoy a tu disposición. Llámame cuando quieras y tenemos esa charla. Sabes
que puedes contar conmigo para lo que sea.
Volviendo a su casa, Manolo piensa más en lo
que le puede pedir la buena de Chelo que en la entrevista que ha de tener con
el Tío Josefo. ¿Qué le pasará a esta chica?, ¿se habrá quedado embarazada o
Jacinto le ha pedido que se case con ella y no sabe qué hacer? Mujeres.