"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 16 de julio de 2021

Libro II. Episodio 101. La puesta de largo

 

   La maestra no puede reprimir su sorpresa ante el relato que le hace Julia sobre los Granados y la posterior invitación al baile de fin de año del Círculo. Creía que la muchacha se lo contaba todo, pero no se enfada y reacciona positivamente, es mucho el cariño que tiene a su pupila.

   -Me dejas de piedra, Julia, no me habías dicho nada de la reunión con los Granados –En el tono de su mentora Julia intuye un cierto reproche, por lo que rápidamente se disculpa.

   -No le conté lo de los Granados porque no le di mayor importancia. Nunca creí que esa visita tuviese alguna consecuencia, pero lo que más me interesa es saber su opinión, ¿cree que debería asistir al baile?

   Pilar no tiene que pensárselo ni un instante.

   -Por supuesto que debes ir; si es que te place, claro. Verás…, las familias de alcurnia tienen por costumbre presentar en sociedad a sus hijas al cumplir quince o dieciséis años. La puesta de largo, llamada así porque las jóvenes lucen su primer vestido largo o de noche, además de una presentación en sociedad es una celebración del paso de la adolescencia a la juventud, y eso ocurre una sola vez en la vida. Este baile será para ti tu presentación a lo más granado de la sociedad placentina. Debes de ir, divertirte cuanto puedas y, desde luego, no perderte detalle porque quiero que luego me lo cuentes todo.

   -Tengo una duda, Pilar. Para serle sincera le diré que me apetece mucho asistir al baile, nunca he estado en una fiesta de esa categoría y posiblemente no se me presente otra oportunidad, pero… ¿qué hago si Antonio Jesús quiere algo más de mí que ser su ocasional compañera en el baile?, ¿qué hago?

   -Esa es otra historia, Julia. He opinado que debes asistir al baile para que conozcas como es una fiesta de esa clase y me reafirmo en ello, pero otra cuestión muy diferente es si ese joven habla de cortejarte. La respuesta a esa cuestión no la encontrarás en mí ni en nadie, la descubrirás en tu interior. Bucea dentro de ti y pregúntate: ¿me gusta Antonio Jesús cómo para que me corteje? Solo tú tienes la respuesta.

   -Ese es el problema, ya me lo he preguntado, pero sin encontrar respuesta. Y es natural, casi no conozco al chico, solo estuve con él durante el almuerzo en mi casa y apenas si abrió el pico. De hecho no intercambié una palabra con él, únicamente cuando nos presentaron y al despedirnos. No puedo saber si me gusta o me disgusta, lo más exacto sería decir que me resulta indiferente.

   -Comprendo, en ese caso lo que tendrías que hacer es…

   -Ya sé, esperar y ver, ¿verdad? –se adelanta Julia con una sonrisa a lo que posiblemente vaya a decir Pilar.

   -Compruebo una vez más que mis enseñanzas no han caído en saco roto. Lo que en mi opinión deberías hacer es comportarte correctamente con el chico, ser afable sin pasarte y dejar que sea él quien hable y que diga lo que tenga que decir. Luego tendrás tiempo para pensar lo que vayas a responderle.

   -A propósito de lo que acaba de decir, tengo otra duda todavía mayor, mejor dicho más importante. ¿Cómo le sentará a Julio que vaya al baile con un prácticamente desconocido?

Aunque aún no tengo del todo claro una respuesta a su petición, por nada del mundo quisiera herirle.

   -Ya lo había pensado, Julia, pero sigo reafirmándome en que deberías ir al baile, lo de menos es con quien vayas. Tu respuesta a Julio deberás meditarla detenidamente, ya tendremos tiempo de hablar de ello, pero ahora estamos hablando del baile. Y lo dicho: ve, pásatelo bien, y disfruta como nunca. Vas a ser una de las debutantes del baile, ¿qué tal el vestido que te ha comprado Consuelo, te sienta bien?

   -Me sienta como un guante. Me gustaría que esa noche me ayudara a vestirme y a maquillarme. ¿Puedo contar con usted?

   El día treinta y uno Julia sale de la droguería a media tarde, tiene mucho que hacer. En casa le esperan Pilar y Etelvina, y al poco aparecen la señora Soledad y Consuelo que no quieren perderse el arreglo de la benjamina de la familia Manzano. Las mujeres que rodean a la muchacha parecen estar más nerviosas que la interesada, como si fueran ellas las que tuviesen que a asistir al baile. Lo primero que hacen es someter a la joven a un concienzudo lavoteo en el pilón que hay en el patiecillo de la casa. De ello se han encargado Etelvina y Consuelo, mientras las que pudieron ser consuegras charlan distendidamente sobre el baile y su entorno. Pilar está más interesada en sonsacar a Soledad si hay algo más, algo que no le haya contado a Julia, sobre la visita que les hicieron los Granados. Aunque la matriarca de los Manzano se cierra como una ostra, sí revela algo de lo que piensa sobre una posible unión de su pequeña con el heredero de los Granados.

   -A don Juan José he debido parecerle tontorrona, pero de tonta tengo lo que de novicia, na. Estaba empeñao en conocer, aunque fuera aproximadamente, la dote que llevará Julina el día que pase por el altar. Le di una larga cambiá, como dicen los toreros, y se fue con el rabo entre las piernas. Como si me la dieran con queso. Es que sabe usté, de los dineros que me dejó mi segundo marido, que Dios tenga en su gloria, todavía no hice cuentas. Quiero repartirlos entre tos los hijos pero, teniendo en cuenta que el chico es quien se ha hecho cargo de la hacienda familiar, debo reforzar su parte pa ser justos. Entonces, no tengo que hacer cuatro partes sino cinco o seis, aún no lo sé y pa decir la verdá estoy hecha un lío.

   -Puede aprovechar lo mucho que sabe de cuentas Julia. Ella se lo puede calcular en un pispás.

   En cuanto Julia termina el aseo, viene la parte más prolija del arreglo, el maquillaje. Antes se ha producido un desencuentro entre Pilar y Consuelo sobre como maquillarla. La hermana quiere pintarla a fondo, Pilar sostiene que el mejor maquillaje es el que no se nota, que si la pintan demasiado alterará su natural belleza y convertirá su rostro en una especie de máscara. Al final llegan a un acuerdo y, siguiendo las indicaciones de Julia, es Consuelo quien se encarga del farragoso trabajo. Con un jabón neutro elimina la suciedad del cutis, luego le embadurna la tez con una crema hidratante y después con una brocha aplica una base ligera y satinada que termina en el cuello. Tras lo cual dice de aplicarle un corrector a lo que vuelve a oponerse Pilar.

   -Eso es para las que tengan algo que corregir, disimular o camuflar, pero con esa cara que tiene de Madonna renacentista, Julia no lo necesita.

   Consuelo continúa y le aplica con una brocha gorda unos polvos translúcidos que sirven para fijar el maquillaje y reducir los incómodos brillos de la frente. Cuando Consuelo toma el lápiz de cejas, al ver el gesto de desaprobación de Pilar, se limita a darles unos pequeños toques para definir mejor su forma. Luego le aplica en el rostro un colorete en polvo para ayudarle a potenciar los pómulos y darle un poco más de vida a la cara. Comienza en la mitad del rostro y lo extiende hacia la sien difuminando bien los bordes para evitar manchas. Después llega el maquillaje de los ojos. Empieza aplicándole la sombra sobre el pliegue del párpado con un pincel pequeño, utilizando un tono más claro para la zona central y superior. Acabada la sombra, llega la hora del rímel. Antes Consuelo riza ligeramente las pestañas sin hacer demasiada presión, luego usa un rímel marrón oscuro para resaltar los ojos. Finalmente le llega el turno a los labios. Primero los exfolia y luego los hidrata con cacao, después aplica un lápiz labial, comenzando por el centro del labio y extendiéndolo hacia los bordes. Puesto que Julia tiene la piel clara, Consuelo ha utilizado una barra de labios de un rojo fuerte.

   Cuando Consuelo termina la meticulosa tarea del maquillaje, Julia parece otra. Es como una princesa de cuento, como una diva de las que cantan ópera en el Teatro Real. Hasta Pilar, reacia a todo lo que no sea agua y jabón, tiene que reconocerlo.

   -Estás guapísima –y volviéndose a Consuelo pregunta-. ¿Y tú dónde aprendiste a maquillar de esa manera?, lo digo porque has hecho una obra de arte.

   -No he hecho más que seguir las indicaciones de Julia. Ahora, hermanita, date un par de vueltas para ver el conjunto -De pronto Consuelo se apercibe de que falta algo-. Acabo de darme cuenta que no he pensado en comprar una prenda de abrigo para que Julia pueda taparse los brazos y la espalda porque en la calle hace frío.

   Pilar sale de la habitación y regresa al instante exhibiendo un precioso echarpe de seda.

   -Es un regalo de mi hijo. Póntelo en los hombros y te servirá como abrigo y al mismo tiempo como adorno.

   Llega el mágico momento de enfundarse el vestido de noche. Dejan solas a Julia y a Consuelo para que, tras deshacerse del albornoz, se ponga la lencería: el sostén, las braguitas a juego y el liguero que sujeta unas medias de seda casi transparentes. Luego viene la enagua que cumple una doble función: ayudar al vestido a colgar suavemente y proteger la tela fina del traje de la transpiración corporal. Finalmente Consuelo le pone el vestido de noche que le sienta como si lo hubiesen confeccionado a medida. El resultado es espectacular.

   -Hija, pareces una estrella de las que trae el Blanco y Negro –se admira Pilar al verla.

   -Preciosa, estás preciosa –asevera Etelvina.

   -¡Ay, Julina, lo que diría tu padre, que en gloria esté, si pudiera verte! Vas a ser la más guapa y más bien plantá de todo el sarao. Se van a enterar los estreñidos de los placentinos de lo que es una Manzano.

   En eso se oyen unos discretos golpes en la puerta. Etelvina se encarga de abrir.

   -Buenas noches. Soy Antonio Jesús Granados y vengo a escoltar a la señorita Julia Manzano al baile del Círculo Recreativo -El mozo lleva un abrigo cruzado negro, guantes de piel, sombrero de fieltro y ala ancha y calza unos zapatos acharolados. Porta un pequeño paquete envuelto en papel de seda. Detrás de él hay un carruaje esperando.

   -Buenas noches, sígame, por favor –Etelvina lo conduce a la salita de estar-. Espere aquí, Julia viene enseguida.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 102. El baile de las doce uvas