"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

2.26. Te voy a recompensar

   Ajeno a la radical transformación que está en trance de iniciarse en el pueblo de su amada, Sergio termina el curso y lo hace con tan buenas notas como cuando estudiaba formación profesional. Todos los indicios apuntan a que le espera un brillante futuro profesional. Apenas ha tenido en sus manos el último aprobado cuando ya está pidiendo a sus padres que le dejen partir para Senillar donde su abuelo le espera con los brazos abiertos. Lo que no dice a sus progenitores es que le espera alguien más.

   Lorena le recibe con el mismo aparente cariño y ternura con que le trató en la pasada Semana Santa. El vínculo de la pareja parece afianzarse a marchas forzadas, de hecho todos contemplan su relación como un noviazgo formal. Así es para Sergio. No lo es tanto para Lorena, la joven no las tiene todas consigo de que haya conseguido atrapar al muchacho con tanta fuerza como para que acepte el plan que ha maquinado. Es consciente de que no va a ser fácil forzarle a que abandone sus estudios y su familia, a que se instale en el pueblo y a que busque un trabajo que les permita alquilar un piso en el que vivir como pareja. Para que un plan como ese triunfe necesita forzar la situación para llevar la relación a un punto de no retorno. Llega a la conclusión de que los besos, las caricias, los arrumacos no son suficientes, va a precisar algo más. Cada día es más permisiva, deja que le bese los pechos y que juegue con su vello púbico, pero eso tampoco basta. Como ve que él no se atreve a dar el paso, decide darlo ella. Ha llegado el momento de hacerle paladear el sabor de su piel y de que sienta lo que es estar dentro de una mujer.

   La última tarea que Lorena lleva a cabo, al terminar por la tarde en el chiringuito, es hacer un somero balance de las existencias que guarda el dueño del merendero en un precario almacén para elaborar el pedido del siguiente día. Sergio, que suele llegar mucho antes del término de la jornada laboral, le acompaña y le ayuda en el conteo pues calculando es mucho más rápido y fiable. Aquella tarde, el chico ha realizado el arqueo en un pispás.
- Cada día eres más rápido, mi amor. Como se nota que vas para ingeniero. Ven, que te voy a recompensar por tu ayuda.
   Los besos de la joven son más apasionados por momentos. Como ha hecho otras veces, le echa los brazos al cuello y se aprieta contra su cuerpo. Nota como la respiración del chico se acelera e intuye la pronta erección. Decide que ha llegado el momento y tendrá que ser ella quien haga el primer movimiento. Desliza su mano en el interior del pantalón del muchacho y le acaricia, mientras con la otra mano trata de soltar el cinturón.    
   La operación apenas ha durado unos segundos, pero tiempo suficiente para que Sergio alcance el clímax y salpique la mano de la muchacha. La precoz eyaculación pone de los nervios al joven, y a ella está a punto de darle un ataque de rabia. Lorena piensa cuánta razón tienen sus amigas al llamarle pichafloja. Sin embargo en vez de mostrar su irritación intenta mitigar el sofocón del chico.
- No te preocupes, mi vida, eso le puede pasar a cualquiera. Dicen que cuanto más hombre se es más a menudo suele ocurrir.
 
   Al día siguiente se vuelve a repetir la escena con variantes, la frustrante experiencia anterior parece que les ha servido a ambos. Una vez más es Lorena quien toma la iniciativa, pero actúa más cautelosamente.
- Mi amor, no quiero verte sufrir más. Quiero ser tuya, quiero darte lo que una mujer sólo puede ofrecer una vez en la vida.
- ¿Estás segura de querer hacerlo, mi vida, no te arrepentirás?
- Te quiero demasiado para tener que arrepentirme, mi cielo. Y sí, estoy deseando hacerlo, más por ti que por mí. No te pongas nervioso y verás como todo sale bien.
   No sale tan bien como esperaba Lorena, pero al menos consigue que el chico la penetre. Ya ha puesto el primer eslabón de la cadena con la que espera apresar a Sergio.        

   Lorena vuelve a entregarse una y otra vez. Ya son realmente novios tal como la mayoría de parejas entiende el noviazgo en el pueblo. Ambos se entregan a sus ardientes efusiones cuando hacen el inventario de las existencias. Poco a poco, el muchacho va controlando sus emociones y hasta sus orgasmos. Hasta que un día casi les cogen en pleno trance al golpear alguien la puerta del almacenillo que, prudentemente, han tenido la precaución de cerrar con llave. De todas formas, Sergio se pone colorado como un tomate al ver la cáustica sonrisa del camarero que intentaba acceder al almacén.
   La joven decide que algo así no vuelva a pasar. Los padres de una de sus amigas, Verónica, tienen un pequeño apartamento en la playa de Benialcaide que sólo utilizan algunos fines de semana. En el grupo, son varias las amigas que lo han usado para sus escarceos íntimos. Allí es donde aterriza la pareja después de terminar la joven su turno de trabajo, y donde pasan buena parte de la jornada en su día de descanso.
   Más que el hecho de poseerla, ha sido ver a Lorena desnuda lo que ha provocado una conmoción indescriptible en el muchacho. Ha visto muchos desnudos en revistas, en cine y vídeos, pero jamás en vivo. Y la joven tiene un cuerpo tan adorablemente excitante que inflama más, si cabe, la pasión y el deseo de Sergio, que pasa del amor idealista y casi adolescente a una idolatría pasional.

   Lorena sigue contando a sus amigas los avatares de su relación con Sergio y continúa mofándose del chico   .              
- Lo tengo encoñao. Si le pidiera que fuera por el pueblo en bolas y dando volteretas lo haría.
- Vamos, que te come de la mano.
- Lo que yo os diga. A este palomino lo voy a llevar de donde me salga de los ovarios.
- ¿Y qué tal se porta, sigue siendo un pichafloja?
- Es menos blandengue de lo que creía. Lo que le pasa es que nunca se comió una rosca y se va por la pata abajo en cuanto doy un par de meneos, pero poco a poco le haré entrar en órbita. Nunca será como… - el nombre de Maxi lo tiene en la punta de la lengua, pero se contiene a tiempo.  

    Lorena comienza la segunda fase de su plan dejando caer que, ahora que ha perdido la virginidad, ya será siempre suya y tiembla sólo de pensar qué hará cuando acabe el verano y él vuelva a Madrid. Ya no va a saber vivir sin él, sin sus besos, sus caricias y su manera de hacerla suya, que es algo que la vuelve completamente loca. Que no puede hacerle la marranada de marcharse y dejarla allí tirada. Que algo tienen que hacer para que eso no pase.