"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 3 de enero de 2017

93. Sana y salva



   La portada gráfica del ABC del lunes, catorce de marzo, le parece a Ponte sorprendente. Resulta que en España, el país al que la inmensa mayoría de extranjeros identifica con el mundo del toreo, hay ahora gente exigiendo que se proteja a la llamada fiesta nacional. El titular así lo confirma: Multitudinaria manifestación en Valencia. Clamor en defensa de la fiesta. Miles de aficionados exigieron libertad y reivindicaron la Tauromaquia “como un bien cultural amparado por la Constitución”. ¡Qué país este!, es cuanto al viejo se le ocurre. De la segunda portada no le llama la atención ningún titular salvo un cintillo que dice: La falta de agua de calidad pone en riesgo la huerta mediterránea. Al final tanto turismo, tanto apartamento con vistas al mar y tanto crecimiento urbano del arco mediterráneo y no vamos a tener agua ni para beber, se dice Ponte. Cuando va a ver la portada de El Mundo, suena el móvil. Mira la pantalla, es Chelo.
- Chelito, buenos días. ¿Ya se ha despertado el dormilón de Jacinto?
- No lo sé. Ayer me llamó para decirme que se iba a Barcelona para asistir al funeral de un sobrino.
- No sabía que tuviera familiares en la Ciudad Condal – A Ponte se le notan los años hasta en su lenguaje. Ya nadie llama a Barcelona así. Habría que ver como se pondrían los nacionalistas catalanes.
- Estoy convencida de que no los tiene. Se ha debido ir a Zaragoza, que es donde vive esa fulana que le tiene sorbido el seso.
- Es raro que haya viajado en domingo y además esta tarde íbamos a reunirnos en su casa para que nos contara lo último que se sabe del robo del tesoro. Comentó que a ti no te molestaba que nos juntáramos un lunes.
- Y no me molesta, pero ya ves, ni siquiera os ha llamado para disculparse por su ausencia porque no creo que esté de vuelta por la tarde.
- Lo que me cuentas tiene todos los visos de ser un viaje precipitado. Algo debe de haber ocurrido, pero bueno, lo que sea ya nos lo contará a su vuelta. Y ahora, dime bonita, ¿te puedo ayudar, necesitas algo?
- Gracias, Manolo. Solo te llamaba para contarte lo del viaje de Jacinto y por si tú sabías algo más, pero ya veo que no. Perdona por haberte llamado tan temprano, igual te he despertado.  
- No hay nada que perdonar, Chelo, hace mucho rato que estoy despierto. Si sé algo de Jacinto ya te llamaré. Que tengas un buen día y no te preocupes.
   El que sí que está preocupado es Grandal. En el apartamento de María Victoria la policía no ha encontrado otras huellas que no fueran las de la profesora, su hermana María Eugenia y la asistenta. Con la ayuda de la hermana han determinado que Mariví salió de casa con lo puesto. En el apartamento no falta nada, por tanto no se trata de un robo con violencia, como al principio se pudo sospechar. Preguntados los vecinos de la finca y de los edificios contiguos solo han encontrado a una persona que la vio el día de su desaparición: una viejecita que desde su ventana vio como subía a un coche en compañía de dos hombres. Del vehículo solo supo decir que era de color negro o de un azul muy oscuro, no pudo precisar más. De los hombres, que llevaban chaqueta pero sin aportar más detalles. Si dio alguno más sobre el atuendo de la profesora: llevaba un traje chaqueta y un fular en el cuello y juraría que zapatos de medio tacón. No se pudieron hacer con más informaciones.
   Paco Lucientes, el comisario jefe de la Policía Judicial zaragozana, lo comenta con Grandal.
- Reconozco, Jacinto, que es una desaparición un tanto extraña. La señora Martín-Rebollo no tiene enemigos del fuste como para secuestrarla, ni es tan joven como para que algún enamorado en un momento de apasionamiento haya decidido llevársela Dios sabe dónde. Por otra parte, hasta el momento nadie ha llamado para exigir un rescate por ella.
- Lo que está claro, Paco, es que los indicios apuntan a que no se fue por propia voluntad. Según su hermana salió con lo puesto. No se llevó absolutamente nada, ni siquiera el bolso de banderola que siempre suele llevar. ¿Conoces alguna mujer que cumplidos los cincuenta salga de casa sin una polvera o una barra de labios? Pues, al parecer, ni siquiera eso llevaba. Es raro, muy raro. ¿Qué hipótesis manejáis en la Judicial?
- ¿Hipótesis?, por ahora ninguna. Nos atenemos a los hechos constatados: mujer adulta, de edad madura, a la que se ha visto subir a un vehículo aparcado en doble fila ante la puerta de su domicilio en compañía de dos sujetos. La única testigo que la vio no pudo percibir que se la estuvieran llevando a la fuerza. Por otra parte, en su apartamento no hay huellas de violencia, ni falta nada, ni se allanó la morada, por lo que descartamos el robo. Y hasta el momento nadie se ha puesto en contacto con la familia para dar noticias de la desaparecida o exigir alguna clase de rescate. Hemos llamado a todos los centros hospitalarios de la ciudad y hasta al Instituto Anatómico Forense y no ha ingresado ningún paciente o cadáver que se ajuste a los datos de la profesora.
- De acuerdo, esos son los datos que tenemos, pero insisto: ¿tenéis alguna hipótesis? – reitera Grandal.
- Hombre, Jacinto, la hipótesis más verosímil es la de un secuestro. ¿Motivos? Esa es la parte débil del presunto rapto. No parece que pueda ser para pedir un rescate económico, ni la desaparecida ni su familia tiene dinero para ello. Tampoco tiene edad para que estemos ante un caso de trata de blancas por mucho que se empeñe su hermana. Que se sepa no cuenta con enemigos reconocidos. Al parecer, no se droga ni es jugadora ni tiene deudas pendientes. Su familia y amistades son de lo más normal, su única excentricidad es que sea amiga de un comisario jubilado – añade con una sonrisa irónica Lucientes -. Entonces, un secuestro ¿para qué?
  Grandal pasa por alto la sardónica mención de su persona que ha hecho su colega e introduce una nueva perspectiva en la conversación.
- Estoy pensando que María Victoria intervino en una tormenta de ideas sobre el robo del Tesoro Quimbaya que se celebró en la Brigada del Patrimonio en Madrid. Allí fue donde nos conocimos. Me pregunto si ello tendrá algún tipo de relación con su desaparición. ¿Te importa que llame a la Brigada a ver si localizo a Juan Carlos Atienza, que es uno de los inspectores que coordina el caso del robo?
- Hombre, Jacinto, que cosas dices. Llama al Sacapuntas.
- ¿También hasta aquí ha llegado el mote que les han puesto?
- Ya sabes que en el Cuerpo los chismes corren como la pólvora.
   Mientras, Grandal ya está marcando.
- Hola. Soy el comisario Jacinto Grandal, necesito hablar con Juan Carlos Atienza.
   Se produce una pausa hasta que Atienza se pone al aparato.
- Juan Carlos, estoy en el despacho del comisario Paco Lucientes de Zaragoza. No sé si sabes que María Victoria Martín-Rebollo ha desaparecido. El pasado jueves la vieron subir a un vehículo en compañía de dos desconocidos y desde entonces nadie ha sabido nada de ella. No, no han pedido ningún rescate. Realmente, no estamos seguros de que la hayan secuestrado, aunque los indicios apuntan a ello. Me preguntaba si su desaparición podría tener algo que ver con el Caso Inca. ¿Qué opinas?
   Tras escuchar atentamente lo que le contesta Atienza al otro lado del hilo telefónico, Grandal le da las gracias y cuelga, luego le resume a Lucientes lo que le ha contado el inspector de Patrimonio.
- Los Sacapuntas no sabían nada de lo de María Victoria y Atienza opina que, en principio, no cree que haya ninguna relación entre el Caso Inca y la desaparición de Mariví, pero que de todas formas estarán alerta por si surgiera algún indicio que apuntara a ello.
   En esas están ambos comisarios cuando suena el teléfono. Lo coge Lucientes.
- Sí – pausa -. Pásamela – ordena Lucientes mientras le dice en un susurro a Grandal -. Es la hermana de María Victoria – vuelve a atender al teléfono -. Sí, soy Paco Lucientes y en efecto, Jacinto está conmigo. Dígame. ¡¿Cómo?!, ¡¿qué ha aparecido su hermana?! – Se produce otra pausa en la que el comisario escucha atentamente mientras le hace gestos a Grandal de que tenga paciencia -. ¿María Victoria está bien? No, no llame a ningún médico, yo me encargo de que la vea un forense. Usted lo que tiene que hacer es decirle que no se mueva de su casa y que no hable con nadie. Ahora mismo voy para ahí. Sí, no se preocupe, Jacinto me acompañará – y cuelga.
-  Ya lo has oído, hace unos veinte minutos María Victoria ha llegado al piso de su hermana. Al parecer se encuentra bien, aunque está muy nerviosa y un tanto confusa y desorientada, como si le hubieran suministrado alguna droga. No hace más que llorar y reír al mismo tiempo. Espera un momento mientras hablo con mi gente para que localicen al forense y nos vamos a casa de su hermana.
- Lo más importante es que está sana y salva, gracias a Dios – enfatiza Grandal visiblemente aliviado.